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029.

✨️ GAEL ✨️

«Soy un tonto, soy un tonto, soy un tonto».

No puedo pensar ni siquiera en Kate sin sentir mis mejillas calentarse por la vergüenza que siento ante lo patético que soy y, claramente, mi corazón encogerse también al punto de doler.

¿Qué tan ridículo puedo llegar a ser? De verdad creía tener un limite, pero al parecer no. Cuando pienso que no puedo ser más tonto, Dios pone algo en mi camino que me hace saber que sí puedo serlo.

Hace dos semanas que evito completamente a Kate, incluso vigilo por la ventana de mi casa antes de salir, por temor a cruzármela y tener que enfrentar la situación tan incómoda que pasamos por mi culpa. 

Siempre digo que no hay que suponer nada, pero ahí estaba yo, suponiendo que éramos novios por un par de besos y un trato bonito. «Tonto, tonto, tonto».

¿Cómo pude malinterpretar las señales de Kate de esa manera? ¿Cómo pude pensar que éramos algo más que amigos? ¿Cómo pude pensar que, por habernos dicho que nos gustábamos, ya era una clara señal de que estábamos saliendo? Me siento como un completo idiota por haber actuado de esa manera. Es más, si lo pienso con profundidad, el único que dijo con afirmación "me gustas" fui yo, ella no dijo nada. Un beso, eso es todo lo que necesité para subirme a la nubecita de "noviazgo". 

—¿Ya dejaste de torturarte?

—No.

—¿Tardarás mucho?

—Si.

—¿Qué es lo peor de todo esto además de que, claro, no están saliendo?

—Que estaba pensando en qué hacer para festejar el mes de noviazgo.

Liam suelta una carcajada que resuena por toda mi habitación, haciendo que gire a verlo mal, pero él solo puede disculparse entre risas, sin poder contenerlas.

Sé que no se está riendo con maldad porque le gusta verme sufrir, si no más bien porque es alguien que momentos serios le da risa al no saber cómo sobrellevarlos, o cuando está muy nervioso también ríe -al menos que decida decir tonteras-, solo muy pocas veces lo he visto tratar temas con la seriedad correspondientes. Una de esas veces fue cuando me encontré con mi mamá biológica. De hecho, creo que fue la primera y última vez que lo vi serio. De todas formas, aun sabiendo eso, no impide que me sienta aun mas tonto y avergonzado, así que no dudo en cubrirme el rostro con mi almohada, mientras él sigue riendo, tratando de dejar de hacerlo. 

—Vale, ya, estoy mejor —asegura, y puedo escucharlo suspirar mientras se calma. Aun así, no alejo la almohada de mi rostro—. Vamos, Gael, no te preocupes tanto por eso —comenta, golpeando mi pierna con su mano para que lo vea, pero me niego a hacerlo—. Pueden celebrar el mes de noviazgo cuando finalmente estén oficialmente juntos, y piensa lo positivo, la idea ya la tendrás así que no vas a tener que pensar nuevamente en ello —bromea, haciendo que ahora sí aleje la almohada de mi para mirarlo de mala forma, a lo cual él sonríe nervioso y alza las manos en son de paz—. Pero en serio, todos somos tontos cuando alguien nos gusta así de demasiado como te gusta Kate. Hasta entonces, solo relájate y déjalo fluir.

—No es lo mismo trabarte al hablar, no poder hablar o decir cosas tontas como lo haces tú cada que Riley está cerca, Liam —aseguro, enderezándome en la cama para luego apoyar mi espalda en el respaldar de esta—. Tú jamás pensaste y aseguraste delante de nosotros que salías con Riley como yo lo hice. Dios, Joe se va a reír de mí hasta el 2023.

—La diferencia entre nosotros dos, es que yo jamás me animé a hacer nada con Riley, tú sí —responde de manera seria, mirándome a los ojos—. Tu la besaste primero, coqueteaste con ella, saliste, bailaron, en fin, hiciste muchas mas cosas y te animaste a más cosas que yo, sin contar que Kate en muchas de esas veces fue recíproca contigo. Es normal que te hayas confundido así, Gael, nadie es perfecto.

—Sé que nadie lo es, pero lo más común en esta situación era hablarlo con ella —aseguro, negando con la cabeza al seguir pensando que soy un tonto—. Y hablarlo me refiero a preguntarle directamente si quería ser mi novia, en vez de asumirlo por un beso que nos dimos en año nuevo, luego de que yo me le confesara. Porque decirle que me gusta no quiere decir nada.

Me mira como si no tuviera otro remedio más que dejarme torturarme por un rato más, porque suelta un suspiro y niega con su cabeza, antes de acostarse a mi lado nuevamente y jugar con una pequeña pelota que tengo.

No pasa mucho cuando la puerta de mi cuarto es abierta, y por ellos aparecen nuestros amigos.

—¡Ajá! —exclama Connor, señalándonos con el dedo—. Así los quería pillar, par de infieles hacia mi persona —asegura, para luego tirarse en medio de Liam y yo, logrando hacerme sonreír divertido—. Yo también soy un buen hombro de consuelo, ¿lo sabías? —inquiere, girando a verme, mientras empuja a Liam con su culo a la vez que rodea mi cuerpo con sus brazos, en un raro abrazo.

—Supusimos que no estabas bien y, por lo visto, no estábamos equivocados —habla Kendall, mirándome fijo a los ojos con cierta preocupación.

—Para ser más precisos, supusimos que ocurrió algo con Kate luego de que la chica nos hablara a todos durante estas dos semanas, preguntándonos cómo estabas —confiesa Nathalia, mirándome algo apenada, como si supiera algo.

—Yo vine por el chisme —asegura Joe, encogiéndose de hombros, logrando ganarse un golpe en la nuca por parte de Kendall y Nathalia, haciendo que el chico se queje y las mire mal.

—¿Qué pasó, bebecito? —pregunta Connor con voz cariñosa. Bajo la cabeza para mirarlo, mientras que él sigue abrazándome—. ¿Tuvieron su primera pelea de novios? ¿Volviste a confundir el rojo del bordo? ¿No combinaste bien tu outfit? ¿Dijiste algo tonto? —dice sin darme la posibilidad de poder responder alguna. Hasta que abre los ojos de par en par, se endereza con velocidad y me mira preocupado—. ¡¿Terminaron?! —exclama sorprendido, para luego chasquear con la lengua y abrazarme con fuerza—. No te preocupes, bebito ruludito, todo lo malo pasa —asegura, acariciándome la espalda con cariño—. Seguro fue algo momentáneo, del enojo dijeron cosas feas, pero te apuesto lo que sea que si vas ahora mismo a hablar con ella, vuelven —garantiza, alejándose de mí para verme a los ojos, mientras me agarra por los hombros—. Kate te quiere, se nota y aun más después de los más de veinte mensajes que recibí estas dos semanas, preguntándome si estabas bien, y otros diez más, rogándome porque te venga a ver con los chicos.

—O sea me estás diciendo que vinieron porque Kate se los pidió, y no porque realmente yo les preocupe —bromeo, evitando responder todas sus preguntas, mientras los miro a cada uno.

Kendall menea su cabeza de un lado a otro, algo indecisa sobre si responderme o no.

—Es que fue bien insistente al respecto —contesta, haciendo una pequeña mueca.

—Con razón es capitana de las porristas —asegura Nath, siguiéndonos el juego—. Es buena líder. No sé cómo, pero con un par de palabras logró convencerme hasta el punto de traerte de tus golosinas favoritas —menciona, alzando la bolsa de compras que no había notado que tenía. De hecho, ahora prestándole atención a todos, noto que cada uno trae algo en su mano.

—A mí me convenció por linda —habla Joe, encogiéndose de hombros una vez más, restándole importancia al asunto, recibiendo ahora un golpe en el estómago por parte de las otras dos, haciendo que se aleje de ellas mientras las mira mal y se refriega la zona adolorida—. Son unas violentas.

—Todos sabemos que Kate es preciosa, pero hay que respetar que es la novia de nuestro amigo, ojo alegre —lo regaña Nathalia, mirándolo mal y por primera vez veo a Kendall responderle con la mirada, diciéndole que "no sea hipócrita" con un solo gesto—. En fin, ¿qué pasó, ricitos de oro? —inquiere, cambiando el tema para aligerar la expresión de su ex. 

Los tres caminan hasta nosotros y se sientan también en mi cama, haciendo que me pregunte cómo entramos seis personas en una cama para una.

—Justo eso, ¿qué más va a pasar? —habla Liam por mí, llamando nuestra atención—. Terminaron y ya.

Lo miro agradecido por mentir por mí sobre esta situación que, como le he dicho anteriormente, me avergüenza muchísimo, pero al notar como mis demás amigos me miran preocupados sé que con ellos no tengo nada que temer. Después de todo, los amigos están para apoyarte, consolarte o distraerte de cualquier situación posible.

—En realidad, no se puede terminar algo que no pasó —comento, haciendo que Liam gire a verme como si fuera un tonto, mientras que todos los demás me miran confundidos—. Kate y yo no estábamos saliendo.

—¿Qué? —murmura Connor, mirándome sorprendido y confundido a la vez.

—Pero si tú dijiste...

—Sé lo que dije —digo, interrumpiendo las palabras de Kendall—. Pero, am... —Suspiro, tratando de buscar la mejor forma para mí de decirlo—. Es que esto me da mucha vergüenza, pero... —admito, bajando la vista hasta la almohada que tengo entre mis piernas.

—¿Estás diciendo que malinterpretaste todo y creíste, de verdad, que Kate Baker era tu novia? —cuestiona Joe, mirándome entre divertido y sorprendido. Al no responder, suelta una pequeña risa por lo bajo que no muestra más que su incredulidad—. O sea, básicamente tuviste un delirio místico o algo así como diría Connor, al creer y asegurar que eso estaba ocurriendo de verdad.

—Joe, cállate —pide Nathalia, mirándolo mal, para luego girar a verme—. ¿Es como dice él? 

—No sé si un delirio místico, pero... —respondo algo apenado, asintiendo con la cabeza—. Malinterpreté el beso en año nuevo, el hecho de que le haya confesado mis sentimientos y no haya notado ninguna negativa de su parte, no lo sé—. Suspiro, sacudiendo mi cabello al sentirme algo estresado.

—¿Y qué pasó para que salieras de esa confusión? —inquiere Kendall, frunciendo ligeramente el ceño de manera preocupada. 

—Peleamos por... —Me callo al darme cuenta que eso es algo entre Kate y yo, así que niego con la cabeza—. No importa, la cuestión es que los dos estábamos alterados por cosas externas a nuestra relación en sí, y no tuvimos mejor idea que desahogarnos entre nosotros, la cosa es que no nos hablamos por una semana, hasta que decidí arreglar el problema e ir a hablar con ella —cuento, recordando lo sucedido—. Ambos hablamos, nos pedimos disculpas y creí que todo estaba bien, entonces le confesé que tenía miedo de que ella decidiera terminar por lo que había pasado, y fue ahí que... Bueno.

—Te dijo que no estaban saliendo —termina Kendall por mí, así que asiento con la cabeza—. Pero no entiendo, ¿cómo para ella no estaban saliendo si ustedes básicamente ya eran una pareja? 

—Les dije que es de las que les gusta jugar con las personas —comenta Joe, soltando un suspiro desinteresado, mientras agarra uno de mis comics para hojearlo.

—No —me apresuro en decir, mirándolo fijo mientras que él me observa de reojo—. El error fue mío, yo supuse eso.

—Pero es que a ver, Gael —habla Kendall, llamando nuevamente mi atención—. Los dos se besaban, paseaban agarrados de la mano, se celaban, se defendían, en fin, actuaban como una pareja y eso nadie lo puede negar. No es como si los amigos se besaran, ¿sabes?

—Bueno... —dice Connor con un tono de voz algo agudo, dando a entender que no está del todo de acuerdo con ella. 

—Tu relación con Devra no cuenta, porque amigos como lo dicta la palabra no son —asegura Kendall, señalándolo con el dedo, a lo cual el moreno asiente con la cabeza, dándole la razón—. En fin, es que así no nos hubieras dicho que son novios, para mí lo eran, ¿y ahora vienes y me dices que para ella no?

—Capaz y Kate es de las personas que necesitan que le confirmen las cosas —opina Nathalia, llamando nuestra atención y la vemos encogerse de hombros—. No sé cómo será la vida de Kate porque tan cercanas no somos, de hecho, creo que nunca hemos conversado las dos solas, pero por lo poquito que vi cómo era su relación con el inútil de Luca... Si, no se ve que sea una chica que le guste andar a la "ligera" —Hace comillas con sus dedos—. Por lo que se ve, es de las que prefieren lo seguro, es decir, que le digan me gustas, le pregunten si quieren ser novios, incluso debe de ser así hasta para comprarle un café. 

—¿Estás diciendo entonces que todo es culpa de Gael? —inquiere Kendall, bastante a la defensiva, mientras se cruza de brazos.

—No, pero tampoco es todo culpa de Kate —asegura Nathalia, mirándola fijamente—. Ninguno de nosotros conoce mejor a Kate Baker que Gael Vitali —afirma, haciendo que sienta una punzada en el pecho—. De hecho, estoy segura que debe saber desde el temor más insignificante hasta el más grande de Kate —menciona, señalándome con su dedo pulgar, pero sin dejar de ver a la rubia. Miedo insignificante: las aves. Miedo profundo: fracasar en cualquier cosa que haga—. A lo que quiero llegar es que él no debió de suponer, debió pensar en Kate y en cómo es ella.

Dejo de escuchar la discusión que tienen de repente Kendall y Nathalia sobre esta situación, porque las palabras de Nath no hicieron más que afirmarme lo tonto que soy. No. Más que eso. No me gusta insultar y menos que menos a mí mismo, pero ahora me lo merezco: Soy un papanatas.

Imbécil, mejor dicho. 

Nath tiene razón. De todos nosotros, soy el único que conoce a Kate, y me atrevería a decir que ella a mí en la misma intensidad. Ahora que lo pienso, ella me lo ha dicho de frente, me ha dicho que no le gustan los lugares donde no se siente segura, donde nada es firme. 

Sí, soy un imbécil. 

—En fin —hablo, llamando la atención de todos—, ¿qué trajeron ahí? —cuestiono, señalando las bolsas con mi mentón.

Ellos parecen caer en cuenta de ese detalle, ya que bajan la vista asombrados, para luego sonreír cómplices y volver a verme. 

—Tus golosinas favoritas —dice Nath, alzando su bolsa de compras.

—Algunas de las demás chucherías que te gusta comer —menciona Kendall, moviendo la suya mientras sonríe.

—Películas —comenta Connor, llamando mi atención, mientras él saca las cuatro pelis que trajo—. De comedia —informa, alzando dos—, o sino también tengo de romance, una es de comedia y la otra es de esas que te hacen llorar —asegura, girando a verme para que elija.

—Si sabes que tengo Netflix, ¿cierto? —pregunto, mirándolo divertido con una ceja alzada.

—Si, pero no es divertido buscar qué ver —responde, y asiento con la cabeza dándole la razón—, por eso, mejor traer directamente las propuestas.

—¡Ay, yo quiero ver La Propuesta! —exclama Nath emocionada, al ver que es una de las películas que trajo nuestro amigo.

—Gael es el que tiene que elegir —contesta Connor, tratando de quitarle el CD, pero la enana es más rápida y en un segundo se levantó de la cama.

—¡Apúrense que ya quiero verla! —ordena, comenzando a correr hacia el pasillo que la lleva a la sala.

—¡Nathalia, así no era el plan! —se queja Connor, corriendo atrás de ella y podemos escuchar el pequeño chillido de la castaña, para luego escuchar su risa logrando hacerme sonreír.

—Vamos antes de que estos dos se halen del cabello —dice Liam, soltando un suspiro mientras se levanta de la cama para seguir a los otros dos, haciendo que Joe y Kendall lo sigan.

Inhalo hondo y dejo la almohada en su lugar, antes de levantarme también para seguirlos. Al llegar a la sala, los veo reír y pelearse por dónde se sentará cada uno, mientras comienzan a abrir las frituras.

Sonrío al ver la escena, sintiéndome agradecido por tenerlos en mi vida como amigos. Por tener su compañía en cualquier circunstancia de mi vida.

—Oigan, falto yo —digo, uniéndome a ellos, quienes no dudan en hacerme un lugar en el sofá—. ¿Entonces la propuesta? —pregunto, mirándolos a todos.

—¡No!

—¡Si!

Connor y Nathalia  se miran desafiantes, logrando hacerme sonreír divertido.

—¿Cuál es el problema? —inquiere Nath, observando al moreno—. Él ya dijo que esa, listo.

—Sí, pero no la eligió porque quiera verla primero realmente, sino porque tú, mocosa malcriada, quieres verla —asegura Connor, apuntándola con su dedo.

Suelto una carcajada en el momento que Nath se levanta con rapidez para poner el CD, y Connor, al intentar alcanzarla, se tropieza con sus trenzas desatadas, para a continuación Nath golpearse la cabeza al reír ante eso. 

---***---

—Mañana ya es Marzo —habla Lauren, haciendo que gire a verla, notando como suelta un suspiro, para luego cerrar los ojos y sonreír disfrutando del sol y la brisa veraniega.

—¿Cuándo te vas? —pregunto, tirando un poco del césped, mientras miro el lago frente a nosotros.

Después de la pijamada de ayer con los chicos, no he podido dormir ni pensar en otra cosa que no sean las palabras de Nathalia. ¿Debo ir a hablar con Kate? Pero... ¿qué le digo?

Decidí salir de mi casa para despejarme un poco y, no sé cómo, llegué al parque que venía de niño, donde conocí a Lauren, y casualidad o no, ella ya estaba aquí, mirando el lago de manera pensativa. 

Llevamos poco más de veinte minutos en completo silencio desde que llegué, solamente contemplando a nuestro alrededor y disfrutando de la paz que se siente en este lugar.

—¿Ya quieres que me vaya? —bromea, sonriendo divertida, pero aun así no abre los ojos.

Bufo divertido, mientras choco mi hombro con el suyo, logrando ensanchar su sonrisa. 

—No, boba, es solo que quiero mentalizarme para la despedida —confieso, enrollando el césped en mi dedo.

—¿Siguen costándote? —inquiere, enderezándose bien para quedar a mi misma altura mientras gira a verme.

—No es como que sean lindas —aseguro, sonriendo de lado y viéndola de reojo—. Siempre hay algo que extrañarás y a alguien a quien extrañarás. —Suspiro, sacudiendo mis manos para luego mirar el lago y el lindo paisaje que se está tornando debido al atardecer. 

Lauren asiente con empatía mientras escucha mis palabras. El lago refleja los tonos rosados y anaranjados del atardecer, creando un escenario pintoresco que parece estar en perfecta armonía con nuestras reflexiones sobre las despedidas.

—Tienes razón —dice finalmente, con una expresión suave en su rostro—. Las despedidas son difíciles, pero también pueden ser un nuevo comienzo. A veces, necesitamos alejarnos de lo familiar para descubrir quienes somos o, caso contrario, quienes queremos ser —asegura con voz calma. De reojo puedo ver como ella también admira el paisaje—. Aun así, lo mejor de las despedidas son los reencuentros. Se siente lindo volver a ver a alguien que fue importante para ti, ¿sabes? —comenta, girando a verme fijo—. O por lo menos yo sentí lindo el volver a encontrarme contigo.

—Sí, tienes razón —digo con una sonrisa suave—. Los reencuentros pueden ser realmente especiales. Y estoy agradecido de haberte vuelto a encontrar en este momento.

Nuestros ojos se encuentran, y en ese instante, hay una tensión palpable en el aire. Ambos sabemos que nuestros caminos están tomando direcciones diferentes, y eso agrega una capa de complejidad a nuestra relación.

Antes de que pueda pensar con claridad en lo que está sucediendo, Lauren se inclina hacia adelante y nuestros labios se encuentran en un beso lento y suave. Es un beso que podrían darse amigos que quieren asegurarse de lo que sienten, tímido y confuso.

Puedo sentir sus fríos dedos contra la piel de mi mejilla, como así también la suavidad de labios contra los míos. Siento mi corazón martillar con fuerza contra mi pecho, pero sé que no es más que la confusión del momento. Los labios de Lauren se sienten agradables, pero no hay chispa ni conexión más allá de este simple beso.

Nos separamos de manera lenta y nos miramos a los ojos. Creí que la culpa que siento al haber aceptado su beso no se iría tan rápido de mí, pero al ver su mirada llena de alivio, logra confundirme.

Suspira aliviada por algún motivo que no comprendo, para luego acostarse sobre el césped mientras lleva sus manos atrás de la cabeza.

—Perdóname por besarte —dice con sinceridad y seriedad, sin apartar sus ojos de los míos.

—No, perdóname tú a mí por seguirlo —aseguro, bajando la cabeza por unos segundos, pensando en cómo continuar la oración—. No sé cuál habrá sido tu motivo para hacerlo, pero no estuvo bien de mi parte seguirlo, ¿sabes? No cuando me gusta como me gusta Kate —confieso, sonriendo de lado, aunque estoy seguro que parece más una mueca—. No es como que necesitaba besarte para confirmar lo que ya sé.

—Pues yo sí lo necesitaba —comenta, logrando confundirme y giro a verla, notando como vuelve a enderezarse para quedar a mi altura—. Estos meses me sentí un poco confundida con respecto a nuestra relación —confiesa, sin apartar sus ojos de los míos—. Eran días en los que te miraba y me preguntaba si volviste a gustarme, o era solo una confusión por remover cosas del pasado, recordando lo lindo que era todo.

—¿Y? —inquiero, sabiendo que esta conversación es lo que ella necesita.

Lauren ha cambiado en todos estos años que no nos vimos, y es normal, porque maduró y creció, al igual que yo y los demás. Aun así, su esencia no lo hizo, y eso me permitió volver a conocerla en estos meses como para saber que ella necesita hablar de esto conmigo. Tenga o no sentimientos por mí, ella necesita "liberarlos", aun cuando sabe que no serán correspondidos. 

—Solo una confusión —admite, suspirando nuevamente, mientras sonríe aliviada—. No quiero ser mala, pero no sentí nada de nada, y eso fue maravilloso para mí porque comprobé que no me gustas ni un poquito.

Asiento lentamente, comprendiendo su sinceridad y su necesidad de aclarar las cosas. Mi mente está aliviada al saber que no hay sentimientos encontrados entre nosotros, lo cual facilita la conversación.

—¿Y Nacho? —inquiero, mirándola fijamente a los ojos, notando como sus mejillas comienzan a sonrojarse de a poco, haciendo que sonría divertido.

—Nacho me gustó desde que lo vi —confiesa, riendo por lo bajo—. Eso sonó cursi, ¿no? —dice, frunciendo un poco su nariz mientras sonríe—. Salimos un par de veces, me confesó que está enamorado de la hermana de su mejor amigo pero sabe que no tiene oportunidad alguna con ella.

—¿Emily? —cuestiono sorprendido, a lo que ella se encoge de hombros a modo de respuesta—. ¿O será Renata?

—No lo sé, no conozco a las hermanas de Axel, porque tampoco es como que le caiga muy bien a ese chico —comenta, para luego bufar haciéndome reír por lo bajo—. En fin, a lo que iba. Al inicio estaba segurísima que habías vuelto a gustarme, pero no soy de las que lucha en vano.

—¿De qué hablas? —pregunto confundido, interrumpiéndola.

—La forma en la que te gusta Kate, hace saber a cualquier persona con dos dedos de frente que no tendrá oportunidad alguna —menciona, logrando que ahora sea yo quien se sonroje—. Cuando estás con Kate no existe otra persona para ti. Nadie logra llamar por completo tu atención como ella. Entonces sabía que era una batallada perdida, aun cuando ni siquiera había iniciado. Por eso callé, porque era tonto.

—¿Y entonces?

—Y entonces vi a Nacho en la fiesta de tu amiga esa, Renata —comenta, y frunzo el ceño al no comprender—. Como dije, él me gustó desde que lo vi y sé que es un gusto físico porque no lo conozco como quisiera, pero al verlo removió todo al punto de hacerme cuestionar si tú realmente me gustabas o, el pasar tiempo juntos como antes, venir a este parque, andar en patineta y demás, no lo sé, solo hizo que confundiera los sentimientos de antes con los de ahora. —Suspira, mirando hacia el lago—. Febrero fue un mes caótico para mi, hablando sentimentalmente. Pero ahora sé que no me gustas para nada más que amigo, así que siento que puedo irme el domingo tranquila.

—¿Qué? ¿Te vas el domingo? —pregunto, mirándola ahora con algo de tristeza. 

—Quería quedarme para tu cumpleaños, pero mis clases también comienzan el lunes —explica con una pequeña mueca, a lo que asiento con la cabeza, comprendiendo—. Bueno, está oscureciendo y no quisiera escuchar a mi mamá regañarme —comenta, levantándose del césped y haciéndome reír, mientras que ella se sacude el pantalón antes de tenderme una mano para ayudarme a levantarme—. Por cierto, ¿qué harás con Kate? ¿Seguirán ignorándose como dos niños? 

—Es que no sé qué decirle cuando la vea —admito, sintiéndome un poco desanimado de repente.

—Tal vez sea tu turno de escuchar en vez de hablar, ¿no crees? —cuestiona, agarrando su mochila del suelo—. Pero sí deberías decirle lo del beso, ¿sabes? Por si empiezan una relación o algo, empiecen bien, limpios y sin secretos. Después de todo, se enojó por no haberse enterado de nuestro noviazgo por ti —aconseja, mirándome fijo a lo cual asiento con la cabezo—. Bien, nos vemos.

Se despide con un movimiento de manos, el cual no dudo en corresponder, mientras la veo alejarse de mí, dejándome pensativo. 

Tiene razón, es momento de escuchar. En ningún momento me detuve a preguntarle a Kate sobre sus sentimientos o lo que ella espera de lo que sea que tenemos, pero si es importante contarle lo que acaba de suceder, lo cual, espero que entienda. De hecho, lo único que espero es que no se decepcione o enoje al punto de no querer volver a hablarme. 

Puedo aceptar que mis sentimientos sean rechazados, pero no creo poder aceptar ya no tratarla más. 

Suelto un suspiro y agarro mi mochila del suelo junto a la patineta, dispuesto a volver a casa. Está anocheciendo y el trayecto no es del todo corto, además de que ya me dio hambre.

Antes de llegar a mi casa, detengo la patineta y me bajo de ella para que mi mamá no la escuche, y así camino hasta la entrada, pero antes de poder dar más de cinco pasos, me detengo en seco al ver a la persona sentada en las escaleras del porche. 

Hi —saluda con cierta timidez que aloca a mi pobre corazón, mientras se levanta de donde estaba sentada para dar un par de pasos en mi dirección—. ¿Podemos hablar?

—¿Quieres ir a algún lado o...?

—Me gustaría caminar un poco —admite, a lo cual asiento con la cabeza y espero a que se ponga a mi lado, para comenzar a caminar juntos. 

✨️ KATE ✨️

Hace como diez minutos que estamos caminando sin rumbo alguno, pero también sumergidos en un profundo silencio. Sé que soy yo la que pidió hablar, puesto que, de hecho, soy la única que debería hablar ahora.

Esta tarde hablé con Riley sobre la situación que estoy viviendo con el boy, y me hizo dar cuenta que todo este tiempo quien siempre ha hablado fue él. En realidad era yo quien no respondía a lo que decía, supongo que por eso se confundió. La culpable soy yo, como casi siempre.

Lo miro de reojo y eso solo logra hacerme sentir peor. Gael no merece ser lastimado por alguien como yo.

Llegamos hasta un parque y lo cruzamos en silencio. A lo lejos diviso unas cuantas mesas pequeñas hechas de cemento, así que sin dudarlo comienzo a caminar hacia ellas, siendo seguida por él. Me siento en uno de los cuatro banquitos y Gael se sienta en el que queda frente a mí.

Ambos nos miramos a los ojos por algunos segundos, en los cuales pienso cómo iniciar, cómo decirle todo lo que quiero expresar.

—Lo siento, boy —digo luego de inhalar hondo, y lo veo fruncir el ceño, algo confundido, entonces continúo—: Lamento haber lastimado tus sentimientos ese día. No tuve que habértelo dicho de esa forma...

—No, yo no tuve que suponer que estábamos saliendo cuando ni siquiera te lo había preguntado —interrumpe, negando con la cabeza suavemente, mientras sus mejillas se tiñen de un suave color carmesí.

—Te di indicios para confundirte, así que no es tu culpa —aseguro, mirándolo a los ojos para que sepa que lo digo de verdad—. Para ser sincera, desde que empezó esto —Nos señalo con el dedo índice—, no he sido clara contigo ni una sola vez. Solo te confundí —admito, bajando la vista hasta mis manos, que se encuentran entrelazadas sobre la mesa de cemento.

—Hayas sido o no clara, debí preguntar en vez de suponer —comenta, haciendo que alce la vista de nuevo—. Aun así... —Suspira, después de relamer sus labios, notándose bastante nervioso—. No te voy a negar que, ahora que sé que estábamos en pisos diferentes, me gustaría que me aclararas cosas. —Asiento con la cabeza sin dudarlo, dándole a entender que pienso hacerlo—. Pero la verdad es que tampoco quiero presionarte a hacerlo, ¿sabes? 

—Me gustas, Gael —digo sin más, y puedo notar como se le corta la respiración a la vez que me mira sorprendido—. No sé cuándo empezó, pero sí que sé por qué. —Inhalo hondo y me acerco lo más posible para verlo bien a los ojos, asegurándome de que sepa que hablo con toda la verdad que tengo para ofrecer—. Me gustas porque eres genuino, porque siempre eres tú mismo sin importar lo que piensen los demás. Me gustas porque eres divertido y haces que me ría de manera natural, sin esfuerzo. Me gustas porque eres leal, alguien en quien puedo confiar sin dudar ni un segundo. Me gustas porque eres inteligente y siempre tienes algo interesante que decir. Me gustas porque eres apasionado, especialmente cuando hablas de las cosas que amas. Me gustas porque eres valiente y enfrentas las adversidades con coraje. Me gustas porque eres comprensivo y siempre estás dispuesto a escuchar. Me gustas porque eres alguien en quien puedo apoyarme cuando lo necesito. Me gustas porque eres tú y no creo que haya una razón más válida que esa.

Termino mi confesión, dejando que mis palabras floten en el aire, esperando su reacción. Las últimas palabras salieron más profundas y sinceras de lo que esperaba, revelando cuánto significaba para mí. Gael me mira intensamente, sin decir una palabra, y puedo sentir la tensión en el aire mientras procesa mis palabras.

—Si te digo que no recuerdo cómo se respira, ¿me creerías? —dice, sin poder ocultar la emoción en su voz, haciéndome sonreír—. Fresita, esto es...

—Pero —lo interrumpo antes de que se haga ideas erróneas. Cierra la boca de repente y puedo ver su pecho subir y bajar, debido a su respiración algo agitada—, no estoy lista para otra relación, no por el momento —admito, y puedo sentir una punzada en el pecho al ver como el brillo en sus ojos por la emoción empieza a desaparecer—. En mi vida he tenido solo un novio, y ese ha sido Luca —continúo, diciéndome a mí misma que debe saber la razón de todo, aun cuando sé que no me está pidiendo explicaciones de nada.

»Salí por mucho tiempo con él, casi dos años y, como sabrás, la mayor parte de la relación no fue de la más linda, ni siquiera el final de esta —comento, a lo que él asiente con la cabeza, sabiendo a lo que me refiero—. Nunca me imaginé toda una vida con él, incluso cuando uno de mis sueños es ser madre y tener una bonita familia —confieso y siento mi corazón latir con fuerza contra mi pecho, al ver su mirada llena de ternura después de decir eso—, so, para mí Luca siempre fue el romance que tendría en el instituto y ya, pero, creía que cuando termináramos y alguien, en un futuro, me preguntara quién fue mi primer amor, haya sido lindo o feo, pensaba que mi respuesta sería él, Luca —Noto como inhala hondo mientras baja la vista hasta sus dedos, que están entrelazados entre sí, a la vez que asiente con la cabeza, dándome a entender que comprende lo que digo—, hasta que apareciste tú, Gael Vitali.

Levanta la mirada de golpe, observándome con total sorpresa en sus ojos y puedo ver su respiración alocarse de nuevo.

Inhalo hondo y me obligo a continuar:

—No digo que me gustabas cuando estaba con Luca, pero me hacías dar cuenta que estaba recibiendo migajas de alguien que, en teoría, debería tener ganas de compartir todo y no solo lo que se le cae, y para ser sincera, boy, eso fue shockeante para mí porque estaba cómoda de cierta forma ahí, you know? Me dolía, pero estaba acostumbrada a juntar mis manos y esperar a que a Luca se le cayera algo para sentirme bien —confieso, sintiendo mi estómago estrujarse por la vergüenza que siento ahora mismo—. Cuando empecé a tratarte y a conocerte, me era imposible no compararte con Luca, el como a ti te nacían las cosas de verdad y te agradaba, el como no tenía que pedirlo o rogar. —Presiono mis labios entre sí, sintiéndome patética. Bajo la vista, sin animarme a verlo a los ojos. No quisiera ver la pena en ellos—. Anyway, la cosa es que me hiciste cuestionarme si quería llamar a alguien como Luca mi "primer amor", incluso si lo llegué a querer tanto como para catalogarlo así.

»El problema de que hayas logrado todo eso, boy, es que me da miedo, terror, pánico o como quieras catalogarlo —admito, armándome de valor para verlo a los ojos, notando la confusión en estos—. No sé lo que es el amor, Gael, y eso me da pavor. Me asusta volver a confundirlo y, por ende, salir lastimada de nuevo. Porque si hay algo que no quiero volver a experimentar en la vida, es un corazón roto por culpa mía.

Mis pensamientos dan vueltas una y otra vez en mi cabeza mientras Gael escucha en silencio, esperando a que termine de hablar. Me doy cuenta de lo vulnerable que me estoy mostrando en este momento, revelando mis temores más profundos.

"Miedo", esa es la palabra clave. Me asusta la idea de volver a enamorarme, de sentir algo tan fuerte por alguien que me lastime nuevamente. Aunque en este momento estoy confundida sobre mis sentimientos, el simple hecho de que Gael haya despertado algo en mí me aterra. Me hace cuestionar si estoy lista para enfrentar todo lo que conlleva el amor.

La imagen de Luca se cierne en mi mente, como una sombra del pasado. Recordar cómo me lastimó me hace temer que cualquier nuevo intento de amor tenga el mismo resultado. A pesar de que mi relación con Luca fue complicada y dolorosa, al menos era familiar. Y lo familiar, aunque sea doloroso, puede parecer más seguro que lo desconocido.

Pero Gael es diferente. Es amable, atento y sincero. No es como Luca en absoluto. Y eso es lo que me asusta. Me asusta la idea de sentir algo fuerte por él y, al mismo tiempo, me asusta la idea de no sentir nada en absoluto.

Mientras continúo hablando con Gael, tratando de explicarle mis sentimientos, siento un nudo en la garganta y como si una mezcla de emociones turbulentas me abrumara. Me doy cuenta de que estoy compartiendo algo muy personal con él, algo que no creí hacerlo. Hablar sobre mis sentimientos y miedos de esta manera me hace sentir vulnerable, expuesta al juicio y al rechazo. No es solo compartir mis temores, sino que también siento miedo de que él no entienda cómo me siento, no comprenda por lo que estoy pasando y, al final, termine decidiendo alejarse de alguien tan complicada como yo, lo cual está bien, después de todo, está eligiendo su bienestar mental, pero aun así me dolería muchísimo. Pero sé que es necesario.

A pesar de mi ansiedad y mis dudas, miro a Gael a los ojos. Su expresión es comprensiva y su presencia me hace sentir segura para expresar mis sentimientos más profundos. Esto no es solo compartir mis temores, sino que también siento miedo de que él no entienda cómo me siento, no comprenda por lo que estoy pasando y, al final, termine decidiendo alejarse de alguien tan complicada como yo, lo cual está bien, después de todo, está eligiendo su bienestar mental, pero aun así me dolería muchísimo. Pero sé que es necesario. Necesito ser honesta conmigo misma y con él.

Y por ahora, eso es suficiente para mí.

—Kate —habla con calma luego de varios segundos en silencio, procesando todo lo que acabo de confesar de repente. Lo miro fijamente a los ojos, sin comprender lo que intenta decirme con ellos—, no es que no sepas lo que es el amor. Tú lo conoces en todo el sentido de la palabra. Te han amado bien y mal, al igual que has amado bien y mal. El amor es un espectro, Kate, no tiene una definición única. Somos nosotros, las personas, quienes pintamos el amor como algo bonito o algo feo, pero en realidad, no es ni una cosa ni la otra. Y tú, has sentido el amor en todas sus formas posibles.

Siento mis ojos picar de repente por las lágrimas que se agrupan en ellos, logrando hacerme ver borroso a Gael frente a mí, así que parpadeo un par de veces tratando de ahuyentarlas, mientras trago saliva, intentando también alejar el nudo que se formó en mi garganta. 

—Los recuerdos que tienes con tu papá, los abrazos de tu mamá, las risas compartidas con tu hermana, los secretos y chismes contados con tus amigas, el primer detalle que tuvo Luca para contigo, la vez que tu papá se fue, los regaños de tu mamá, las peleas con tu hermana, las lágrimas que soltaste por Luca, las discusiones con tus amigas... Todo eso es el amor, Kate  —insiste Gael con calma, su voz llena de empatía y comprensión—. Y lo que sientes ahora, esta conexión entre nosotros, también es una forma de amor, Kate. El amor no es una sola cosa, es todo lo que hemos compartido y lo que aún compartiremos en el futuro, como pareja o amigos, no importa, lo importante aquí es que no vuelvas a creer que tú, Katherine Penélope Baker, no tienes idea de lo que es el amor. 

—Gael, es...

—Y quiero que sepas que entiendo —me interrumpe, mirándome fijo a los ojos mientras agarra una de mis manos por encima de la mesa, para luego acariciar el dorso de esta—, y aprecio muchísimo la sinceridad con la que me lo dijiste —dice, sonriendo amable—. Solo tengo una duda —admite, a lo cual asiento con la cabeza, asegurándole que puede continuar—. ¿Tengo oportunidad alguna? —pregunta, y puedo ver su nuez de Adán moverse luego de que tragara saliva—. Con esto no estoy presionándote a nada, para que lo sepas, es solo que estoy dispuesto a esperar el tiempo que sea necesario.

—Te quiero mucho y eso es algo que no lo voy a negar —admito, logrando sorprenderlo—. Y como te quiero tanto, no me gustaría darte falsas esperanzas de algo que podría o no ocurrir, porque para serte sincera, me encantaría decirte que sí ahora mismo y empezar una relación contigo, pero mi miedo es más grande y más fuerte, y no solo me da miedo que me lastimes, también me da miedo lastimarte al punto de no querer hablarnos más, y... —Suspiro, sintiéndome abrumada de repente—. Y para mí, tu amistad es más valiosa e importante que cualquier sentimiento extra que pueda sentir por ti. Me gustas muchísimo y eso es lo que me asusta, pero no voy a arriesgar tu amistad por esto.

—Entiendo lo que dices, fresita —responde con sinceridad—. Valoraré siempre tu amistad por encima de cualquier otra cosa, y si eso es lo que ambos queremos preservar, entonces lo haremos. No tienes que preocuparte por lastimarme o por que te lastime. Estamos en el mismo equipo, ¿recuerdas? —añade, sonriendo—. Lo importante es que somos honestos el uno con el otro y seguimos construyendo esta conexión especial que compartimos. Ya veremos a dónde nos lleva el tiempo.

—Gracias por entenderme —digo con sinceridad, sintiendo el alivio expandirse por todo mi pecho.

—De todas formas, am... —Se calla, como si estuviera pensando si decir o no las siguientes palabras—. Siento curiosidad.

—¿Sobre?

—Lo que pasó ese día en el centro comercial —termina diciendo luego de algunos segundos, mirándome con algo de pena—. Pero no pasa nada si no quieres contarme, de verdad.

—Vi a mi papá con su familia —suelto de repente, sin cuento previo, logrando tomarlo por sorpresa—. No sabía que ese señor estaba aquí, para ser sincera —admito, soltando un suspiro—, pero sí sabía que el local al que estábamos por entrar es de él.

—¿Baker's Grill es de tu papá? —pregunta incrédulo, con los ojos abiertos de par en par—. Ahora que lo dije en voz alta tiene un poco de sentido —asegura, asintiendo con la cabeza de manera lenta—. ¿Pero Baker no es el apellido de tu mamá?

—Mi mamá no empezó en el mundo del periodismo —cuento, armándome de valor para contar esta historia que no hace más que enfurecerme cada que la recuerdo—. El sueño de mi mamá era tener su propia cadena de restaurantes, conoció a mi papá quien la impulsó a hacerlo realidad y abrieron el primer "Baker's Grill" cuando yo apenas era una bebé nacida, obviamente el negocio tuvo sus altas y bajas, pero como sea, lograron abrir otro, para ser sincera no sé mucho de esa historia porque estaba muy chica y ahora no me interesa saber, so... Dos años después de que mi papá nos abandonara, le llegó la carta de divorcio a mi mamá, llegaron a un acuerdo en donde él se quedaba con la cadena de restaurantes y mi mamá con la custodia completa de nosotras. —Inhalo hondo mientras siento como Gael aprieta mi mano, dándome apoyo, en lo que intento regular mi enojo—. Lo que más me enoja es que él decidió dejarle ese nombre.

—¿Y tu mamá por qué no decidió seguir con su sueño? 

—Porque para ella, era más importante darle de comer a sus hijas que mantener un sueño, así que entró a trabajar en una televisiva como secretaria y... Lo demás es otra historia —respondo, sonriendo de manera forzosa.

—Supongo entonces que Grill es el apellido de ese señor —menciona pensativo, a lo que asiento con la cabeza.

—Mi nombre completo es Katherine Penélope Baker Grill, pero hace años que no uso ese apellido que llegué a olvidar que lo tenía, hasta ese día, que volví a verlo ahí, comiendo y riendo con su nueva familia —confieso, bajando la vista hasta nuestras manos, sintiendo su apoyo a través de ese gesto—. Te juro, boy, que mi idea era ir a mi casa porque me sentí asfixiada de solo volver a verlo y con un pánico horrible que él me vea, pero en el camino me encontré con Vico, quien al verme tan alterada se preocupo y... Bueno, you know.

 —Te creo —asegura, y lo miro a los ojos para asegurarme que esté hablando en serio—. Y de nuevo, perdón por eso, pero es que... Vico es genial y, no puedo evitar sentirme así, además ese día me desquité contigo cuando no era tu culpa.

—¿Quieres hablar de ello? —pregunto, jugando con sus dedos.

—Mi mamá le pidió el divorcio a mi papá —confiesa de repente. Dejo de jugar para mirarlo a los ojos con total sorpresa—. Mi papá es ludópata y parece ser que volvió a sus vicios y... —Suspira, haciendo que sus mejillas se inflen de aire—. Perdón, no estoy listo para hablar de eso.

Don't worry, boy —aseguro de manera apresurada, negando con la cabeza, tratando de transmitirle confianza como para no sentirse presionado ante esto—. Cuando quieras hacerlo, sabes que aquí hay un hombro dispuesto a escucharte siempre.

—Gracias, fresita —dice, sintiéndose más calmado y sonriéndome con amabilidad—. Por todo. La sinceridad, la confianza, por gustarte, por valorar como yo lo hago nuestra amistad, por todo.

—Gracias a ti por escucharme y no juzgarme —respondo, correspondiéndole a la sonrisa—, y de verdad, espero que cada que haya un problema entre nosotros podamos sentarnos a hablarlo, en vez de ignorarnos como lo hicimos. 

Eso pareciera haberle hecho un clic en la cabeza, porque su rostro cambia, como si estuviera ocultando algo, y aunque quiero saber, no deseo presionarlo. 

—Fresita... —Inhala hondo, para luego suspirar de manera lenta, buscando las palabras adecuadas—. No sé cómo decir esto de una forma agradable, así que lo diré y ya, ¿de acuerdo? —pregunta, a lo que asiento con la cabeza, esperando cualquier cosa—. Lauren y yo nos besamos... hoy.

Siento como la presión que estaba haciendo contra sus dedos empieza a disminuir de a poco, debido a la sorpresa que siento, logrando quitarme la poca fuerza que estaba haciendo.

Puedo ver el miedo y los nervios en sus ojos, esperando alguna reacción o respuesta de mi parte, mientras que yo, por otro lado, estoy tratando de descifrar qué es lo que siento ante esa noticia.

Parpadeo un par de veces, para luego tragar saliva al sentir mi boca seca.

—¿Y...? Am... —Inhalo hondo, tratando de salir de mi asombro—. ¿Qué sentiste?

—Nada —se apresura a decir, sin apartar sus ojos de los míos—. Sinceramente no sé por qué le correspondí al beso —confiesa, y por muy sorprendente que suene, no me molesta eso, me molesta más el hecho de que ella lo haya besado—. No es como que necesito confirmar lo que siento por ti, porque no es así. Estoy muy seguro de mis sentimientos por ti. Pero te juro que no sentí nada. —Asiento con la cabeza, sin saber qué decirle o qué sentir con claridad—. ¿Estás molesta?

Niego con la cabeza un par de veces, para luego comenzar a asentir con esta, logrando confundirlo. 

La noticia de que Gael y Lauren se besaron me toma completamente por sorpresa. Mi mente lucha por procesar lo que Gael acaba de revelar, y me encuentro atrapada en un torbellino de emociones y pensamientos confusos. Aunque intento ocultar mi sorpresa y no mostrar enojo, sé que mi expresión debe reflejar mi confusión.

Las palabras de Gael me tranquilizan en parte. Su confesión de que no sintió nada durante el beso con Lauren disipa algunas de mis preocupaciones, pero aún así, la idea de que ellos se besaron me perturba. Me siento insegura y, aunque trato de mantener la calma, no puedo evitar que algunas preguntas crucen mi mente.

—No estoy molesta —respondo finalmente, tratando de mantener la calma en mi voz—. Solo... sorprendida, supongo. ¿Qué pasó después del beso? ¿Qué van a hacer?

—Nada —asegura nuevamente, agarrando con más fuerza mi mano, como si tuviera miedo de que la apartara—. Me dijo que con eso confirmó que no le gusto para nada, es más, me contó que se anda viendo con Nacho. —Frunzo el ceño al no saber de quién habla, entonces añade—: Nacho Larla —aclara, así que asiento con la cabeza, ahora sí sabiendo quién es—. Luego nos despedimos porque se estaba haciendo tarde y ya, eso fue todo. Me aconsejó que te contara lo del beso para no tener secretos entre nosotros y, no sé, me pareció la mejor de las opciones. Te juro, fresita, que por Lauren no siento más que cariño por nuestra amistad, no me gusta ni nada, porque quien me gusta, eres tú.

—Te creo —digo, y sonrío tratando de ser creíble—. No te preocupes, no estoy molesta ni nada —aseguro, rogando por sonar firme. Suelto un suspiro mientras miro a nuestro alrededor—. Anyways, ya que todo está aclarado, ¿quieres ir por un helado? Yo invito. 

—¿Cómo podría gustarme otra chica, cuando tú sabes cómo tenerme así de loquito por ti? —cuestiona, logrando sonrojarme, cosa que lo hace sonreír divertido—. Andando, que esta vez invito yo.

Sonrío ante sus palabras, sintiendo cómo mi corazón se acelera levemente por su dulce gesto. Con pasos más ligeros, dejamos atrás el parque y nos dirigimos hacia la heladería, donde disfrutaremos de un momento agradable juntos, dejando atrás las complicaciones del día. El sol comienza a ponerse en el horizonte, pintando el cielo de tonos cálidos y anaranjados, y por un momento, todo parece estar en perfecta armonía.

Sonrío ante sus palabras, sintiendo cómo mi corazón se acelera levemente por su dulce gesto. Con pasos más ligeros, dejamos atrás el parque y nos dirigimos hacia la heladería, donde disfrutaremos de un momento agradable juntos, dejando atrás las complicaciones del día. Las luces de la ciudad brillan en la noche, creando un ambiente acogedor y mágico a nuestro alrededor. Por un momento, todo parece estar en perfecta armonía.

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¡Hola, hola! ¿Cómo están?

Opiniones del cap?

Les voy a confesar que falta más del cap. Falta la parte donde todos van a un concierto y a una feria para despedir a Lauren, pero la verdad la ansiedad me ganó y decidí que, la otra parte, la subiré en el prox cap. 

Sentí que era mucho para ustedes tener a Lauren (QUIEN NO ES MALA) y a Joe (quien sí es un choto de mierda) en el mismo cap, porque Joe en el concierto y feria es.. AAAGH unas ganas de darle una paliza. 

Anyways (como diría Kate) Los amo muchito, pimpollitos.

XOXO, C.A

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