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Capitulo 3

Entrena hasta sangrar y ve a otro lugar.

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Fuertes golpes se escuchan, los quejidos de Moroha y Jakotsumaru mientras uno gruñe y la otra se queja. —De nuevo, no se detengan hasta que uno de los dos se desmayé.—Naraku aclamó, ambos miraron a su mentor, de pie y brazos cruzados,  mirando como su hija y al chico que acogió pelean solamente con sus manos, fuertes golpes se dan, respiran agitados, no han parado, no es del tipo de persona que deja que haya un descanso, no si no hay un ganador.

Ambos se vieron, y de nuevo empezaron los golpes, todos conectaban pero no sé dañan, si acaso leves roces hay, pero nada que no soporten, Naraku veía los movimientos rápidos de ellos, siendo capaz de seguirlos sin problema, Moroha grito y dió un fuerte golpe a Jakotsumaru en el estómago, este término estampado contra un árbol, no se movió unos segundos, temió haberse pasado, aunque su padre le pidió que no se debía de contener la verdad es que ninguno de los dos quería hacerse daño realmente. —Bien, Moroha...

—Espere.—Dijo muy apenas Jakotsumaru, quién se levantó tambaleando. —Puedo seguir.—Dijo seguro de si mismo, apoyándose unos segundos con el árbol.

Naraku sonrió. —Ya termino el entrenamiento, coman y descansen. —Se dió la vuelta para irse a la cueva, Moroha fue con Jakotsumaru para ayudarlo, pero se negó.

—Estoy bien... Vaya que tú papá es estricto.

—Es estricto, genial y amable...—Añadio Moroha con una sonrisa. —Se que puede ser muy serio, pero de verdad es el mejor padre que pude haber pedido. —Se cubrió la boca, ¡Que estúpida!, No es momento de hablar sobre eso, y menos frente a alguien que lo perdió.

Jakotsumaru se rió al haber entendido el repentino silencio de Moroha. —No me molesta... En cambio pelear así contigo me ayudó a desahogarme.

—¿Ah sí?...

—Tenia bastante irá, pero pelear hasta dar todo fue bastante relajante, me siento mejor, tu padre es genial. —Moroha se sonrojo muy feliz.

—¡Verdad que sí!... Siempre se lo digo, pero parece no creerme, vamos Jakotsumaru, hay que cazar nuestra comida.

—¿Eh?, En realidad yo no...—Lo jalo de sus ropas. —¿No es mejor darnos un buen baño?.

—No, primero a comer, baño y a descansar.—Suspiro, ¿Cómo decirle que no le hace falta comer?, Si acaso algo de agua esta bien para él.

Pero vaya que fue terca, pescó bastante comida y la cocina rápido, Moroha tenía bastante energía, tanto que no permitió que Jakotsumaru le ayudará, no entendió para que lo trajo entonces. —Anda come.

—No lo necesito.

—¡¿Eh?!... Vaya que aburrido ser un demonio sin sentido del gusto.

—Tu papá lo es también ¿No?.—Solo sorbe un poco de agua.

—¡Si!... Pero suele comer conmigo, aunque poquito pero lo hace.

—Ah, lo hace por ti, ¿Y que hay de tu madre?.

—¿Ma...Dre?.—Dijo ella con comida en la boca, se quedó pensativa unos segundos y después tragó. —Pues es Naraku.

Jakotsumaru se ahogo con su agua. —Espera... tratas de decir que él... ¿Te engendró?. —No le hallo sentido, después de todo hasta el tuvo una madre. —¿Acaso eres una extensión de él?.

—No, yo fui una bebé, me dijo que era muy hiperactiva y apenas lo dejaba dormir.—Jakotsumaru seguía sin entender.

—Entonces, ¿Quién es tu madre?.

—¡Naraku, obvio!.

—Debiste nacer de una mujer, no tiene sentido lo que dices, o acaso el es...

—No soy mujer. —Dijo un Naraku que apareció de repente.

—¡Papá, vienes a comer!.—El se sentó y después jalo las mejillas de su hija.

—Que te he dicho de decir que soy tu madre.

—Ay... Pero si lo eres, eres mi Ma-Pa.

—No le hagas mucho caso, esto es mi culpa por darle una explicación tan vaga de como llego conmigo.

—Entiendo...—Aunque las dudas siguen.

—¡El dijo que una luz lo guío, entonces me tuvo a mi!.

—No lo digas así, se mal entiende.

—Eje.~

—Moroha, estás muy sucia, mejor ve a bañarte y descansa.

—¡Si!.~ —Se quitó el haori y Naraku la detuvo antes de que siguiera.

—Ten algo de pudor frente al nuevo integrante.

—Ah, es cierto, lo siento, entonces... Supongo que me voy del otro lado, en un rato vuelvo Jakotsumaru.

—De nuevo... Gracias por recibirme y darme entrenamiento.

—Bueno, sabes bien que no lo hago por caridad, tu ahora tienes que servirme.—La mirada de Jakotsumaru cambio.

—¿Acaso pretende formar parte de los cuatro peligros?.

—No estoy interesado en tal cosa, si acaso en obtener las perlas.—Explico con tranquilidad, Jakotsumaru río.

—¿Se da cuenta que estás pueden estar en manos de Kirinamaru o de sus más poderosos secuaces?.—Naraku asintió.

—Lo se bien, por eso nos debemos fortalecer primero y si es posible conseguir más aliados.

—Si tomara la perla de su hija sería más fácil que pueda enfrentar a uno.

—Imposible.—Respondio al instante.

—Se la podría regresar después, es una sugerencia nada más.

—No, esa perla es de Moroha y punto.—Fue su última palabra, ya que se levantó y se fue, Jakotsumaru no entendió porque se las complica, posiblemente quiere saber cuánto poder le puede dar una, o quién sabe, dió un sorbo a su bebida, se iría a dar un buen baño.

...

—¡Vuelvo en una hora!. —Moroha salía de noche, tan solo pensaba hacer reconocimiento y saber que los exterminadores no están cerca de su hogar.

—Ten cuidado.

—¡Si!... Nos vemos Jakotsumaru, entrena para que mañana me puedas ganar.

—Eso mismo haré. —La híbrida se fue, Naraku regreso a la cueva y Jakotsumaru decidió dar un par de golpes al árbol, e incluso uso su abanico para lastimarse, propuesta de Naraku, dice que le hizo lo mismo a Moroha cuando era más joven, si soportan el dolor entonces nada los detendrá.

La azabache camino hasta el pueblo, y es que la verdad quería ver más cerca a esa cazadora, ella era una híbrida y no solo eso, también tenía la perla, lo que no entiende es como la consiguió, se ve que no hay más yokai/demonios por el lugar, salvó de ese pequeño mapache y Kirara, creo que así se llama el demonio gato, nunca supo bien que era en realidad. —Su aroma, juro que lo conozco, papá me habló de que solo demonios muy fuertes lo tienen.

Se quedaría en el árbol, viendo a Setsuna, esperando así con verla que se refresque su memoria, pero entonces apareció un yokai, no quería intervenir, pero cuando vio la perla a su alcancé se lanzó directo. —¡Es mía!.—Sonrio, pensando en usar todo su poder, a Beniyasha.

Naraku le ha dicho que solo para casos en emergencia, que puede ser arriesgado, recuerda que las primeras veces solo se desmayo, pero si sus emociones la controlan entonces el poder de la perla hace que se descontrole, había herido a su padre aquella vez, pero Naraku no se molestó, en cambio le sonrió y dijo que estaba bien.

Desistió tras ese recuerdo, uso su arco y así hirió a la doncella ciempiés, pero de repente todo cambio a su alrededor.

Ya no estaba en el mismo lugar, una chica de cabello blanco conoció, también tenía una perla, y tenía parecido con Setsuna.

Decidió guardar distancia, si acaso ayudo para vencer a la doncella ciempiés, y entonces escuchó las palabras de la albina, el aroma de ellas aquí era puro debido a que no hay demonios. —¡Oh, son hijas de Sesshomaru!.

—¿Quién es ese?.—Que decepción, está segura que se trataba de él, su olfato no puede estar fallando, espera.

Entonces una mujer y anciano se le acercaron, no entendió porque, decían el nombre de una tal Kagome e Inuyasha, pensaba responderles y decir la verdad, pero después los vio tan ilusionados y felices, no les quería romper esa esperanza, supone que está bien dejarles creer eso, además duda verlos otra vez.

Se quedó con las hermanas, bueno gemelas según la chica llamada Towa, menos mal Setsuna no la trata de matar, por ahora, cuando la albina al fin durmió fueron a un lugar más privado. —Asi que supongo que tenemos una tregua ¿No?. —La castaña dijo.

—De hecho me encantaría quitarte esa perla arcoiris, pero temo que no tengo ganas de arriesgarte a esta familia.—Posiblemente una elección que no escogería su padre, en cambio usaría a esta familia como escudo y así sería más fácil hacerse de al menos una perla, pero, la maldad de Moroha no es tanto, solo lo haría si la vida de su padre depende ellos. —Asi que no te preocupes, pero en cuanto regresemos a nuestra época volveremos a ser enemigas.—Le sonrió.

—Hecho.—Y Setsuna lo acepto. —Te juzgue mal.—Fue lo que dijo antes de regresar a la habitación, Moroha solo ladeó la cabeza, vaya, no pensó que había sido tan amistosa.

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