Stand tall - Julie and the Phantoms

Esa noche me quedé durmiendo en el hospital —quién dice dormir, dice que dormí dos horas—, al lado de la camilla de Ellie. Ella todavía estaba dormida. Le habían vendado un brazo, le habían puesto una venda en la cabeza y me habían dicho que tenía una herida en la pierna que se estaba curando poco a poco. Me mataba verla así de mal. Quería que despertara y saber que estaba bien. Los médicos habían dicho que estaba fuera de peligro, pero verla inconsciente sin reaccionar era horrible.

Por la mañana, quise hablar con ella, esperando alguna reacción, alguna señal.

—Buenos días, paranoica —susurré—. No sé... No sé si puedes oírme, pero espero que sí. Necesito que despiertes —mi voz sonó rota—. Te necesito aquí conmigo. Ellie, sé que fui un gilipollas, pero... déjame arreglarlo. Te quiero. Te quiero mucho. Te quiero como no he querido a nadie nunca, Ellie. Y daría lo que fuera por tu bienestar.

»¿Recuerdas aquella Navidad que pasamos juntos? No te habías visto Titanic, y créeme que cuando salgamos de aquí, te haré verla —me reí, con los ojos llenos de lágrimas—. También hablamos de música. Me acuerdo que dijiste que Bigger than me era tu canción favorita. ¿Lo sigue siendo? Porque fue la mía desde el día que me lo dijiste. La puse en mi móvil durante meses, aunque tu recuerdo doliera. Y cada vez que la cantaba y cerraba los ojos, veía tu cara y escuchaba tu voz. Ahora veo tu cara, pero... Dios, no sabes cuánto necesito escuchar tu voz. Escuchar de tus propios labios que estás bien, que estaremos bien.

»Te... Te oculté muchas cosas de mi pasado. Pero te prometo que te contaré todo cuando salgamos de aquí. Creo... Creo que estoy listo. Les he enseñado mis cortes a algunas personas, incluido mi mejor amigo. Tú no lo conoces, pero... él es como mi hermano. También me cerré con él, y no fue hasta hace unos pocos meses cuando le conté todo lo de los cortes. Es muy difícil hablar de ello, ¿sabes? Es como... un miedo constante a que la gente pare de ver a Shawn Walker, el actor novato, para ver solamente al chico que se corta. Pero sé que para ti no soy solamente el chico de los cortes. Ahora lo sé. Me costó entenderlo, me costó muchísimo vencer a mi mente, y créeme que aún sigo trabajando en ello.

»Yo... no sé si tú también has estado trabajando en ti. Chris dice que no has tenido un pasado agradable, y a veces me pregunto si eso te sigue atormentando. Porque... soy consciente de que todos tenemos una tormenta encima. Pero supongo que no todas las tormentas cuentan con relámpagos. Algunas no se ven. Y... me pregunto constantemente qué tan fuerte es tu tormenta. Y me mata el pensamiento de que puedas estar dejándote vencer por ella. Quiero que sepas que estoy a tu lado, y lo estaré hasta mi muerte si tú me lo permites. No estás sola, nunca lo has estado. Te amo.

Me quedé mirando a Ellie durante varios segundos, pero luego noté una mirada sobre mí. Giré mi cabeza hacia la puerta y vi a Chris con un café en la mano y una expresión triste.

—¿Cuánto has escuchado? —pregunté, alarmado.

—He llegado justo cuando la parte de la tormenta —murmuró, cabizbajo—. Y tienes razón. Su tormenta no se ve. Nunca ha dejado que se vea. Ella lidia con ella, pero... levanta muros y se cierra con todos. El bullying realmente le jodió la vida.

—¿Qué le hacían?

—Lo único que sé es que había un chico, Mike —me contó, entrando a la habitación y sentándose en una silla—. Ella se enamoró, su primer amor, de hecho, y... Él le empezó a hacer bullying. Hasta ahí llegan mis conocimientos sobre el asunto. Una vez me lo explicó muy por encima. Y esa vez fue la única vez que me dejó ver el dolor en sus ojos, pero... una parte de mí está totalmente segura de que el dolor que dejaba ver no era nada comparado con el que llevaba dentro.

Miré a Ellie, con lágrimas en los ojos. Ella no merecía eso. Quería abrazarla muy fuerte, besarla y hacerle sentir que estaba a salvo.

—Shawn, no has dormido nada. Ve a casa a descansar, anda —dijo Chris al ver mi expresión cansada.

—Yo de este hospital no salgo hasta verla despierta —le respondí—. Voy a por un café y vuelvo.

—Shawn...

—Un café y vuelvo.

Salí de la habitación y me dirigí a la cafetería para pedir un café. Caminé hacia la habitación de Ellie, pero me detuve rápidamente al ver mi cara en la portada de una revista. Pero el problema no era mi cara, el problema era que también salía la de Ellie.

Me paré en seco y le quité la revista de las manos a la mujer que la estaba leyendo. Ella pareció un poco sorprendida, pero creo que más bien fue porque me reconoció. No me pudo importar menos en ese momento.

—"La infidelidad de Shawn sale a la luz. ¿Es Ellie Van Dien una cazafortunas?" —leí en voz baja— ¿Qué cojones?

Alcé mi vista hacia la mujer rubia que tenía frente a mí, a la cual le había robado esa estúpida revista.

—¿Me la puedo quedar? —pregunté, serio.

—Ajá —respondió ella, claramente nerviosa—. ¿Me firmas en el brazo para luego tatuarme la fir...?

No esperé a que terminara su frase, ya era demasiado estúpida. Tatuarse una firma, ¿quién haría eso? Dios. Y ahora tengo asuntos más importantes que atender.

Fui a la habitación de Ellie, y vi que Chris seguía ahí.

—Tenemos problemas —le informé lanzándole la revista, que él cogió en el aire.

La leyó rápidamente y me miró, sorprendido.

—¿Cómo saben su nombre y por qué creen que es tu amante?

—La prensa se entera de todo, no me extraña que sepan su nombre. Y no sé por qué creen eso. He aclarado mil veces que Jen y yo no tenemos nada.

—¡No lo suficiente, al parecer! —exclamó Chris— Tienes que arreglar esto.

—Lo sé. Necesito conseguir una entrevista enseguida para aclarar todo.

—¿Y por qué no un vídeo en redes?

—Quiero que esté en ambos sitios. Haré que Hayley grabe la entrevista y lo subiré a todas mis redes.

—¿Y por qué no lo grabas ahora?

—Porque...

Tenía clara mi respuesta. Pero dudé en decirlo.

—Quiero llevar a Ellie conmigo.

Chris puso los ojos en blanco, pero asintió con la cabeza.

—Pero si no logra salir aquí en menos de una semana y media, lo haré solo. No pasa nada —dije—. Esto sí o sí se va a solucionar.

***

Ellie ya había despertado. Y... sí, se había enterado de lo de la revista. Pero también había recordado quiénes habían causado su accidente: Love Square. Siempre ellos. Los odiaba cada vez más.

Pero ahora estaba a nada de hacer esa estúpida entrevista dónde aclararía todo.

—Empezamos en tres, dos, uno... Estamos en el aire.

—Buenos días, yo soy Greg Rummage. Y hoy nos encontramos en FilmsTV con el actor de Feel something, Shawn Walker, y con Jennifer Hawke, su interés amoroso en la película. ¿Cómo os encontráis?

—Con ganas de hablar, desde luego —respondí con una sonrisa forzada.

—Sí, hay algunas cosas que esperamos aclarar hoy —añadió Jen.

—¿Ah, sí? ¿De que se trata? —preguntó Greg.

—De que se ha estado rumoreando sobre un posible romance entre nosotros dos —comenzó Jen.

—Y nunca ha sido cierto, a pesar de los bulos. Y os diré algo. Jennifer y yo nunca hemos estado o estaremos juntos. Cada uno tiene sus intereses amorosos, y no somos nosotros.

—Exacto. Yo no estoy interesada en Shawn.

—Ni yo en ella. Y quiero condenar unos hechos que ocurrieron hace dos semanas más o menos. Los periodistas de una revista, cuyo nombre sí voy a nombrar a continuación, nos han estado acosando, hasta el nivel de provocarle a un ser querido un accidente en el que pudo perder la vida. Gracias a Dios, tuvo suerte y se está recuperando, pero estos hechos no deben quedar impunes. De hecho, ya he puesto la denuncia contra esta revista. Love Square. Y os preguntaréis, ¿a quién causaron el accidente? La respuesta en corta y sencilla: a mi novia.

»Ellie Van Dien, la chica que he amado desde diciembre de 2023, fue perseguida por dos periodistas de Love Square, siendo posteriormente acusada de ser mi amante durante mi inexistente relación con Jennifer. Hoy quiero que quede grabado todo lo que tengo que decir sobre este asunto. Yo. Amo. A Ellie Van Dien. A nadie más. No es mi amante, es mi novia, y si Dios quiere, algún día será mi esposa. Porque ella es la persona con la que quiero pasar el resto de mis días. Y quiero que todos los medios la dejen en paz, quiero que la dejen al margen de este mundillo, porque sí, ahora soy algo famoso, pero eso no significa que tenga que perder mi privacidad, porque esta es mi vida personal, y no tengo por qué compartirla con ustedes ni con nadie si no quiero. No quiero que se formen bulos, y en cuanto se formen, los aclararé.

»¿Queréis vuestro titular? Apuntad, que este es bueno. "Ellie Van Dien: la chica de las estrellas que conquistó a Shawn Walker". Y como cuerpo de la noticia podéis poner que esa chica me conquistó desde el inicio con su hermosa manera de ser. Me conquistó como no creí que nadie pudiera conquistarme. Me quiso aún sabiendo mis defectos. Sí. Me enamoré perdidamente. Me enamoré perdidamente de la chica de la discoteca obsesionada con la música, la informática y los macarrones. Me enamoré de mi paranoica, de mi chica de las estrellas. ¿Queréis una noticia real? No hay nada más real que lo que siento por ella.

El público aplaudió, algunos gritaron que me querían, y otros simplemente sonreían. El presentador se limitó a sonreír y seguir con la entrevista.

Una cosa menos. Miré a Hayley, que levantó el pulgar indicando que lo había grabado y lo iba a subir a todas las redes.

Ahora sí. Siguiente paso: contarle todo a Ellie.

***

—¿Hablaremos hoy? —me preguntó Ellie mientras yo ponía el freno de mano y quitaba las llaves del contacto del coche.

—Sí, pero tenemos que llegar a un sitio —respondí, bajándome del coche.

Ella repitió mi acto y yo le agarré la mano para ir caminando hacia el árbol. Estaba nervioso, no me gustaba mucho remover el pasado, pero a la vez, quería hablarlo, y ahora que sabía con certeza que ella se quedaría, me sentí preparado para contárselo.

—De pequeño, mi madre, mi hermana y yo, íbamos aquí —comenté mientras llegábamos—. Creo que nunca he sido tan feliz como fui esos días. Nos quedábamos horas aquí, y nos quedábamos hasta tarde para ver las estrellas. A mi madre le encantaban. De ella aprendí todo lo que sé de las estrellas. Este era nuestro rincón —me detuve al lado del árbol, mirándolo con nostalgia—. El árbol de los Walker.

Con mis manos toqué el dibujo que había hecho mi madre. La familia Walker tallada en ese árbol. Me gustaba que eso se hubiera quedado ahí esos años.

—Lo talló mi madre cuando yo tenía seis años. Descubrimos este lugar y a mi madre le encantó. E hizo de este lugar nuestro lugar. Así que... Mi paranoica, tengo que contarte algunas cosas.

Nos sentamos y yo no supe bien cómo empezar. De hecho, pasaron algunos minutos antes de que pudiera pronunciar mis siguientes palabras.

—Tenía diecisiete años cuando pasó.