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CAPÍTULO 25

Perfect - Ed Sheeran

Ya había conocido a Billie. Ella era muy buena persona, Shawn y ella eran como hermanos. El pequeño Cole, su hijo, era también un amor de niño. Por lo tanto, efectivamente, Cole será el niño que lleve los anillos, Billie será la madrina y Chris será el padrino. Los testigos serán Jules y Liam.

Como invitados teníamos pocos: Billie, Cole, Chris, Jules, Liam, Nick, mis padres, el padre de Shawn y Sarah. Shawn había vuelto a hablar con sus antiguos amigos, a los que dejó de hablar después de la muerte de su madre para aislarse, y ellos también asistirían a la boda. También venían Jeshua Collins y Sophie Williams, quiénes, durante el rodaje, se habían hecho muy amigos de Shawn. Aún no podía creer que mi cantante favorita fuera a estar ahí.

Estábamos a unas horas de la boda, mi madre me peinaba. Yo ya tenía el vestido puesto. Era un vestido sencillo blanco, con un encaje en la parte de arriba y una abertura en el lado derecho de la falda. Era un vestido estrecho, definitivamente mi estilo de vestido. Tenía bastante escote. Me puse una pulsera blanca que me dió mi madre y un collar que Shawn me había regalado por mi cumpleaños. Era plateado con una estrella. Totalmente hermoso.

Me puse una diadema de flores blancas en la cabeza y ya estuve lista. Solamente me faltaba el maquillaje.

—¡Eso me toca! —gritó Jules, sonriendo como una niña pequeña.

Mi madre se rió y se apartó para que Jules me maquillara. Mientras lo hacía, alguien tocó la puerta.

—¡Pasa! —exclamó Billie.

Chris abrió la puerta y entró. Después, abrió la boca al verme y sonrió.

—Qué guapa estás —sonrió.

—Gracias —respondí.

—Aún sigo sin creer que te vayas a casar. Y con Shawn, menudo bombón —se rió—. Venía a ver cómo estabas. No soporto el nerviosismo de Shawn ahora mismo. Está tan nervioso que me pone nervioso.

—Pues yo estoy casi lista —me carcajeé.

—¿Sabes qué? Sophie Williams ya ha llegado —me informó Chris—. Sigo sin creer que esté aquí.

—Yo sí puedo —murmuró Sarah, más para ella que para nosotros.

Nosotros la ignoramos y ella pareció agradecerlo internamente. Jules siguió maquillándome y fue al rato cuando me dirigí al altar con mi padre.

Dirigí mi mirada directamente a Shawn, que al verme, se había quedado boquiabierto y sonriente. Él estaba guapísimo con su esmoquin. Sus ojos marrones hicieron contacto con los míos, hasta que mi padre interrumpió el momento.

—Es increíble que esté llevando a mi hija al altar —susurró él con una sonrisa.

Yo sonreí y seguimos andando hacia el altar. Jules sonreía y daba pequeñas palmaditas mientras Liam le abrazaba por la espalda con una sonrisa y apoyaba su cabeza en el hombro de la rubia, con una sonrisa. Billie y Cole también esbozaban una sonrisa al verme llegar. Chris estaba cruzado de brazos con una sonrisa orgullosa que decía a gritos soy el puto Cupido. Sarah parecía impaciente para que nos casáramos, parecía muy feliz. Después vi a Jeshua y Sophie, que sonreían muchísimo mientras se daban la mano. Nick sonreía como el típico hermano orgulloso que acaba de ver a su hermana pequeña crecer. Por último, mi madre ya estaba llorando. Sí, típico de ella.

Finalmente, llegué al altar y Shawn me dió la mano. Mi padre se acercó a él y lo miró fijamente.

—No permitas que le vuelvan a hacer daño —susurró—. Confío en ti, chico.

—Mientras esté presente, no podrá picarle un mosquito siquiera.

Mi padre asintió con la cabeza, le dió una palmada en la espalda a Shawn y fue con el resto de invitados. El cura dió todo el discurso hasta que finalmente llegó la parte que me interesaba.

—¿No te has arrepentido, no? —Shawn rió con nerviosismo.

—Eso nunca —sonreí.

—Así, pues, ya que queréis contraer santo Matrimonio, unid vuestras manos, y manifestad vuestro consentimiento ante Dios y su Iglesia.

Shawn y yo nos dimos la mano derecha, y él comenzó a hablar, con una sonrisa tonta en los labios, mirándome fijamente a los ojos.

—Yo, Shawn Walker, te recibo a ti, Ellie Van Dien, como esposa y me entrego a ti, y prometo serte fiel en la prosperidad y en la adversidad, en la salud y en la enfermedad, y así amarte y respetarte todos los días de mi vida.

—Yo, Ellie Van Dien, te recibo a ti, Shawn Walker, como esposo y me entrego a ti, y prometo serte fiel en la prosperidad y en la adversidad, en la salud y en la enfermedad, y así amarte y respetarte todos los días de mi vida.

—En ese caso, Shawn Walker, puede besar a la novia —declaró el cura.

—No me lo pida dos veces —murmuró Shawn.

Acto seguido, me abrazó y depositó un beso largo en mis labios. ¿Quién iba a decir que ese momento llegaría? Aún no podía creerlo siquiera. Lo amaba, él me amaba a mí. Era perfecto.

Cole trajo los anillos y cada uno se puso el suyo. Después, Liam y Jules firmaron como testigos de la boda.

Tras la ceremonia, nos quedamos allí celebrando durante horas, y entonces...

—¡Buenas noches a todos! —exclamó Chris con un micrófono— Bueno, como Cupido que soy para esta hermosa relación, yo seré el que dé el discursito —sonrió, y después me miró—. Ellie, para mí eres como una hermana. La que me acogió cuando todo en mi vida iba mal. Lo has pasado fatal, y no lo mereces. Lo que sí mereces es a este hombre —señaló a Shawn— que lo daría todo por ti. Y bueno, no es por tirarme flores, pero... —se sacudió el hombro, orgulloso— de nada.

—Idiota —murmuré entre risas.

—Aún recuerdo el día que te conocí. Yo era nuevo en el instituto, y tú... Tú no estabas en tu mejor época, pero supe que íbamos a ser amigos durante mucho tiempo. Me han pedido que no haga esto demasiado vergonzoso, pero... Joder, soy Christian Smith, si hago algo, lo hago bien. ¿A qué sí, gente? —miró al resto de invitados.

—¡Sí! —exclamaron todos a la vez.

—Entonces, creo que te encantará escuchar una vez más la anécdota de cómo en el instituto hicieron pública una carta que escribiste para el chico que te gustaba. ¿Cómo se llamaba? El de las pecas, el que era mono y me hizo dudar de mi orientación sexual —se rió—. Es broma, ni John me quitará la heterosexualidad. Dios, me acuerdo que escribiste esa carta y al día siguiente estaba colgada en el tablón del instituto, porque te la dejaste sobre la mesa y alguien decidió que era una magnífica idea ponerla ahí.

—¿Debería ponerme celoso? —Shawn rió, burlón.

—Pero yo la quité. Siempre llegaba muy pronto al instituto para evadirme de mis padres, y cuando vi la carta pensé: «Joder, Ellie. Y parecías inocente». Y me destrozó el corazón verte llorar cuando descubriste que tenía novia. Pero bueno... Creo que te salvé de un momento embarazoso al menos. De nada, nuevamente. Pero en fin, eso no es vergonzoso para nada. ¿Sabes qué sí lo fue? Que fueras a acariciar a un gato callejero y te saltara encima —se rió.

—¡Pensé que era amigable! —me excusé.

—Estuve como quince minutos intentando quitarte a ese demonio de encima —él soltó una carcajada—. Otro momento vergonzoso, a ver... Oh, este es bueno. Cuando entraste a aquella clase en cuarto de la ESO pensando que era la tuya. ¡Alerta spoiler! Era de bachillerato. La tuya estaba una más a la derecha. Te moriste de vergüenza. Y yo de la risa.

—¡Qué malo! —me reí.

—No, no. Mala tú jugando volleyball. ¡La pelota rebotaba siempre en tu cara de alguna manera inexplicable! ¡Era como un imán! Tú tratabas de huir de la pelota, pero era como la maldición del volley. Pero bueno, dejando estos momentos de lado, volvamos un poco más al presente. Hablemos de cómo caíste desde el primer día a los pies de Shawn.

—Esto sí me interesa —comentó el aludido.

—A ver, no te culpo por enamorarte tan rápido. Ver a alguien hacer callar a Lydia Harrison es lo más sexy del mundo. No sé cómo exactamente, pero desde que os vi juntos pensé: «Serán pareja. Estoy seguro. Algo me lo dice». Y bueno, cuando Ellie dijo que no había ligado supe que tenía que hacer algo. Ella salió de allí, y yo con la excusa de que tenía que buscar a Jules me quedé y le di el Instagram de Ellie a Shawn.

—Fue muy raro, pero no me arrepiento de nada —susurró Shawn.

—¡Y miraos ahora! ¡Ja! ¿Recuerdas cuándo te hablamos de lo enamorada que estabas de Shawn y dijiste que tú no te enamorabas tan rápido? Jules y yo te pusimos ejemplos de veces que no habías caído, si no que te habías tirado sin paracaídas desde un rascacielos, y tú te quedaste sin palabras. Venga, no hay que ser vidente para saber que tú algún día le estarías comiendo la boca a este bombón. De nuevo repito, de nada. Pero bueno, tengo que ir abreviando porque, el bombón aquí presente, me ha dicho que quiere decir algunas palabras.

Shawn se levantó y yo lo miré, confusa. Él cogió el micrófono y me miró fijamente. Vi a Sophie colgarse su guitarra y comenzó a tocar una pequeña melodía mientras Shawn hablaba.

—Mi chica de las estrellas. Mi paranoica. Me salvaste. En todos los aspectos posibles, me salvaste. Te amo. Amo tu sonrisa, amo tu cabello, tus ojos, tus labios, cosas que no puedo decir porque están tus padres —eso último lo dijo entre risas—. Pero sobretodo, amo cuando estás feliz, cuando me hablas de lo que te gusta, cuando vemos películas juntos, cuando hablamos de la vida, cuando lloramos y reímos. Y lo amo, porque cada una de esas cosas, las hacemos juntos. Mientras estemos juntos, podremos sufrir y disfrutar, pero en cualquier caso será un poquito mejor por el simple hecho de que estamos juntos. Ellie, cuando supe que estaba enamorado de ti, me dió miedo. Porque pensé que tú no me correspondías o que te irías cuando supieras todo de mí. Pero tú... —me señaló— Tú te quedaste a mi lado. Por eso, junto a Sophie te dedicaré unos pocos versos. No es mucho, de hecho son muy pocos versos, pero espero que te gusten, porque he puesto mi corazón en ellos.

Chris sonrió y se sentó a mi lado.

—Tienes a un verdadero rey como marido —susurró.

En ese momento, la guitarra de Sophie cambió su ritmo a otra canción que yo no conocía.

—La he escrito yo, disfrútala —sonrió—. I found a girl, she changed my world. And she made me know the meaning of the beautiful word "love". And I'll give her my heart, I'll give her my life 'cause she is... She is my girl of the stars. When everything turned dark. When I thought "I'll give up". I thought it was the end, but then I. Met. You. Oh, I. Met. You. When I was swimming with sharks, losing my fucking mind. When I thought I was drowning, you gave me your lungs so I could breathe. Oh, baby, now I can breathe. You light up my world, like no one did before. Cause you are my star. Oh, baby you. Are. My girl of the stars.

A pesar de haber durado tan poco, ya estaba llorando. Su voz sonaba hermosa cantando esa canción, y que él la hubiera compuesto lo hizo mil veces mejor.

Me levanté de la silla entre lágrimas y caminé hacia él para, acto seguido, abrazarlo con toda la fuerza del mundo.

—Te amo muchísimo —le susurré.

—Yo más —me besó la cabeza.

—No —le fusilé con la mirada, separándome del abrazo.

—No empieces o no te haré esos macarrones que tanto te gustan. Yo te amo más y punto.

Justo después, lo besé. Los invitados comenzaron a aplaudir y lo hicieron aún más cuando me incliné hacia atrás durante el beso. Me separé del beso y levanté el ramo de flores.

—¡Llegó la hora del ramo! —exclamé.

Jules, Billie y Sarah se juntaron con las demás invitadas para intentar coger el ramo. Shawn alzó una ceja al ver a esta última y luego fusiló a Jack con la mirada. Eran muy pocas chicas; así que, sería fácil que una cogiera el ramo. Chris se apoyó en una columna con una copa en la mano y le dió un sorbo, mirando fijamente a Jules con una sonrisa. Sí, estaba claro que quería que el ramo le cayera a ella para que se casara con Liam.

Me di la vuelta y cerré los ojos. Acto seguido, lancé el ramo. Abrí los ojos cuando escuché un sonoro mierda. Pero no lo decía una chica.

Me giré, divertida, y vi que Chris había cogido el ramo en un intento de salvar su bebida. Él frunció el ceño mientras le daba otro sorbo a su bebida.

—No me gusta el compromiso. Suena demasiado serio —dijo.

Shawn contuvo una risa mientras Jules, que quería ese ramo con toda su alma, fusilaba al pelinegro con la mirada. Liam se rió, divertido por la situación. Por su parte, Nick intentó picar un poco a Chris con el asunto.

—Me pregunto quién será la afortunada —comentó él.

La celebración acabó unas horas después, y un chófer comenzó a conducir para nuestra luna de miel, la cuál no sabía dónde sería porque Shawn quería que fuera sorpresa. Es más, me había vendado los ojos.

Y justo cuando el coche frenó, me quitó la venda.

—Quiero cumplir tu deseo de viajar por el mundo, mi chica de las estrellas. Tengo billetes para Italia, Grecia, Reino Unido, Alemania y Noruega.

Estábamos en el aeropuerto. Tardé varios segundos en procesar lo que quería decir. Y cuando lo hice, lo abracé con fuerza. Él correspondió el abrazo entre risas y después nos bajamos del coche. Esto iba a ser genial.

***

—Primera parada, Italia —murmuró Shawn, entrando a la habitación del hotel.

Observé la habitación, en la cama había flores rosas. Las paredes eran blancas. La habitación en sí era minimalista, pero bonita. Shawn se tumbó en la cama, cansado del viaje.

—No puedo creer que estemos en Italia —susurré, sentándome en la cama y mirando la Luna a través de la ventana que estaba frente a nosotros.

Shawn se incorporó y se sentó a mi lado.

—No puedo creer que nos hayamos casado —me sonrió, feliz.

Yo me reí, y me quité la diadema de flores y las joyas.

—¿Te ayudo con el vestido? —preguntó Shawn, con una sonrisa pícara.

—Adelante, acosador —dije entre risas.

Él se acercó a mí y bajó el tirante derecho del vestido, lento, pero seguro. Cuando lo hizo, comenzó a besar mi cuello. Yo subí la cabeza para facilitarle el acceso. Me bajó el otro tirante y él bajó sus manos hasta mi cintura, recorriendo lentamente mi cuerpo. Justo después, con su mano derecha, bajó hasta mi pierna y llegó al final de la falda, que fue levantando poco a poco mientras acariciaba mi pierna, provocando que se me erizara la piel. Levantó la falda hasta la altura de la cintura y yo me lo terminé de quitar mientras él me seguía besando el cuello.

Desabroché su camisa botón a botón y me deshice de ella, tirándola al suelo. Él se tumbó sobre mí y yo le quité el cinturón. Acto seguido, me deshice de su pantalón, dejándolo en ropa interior, al igual que yo. Él bajó desde mi cuello hasta mi clavícula y después tocó la tira de mi sujetador. Buscó torpemente el enganche para quitármelo, y finalmente lo logró.

Bajó hasta mi ombligo y lo besó mientras con sus dedos bajaba mi ropa interior lentamente. Cuando se deshizo de ella, se deshizo de la suya también. Él siguió besando mi ombligo y levantó la cabeza.

—Y de todas las estrellas que conocí, tú te convertiste en mi favorita. Y lo seguirás siendo hasta el fin de mis días, Helene.

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