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Capitulo 2

Se pueden ver las palabras yokai/demonio como si fuera lo mismo (aunque se que no), recuerden esto es un fanfic, por favor respeto, gracias.

Consuela al niño y hazlo tu secuaz.

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Regreso a casa con lágrimas en los ojos, Naraku sintió la presencia de su hija, y también el hecho de que no había ninguna perla consigo, supone que fueron muchas expectativas en una chica que apenas tiene sangre demoníaca.

El leía tranquilamente, cuando vio a Moroha casi llorando. —Asi que no conseguiste nada...—Ella negó.

—Lo siento papá, te falle... Dije que lo haría pero solo huí, fue mi culpa.—Moroha no se contuvo y lloro, después de todo le falló a la única persona que tiene en el mundo.

El suspiró para levantarse y dar una caricia al cabello negro de Moroha. —Esta bien...—Levanto su vista, su amable padre le dedicaba una sonrisa y ella lo abrazo con fuerza.

—¡Papá!... Lo siento.—Dijo, Naraku ni siquiera le correspondió, solo seguía tocando su cabeza.

—Ahora cálmate Moroha.—Menciono un poco más serio, ella hizo caso al instante, para la chica la palabra de su padre era ley, y la absoluta verdad. —¿Que fue lo que te impidió traerme la perla?...

Se limpio las lágrimas y algo de moco con su mano. —Una exterminadora tenía una perla...—Contesto. —Sabia que era como yo, pensé por un momento que tenía una, pero creí haberme confundido... entonces su ojo brillo, fue en ese momento que la pude sentir.—Naraku se quedó callado, se pregunta si es la niña de esa noche, si hubiera sabido lo de la perla se la habría quedado también.

—Bien, ¿Que más?.

—Pues... El yokai al que le iba quitar la perla está débil, tiene un hijo.—Informacion bastante interesante, piensa.

—¿Sabes dónde puede estar?.

—¿Eh, quieres ir?... Pero papá es peligroso para ti.

—Tu también lo pensaste ¿No?, Estaría bien tener aliados.

—¡Si!... Pero no es mejor traerlos aquí, más seguro.

—No, está bien, saldré, solo necesito un perfil bajo, además los exterminadores debieron terminar exhaustos si pelearon es una buena oportunidad para salir. —Le explico y Moroha asintió.

—¡Eres el mejor papá!... ¿Quieres ir ya?.

—¿Estás muy cansada para llevarme, puedes encontrarlos no?, Con tu gran olfato. —Claramente no le importa si se cansa, además se la debe por no traer la perla, obviamente no se lo dirá directamente.

—¡No te preocupes!, Soy fuerte, cuenta conmigo, vamos papá... Yo te llevaré.—Naraku sonrió complacido con esa respuesta.

...

Menos mal estuvo en lo correcto, su larga caminata para dar con Jakotsumaru y Tokotsu fue tranquila sin obstáculos, Moroha guiaba mientras él estaba al pendiente de que nadie los siguiera.

De nuevo llegaron a un lugar grande y bueno, Naraku se dió cuenta rápido que fue creado por ese demonio, seguramente. —¡Aquí!.

Cuando abrieron las puertas se toparon con un Tokotsu bastante herido y un Jakotsumaru preocupado, cuando vio a Moroha fue y la empujó. —Todo es tu culpa, no debí haberte salvado. —Pensaba empujarla de nuevo, pero Naraku se interpuso.

—¿Que es lo que pasa?... Realmente unos exterminadores pudieron hacerle eso.—Jakotsumaru no se cuestionó mucho de quién era esa persona, tampoco tenía cabeza para eso.

—La chica, ella uso su poder, la perla... No sé que le hizo a mi padre, tal vez si consigo huesos le ayude.

—Dejame revisarlo...—El camino hasta al gran yokai.

Moroha solo se quedó callada, mirando al preocupado de Jakotsumaru por su padre, alzó su mano, pero no sabía que decir. —¿Puedes conseguir esos huesos?... Moroha ve con él, ayúdalo. —Naraku dijo, Jakotsumaru asintió, tan solo quería que se recupere su padre.

—S-Si...—Ella pronto tomo una carreta, y ambos se fueron de allí lo más rápido que podían.

Jakotsumaru tomo tanto animales como humanos, le entregaba los huesos a Moroha para que los cargará. —Oye... Lo siento.—Dijo de repente ella, con la cabeza agachada. —Si hubiera actuado antes...—El solo la observo, mirando cuan mal se sentía.

—Deja las disculpas para después, ya reunimos suficiente.—Subio a la carreta. —Vamos.—Moroha corrió rápido.

Llegaron tarde, lo único que hay es ceniza volando en la gran mansión que poco a poco desaparece. —¡Padre!.—Grito Jakotsumaru desesperado, Naraku solo negó.

—Esa exterminadora debió darle un golpe de muerte, ni siquiera la perla lo salvó. —Moroha vio a un Jakotsumaru de rodillas que mantenía cenizas de su padre entre sus manos, guardo silencio y se sintió de lo peor, era su culpa, tenía razón él.

Naraku noto a la agobiada de su hija, le dió una palmada en la espalda y después hizo un ademán con la cabeza, dando a entender que lo consuele, pero Moroha está nerviosa, se acercó lentamente a Jakotsumaru para hincarse, y tocar su hombro, no se sorprenderá si la rechaza o insulta. —Es mi culpa...—De repente dijo él, sus ojos eran cubiertos por su flequillo, seguramente estos expresan una enorme tristeza. —Si hubiera Sido igual de fuerte que él estaría aquí, ese mocoso del hirakoitsu...—De nuevo gruñe.

—Hey. Espera, es obvio que fue la mía, como dijiste, si no me hubieras ayudado...

—No, tarde o temprano los tenía que enfrentar, solo sobreviví gracias al sacrificio de mi padre.—Repentinamente alzó la vista, sus lágrimas se acumulan pero no caen. —¡Mataré a esa maldita y su compañero!.—Exclamo furioso. —Esa será mi venganza por haberme arrebatado a mi padre.—Jakotsumaru se levantó. —Supongo que has tomado la perla ¿No?.

—Lo hice.—Naraku dijo.

—Bien, te la puedes quedar, no dejaré que mi poder dependa de si la tengo o no, supongo que ahora me debo unir a ti y a tu hija.

—Moroha...

—Lo siento, lo dije sin pensar.

—Esta bien, puedes quedarte con nosotros, te ayudaré a mejorar, vámonos, ya es peligroso estar tanto tiempo aquí.

Y así los dos menores siguieron al mayor, Moroha solo podía ver en silencio al triste de Jakotsumaru, sin duda no se puede imaginar una vida sin Naraku, el la cuidó, su único familiar, la protegió a pesar de que estaba débil. —Deja de verme con lastima, estaré bien. —Jakotsumaru dijo.

—Lo siento mucho de verdad... Aún siento que es mi culpa.

—Olvidalo, como dije, iba pasar tarde o temprano, supongo que ya no estoy al servicio de Kirinamaru. —Cerro sus ojos un momento. —Da igual, solo se una buena compañera de entrenamiento y listo. —Vio una sonrisa fugaz en Jakotsumaru, Moroha asintió.

Y Naraku tan solo escucha al par hablando ya más alegres, y  el está muy feliz de tener a un nuevo secuaz, sin duda conservar a Moroha fue una gran idea. 

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