Capítulo Único
𝐃𝐢𝐧𝐚𝐦𝐢𝐜𝐚 𝐝𝐞 𝐞𝐬𝐜𝐫𝐢𝐭𝐮𝐫𝐚 𝐡𝐞𝐜𝐡𝐚 𝐜𝐨𝐧 𝐟𝐢𝐧𝐞𝐬 𝐝𝐞 𝐟𝐨𝐫𝐭𝐚𝐥𝐞𝐜𝐞𝐫 𝐧𝐮𝐞𝐬𝐭𝐫𝐚 𝐞𝐬𝐜𝐫𝐢𝐭𝐮𝐫𝐚, 𝐝𝐞 𝐩𝐚𝐫𝐭𝐞 𝐝𝐞𝐥 𝐠𝐫𝐮𝐩𝐨 𝐞𝐝𝐢𝐭𝐨𝐫𝐢𝐚𝐥 𝐀𝐩𝐨𝐛𝐚𝐧𝐠𝐩𝐨.
𝐀 𝐜𝐚𝐫𝐠𝐨 𝐝𝐞: @EtaniEG_fanfic
Escucharlo llorar me hace querer abrazarlo con fuerza, besar su rostro hasta verle sonreír, grabar esos ojitos llenos de brillos en mi mente y cada detalle de su perfecto rostro, escucharlo llorar me rompe en mil pedazos, y solo quiero abrir mis ojos y atraerlo hasta mí y decirle "Sí, Hyung, resistí, resistí como me lo pediste y estoy aquí, ahora contigo", pero, por más que lo intento, no puedo despertar de este sueño profundo en el que me encuentro, y que terminó con nuestra felicidad.
Lo que menos esperaba Namjoon al salir con prisas de su casa, era cruzar su camino con alguien como Jeon Jungkook, un muchacho dulce y tierno a simple vista, pero una vez conociéndolo podría despertar tus más ocultos deseos, no importaba si fueras hombre o mujer, simplemente bastaría con una noche junto a él y dejarse llevar por sus atenciones minuciosas.
Así fue, como todo comenzó, despertando en Kim Namjoon aquel lado oculto a los ojos humanos, dejando de importarle el qué dirán. En esos momentos, lo único que quería era ser feliz junto a aquel niño conejo que capturó toda su atención.
Nam, luego de una fuerte discusión con su padre por temas estudiantiles, agarró su bicicleta -sip, porque era muy peligroso que el muchacho estuviera al volante- quería pedalear tan rápido y fuerte que sus piernas perdieron la fuerza y el impulso lo llevará donde fuera, esperaba que fuera un lugar solitario, ojalá lleno de árboles y totalmente desolado, en dónde el sol pegara tan fuerte en la copa de los árboles que los rayos de sol fueran interrumpidos por las hojas hasta llegar a su rostro mientras estaba tendido en el piso, un lugar donde el viento soplara calmo y paciente, haciendo danzar y cantar las hojas de los árboles a su alrededor. Pero para su mala suerte, era invierno, los árboles casi no tenían hojas, el viento soplaba de tal manera que calaba por la ropa hasta llegar a sus huesos, era el hielo mismo, y todo, absolutamente todo estaba rodeado de nieve.
Cómo odiaba el invierno, no podía salir en su amiga de dos ruedas, no podía vestir short, no podía beber soda con hielo, no podía tenderse en cualquier lugar a disfrutar un buen libro, el invierno era lo peor, de poder, se podría, pero no lo disfrutaría como en finales de primavera o en pleno verano, eso sí lo ama.
Iba a toda velocidad en una cuesta, descendiendo con total frenesí, su nariz quemaba al igual que los dedos de sus manos, el aire congelado le causaba dolor, frío, y poco a poco llegaba hasta sus pulmones, Pero no se detendría hasta quitar todo su enojo, aunque eso lo lleve a la inconsciencia.
- ¡Maldición, padre! -grito con prepotencia, apretó sus puños en el manubrio y bajo la mirada solo unos segundos.
Y por esa razón es que no tenía carro, su madre le quitó las llaves y licencia cuando chocó con el segundo carro, no se explicaba cómo es que consiguió el permiso, o sí, su coeficiente era de ciento ochenta, solo eso lo explicaba.
Al mirar nuevamente el camino era demasiado tarde, un muchacho cruzaba la calle, solo faltaban metros para que ambos colisionara, tocó incansablemente el timbre de la bici, llamando la atención del fornido niñato, arrastró las zapatillas en el asfalto ayudando al freno que apretaba intensamente, y como si fuera una película, la rueda trasera se levantó por el aire dándole una vuelta a Nam quien iba directo sobre aquel joven, apretó los ojos y espero el fatal impacto.
Pero su cuerpo no dolió tanto al caer, más bien fue sobre algo blando, su cabeza estaba aprisionada entre un brazo y el fortalecido pecho de aquel, y su cuerpo, extrañamente encima. Al mirar con detalles el accidente, se dió cuenta de que había sido sostenido de tal manera para no sufrir consecuencias, sin embargo, el extraño estaba inconsciente bajo él, con un corte en su ceja sangrando y no respiraba.
¿No respiraba?, ¿Acaso lo mató?
Cuando al fin pudo despertar del shock se arrodilló a un lado con las lágrimas a punto de salir, movió severamente el cuerpo del muchacho, brusco, bruto, lo había matado, o eso pensó hasta que vio el mínimo de movimiento en el contrario, revolcándose lentamente sobre la nieve a un costado, enrollándose quedando en posición fetal y quejándose de dolor.
- Juro que si tengo consecuencias por esto me la pagarás -murmuró.
- Lo siento mucho -reverencio en la pose hasta que su frente tocó la nieve, como la odia.
- Maldición, duele.
- ¿Qué te duele? -toco para revisarlo.
- ¡No... me toques! -se alejó al instante.
Al fin hicieron contacto visual, Nam no podía negar el atractivo del niño, partiendo por el cabello castaño alborotado, sus ojos azules profundos que claramente no eran de él, su nariz extrañamente esculpida a mano por un dios, esos labios delgados color fresa, ¿Sabrán igual a como se ven?, exquisitos, y su quijada, por dios, esa perfecta quijada marcada y profunda. Una quijada que podría besar hasta el cansancio.
Sacudió la cabeza en negación quitando cada pensamiento, se los prohibía, su padre siempre le inculcó que hombre es hombre y mujer es mujer, no hay otra afección en el mundo, para eso fuimos creados, y los "maricas" eran estirpe que no merecían vivir en este bello planeta. Y se negó a sentir todo este tiempo.
- ¿Qué me ves? -dijo con una voz profunda y una leve sonrisa en sus labios que llamaba la perversión
- ¿Eh?
- ¿Qué me ves? -volvió a repetir.
El chiquillo ladeó su cabeza mirando cada poro de su perfecta y trigueña piel, sus ojos verdosos, el cabello tan llamativo en un tono morado, el semblante frío y confuso, ¿era uno de esos?, era uno de esos, que le quitaría el aliento al ver su sonrisa, eso sentía al verle tan detalladamente. Se veía confuso, no había brillo en sus ojos, sus manos estaban apretadas en un puño y tuvo el presentimiento de que necesitaba una mano amiga, una ayuda que quizás él podría darle.
- Perdón, es solo que...
- Ya no importa, dejo de doler -soltó un suspiro resignado- soy Jungkook, Jeon Jungkook -se levantó del piso mientras hablaba, agarró su bolsa y la colgó nuevamente de su hombro.
Namjoon bajó la cabeza y soltó sus manos levemente, quería que le gritaran, insultaran, golpearan si fuera necesario, quería quitar esa frustración que su disque hogar le había dejado.
Pero un suave toque lo hizo bajar sus defensas, sintió tan cálido el movimiento en su mentón para alzar la vista que ya no pudo contenerse y simplemente solo lloró. El joven se quedó mirándolo con detención, limpio sus mejillas con su ropa, las mangas de su hoddie sirvieron perfectamente como pañuelos y le dió una tierna sonrisa de conejo, de pronto, en el interior de Namo se sintió una calidez inigualable, su corazón comenzó a palpitar de sobremanera.
- Ya, ya... te invito un café, seguro tienes frío.
- ¿Por qué me tuteas? -pregunto entre llantos- está claro que soy mayor a tí, no me tutees.
- Bien, Hyung, todo estará bien -colgó uno de sus brazos en su cuello y ayudó a levantarse- aun así, aunque seas mi mayor, deberías disculparte, no tuviste cuidado con la velocidad y si no fuera por mí, ahora mismo te estarían llevando en ambulancia -reclamo en un tono divertido.
- Es cierto -Nam arreglo su ropa y limpio sus mejillas deteniendo el llanto- soy Kim Namjoon, por favor, discúlpame -reverencio nuevamente y para Jungkook fue el acto más tierno que jamás había visto.
Para mantener su lado orgulloso evitó sonreír, aclaró su garganta y frunció su ceño.
- Creo que te cobraré los gastos médicos -Nam enderezó su cuerpo con un aspecto preocupante en su rostro, el que hizo explotar a Jungkook en una carcajada
- ¡Yah!, no es un chiste... además, en serio estás herido.
- ¿Herido yo? -Kim se acercó para tocar su ceja, solo ahí Kook sintió un ardor que lo hizo quejarse- no sabía que eso estaba ahí.
- Vamos, te compraré algo para curarte.
- Pero, aquí vivo, y tengo medicinas ahí.
Nam miró el edificio, ¿Qué tan malo sería ir a su departamento?, eran dos hombres, nada de malo verían los demás...
Joonie siguió frecuentando a Kook de vez en cuando, aquel muchachito le causaba algo extraño tanto en su pecho, como en su estómago y algo más hacia el sur. Cada día desde que lo conoció se dijo alejarse de él, solo fue un accidente que quedaría en el pasado, pero llegando la noche la imagen de Jeon tirado en el piso le causaba paz, cuántas veces no imagino verlo así, con los ojos cerrados sobre su cama, pero se negaba, siempre se negaba y siempre volvía a imaginarle. Por esa sencilla razón, siguió frecuentando su departamento con la excusa de ver el corte sobre su ceja, el que ya estaba casi sana.
¿Qué excusa tendría después?, lo pensaba aún.
- ¿Otra vez aquí? -pregunto un risueño chico con un shot negro y camiseta gris, abrió la puerta completamente y Kim entro quitando sus zapatos en la entrada.
- Me aburro en casa.
- Si vienes todos los días, ¿no sería mejor mudarte aquí? -Kook tenía sus manos en los bolsillos y miraba expectante el nerviosismo de su mayor.
Mientras que Nam miraba con nerviosismo el contrario, ¿qué hacía tanto Jeon Jungkook que lo enloquecía a tal punto de querer devorar sus labios?
- JungKookie ¿De casualidad, eres gay? -Jeon quitó las manos del bolsillo y cruzó los brazos en su pecho.
- ¿Eso sería un problema? -analizo- ¿Te molestaría vivir con un gay?
- No, es solo que... ¿Podríamos ser amigos?
- ¿Amigos? -dio un paso a él- te he recalcado innumerable de veces lo bello que son tus ojos -se acercó nuevamente- lo fascinante que tienes tu cabellera -bajo sus brazos- tu cuerpo tonificado y bien trabajado -tomo su cintura sin miedo a ser rechazado- o esos finos labios que apostaría mi vida deben saber exquisitamente.
- Kook -murmuró
- ¿Y todavía me preguntas si quiero ser tu amigo?, creo que no te he dado las pistas suficientes, Hyung.
Cuando estaba a punto de sellar el momento con un beso, Namo aterrorizado de los gritos de su padre en su cabeza gritándole marica sintió vergüenza y alejó bruscamente, tanto así que Kook quedó estupefacto por el hecho.
Algo le decía que Namjoon era gay, todo en él gritaba alfa dominante, y no es que Jungkook fuera sumiso, por primera vez deseaba ser el pasivo en una relación y aceptaría los términos debidamente. Sin embargo, aquella reacción por parte de Kim no la espero, no la imagino, y nunca la deseo, su Hyung le gustaba demasiado, había llegado para sanar algo que no había roto y ahora, rompía lo que supuestamente había reparado.
El momento se sintió dificultoso para ambos, un silencio asesino e incómodo invadió el departamento, para más desastre Kook sonrió con nerviosismo y simplemente se alejó hasta llegar a su dormitorio. Ahí, soltó un lamentable suspiro y se echó a llorar en silencio cuando escuchó la puerta principal cerrarse.
Para Kim fueron los días más difíciles, no quería ni levantarse de la cama, y la ausencia del muchachito le estaba enloqueciendo, miraba la pantalla de su teléfono con el contacto de Kook queriendo llamar o textear, y no podía por simple cobardía.
Días más tarde, despertaba de un fantástico sueño, su corazón rebosaba de alegría, entonces lo decidió, si en serio le gustaba Kook se daría la oportunidad de conocerlo, y su padre, prefería ya no ser su hijo, así de simple. Se levantó de la cama, vistió, y corrió por las calles frías de Seúl, sin detenerse si no fuera necesario, hasta que llegó al departamento de su Kookie.
Tocó el timbre dos veces, sin embargo, su cuerpo estaba en éxtasis, ansioso comenzó a golpear la puerta y gritar su nombre.
- Jungkook -golpeo con el puño- Kook, abreme, por favor.
No pasaron más de dos minutos cuando la puerta se abrió y él entró con desespero, por el pasillo aparecía Jeon somnoliento, fregando su rostro.
- ¿Cuál es el apuro? -dijo entreabriendo sus ojos.
Para Nam, fue la cosa más hermosa que había visto en su vida, sonrió al volver a verle y los hoyuelos de sus mejillas se marcaron al instante, se acercó al muchacho y abrazó con fuerza su cuerpo.
- Te extrañé.
- Dejaste de venir a verme, creí que aún estabas molesto por lo que hice, por eso no llamé.
- Lamento mi comportamiento, estaba confundido -lo soltó para verlo- tenías razón, yo... creo que soy gay.
- ¡Ah!, interesante -respondió neutral como si ya no le importará.
- No estás entendiendo, Jungkook, creo que me gustas -fue entonces cuando Kook soltó un suspiro y camino a la cocina.
- No se trata de creer, Nam, es sí o no, eres o no eres gay, te gustó o no te gustó, no me vengas con un creo que... yo no estoy para experimentar tu sexualidad.
- Pero...
- Escucha Kim, yo ya pasé por esto, el típico jovencito que no sabe si es hetero, homo o bi, yo no le despierto la sexualidad a nadie, tengo mala experiencia con ello, eres o no eres -bebió un vaso de agua- tú me gustas, demasiado, y te agradecería que me cortes las alas si no eres, no quiero ilusionarme y que en unos días vengas y me digas que te vas a casar con otra.
Los ojos de Kookie se habían llenado de lágrimas con sus palabras y recordando viejas heridas, aspiró con su nariz y bajo la mirada ocultando su pena.
¿Quién lo había dañado tanto?, ¿Fue Namjoon con su reacción la vez pasada?
Nam sintió compasión con el chiquillo, se acercó hasta él, tomó su mentón y levantó su rostro, se lo confirmaría, lo demostraría y de paso, cumpliría con su sueño probando los labios de Jungkook.
Así fue, como los labios de ambos se unieron en un ósculo cargado de cariño y seguridad, la lengua de Nam invadía la boca de Jeon que raramente sabía a mentolado y este no controlo las ganas de colgarse de su cuello y dejarse llevar por el momento que lo llevaba a otra dimensión.
Ese es el poder que tenían los besos de Kim, fácilmente podría hacerse adicto a ellos.
Había pasado casi un mes de aquel encuentro en el que ambos se declararon sus sentimientos, Nam le había gritado a su padre su homosexualidad y que simplemente no estudiaría ciencia en economía como él quería, se dedicaría a la música como siempre fue su sueño, trabajaría medio tiempo y viviría con el que se volvió su lugar seguro y amor de su vida, Jeon Jungkook, un joven ambicioso que trabaja como traine en un gym prestigioso del hotel Lottle y que además estudia arte y diseño.
Según sus conocidos y amigos, eran la pareja perfecta.
Nada podía estar mejor, el sueño de Nam se hizo realidad y despertaba cada mañana junto al que capturó su corazón y respiraba amor donde fuese, quienes conocieron alguna vez a Namjoon no lo reconocen, se le veía radiante, feliz, amable, un brillo especial en su mirada que no todo el mundo tenía. ¿Qué más querían? Namjoon encontró la felicidad y nada ni nadie podría quitársela.
Más, la mano negra siempre intenta meterse donde no debe.
Jungkook había negado en varias ocasiones recibir un soborno por parte del señor Kim para qué abandonará a Nam, de una manera rápida, Jeon se enamoró tan profundo que ni los millones de todo el mundo pagarían el amor que siente por su Namue.
El señor Kim, no se quedaría de manos cruzadas, y en un momento de desquicia ante los rumores que circulaban de su asqueroso hijo gay decidió tomar otras cartas en el asunto.
Tarde, Kook salió de su trabajo, debía caminar un par de cuadras para llegar hasta el paradero de bus número siete que debía tomar, la primavera estaba recién comenzando y a medida que caminaba mirada los árboles que algunos ya tenían botones de cerezos.
- Cuando florezcan, llevaré a Namue a una cita -se dijo así mismo y sonrió inmensamente feliz.
Su teléfono vibró y al ver su pantalla era su amor, nada demoró en contestar.
- Hyung -dijo sonriente.
- ¿Ya vienes?
- ¡Mm!, voy a esperar el bus.
- Prepararé algo de comer.
- No, compraré algo de camino.
- ¡Yah! He mejorado en la cocina gracias a ti ¿Aún no confías? -escucho la risa tierna de su conejito- ¿Dormirás en el sofá?
- Te amo, Namue -dijo y estuvo sus pasos, era la primera vez que lo decía, y se sintió tan bien que podría decirlo nuevamente.
Del otro lado se oía la respiración de Kim, quien, aún no podía creer aquella frase que le llegó en lo profundo de su corazón.
- Yo también te amo, Kookie -respondió tímidamente pero con total sinceridad.
El joven sintió un alivio al oírlo y siguió caminando, sin embargo, no se fijó que al cruzar un carro venía a toda velocidad impactando su cuerpo y arrastrándolo un par de metros.
Namjoon al oír el impacto y sin tener respuestas por parte de Jungkook tomó su chaqueta y salió con prisas al trabajo de su novio, sintiendo el temor a cada paso que daba.
El más joven se encontraba tirado en el piso, sangrando de la cabeza y una pierna, inconsciente, las personas que presenciaron tan terrible accidente se acercaron para verlo, otros, llamaron a la ambulancia y otros a la policía dando descripciones importantes del carro que se había dado a la fuga.
Cuando Nam al fin pudo verlo, se encontró con un Jungkook lleno de mangueras, con una pierna entablillada y vendas en su cabeza, las palabras del doctor aún eran procesadas en su cabeza...
- Está en coma inducido, su cerebro está muy inflamado y debemos esperar para seguir con la operación.
- ¿Qué pasó, Kookie? -preguntó entre lágrimas esperanzado a que él contestara - por favor, resiste, solo resiste y vuelve conmigo -tomo su mano delicadamente- comencé a amar el invierno, nuestro invierno, y ahora, si no vuelves conmigo, odiare con todas mis fuerzas la primavera, así que resiste, bebé, resiste y regresa a casa junto a mí.
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