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III

La intención de Jimin había sido sana y de buena fe, acompañar a Jungkook para que este se diera una ducha rápida y luego poder charlar un poco de ellos, de lo que estaba pasando, esclarecer ciertos puntos que le darían paz mental antes de volver a su propia cama y dormir allí hasta que la rutina lo reclamara bien entrado el día siguiente.

Él no había anticipado esto.

Nada de esto.

Aunque quizás sí que debió preverlo en el instante que entraron al baño, con Jungkook abrazándolo de tal modo que fue como una presa a su alrededor; tan sencillo como un ratón cayendo en la trampa del gato. Los labios de Jeon lo tomaron duro, besándolo con un hambre que hizo algo en el interior de Jimin temblar.

—Nada de volver a lo de Hobi hyung —Jungkook dijo arrastrando su boca húmeda por la mandíbula de Jimin, chupando su quijada de una manera que era casi dolorosa. Los ojos de Jimin se cerraron, sus rodillas se volvieron débiles. —Quédate conmigo, prometo que valdrá la pena Jimin—ssi.

Dios lo ayudara, ¿había realmente una manera de negarse a esa petición?

Jimin descubrió rápido que no.

Así que ahí estaba ahora, desnudo dentro de la ducha de Jeon, en sus rodillas contra la helada cerámica, viendo a Jungkook extenderse sobre él, todo musculo y piel mojada de pie bajo la regadera.

El menor no estaba para juegos esa noche, sus ojos se lo decían y la postura sumisa de Jimin pareció agradarle en cuanto este se volcó sobre su pecho, dejando besos distraídos mientras que bajó por su cuerpo, afirmándose de sus muslos. Las piernas de Jungkook eran anchas y fibrosas, Jimin se sintió de inmediato atraído por ellas, acercando sus labios de piquito, besó una cerca de la rodilla. La cara interna del muslo, su boca vagando, sintiendo el sabor de la piel en su lengua, los murmullos inteligibles de Jungkook por encima de su cabeza.

Un vistazo a Kook y era verlo entrecerrar los ojos mirándolo con aprobación. Su cabello negro pegado a su frente, el cuerpo tenso, con las venas comenzando a marcarse en su piel. El agua caliente llenó de vapor el cuarto, invadió el pecho de Minie con calor, un sopor erótico abriéndose paso en el interior de su cuerpo.

Las manos de Jeon se movieron para alcanzar el jabón comenzando a lavar el cansancio y el trabajo del día de su piel. Jimin se apoyó en sus talones para apreciarlo. Su propio cuerpo respondiendo a la imagen enfrente. Se sentía hormigueante, su sangre vuelta lava, quemándolo de una manera deliciosa. Decir que estaba excitado de solo contemplar al otro chico era poco, estaba más allá de eso, mucho más cercano a la perdición, sumido en sus ojos a medio abrir tan oscuros como el deseo que exudaba.

La mirada de Jimin se tomó su tiempo recorriendo el cuerpo de Kook, y en un punto, se concentró en aquello que necesitaba dar con más atención. La polla del chico estaba erguida, llena y luciendo de una manera que no tenía lógica; pues era apetecible.

Jimin había visto su cantidad considerable de porno para su edad, después de todo no era un puberto, él podía acceder a esas cosas. Y en un numero de situaciones que jamás revelaría en voz alta, había terminado viendo videos de sexo oral entre dos chicos. Claro que se había sentido como un mirón de la peor calaña, sin importar que el sexo en videos estuviese ahí disponible para eso. Un malestar de incorrecto y sucio lo había perseguido aun cuando cerraba la ventana en su teléfono. Pero también se había encendido, tan caliente como nunca que pudiese recordar. Y no se trataba de la idea que le chuparan la polla, que lo encendía, sino que él hacérselo a alguien más. Ese alguien nunca teniendo un rostro, pero luciendo extremadamente similar a Jungkook. Sus fantasías representando el deseo más profundo dentro de su corazón.

Allí, en ese determinado momento, con la carne turgente de su Kookie a centímetros de su rostro, se sintió como el instante que siempre había anhelado que pasara. Movió sus ojos de su pene al rostro de Jungkook y no necesitó más entendimiento que coincidir con una inclinación de cabeza para tener permiso de dejarse llevar. Con su boca hecha agua de anticipación, las manos temblorosas de Jimin alcanzaron la polla de Jungkook y la guiaron directo entre sus labios.

El tamaño era más grande de lo que había creído, lo ahogó tan pronto dio contra el fondo de su garganta, llenándole los ojos de lágrimas, casi provocándole una arcada. Tenía un peso considerable, más tibio y salado de lo que pensó, era piel después de todo. Le costó que se adaptara a la sensación de invasión en la boca, obligándolo a forzar la mandíbula más abierta.

Con todo, Jimin lo amaba.

Lo sintió en el estremecimiento de puro placer que recorrió su cuerpo.

Fue perfecto.

Mucho mejor de lo que se podía imaginar.

Cerró los ojos para disfrutarlo, a lo que Jungkook aprovechó para moverse, empujando un poco más adentro con una maldición obscena dejándolo sin pudor. Si hubiese podido, Park se encontraría sonriendo, porque su Jungkookie no era dado a las palabrotas, lo que solo demostraba la falta de control que tenía en la situación. Movió su cabeza lamiendo tanto de la dura y tirante polla como pudo.

—¡Ah, hyung! —Jungkook medio gimió, medio gruñó. Sus manos estaban apoyadas en los azulejos detrás del cuerpo de Jimin para poder afirmarse. Todo su cuerpo en tensión, apenas capaz de quedarse quieto, pero era tal la dicha en el rostro sonrosado de Jimin que él no iba a privarlo de ello. Incluso si eso significaba llegar incómodamente pronto al final de todo. —Más lento Jiminssi, quiero disfrutar ver cómo te tragas mi polla.

Jimin hizo un ruidito de obediencia, sorbiendo la saliba alrededor de la cabeza de su pene, sus labios abultados más rojos que nunca, hinchados, indecentes en un rostro tan dulce como el de él. Jungkook le tomó la mejilla, sintiendo los músculos trabajar para chuparlo.

—¡Jodida mierda! —Se quejó con el cúmulo de sensaciones y porque no, el cuadro que Jimin lamiéndolo desde la base hasta la punta. Su pequeña lengua rosada y húmeda. Con total descaro y arrojo. Como si supiera lo que hacía, solo que Jeon sabía que no. Que estaba incursionando por primera vez, con él nada menos. El pecho de Jungkook se hinchó con algo primitivo ante el conocimiento, sabiendo que era la veta celosa en él, que solo deseaba que Minie fuese suyo. Siempre suyo, de nadie más. —Mío, mío, mío. —murmuró sin darse cuenta, moviendo las caderas para que Jimin echara la cabeza atrás.

Este lo miró con los ojos nublados.

La intimidad es un terreno misterioso, se entra a él sin darse cuenta y se desarrolla como un juego que envuelve a sus participantes llevándolos de la mano todo el camino hasta el final. Se trata de sacar a flote gustos escondidos, de aflojar las voluntades para dejarse llevar. Y no hay que saber nada de ello para poder participar. Así que, en este caso, sin importar la inexperiencia de Jungkook o de Jimin en las artes del amor, ellos podían compartir un momento pleno pues confiaban en el otro y no hay mejor llave de entrada para la sexualidad que esa.

—¿Te está gustando esto, hyung? —Jeon preguntó envolviéndose la polla con la mano, las palabras rodaron fuera de su boca sin saber de dónde provenían, pero con el fuerte deseo de querer decirlas. Se la enseñó como quien empuña un dulce y Jimin se inclinó hacia adelante para lamerlo de nuevo como a una paleta, chupando, relamiéndose los labios para quedarse con el sabor en ellos. —Este no es el hyung que yo conozco, Jimin-ssi es tierno, no una puta de polla.

La cabeza de Jungkook estaba perdida, sin pensamientos de nada que lo ataran a la realidad.

Tomó un puñado de los cabellos mojados de Jimin, apresándolo para su disfrute y le pegó el rostro a su entrepierna, escuchando la exclamación rota de Minie cuando volvió a la tarea de tenerlo en la boca. Tan profundo que dolía. Con sus ojos llenos de lágrimas, el rostro ardiendo de vergüenza y el cuerpo entregado, Jimin dio todo su esfuerzo para chupar a Jungkook hasta tenerlo gimiendo incoherente. Fue usado como una cosa, Jeon le folló la boca sin miramientos, sujetándole la mirada quebrada, tirando de su cabello al punto que escocía.

—¡Jimin-ah, Jimin...! —Jungkook quiso advertirle, pero en lugar de hacerse a un lado, Jimin abrió más la mandíbula para sentirlo correrse en su boca. El liquido caliente y espeso del semen le calentó la lengua, dulzón y picoso. Park lo tragó sin pensárselo dos veces, Jungkook se meció con movimientos torpes hacia adelante, y luego él se deslizó fuera, su polla blanda y punzante.

El baño quedó sumido en un silencio, salvo por el ruido constante del agua cayendo. Jungkook tenía una sonrisa somnolienta en los labios, alcanzó a Jimin para ayudarlo a ponerse de vuelta sobre sus pies, sus extremidades estaban entumecidas después de mantener la misma posición por el último cuarto de hora. Lo acercó a su cuerpo caliente, le rodeó el rostro con las manos temblando, enmarcándolo con tanto amor en su mirada que Jimin lo sintió como un peso descender sobre él.

—Eso fue increíble, hyung —Kook dijo a media voz. Lo besó metiéndole la lengua al fondo de su ya hipersensible boca. Minie se quejó, restregándose contra él; sintiéndose orgulloso y satisfecho consigo mismo. Su entrepierna palpitante, sin ser atendida se presionó contra el muslo de Jeon. —Vamos a lavarte y luego voy a llevarte a la cama para compensártelo como se debe.

Jimin asintió, encantado y deleitado con la idea...

Hubo una serie de golpes de puño contra la puerta que daba al pasillo y la voz que se filtró por debajo era un claro reclamo.

—¿Ya terminaron? —Taehyung gritó entre molesto y escandalizado. —¡Por Dios, yo solo quería usar el baño! ¡¿Por qué se me ocurrió que venir a este sería una buena idea?!

Él había escuchado todo y ni en un millón de años olvidaría ciertas frases. 





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