En un día de verano, en el que el sol resplandecía, los pájaros entonaban una hermosa melodía y los niños corrían y saltaban sin parar. Había una linda chica, a la cual no deseo mencionar su nombre (por ahora), ella estaba disfrutando del hermoso día con un helado para refrescarse, cuando de pronto ella se tropezó y llego a parar a los brazos del futuro amor de su vida, yo. Tal vez fue suerte, solo iba caminado cuando de repente la vi cayendo sobre mis brazos, al momento me había puesto nervioso y empecé a sudar, preocupado de lo que me diría esta hermosa dama.

A los días siguientes la vi en el colegio al cual yo asistía, me alegre mucho y tenía muchas ganas de hablarle, pero mis nervios me habían dominado y no pude pronunciar ninguna palabra, cuando me iba a ir, desilucionado, ella se había acercado a mí y me reitero las gracias por haberla salvado de un buen golpazo. Desde ese día en los descansos estábamos juntos, para hablar y hacer actividades, actividades las cuales yo gozaba, actividades las cuales extrañare.

Un día ella no había asistido al colegio y me preocupe mucho pues ella nunca ha faltado a las clases, ella era muy puntual. Después de clase me fui corriendo hacia la casa de ella para saber si se había encontrado bien. Había tocado su puerta reiterativamente y no había respuesta alguna, preocupado decidí llamarla a su celular pero no sonaba tono. Alarmado fui corriendo a todos los hospitales de la ciudad, al hospital del centro, al hospital del norte e incluso fui a un asilo porque nunca se sabe; desgraciadamente no había respuesta de su paradero.

Alarmado fui al parque, desalentado, donde ella y yo nos habíamos conocido para relajarme y pensar, era extraño, era como si sintiera su presencia.

Cuando había caído la noche de ese día recordé que no me había presentado en mi casa y probablemente mi madre estaría preocupada. En el camino vi un coche y dentro estaba ella, la vi muy triste, asi que seguí el carro pero a unas pocas cuadras le perdí el rastro, pero por dentro estaba contento porque al menos la pude ver.

Cuando llegue a mi casa mi madre estaba muy angustiada porque estuvo esperando por un largo tiempo y me dijo que ella, a la mujer que tanto estuve buscando durante todo el día había estado en mi casa. Me sentí como un completo idiota y le pregunte a mi madre el motivo de su visita y me dijo que era porque se quería despedir dé mí, entonces entendí el motivo de su tristeza.

Esa noche me sentí muy triste y no podía parar de llorar, me había encerrado solo en mi cuarto y solo podía recordar su hermoso rostro que me decía que ella estaba ahí, para nunca irse. Y yo sentía que la podía ver en el cielo que esa noche estaba despejado y estrellado.

A la mañana siguiente tenía que ir a estudiar pero yo me sentía muy mal y estaba intentando buscar razones para sentirme feliz, se me había hecho tarde para ir al asi que había cogido mi celular y me fui a desayunar.

En el camino pude escuchar mi celular sonar y no tenía ánimos para contestar, aunque una parte de mí que hasta ahora no sé qué fue me obligo a contestar, era ella, al escuchar su hermosa voz me emocione al instante, es más creí que me iba desmallar, aunque lo que ella me ha dicho me hizo llorar al acto, pues se había ido para siempre, no tuve palabras para responder a esta afirmación puesto que yo solo quería expresar lo que sentía mi corazón, me decía a mí mismo que era un idiota pues nunca le dije lo que realmente sentía por ella.

Casi al final de su llamada ella me había dicho que fue a mi casa y no me encontró, yo le respondí que estaba tan preocupado de que no habías ido a la escuela que te había ido a buscar a cientos de lugares pero nunca pensé que estarías a mis narices. Nos pusimos a llorar pues eso creo porque escuche su voz sollozar y tal vez nunca se lo diré de frente pero en esa llamada yo le dije que estaba enamorado de ella, desde el momento que la conocí, ese lindo día de verano que ella había caído a mis brazos. Ella me había dicho lo mismo, se sentía muy feliz el día que la rescate del golpazo y se puso a pensar que hubiese pasado si yo le hubiese confesado, después de eso la llamada se calló y desde entonces trato de saber dónde está ella pues jamás he conocido a una mujer mejor que ella.