027.
✨️ GAEL ✨️
Me quedo completamente sorprendido cuando veo en la Kiss Cam a Lauren y a mí, para luego ver como ella ríe con diversión antes de encogerse de hombros y comenzar a acercarse, haciendo que me sienta algo incómodo de repente.
«¿Qué hago? ¿La beso? Pero no quiero hacerlo, pero si la alejo va a quedar mal y no lo digo por mí, ella también y no quiero hacerla pasar vergüenza delante de todo un estadio, pero tampoco quiero besarla por obligación», es todo lo que mi cabeza puede procesar de manera rápida, mientras la veo acercarse a mí, sonriendo divertida, como si esto fuera algo insignificante para ella.
Trago saliva con cierta dificultad, sin saber qué hacer, pero entonces mis ojos se abren de par en par cuando Kate tira de mi camiseta y me aparta de Lauren con fuerza. La sorpresa se apodera de mi expresión, pero antes de que pueda decir algo, nuestros labios se encuentran en un beso inesperado. Un cosquilleo eléctrico recorre mi cuerpo en el momento en que nuestros labios se tocan, y por un instante, toda lógica y pensamiento desaparecen.
Siento sus labios suaves tocando los míos y, en un instante, mis manos están en su rostro, acariciando sus mejillas con ternura mientras cierro los ojos para disfrutar el beso. Mi mente se llena de una sensación urgente y de un deseo que parecía estar esperando este momento. Nuestros labios se juntan en un beso apasionado, y el sabor de su aliento a menta se mezcla con el mío de una forma emocionante.
La multitud a nuestro alrededor se convierte en un murmullo distante mientras me sumerjo en el beso. Mi mano se desliza hacia su nuca, enredando mis dedos en su cabello anaranjado, sintiendo su suavidad entre mis yemas. Nuestras lenguas se entrelazan en un ritmo que parece natural, como si nuestros corazones ya supieran cómo sincronizarse.
Los vítores y aplausos de la multitud son solo un eco lejano en mi mente, mientras me pierdo en la sensación de Kate. En su fragancia a flores, en el sabor a fresas de su bálsamo labial, en el de mentas de su aliento, en... ella. Este beso es más allá de lo que jamás hubiera imaginado, y me encuentro deseando que el tiempo se detenga para poder disfrutar de este momento un poco más.
Nos separamos con nuestras respiraciones agitadas mientras nos miramos mutuamente, sorprendidos y aturdidos por lo que acaba de ocurrir. Mi mente intenta procesar la intensidad del beso y la confusión que siento en este momento. Miro a Kate, buscando alguna pista en sus ojos del por qué me besó, pero solo encuentro la misma sorpresa y desconcierto que siento yo.
El estadio sigue lleno de ruido y emoción, pero en este momento, solo puedo enfocarme en la figura de Kate frente a mí. Sus mejillas están sonrojadas, y su expresión refleja una mezcla de sorpresa y disculpa. Mi corazón late rápido en mi pecho mientras la miro, sintiendo una mezcla de emociones que no puedo poner en palabras.
Ella me mira, sus ojos claros reflejando la misma sorpresa y asombro que siento. A pesar de que estoy tratando de comprender lo que acabamos de hacer, no puedo evitar notar lo linda que se ve en este momento, con sus labios ligeramente hinchados por el beso y sus mejillas enrojecidas. Estoy maravillado por cómo su esencia parece armonizarse con el entorno a su alrededor, creando un cuadro único y encantador. Es como si el mundo a nuestro alrededor hubiera desaparecido y solo estuviéramos nosotros dos.
Intento encontrar las palabras adecuadas para decir algo, pero mis pensamientos tratan de volver a la realidad porque la imagen de ella sigue resonando en mi mente, como si estuviera grabada en una paleta de colores que solo yo puedo ver.
Mi mirada vuelve a la suya, tratando de leer lo que pueda estar pensando, preguntándome si esta experiencia es igual de profunda para ella.
—Lo siento, Gael —dice en voz baja, su voz llena de disculpas y confusión—. No sé qué me pasó, simplemente...
Agito la cabeza, tratando de encontrar las palabras mientras sigo sosteniendo su mirada.
—No tienes que disculparte —le digo, mi voz saliendo más suave de lo que esperaba—. Yo también... bueno, te seguí el beso, así que ambos somos responsables.
Kate asiente lentamente, y una pequeña sonrisa aparece en sus labios.
—Supongo que ambos estábamos en la misma página, entonces —comenta, y su sonrisa me hace sentir un poco más tranquilo.
—Sí, supongo que sí —respondo, ofreciéndole una sonrisa tímida.
Nos quedamos mirándonos por un momento, y aunque no sé qué va a pasar después de esto, una sensación cálida se está formando en mi pecho. No estoy seguro de qué significa eso todavía, pero estoy dispuesto a averiguarlo.
---***---
Salimos del estadio entre la multitud emocionada porque Los Piratas ganaron, y siento una mezcla de emociones que aún no logro entender por completo. Kate camina a mi lado, y aunque no hemos hablado mucho después del beso en la Kiss Cam, puedo sentir que hay una nueva dinámica entre nosotros. Estoy tratando de procesarlo todo mientras intento no mostrar mi confusión.
Riley se acerca a Kate y le susurra algo al oído. No logro escuchar las palabras exactas, pero por la expresión en el rostro de Kate, puedo decir que se trata de algo importante. La observo asentir, para luego la china alejarse de nosotros, y Kate girar a verme, logrando que me quede preguntándome qué está sucediendo.
—Vinimos juntas —dice con una sonrisa amigable, pero aun no comprendo, así que añade—: y acaba de decirme que se irá con Liam.
—¿Y por qué te dijo eso en secreto? —cuestiono, sintiéndome algo confundido e intrigado.
—Porque ese aviso viene con una confesión —contesta, sonriendo con complicidad a la vez que se encoge de hombros, restándole importancia al asunto—. So, ¿quieres que te lleve?
—Claro —respondo con una sonrisa, pero entonces una risa logra llamar mi atención, haciendo que gire a ver a los demás y notando que quien ríe es Lauren—, pero... —digo, volviendo mi vista a Kate—, es que, vine con Lauren y no me gustaría dejarla así de lado.
Me mira por varios segundos en silencio a los ojos, mientras asiente con la cabeza de manera lenta.
—Entiendo.
—Pero, ¿podrías llevarla a ella también? No vive tan lejos del Instituto —comento, sin apartar mis ojos de los suyos—. Pero si no quieres...
—Sure —responde algo desganada, pero intenta ocultar su tono de voz con una sonrisa.
—Genial, gracias, fresita —contesto algo emocionado, porque la verdad es que quiero seguir pasando tiempo con ella—. Ahora le voy a decir —digo, señalando hacia donde está Lauren, a lo que Kate asiente con la cabeza.
Giro sobre mis talones para comenzar a caminar hacia donde se encuentran los demás, hablando aun sobre el partido. Toco el hombro de Lauren para no interrumpir a Joe y Connor, quienes están hablando muy emocionados, haciendo que la castaña gire a verme.
—¿Pasa algo? —pregunta, mirándome con curiosidad.
—Nada en específico, pero Kate se ofreció a llevarnos —comento, señalando con mi dedo pulgar hacia donde está la pelirroja, a lo que Lauren debe inclinarse un poco hacia la izquierda para verla—. ¿Qué dices? —inquiero, viendo como vuelve a enderezarse y me mira a los ojos.
—¿Seguro que ella se ofreció a llevarme a mí? —cuestiona, entrecerrando los ojos.
—Sure —respondo igual que lo hizo la fresita, a lo que Lauren hace un pequeño gesto, para luego encogerse de hombros.
—Entonces está bien para mí —asegura, sonriendo de manera amable.
Ambos nos despedimos de los chicos y nos dirigimos hacia donde Kate nos espera. La veo de pie, con los brazos cruzados y una expresión enigmática en el rostro. Cuando nos acerca, su expresión se suaviza y nos regala una breve sonrisa antes de dirigirse hacia su auto sin decirnos nada.
Observo cómo se sube y sigue su proceso de preparación sin mirarnos, mientras yo solo puedo mantener la vista fija en ella. Abro la puerta y ajusto el asiento para que Lauren pueda entrar con comodidad. Una vez que está sentada, aseguro el asiento y me uno a ellas en el auto. Mientras hago esto, noto que Kate sigue ocupada ajustándose el cabello, la ropa, las gafas de sol y el cinturón de seguridad. ¿Estará evitando mirarme?
Quiero decir algo para romper el silencio incómodo que parece haberse instalado entre nosotros, pero Lauren es más rápida.
—Así que... ¿cómo les ha parecido el partido? —pregunta Lauren con una sonrisa nerviosa, tratando de aligerar el ambiente.
Kate finalmente gira su cabeza para mirarnos a ambos antes de encogerse de hombros.
—Estuvo entretenido, supongo —responde con indiferencia, pero puedo percibir que hay algo más detrás de esa respuesta.
Lauren y yo intercambiamos una mirada rápida, como si buscáramos confirmación mutua de que algo no está del todo bien. Sin embargo, decidimos no profundizar en el tema por el momento y seguimos conversando de manera ligera durante el trayecto.
—Nunca pensé que terminaría en la Kiss Cam. ¿No fue divertido? —pregunta Lauren emocionada, tratando de aligerar la tensión en el aire.
Ahora me toca compartir una mirada fugaz con Kate, y sé que ambos estamos pensando en ese inesperado beso en la pantalla grande.
—Sí, fue... inesperado —responde Kate, con un tono de voz menos seco que antes y una sonrisa algo forzada.
Lauren parece notar que no logrará hacer desaparecer la incomodidad en el ambiente con tanta facilidad.
—Oye, Kate, lamento si causé algún problema sin darme cuenta. No sabía que eras la novia de Gael —se disculpa Lauren, mirando a Kate con sinceridad.
Kate y yo intercambiamos miradas sorprendidas antes de negar con la cabeza al unísono.
—No somos novios —dice Kate con una sonrisa nerviosa, y yo asiento en acuerdo.
—Solo somos amigos —añado, intentando aliviar la situación.
—Vaya, lo siento, pensé que...
—No te preocupes, Lauren, es comprensible. Gracias por disculparte —responde Kate con amabilidad—. ¿Aquí tengo que doblar? —inquiere, cambiando de tema.
—Sí, en los edificios al final de la calle es donde vivo —contesta Lauren, dándose cuenta que Kate no quiere seguir charlando de ese tema, y se lo agradezco, ya que tampoco deseo profundizar más en el asunto.
Continuamos el trayecto en silencio, el ambiente en el auto ligeramente tenso. Lauren indica las direcciones mientras Kate maneja con concentración. Puedo sentir que hay un cierto grado de incomodidad en el aire, pero nadie parece estar dispuesto a abordar el tema nuevamente.
Finalmente, llegamos a los edificios donde vive Lauren. Se detiene frente a uno de ellos y se voltea hacia nosotros con una sonrisa forzada.
—Bueno, hemos llegado —anuncia, mirando a la castaña, quien está desabrochándose el cinturón de seguridad.
—Gracias por traerme, Kate —dice, en lo que yo me bajo para poder correr el asiento para ella, y así pueda salir con comodidad—. Gael, gracias por la invitación, y lamento si causé algún malentendido —menciona con sinceridad, agarrando su patineta del asiento.
—No te preocupes, Lauren. Fue un placer traerte hasta aquí —responde Kate con una sonrisa más relajada.
Asiento en acuerdo y sonrío también. Lauren se despide con un pequeño movimiento de mano y comienza a caminar hasta su edificio. Kate retoma la marcha una vez que se asegura que Lauren haya entrado y continuamos hasta mi casa.
El transcurso es en silencio, a excepción por la música de la radio. Hace mucho que entre nosotros no había un silencio tan pesado e incómodo.
—Y... —digo, intentando aligerar el ambiente.
—¿Qué tal tu día con Lauren? —pregunta Kate de repente, adelantándose, rompiendo el silencio.
Giro la cabeza para mirarla, sintiendo una mezcla de sorpresa y gratitud. Kate siempre parece saber cuándo hay algo en mi mente.
—Fue... bueno, creo —respondo, encontrando su mirada por un segundo antes de que se concentre en la carretera nuevamente—. Ella me invitó a pasar tiempo juntos para distraerme.
Kate arquea una ceja curiosa, pero no despega la vista del frente. No sé si es cautelosa o es porque no quiere verme.
Siento algo extraño en ella cada que se habla de Lauren.
—¿Distraerte? ¿De qué?
Respiro profundamente, tratando de decidirme si contarle o no. No quisiera que se preocupe por mí por algo así, sin sentido. Me doy cuenta que estoy tardando más de lo normal en decidir, así que inhalo hondo antes de responder.
—Mis padres tuvieron una pelea sin sentido otra vez —confieso, moviendo mi mano para restarle importancia al asunto—. Simplemente se gritaron cosas sin importancia, y estaba harto de estar en medio de eso.
Kate asiente con comprensión, su expresión suave y empática, como si estuviera analizando lo que acabo de decir.
—Lo siento, boy. Eso suena difícil.
Asiento con la cabeza de manera lenta, pensando en lo ocurrido en la madrugada, pero por alguna razón hablarlo con Kate no se siente igual que hacerlo con Lauren.
—Lauren me propuso ir al partido para distraerme y olvidar eso por un tiempo —cuento, tratando de explicarle por algún motivo el por qué estaba con Lauren hace un rato—. Supongo que agradecí la distracción, aunque no esperaba encontrarme en la Kiss Cam, creo que eso fue lo mejor de mi día —digo sin pensarlo mucho, mirándola de reojo mientras juego con la rueda de mi skate.
Veo como intenta oprimir una sonrisa, a la vez que asiente con la cabeza de manera lenta.
—Parecías sorprendido, pero no puedo negar que fue un momento memorable. —Río suavemente, asintiendo.
—Definitivamente lo fue —aseguro, haciendo que ahora sí sonría un poco—. Pero, ¿qué tal tu día? ¿Cómo te ha ido?
—Bueno, antes del partido estuve con Riley —cuenta, encogiéndose de hombros—. Tuvimos una conversación sincera sobre sus sentimientos hacia Liam.
Eso me intriga, y la miro con curiosidad, mientras me acomodo mejor en mi asiento para poder verla bien.
—¿Y qué te dijo?
Suelta un suspiro, para luego girar a verme en cuanto se detiene frente a un semáforo en rojo.
—Que sepas que jamás traicionaría la confianza de mi amiguis, si no fuera por tu plan de ser cupido —asegura, a lo que asiento con la cabeza, dándole a entender que lo tengo claro—. Well, me dijo que tu amiguito le gusta, pero prefiere tenerlo como amigo —anuncia, haciendo una pequeña mueca a la vez que se encoge de hombros—. No quiere arriesgar su amistad. Además que ahora mismo se preocupa mucho por su mamá y no quiere que nada afecte su relación.
La escucho atentamente mientras maneja, procesando sus palabras con cuidado. Inhalo hondo para después soltar un suspiro, asintiendo con comprensión. Riley ha demostrado una madurez que es admirable, al ser honesta sobre sus sentimientos y al mismo tiempo priorizar la amistad y el bienestar de Liam. Se me es inevitable sentir que sus palabras resuenan con mi situación, desencadenado una reflexión interna en mi.
Mis pensamientos están enredados entre lo que siento y lo que debería hacer. A medida que avanzamos en la conversación, mi mente comienza a dar vueltas en círculos, intentando comprender mis propios sentimientos y el impacto que podrían tener.
—Entiendo a lo que se refiere —respondo finalmente, mientras ella mira nuevamente hacia la carretera—. A veces, las cosas son mucho más complicadas de lo que parecen. ¿Pero, sabes? A veces también vale la pena arriesgarse por algo que sientes de verdad, por algo que vale la pena —digo esto último, animándome a mirarla, aunque ella no me corresponda el gesto.
Kate asiente con un gesto pensativo, sus ojos en la carretera pero con una expresión que indica que está sumida en sus propios pensamientos.
—Sí, tienes razón. Pero supongo que también tiene miedo de arruinar lo que ya tienen, you know? —admite con sinceridad.
Asiento en comprensión, sabiendo exactamente a lo que se refiere. El temor a perder lo que ya tenemos puede ser abrumador, y muchas veces nos lleva a mantener nuestros sentimientos en silencio.
—Entiendo ese miedo —contesto, sin apartar mi mirada en ella—. A veces, lo desconocido es lo que más nos asusta. Pero también está el otro lado de la moneda: la posibilidad de descubrir algo hermoso e inesperado, y si lo pienso a profundidad... —Me callo por unos segundos, buscando las palabras adecuadas, para luego soltar un pequeño suspiro—. Estoy seguro que vale la pena arriesgarse por eso —comento, sintiendo la urgencia de transmitir lo que pienso y siento.
Ella me mira por un momento, su mirada reflejando una mezcla de aprensión y curiosidad. Parece que mis palabras la están haciendo pensar más profundamente en el asunto.
—Supongo que tienes razón, boy —dice, volviendo la vista al frente—. A veces, es necesario dar un paso al frente y enfrentar lo que sentimos en lugar de esconderlo bajo la amistad, porque, ¿qué pasa si nunca descubrimos qué más podría haber? A lo mejor y sí, como dices, nos estamos perdiendo de algo maravilloso —menciona, mirándome de reojo por unos segundos—, pero a su vez, quizá, no es su momento de descubrirlo, ¿no crees? Quizá solo necesita tiempo.
Su voz es suave pero cargada de significado, y sé que está hablando no solo de Riley y Liam, sino también de nosotros. En ese momento, me doy cuenta de que ambos estamos en la misma encrucijada, lidiando con la misma confusión y temores.
—Tal vez —respondo pensativo, sin saber qué más decir para no arruinar esta indirecta directa que surgió de repente entre nosotros. Sin poder contenerme por más tiempo, suelto aquello que ha estado en mi cabeza desde que salimos del partido—: Kate, ¿hablaremos sobre lo que pasó en el estadio? —pregunto, sintiendo un nudo en mi estómago. Quiero saber si ella está verdaderamente en la misma página que yo.
Ella gira la cabeza para mirarme, y en sus ojos veo una mezcla de sorpresa y curiosidad.
—¿El beso en la Kiss Cam? —pregunta, y su voz es suave y cautelosa.
Asiento, sintiendo una mezcla de nerviosismo y anticipación.
—Sí, eso.
Kate se toma un momento antes de responder, y puedo ver que está considerando sus palabras.
—Fue... inesperado —dice finalmente, con una sonrisa tímida.
—Sí, definitivamente inesperado —concuerdo con ella, asintiendo con la cabeza—. Pero no me refería a eso, más bien mi duda es... ¿Por qué cuando nos apuntó a nosotros no quisiste y luego...? Bueno, pues, ¿me besaste? —pregunto, buscando su mirada.
Sus ojos se encuentran con los míos, y en su mirada veo una mezcla de emociones que me resulta difícil interpretar por completo. Puede que esté sintiendo lo mismo que yo, pero también existe la posibilidad de que tenga sus propias dudas y temores.
—Supongo que... fue una reacción impulsiva —responde después de un breve silencio, y puedo sentir cómo el nudo en mi estómago se afloja un poco al escuchar sus palabras—. No sé exactamente por qué lo hice, solo que en ese momento sentí que quería hacerlo.
Sus palabras me dejan un poco perplejo, pero también aliviado. Al menos no lo considera un error o algo que lamentar. Mantengo mi mirada fija en la suya mientras asimilo lo que ha dicho.
—Entiendo —respondo finalmente, con una sonrisa suave—. Fue sorprendente para mí también, pero no puedo decir que lo lamento. De hecho, me gustó —admito, volviendo a jugar con la rueda de mi patineta—. Me gustó más de lo que estaría dispuesto a admitir. —La miro de reojo, notando como intenta ocultar la sonrisa con su mano, y entonces la urgencia de querer aligerar el ambiente me invade, haciendo que diga lo primero que cruce por mi cabeza—. Pero por más que digas lo contrario, estoy seguro que ese beso supo a celos —bromeo -o no- con una sonrisa, intentando sonar ligero a pesar de la ansiedad que late en mi pecho.
La sonrisa de Kate se ensancha ante mi comentario, y me mira con diversión en los ojos.
—¿Celos? ¿De qué? —pregunta, y su tono es ligero y juguetón.
Me encojo de hombros, aunque en el fondo sé que hay algo de verdad en mis palabras.
—Bueno, no sé —contesto fingiendo despreocupación—. Quizás pensaste que besaría de verdad a Lauren en la Kiss Cam, y eso no te gustó —digo, sonriendo divertido sin poder evitarlo.
Sé que está mal que me guste pensar que ella pudo ponerse celosa, pero no lo puedo evitar. El pensamiento me gusta.
—¿Es decir que no lo ibas a hacer? —inquiere, girando a verme algo sorprendida, antes de volver su vista al frente.
—¿Querías que lo haga? —cuestiono, mirándola fijamente, sintiendo mi corazón desbocado por lo que pueda llegar a salir de sus labios.
—¿Por qué me pondría celosa, bobito? —pregunta, retomando el tema anterior, mientras carraspea—. No soy para nada una chica insegura. Además, como le dijimos a Lauren, no somos novios como para yo sentir esos sentimientos tan fuchis —responde, con una mezcla de diversión y seguridad en su voz—. Si te besé fue... Fue, nada, I mean, quería experimentar ese sentimiento, esa emoción de hacerlo en una Kiss Cam, you know?
Su respuesta me toma por sorpresa y me hace soltar una risa sincera. Kate tiene una manera única de desarmar cualquier tensión en el aire.
—Sí, entiendo. Querías experimentar —digo, asintiendo con una sonrisa, decidiendo seguirle el juego—. Fue una experiencia interesante, eso es seguro.
—¿Te está burlando de mí? —cuestiona, mirándome por unos segundos con incredulidad.
—¿Yo? ¿Burlarme de ti? Imposible —respondo sin poder ocultar mi sonrisa, haciendo que ella gire los ojos, aunque de todas formas sonríe—. Pero tienes razón, fresita —digo, poniéndome serio de repente, logrando llamar su atención—. No somos novios, somos amigos, y eso es lo más importante —afirmo con sinceridad, aliviado de que nuestra conversación haya tomado un tono más ligero. Miro por la ventana y veo que nos acercamos a mi casa.
Kate asiente y luego se queda en silencio por un momento. Puedo sentir que está evaluando sus palabras, como si quisiera agregar algo más.
—Boy, quiero que sepas que valoro mucho nuestra amistad —comienza a decir, y mi corazón da un salto ante sus palabras—. No importa lo que pase entre nosotros, quiero que eso siempre esté ahí. Sonará algo raro y crazy, but... En poco tiempo lograste convertirte en una de las personas más importantes para mí.
La gravedad de sus palabras me llega directo al corazón, y siento un nudo en la garganta. Quiero responderle de manera adecuada, pero las palabras parecen escaparse de mi mente en este momento. En lugar de eso, le sonrío con sinceridad.
—Lo sé, fresita, porque yo también valoro mucho nuestra amistad. Y no importa lo que suceda, eso siempre estará ahí para mí —le aseguro, deseando que pueda sentir lo genuino de mis palabras—. También te has vuelto alguien muy importante para mí.
Nuestros ojos se encuentran en un momento de entendimiento, y siento como si hubiéramos sellado un acuerdo silencioso. El futuro es incierto, pero sé que sea lo que sea lo que está por venir, Kate estará a mi lado de alguna manera u otra. Y eso es lo que realmente importa en este momento.
Valorar nuestra amistad es algo genuino, eso no está en duda. Pero en el fondo, sé que las cosas han cambiado entre Kate y yo. Ese beso en el estadio lo dejó en claro. Rompimos una barrera que, una vez cruzada, es difícil de ignorar o simplemente olvidar. No puedo evitar pensar en cómo este nuevo matiz podría afectar lo que compartimos.
La miro de reojo mientras conduce, observando su perfil y la forma en que su cabello cae sobre sus hombros. Siento una mezcla de emociones dentro de mí, desde la felicidad y la emoción hasta la incertidumbre y el miedo. Quiero mantener nuestra amistad intacta, pero también me doy cuenta de que hay algo más en juego ahora.
La pregunta de si esto será solo así para mí o si Kate también lo sentirá sigue resonando en mi mente. Quiero saberlo, pero temo preguntar con exactitud. Tengo miedo de que mis sentimientos no sean correspondidos de la misma manera, de que pueda arruinar lo que tenemos. Pero también estoy consciente de que es importante hablar sobre lo que sucedió y aclarar nuestras emociones para evitar malentendidos.
Sin embargo, no estoy seguro de cómo abordar este tema delicado. No quiero poner a Kate en una posición incómoda o hacerla sentir presionada, no luego de lo último dicho por ambos. Tal vez, por ahora, lo mejor sea simplemente seguir adelante, disfrutar de nuestra amistad y permitir que el tiempo nos muestre qué dirección tomarán nuestras emociones. Mientras tanto, no puedo evitar sonreír ante la idea de que quizás, solo quizás, esta nueva etapa entre nosotros podría ser algo realmente especial.
Kate estaciona el auto frente a mi casa y detiene el motor. Volteo a mirarla, agradecido por haberme traído. Me giro hacia ella, encontrando su mirada amable y reconfortante. Sé que hay algo más entre nosotros ahora, algo que va más allá de la amistad que compartimos.
—Gracias por traerme, fresita —digo con una sonrisa sincera, pero al mismo tiempo sintiendo que no quiero dejar esto aquí, quiero más.
Ella asiente suavemente, sus ojos brillando con comprensión.
—Puedes contar conmigo, boy —murmura, haciendo que frunza levemente el ceño al no comprender el todo sus palabras, entonces añade—: Ya sea para un hombro en el que apoyarte o, si lo prefieres, para una escapadita cuando necesites un respiro. Estoy aquí para ti —afirma con sinceridad.
La calidez de sus palabras y su genuino apoyo hacen que mi corazón se sienta más ligero. Es un alivio saber que puedo confiar en ella, que puedo compartir mis preocupaciones y emociones sin temor a ser juzgado. Especialmente ahora que las cosas entre nosotros han cambiado.
—Gracias, bonita. Significa mucho para mí —le digo con gratitud, deseando encontrar las palabras adecuadas para expresar lo que siento. Antes de que me aleje del auto, siento una urgencia por decir una cosa más—. Y lo mismo va para ti. Si alguna vez necesitas a alguien con quien hablar o simplemente escapar un rato, sabes que estoy aquí. Siempre.
Me armo de valor y le doy un beso fugaz en la mejilla, antes de bajarme del auto y casi que trotar hasta mi casa.
Nos hemos besado bastante hasta el día de hoy, pero por alguna razón, hacer eso hizo que sienta algo de pena y, con ese sentimiento, mis mejillas coloradas que no estaría deseando que ella vea.
---***---
Han pasado casi dos semanas desde el partido de beisbol. Dos semanas en donde la mayoría de mis amigos se han ido de vacaciones, a excepción por Kate y Lauren, puesto que esta última vino a Stenda de vacaciones.
El sol brilla en el cielo, entrando por el tragaluz del techo del centro comercial, creando una atmósfera relajada y alegre. Bebo un poco más de mi limonada sentado en una banca en compañía de Lauren, disfrutando de la brisa creada por los aires acondicionados, mientras miro a Dustin y Angie comprarse un helado.
En todo este tiempo las cosas en mi casa no han mejorado para nada, tampoco han empeorado del todo, pero no soporto estar ahí por mucho tiempo.
Por suerte Lauren tuvo la excelente idea nuevamente de invitarme a salir para distraerme, pero esta vez decidí unir a Angie y Dustin a nuestro plan, debido a que Angie quería venir al centro comercial a buscar los regalos para navidad, por lo que las festividades están bastante cerca.
Al pensar en navidad, recuerdo la idea que tuve hace unos días para lo que podría regalarle a Kate, y entonces se enciende la bombilla en mi cabeza al darme cuenta en quién podría ayudarme con eso.
—¿Sigues haciendo manualidades, Lauren? —pregunto, recordando las veces que solía hacer proyectos creativos en su tiempo libre.
Aparentemente la saqué de su trance, porque gira a verme algo anonadada, para luego sonreír y asentir con la cabeza.
—Sí, de hecho, he estado trabajando en algunas cosas últimamente. Me ayuda a relajarme y a mantener mi mente ocupada —responde, encogiéndose de hombros y asiento con la cabeza mientras sonrío—. ¿Y tú? ¿Sigues haciendo origami? —inquiere, enderezándose para poder verme bien, a lo que asiento con la cabeza.
—Sí, a veces —contesto con sinceridad—. No tanto como solía hacerlo, pero aún encuentro tiempo para ello. Te preguntaba porque... —Me quedo callado, buscando la forma de decirle lo que tengo en mente—. Quiero hacer algo y me preguntaba si podrías ayudarme.
—¿Puedo saber qué es? —pregunta, alzando sus cejas con curiosidad.
—Quiero hacer una pequeña lámpara de tulipanes. Algo delicado y hermoso —confieso, llevándome el sorbete hasta la boca para poder morderlo, tratando de evitar su mirada burlona—. Y pensé que tal vez podrías ayudarme a crear los tulipanes.
Si bien su mirada no expresa más que burla porque seguramente cree en lo cursi que me he vuelto, aun así parece sorprendida por mi propuesta.
—Eso suena encantador, Gael —asegura, asintiendo con la cabeza mientras sonríe de manera amable—. Estoy segura de que podemos hacer algo hermoso juntos, pero... ¿para quién es el regalo? Claro, si puedo saber, aunque para ser sincera, creo tener una idea.
Mis mejillas se calientan ligeramente mientras pienso en Kate.
—Es para Kate. Quiero dárselo en Navidad.
Lauren asiente, y veo una chispa de complicidad en sus ojos.
—Claro, estaré encantada de ayudarte a hacerlo.
Mientras observo a Dustin y Angie reír y jugar en la fuente de agua cercana, mi mente piensa en Kate. No puedo evitar pensar en cómo ha cambiado mi relación con ella desde aquel beso en el estadio. Ya no somos solo amigos, pero tampoco somos algo más definido. La incertidumbre me llena de inquietud, pero también de emoción. Pienso en Kate y en cómo se ve cuando ríe, con esas mejillas sonrojadas que me hacen sentir algo especial, cuando se enoja de verdad y frunce un poco su nariz haciéndola ver tierna, el como enreda su dedo en un mechón de cabello cada que está emocionada, como habla en inglés haciendo que me resulte encantador, pienso en ella y sé que estoy perdido.
A medida que la tarde avanza, me doy cuenta de que ya no puedo ignorar mis sentimientos. Cada vez que miro a Kate, siento un cálido hormigueo en mi pecho y una sensación de felicidad que no puedo explicar. Pero también sé que no puedo apresurar las cosas, y que lo más importante es mantener nuestra amistad fuerte y sólida.
—Creo que eres brujo —dice Lauren, llamando mi atención, haciendo que la mire confundido.
—¿De qué hablas?
Señala hacia la distancia con un movimiento de cabeza, donde Kate está de pie junto a un chico, Victorio, que parece estar contándole algo con entusiasmo. Ella se ríe y asiente con la cabeza, y no puedo evitar sentir un nudo en el estómago. Los celos me golpean de manera inesperada y me siento frustrado conmigo mismo por reaccionar de esta manera.
—La invocaste con el pensamiento.
Por suerte ninguno de ellos cae en cuenta de nuestra presencia, aunque la verdad no sé si eso lo tomo como algo bueno o no.
—¿Estás bien? —pregunta Lauren con preocupación. Al parecer hoy estoy bastante expresivo con el rostro.
Trato de sonreír y asentir con la cabeza, pero sé que mi expresión debe haber delatado mis sentimientos.
—Sí, estoy bien —miento, sin poder apartar la mirada por donde se fueron Kate y "Vico"—. Solo no esperaba ver a Kate con alguien más aquí —respondo, intentando mantener la calma—. Es decir, no esperaba verla y ya.
Lauren parece comprender lo que está sucediendo y me da un golpecito en el hombro de manera reconfortante.
—Es normal sentir celos cuando hay sentimientos en juego —comenta, haciendo que gire a verla para negar lo que acaba de decir, pero me da una mirada que me hace saber que sería algo tonto hacer eso.
—No estoy celoso —me niego de todas formas, y ahora que lo digo en voz alta, sí, suena tonto.
—Ajá, lo que tú digas y te haga sentir bien, está bien para mí —responde divertida, haciendo que la mire mal—. Pero tranquilo, no se ve que Kate sea de esas que le gusta jugar con los chicos, y menos cuando ya te le has confesado. —Sus palabras me toman por sorpresa, haciendo que de repente me sienta un poco incómodo y hago un pequeño gesto que llama su atención—. Porque si te le has confesado... ¿cierto?
—Pues... No sé si sea necesario hacer eso —respondo algo indeciso, encogiéndome de hombros—. Quiero decir, las cosas han cambiado entre nosotros, y estoy seguro que ella ya sabe lo que siento por cómo actúo, es decir, quiero pensar que se lo demuestro, ¿sabes? Nos besamos y así... —Me callo en cuanto la escucho suspirar y negar con la cabeza.
—Ay Dios mío, hombres —murmura como si estuviera cansada, para luego girar a verme a los ojos—. Gael, a veces es necesario dar ese paso y confirmar lo que ya es obvio. Porque sí, es obvio que te gusta, pero eso no quita que hasta que no se afirme en voz alta, no se puede suponer nada —dice, recordándome la valiosa lección que me enseñó hace muchos años—. No solo por tu propia tranquilidad, sino también por la de Kate. Las cosas pueden volverse incómodas si no se aclaran, como tus celos, por ejemplo.
—Que no estoy celoso —miento, tratando de que me crea, a lo que gira los ojos y asiente con la cabeza.
—Mira, hasta ahora, nada está claro entre tú y Kate. No has asegurado ningún sentimiento, y todo está un poco indeciso, flotando en el aire —menciona, moviendo sus manos para dar énfasis en lo que está diciendo—. Tal vez, muy en el fondo, es porque sabes que ella no te gusta de esa manera y solo has confundido tus sentimientos por el tiempo compartido.
Sus palabras me hacen reflexionar sobre mi situación. Es cierto que hasta ahora no he hablado con Kate sobre mis sentimientos, y eso ha dejado un espacio para la incertidumbre. Tal vez mis celos son el resultado de mi propia indecisión y la falta de claridad en nuestra relación.
—No, eso no. Kate de verdad me gusta y eso no se lo puedo negar a nadie —aseguro, mirándola a los ojos para que sepa que hablo en serio—. Pero sí, tienes razón. Debo aclarar las cosas con Kate y no asumir nada sin antes hablar con ella —respondo, agradeciendo su apoyo y sabiduría. Lauren me sonríe y asiente con aprobación.
—Eso suena como una decisión sabia. Habla con Kate, aclara tus sentimientos y escucha los suyos. Sea cual sea el resultado, al menos ambos sabrán dónde están parados.
✨️ KATE ✨️
Camino con los brazos cruzados por el centro comercial mientras Vico se ríe a carcajadas de mí, incluso cuando intenta dejar de hacerlo, gira a verme y vuelve a reírse más fuerte.
—¿Te cuento más desgracias para que te rías con más ganas? —propongo algo enfadada, mirándolo de reojo.
Se limpia una lágrima de su ojo, aun tratando de dejar de reír, mientras niega con la cabeza y mueve sus manos.
—No, no, ya, disculpa —dice como mejor puede por la risa, para luego tragar saliva e inhalar hondo y exhalar haciendo un poquito de ruido—. Dios, hace tanto que no me río así —confiesa y alzo las cejas, mientras asiento con la cabeza de mala gana—. De verdad no era mi intención reírme así, Piggy, pero es que jamás creí que celosa serías capaz de besar a Gael frente a miles de personas.
—¡Que no estaba celosa! —exclamo un poco fastidiada, golpeando el suelo con mi pie, logrando que él quiera reír de nuevo.
—Y te creo, te juro que sí —asegura, alzando las manos en son de paz, haciendo que gire los ojos—. Y justamente porque no estabas celosa, hiciste esto.
Antes de que pueda procesar lo que acaba de decir, tira de la parte baja de mi blusa, haciendo que choque contra él y quedemos a centímetros de distancia. Mi respiración se atora en mi garganta, mientras lo miro con los ojos abiertos de par en par, sin saber cómo reaccionar y sintiéndome muy nerviosa de repente. Por el contrario, Vico parece estar disfrutando esto, lo puedo ver en sus ojos y en la comisura de su labio levemente elevada.
Me alejo de él con rapidez, a la vez que carraspeo y acomodo mi ropa, mientras él se dedica a sonreír divertido por la situación. Mis nervios están a flor de piel, y puedo sentir cómo mi corazón late rápido en mi pecho, como si estuviera a punto de salir disparado. Trago saliva y me obligo a reír un poco, aunque suene un tanto forzado.
—Vico, en serio, no tengo idea de qué estás hablando. Fue solo un beso en la Kiss Cam, no es para tanto —digo, intentando restarle importancia al asunto, aunque en realidad estoy tratando de recuperar mi compostura después de esa repentina cercanía entre nosotros.
—No sé tú, pero ahora que lo hice sin ningún sentimiento de por medio, sobre todo celos, mmm... —balbucea pensativo, sin apartar sus ojos de los míos—, no lo sé, se siente extraña la sensación, ¿sabes? Pero apuesto lo que sea que si tuviera algún sentimiento fuerte en mí, uno que me haga actuar antes de pensar, seguro lo haría, sí.
—Eres un tonto —aseguro, riendo algo nerviosa, sin animarme a verlo por más de cinco segundos a los ojos.
—¿Qué? ¿Te puse nerviosa? —cuestiona, mirándome con coquetería, dando un paso en mi dirección, haciendo que por inercia dé un paso lejos de él.
—Obvio no, bobito —respondo aun caminando de espaldas, hasta que choco con lo que creo es una pared, pero no pienso apartar la vista de los ojos de Vico, aunque mi instinto me pida con urgencia hacerlo.
Trago saliva con algo de dificultad y puedo sentir mi corazón latir con fuerza contra la caja torácica, incluso siento los latidos en mis oídos. La tensión entre nosotros es palpable, y no puedo evitar que un escalofrío recorra mi espalda mientras sostengo su mirada. Mis labios se sienten un poco secos, y me los humedezco nerviosamente con la lengua, sin apartar la vista de él.
—¿Segura? —inquiere, apoyando una de sus manos a un lado de mi cabeza, casi que acorralándome contra la pared—. ¿Te pongo igual de nerviosa que Gael o más?
—Gael no me pone nerviosa —me apresuro en decir, negando con la cabeza—. Con él me siento en paz siempre —digo, para luego hacer una pequeña mueca—. Well, a veces no, but... fueron ocasiones especiales.
—¿Y entonces por qué sigues negando tus sentimientos hacia el pobre chico que se ve que no hace más que soñar contigo? —pregunta, tocando la punta de mi nariz con su dedo como si fuera un regaño, antes de alejarse un poco de mí y así poder cruzarse de brazos, mientras me mira con una ceja alzada.
—Yo nunca negué que me gustara Gael —respondo algo a la defensiva, cruzándome de brazos al sentir que necesito un poco de protección luego de sentir mi corazón sumamente acelerado por los nervios.
—Pero tampoco nunca lo afirmaste en voz alta —contraataca, mirándome fijamente como si de un reproche se tratara—. Tú mereces aclarar lo que sientes y quieres, sea bueno o malo para ti o él, como así él merece que lo hagas. —Estira la mano hasta acariciar mi cabeza como si de un perro se tratara, logrando desordenar mi cabello mientras yo me quejo—. Ya no seas cabezota y miedosa, no todo amor es malo, de hecho, el amor no es malo, somo las personas quienes lo volvemos así.
Mis mejillas arden mientras él habla, y puedo sentir que estoy perdiendo la batalla contra mis propios nervios. Aunque Vico tenga razón en lo que dice, es difícil para mí enfrentar mis propios sentimientos y temores.
—Vico, no es tan sencillo —murmuro, evitando su mirada y mirando hacia otro lado.
—Nunca dije que lo fuera, Piggy —responde con suavidad—. Pero no puedes seguir huyendo de tus sentimientos. No te hará bien a largo plazo.
El consejo de Vico me hace pensar en Gael y en la conversación que tuvimos en el auto después del partido. Tal vez sea hora de enfrentar lo que siento y hablar con Gael al respecto. Pero la idea todavía me aterra.
—Tienes razón —admito finalmente, suspirando y bajando la guardia—. Supongo que... tengo miedo de arruinar lo que tenemos si digo algo y no es recíproco —menciono con sinceridad, para luego negar con la cabeza, diciéndome a mí misma que no puedo seguir mintiéndome así—. No es cierto —digo, y puedo sentir su mirada en mí, pero yo solo puedo mirar el suelo—. No es mi temor a que esto no sea recíproco, es mi temor a que lo sea.
—Ahora sí que no logro entenderte.
Inhalo hondo, sintiendo como mis pulmones se llenan de aire hasta el punto de doler, para luego exhalar de manera tan lenta que lograría desesperar a cualquiera, mientras pienso a profundidad las palabras que estoy a punto de decir en voz alta. Sin contar a mi mamá, no le he contado a nadie más estas inseguridades que siento desde hace un tiempo.
—I mean... ¿Y si es recíproco y él espera algo más que aun no me siento lista para darle? —inquiero, alzando la vista para verlo, notando que sigue algo confundido, entonces continúo—: Me refiero a que, capaz él busque un romance, que seamos pareja, you know? Y si, Gael me gusta mucho y no lo puedo negar, es un chico genial y... —Suspiro, sintiéndome muy abrumada de repente—. La cosa es que no me siento preparada para otra relación. Si bien ya pasaron más de tres meses desde que salí de una, no quita que haya sido una que me agotó mentalmente y... —Me callo al no saber cómo expresar tanto caos interior—. Pero también está esta otra inseguridad, esta vocecita que me dice que estoy sobrepasando las cosas cuando, quizá, ni siquiera le gusto como creo a Gael, quizá solo disfruta el estar conmigo, you know? A lo mejor solo soy eso para él, alguien con quien pasar el tiempo cuando no tiene con quién.
La mirada comprensiva de Vico me hace sentir escuchada, y sus palabras me hacen sentir menos sola en mis pensamientos. La verdad es que no sé qué esperar de todo esto, pero enfrentar mis inseguridades en voz alta me hace sentir un poco más ligera, como si hubiera quitado un peso de mis hombros.
Suelta un suspiro, para luego acercarse a mí y abrazarme con cariño, con protección, como te abrazaría un hermano mayor. Cierro los ojos y rodeo su torso, mientras siento como acaricia mi cabello con delicadeza.
—Entiendo tus miedos y dudas, y es normal sentirlos —dice Vico en un tono suave—. Pero recuerda que eres una persona valiosa y mereces ser feliz. Si Gael realmente se preocupa por ti, lo entenderá y respetará tus sentimientos y tu tiempo. La comunicación es clave en cualquier tipo de relación, y hablar con él sobre lo que sientes es un paso importante.
Permanecemos en silencio por un momento, abrazados en medio del centro comercial. La tensión y el miedo que sentía antes han disminuido considerablemente, y en su lugar hay un sentido de calma y aceptación.
Nos separamos y Vico me sonríe con ternura. Es una sonrisa que me dice que siempre estaré respaldada en mis decisiones, sin importar cuáles sean.
—Gracias —digo con sinceridad, a lo que él mueve la cabeza como respuesta—. Bueno, andando que aun no he encontrado el regalo perfecto para Gael —comento, haciéndolo reír por lo bajo.
—Antes de eso, necesito ir al baño —anuncia, señalando el baño de hombres a lo lejos—. Tanta emotividad me afecta —comenta, haciéndome reír mientras asiento con la cabeza y muevo mis manos dándole a entender que puede irse.
Vico se aleja hacia el baño de hombres, dejándome sola por un momento. Aprovecho este tiempo para reflexionar sobre nuestra conversación y sobre lo que siento por Gael. Aunque las cosas siguen siendo un tanto confusas en mi mente, al menos he compartido mis preocupaciones con alguien de confianza, y eso me hace sentir un poco más en paz.
Camino hasta uno de los bancos y me siento en uno libre, mientras saco mi celular del pequeño bolso de manos, para responder el mensaje de Riley, quién me pregunta qué es lo que quiero de regalo para navidad. Después de responderle y preguntarle lo mismo, diciéndole que estoy en el centro comercial y debería aprovecharlo, guardo nuevamente el móvil, para levantar la cabeza y ver si Vico ya viene, pero en mi campo de visión aparece la persona menos quería ver en el planeta Tierra.
Me quedo tan pasmada viéndolo, que no me doy cuenta cuando ya está frente a mí, a un par de pasos de distancia, sonriéndome como si fuéramos viejos amigos.
—Qué casualidad encontrarnos aquí, ¿no te parece, Katy? —cuestiona con una fingida amabilidad, sin apartar sus ojos de los míos.
—A mí me parece la desdicha del día —contesto con sequedad, levantándome del banco para irme de aquí, porque no deseo tratar con él.
Antes de que pueda dar dos pasos más lejos, Luca me agarra de la muñeca, haciendo que gire a verlo.
—¿Por qué tan grosera, Kate? —inquiere, frunciendo ligeramente el ceño descontento—. Deberías ser un poco más educada y hablarme bien, ¿no? Hace tanto que no nos vemos que deberías estar contenta.
—¿Quién en su sano juicio estaría contenta de ver a una porquería como tú? —pregunto, alzando un poco más la barbilla y mirándolo fijamente a los ojos, tratando de demostrarle que no le tengo miedo, aun cuando por dentro siento un gran nudo comenzar a formarse en mi estómago de solo pensar que sus dedos están tocándome nuevamente.
Luca me sostiene la mirada, y por un momento, parece que va a responder con enojo. Pero luego, una sonrisa torcida se forma en su rostro, como si estuviera disfrutando de mi irritación.
—Siempre tan dulce, Kate —responde con un tono sarcástico, apretando un poco más su agarre en mi muñeca, haciendo que mi irritación crezca aún más—. ¿Sabes? A veces pienso que en el fondo disfrutas de este pequeño juego entre nosotros.
—No sé de qué diablos estás hablando —replico con desprecio, intentando zafarme de su agarre sin éxito.
«¿Dónde estás Vico?», es todo lo que puedo pensar al darme cuenta que no puedo zafarme de su maldito agarre.
Luca sonríe con autosuficiencia, como si estuviera saboreando el poder que tiene sobre mí. Me invade una mezcla de enojo y repulsión, y desearía poder deshacerme de su contacto lo más pronto posible.
—Puede que finjas que me odias, pero sé que en el fondo aún me extrañas, Kate —dice con una sonrisa desagradable, acercándose más a mí, lo que hace que mi corazón se acelere en respuesta.
La proximidad de Luca y su actitud confiada me ponen en alerta máxima. No puedo permitir que piense que todavía tiene algún tipo de influencia sobre mí. Intento recuperar la compostura y mantener mi voz firme a pesar de la irritación que siento.
—Te equivocas si crees que alguna vez te he extrañado, Luca. Tu presencia solo trae malos recuerdos y malos momentos, y no tengo interés en revivir ninguno de ellos —le respondo con determinación, tratando de liberar mi muñeca de su agarre una vez más.
Su sonrisa se ensancha, como si estuviera disfrutando de esta conversación incómoda. A pesar de mis palabras, él no parece dispuesto a soltarme, y siento una creciente sensación de pánico mientras su mano aprieta aún más mi muñeca.
—Oh, vamos, Katy, ¿no me has extrañado ni un poquito? ¿o a mis caricias? —me provoca, delineando mi mandíbula con su mano libre, haciendo que ahora sienta mi barbilla temblar y no sé si es del repudio que siento hacia su persona, del miedo o del enojo.
Mi respiración se acelera mientras Luca continúa con sus provocaciones. La sensación de su mano en mi mandíbula es inquietante y me hace sentir atrapada. Quiero gritar, quiero golpearlo, pero sé que no puedo permitir que él me vea ceder ante su juego.
—No tienes derecho a tocarme de ninguna manera —me quejo, moviendo mi cabeza a un costado para evitar que siga tocándome el rostro—. Ya no eres parte de mi vida, y no tengo ningún interés en revivir nada contigo.
Mi mirada se encuentra con la suya, y en esos ojos oscuros veo una chispa de diversión retorcida. Parece disfrutar de mi incomodidad, y eso solo aumenta mi determinación de no dejarme manipular por él.
—Tienes razón, Kate, no tengo derecho a tocarte, al menos no aquí —dice con una mirada maliciosa que me hace sentir incómoda—. Pero no te preocupes, solo quería recordarte que todavía estoy cerca, por si algún día decides que extrañas el "juego".
Cuando parece que al fin me va a soltar, alguien habla a nuestras espaldas, haciendo que su agarre alrededor de mi muñeca vuelva a sentirse firme.
—¿Qué pasa aquí?
Ambos nos giramos y puedo ver al hermano menor de Gael, junto a su novia, mirar la escena con algo de confusión.
Dustin pasa su mirada de mí a Luca y viceversa un par de veces, para luego bajar su vista hasta el agarre de mi ex en mi muñeca.
—No te incumbe, enano, es algo entre mi novia y yo —contesta Luca con mala gana, haciendo que gire a verlo como si se hubiera vuelto loco, para luego volver a ver a Dustin con algo de desesperación mientras niego con la cabeza.
—No es cierto, Dustin —me apresuro en decir, y puedo sentir el apretón de Luca en mi muñeca, logrando que gire a verlo.
—¿A quién le dices enano, cara de caca? —inquiere Dustin, dando un paso en nuestra dirección, sin apartar sus ojos de los de Luca, quien alza una ceja.
—¿Y esta pequeña mierda quién es, Katy? —interroga Luca, señalando a Dustin con su cabeza pero sin apartar sus ojos de los míos—. ¿Otras de tus conquistas o qué?
—Mierda tú, y de las grandes —responde Dustin con decisión, mirando fijamente a Luca—. Y si quieres saber, soy el presidente del club de "Ex's de Katy". Tenemos reuniones secretas en las que compartimos anécdotas sobre sus exnovios y votamos por quién es el más patético. Pero hasta ahora, amigo, estás ganando por goleada.
—¿Quién mierda te crees que eres para hablarme así? —inquiere Luca, dando un paso en dirección de Dustin, sin soltar su agarre de mi muñeca.
El hermano menor de Gael parece no querer retroceder en todo esto, porque aunque Luca es mucho más alto que él, aun así levanta la cabeza desafiándolo.
—Aléjate de mi hermano, D'Alessandro.
Mi corazón da un vuelco al escuchar la voz de Gael y giro hacia donde se encuentra, haciendo que de repente me sienta aliviada de su presencia. Sin embargo, también puedo notar la tensión en su mandíbula y en su postura, lo que me dice que no está precisamente contento con la situación. Es como si el aire se hubiera vuelto denso de repente, y no sé qué esperar a continuación.
—Con razón olía así de mal —habla Luca, sonriendo divertido al ver a Gael acercarse hasta nosotros y pararse delante de Dustin.
—Seguro te estabas oliendo a ti mismo —murmura Dustin, cruzándose de brazos, ganándose un pequeño empujón por parte de Angie.
Noto como Gael baja la vista hasta el agarre de Luca en mi muñeca, antes de volver a verlo a los ojos.
—Suéltala —ordena con voz severa, cruzándose de brazos.
A diferencia de hace un rato, ahora es el turno de Luca de levantar la cabeza para mirar fijamente a los ojos de Gael.
—¿Por qué todos hoy deciden meterse en los asuntos que tengo con mi novia? —inquiere al aire, haciendo que el rostro de Gael se enserie mas.
—Suéltala si no quieres que llame al guardia de seguridad —habla otra voz, haciendo que mis ojos se posen en ella, Lauren, quien posa una mano en el brazo de Gael a modo de apoyo.
Luca pasa su vista de ella a Gael, para luego girar a verme con cierta burla brillar en sus ojos antes de que su sonrisa maliciosa aparezca.
Sin importarle lo más mínimo las cuatro personas delante de nosotros, les da la espalda y tira de mí logrando acercarme al punto de casi chocar con él, para luego acercar su rostro al mío, haciendo que intente alejarme por inercia, pero su agarre me lo impide.
—Te lo dije, ¿o no Katy? —susurra cerca de mi oído, para que solo yo pueda escucharlo—. Jamás podrías gustarle a alguien en serio como para ser la primera opción. Me cambiaste por Vitali y mira, él te cambió por alguien que, claramente, es mucho mejor. Abre los ojos y date cuenta, mi amor.
La voz de Luca susurra veneno en mi oído, y sus palabras cortantes penetran como cuchillas en mi mente. El tono burlón y malicioso hace que la ansiedad, el enojo y la repulsión se mezclen en una tormenta de emociones tumultuosas.
Al mismo tiempo que suelta su agarre en mi muñeca, me da un beso fugaz en la mejilla que logra desencadenar todas mis emociones de golpe, haciendo que mis piernas no aguanten por más tiempo el temblor y termine cayéndome al suelo, mientras que él comienza a caminar lejos de nosotros como si nada hubiera pasado.
—¡Kate! —escucho como exclaman los demás, agachándose para quedar a mi altura, mientras que yo intento respirar con normalidad.
Una avalancha de emociones se desata en mí en ese instante. La ansiedad se apodera de mi pecho, como si mil mariposas revolotearan frenéticamente en su interior. El enojo y la repulsión son como una tormenta furiosa que se desencadena en mi mente. Siento que la rabia se mezcla con la impotencia, como si un torrente de emociones negativas amenazara con ahogarme.
Mis manos tiemblan mientras intento respirar con normalidad, pero el aire se siente escaso, como si estuviera siendo sofocada por sus palabras y su presencia. Mi corazón late con fuerza descontrolada, como si quisiera escapar de mi pecho, y el sudor frío empapa mi frente mientras me esfuerzo por mantener la compostura.
Gael y Lauren intentan tranquilizarme, sus voces son un murmullo distante que apenas llega a mis oídos. Siento la necesidad urgente de alejarme de aquí, de escapar de las garras venenosas de Luca y de todas las emociones abrumadoras que ha desencadenado en mí.
Mi respiración se torna errática, como si estuviera tratando de inhalar aire pero este se negara a entrar en mis pulmones. Mi garganta se cierra, y siento como si estuviera al borde de un ataque de pánico. Los latidos de mi corazón resuenan en mis oídos de manera ensordecedora, como si quisieran escapar de mi pecho.
Mientras los demás intentan tranquilizarme, todo lo que puedo hacer es cerrar los ojos, apretar los puños y tratar de recuperar el control de mi respiración. La sensación de suciedad y asco que me dejó Luca es abrumadora, y desearía poder borrar ese momento de mi mente.
—¡Kate! —escucho alguien a lo lejos, haciendo que alce la vista para encontrarme con Vico corriendo en mi dirección, terminando de rodillas a mi lado, mirándome preocupado—. ¿Qué pasó? —pregunta, mirando a los demás con preocupación antes de volver a verme.
—Ese hijo de puta —murmuro con todo el odio que siento ahora mismo, levantándome del suelo sin importarme empujar a nadie de por medio, para comenzar a caminar por donde se fue Luca antes, dispuesta a cobrarme todo lo que me ha hecho antes.
La ira y el odio fluyen a través de mí, ahogando momentáneamente la ansiedad y el miedo que me habían abrumado antes. La imagen de Luca, su voz venenosa y su sonrisa maliciosa, se convierten en un blanco para mi rabia, sumado al beso que no hace más que incrementar el odio en mí. Mis pasos son decididos y, aunque Vico intenta detenerme, avanzo con determinación hacia el lugar donde Luca se ha retirado.
—¡Kate, espera! —escucho a Vico llamarme, pero mi mente está completamente enfocada en la idea de enfrentar a Luca y hacerle pagar por lo que me ha hecho.
Alguien se para delante de mí, bloqueando mi paso, pero estoy tan enfadada que no me detengo para ver de quién se trata. En cambio, intento rodearlo con determinación, ignorando cualquier obstáculo que se interponga en mi camino. Mis pasos son impulsados por una furia incontenible, y no pienso permitir que nada ni nadie me detenga.
—¡Déjame! —exclamo al borde de la histeria, empujando al individuo con todas mis fuerzas. Aun así, la persona no cede y se mantiene firme frente a mí. Mis empujones se vuelven golpes desesperados en su pecho, como si quisiera abrirme paso a través de él.
La persona sujeta mis muñecas con firmeza para detener mis embates. Me tenso, lista para recriminarle que me suelte, pero cuando alzo la vista y veo quién es, mi rabia se disuelve.
Mis manos, que antes habían golpeado con furia, ahora se relajan, y siento un hormigueo en los dedos por haber apretado tan fuerte, llegando al punto de clavarme las uñas en las palmas de las manos.
Consigo enfocar mi mirada en el rostro preocupado de Gael, y sus manos cálidas acarician mis muñecas con cariño, tratando de calmarme. Su contacto me ayuda a recuperar un poco de mi calma, a encontrar el equilibrio en medio del caos.
Siento cómo mi barbilla tiembla junto a mi labio inferior, y mis fosas nasales se expanden mientras intento controlar mi respiración entrecortada. Los ojos de Gael me observan con una preocupación palpable, y en ese momento, una lágrima rebelde se escapa de mis ojos, seguida por muchas otras que habían estado retenidas.
Sin decir una palabra, Gael me rodea en un abrazo protector, y yo no dudo en recibirlo. Mis manos aferran su camiseta entre mis dedos, apretándola con fuerza hasta arrugarla. Un sollozo escapa de lo más profundo de mi ser, liberando parte de la tensión que me había consumido.
El abrazo de Gael se convierte en un refugio donde puedo permitirme sentir toda la vulnerabilidad y el dolor que he estado reprimiendo. El temblor de mi cuerpo se une al suyo en un baile de consuelo y comprensión mutua. Su presencia y su apoyo son como un ancla que me conecta con la realidad, mientras mi tormenta emocional comienza a ceder ante la calma que su abrazo me ofrece.
—Aquí estoy, fresita —dice en voz baja para que pueda escucharlo, mientras acaricia mi espalda—. Aquí estoy.
Las palabras tranquilizadoras de Gael, susurradas en voz baja, son como un bálsamo para mi alma herida. Mis sollozos comienzan a disminuir gradualmente mientras siento el cálido consuelo de su abrazo. Puedo sentir el latido de su corazón, firme y constante, como una promesa de que está aquí para apoyarme.
—Gael... —murmuro, apenas capaz de articular su nombre entre sollozos.
Él no responde con palabras, solo aprieta su abrazo con más fuerza, como si tratara de protegerme de todo el dolor y la angustia que siento en este momento. Sus caricias en mi espalda son un recordatorio constante de que no estoy sola, de que él está a mi lado, dispuesto a ser mi refugio en medio de la tormenta.
Mis sollozos se van apagando gradualmente, reemplazados por una sensación de calma que solo la presencia de Gael puede proporcionar.
Cuando siento que he recuperado suficiente compostura, me separo lentamente del abrazo de Gael. Nuestros ojos se encuentran, y puedo ver la preocupación y el afecto en su mirada. Sus dedos suavemente apartan algunos mechones de cabello que se han pegado a mi rostro debido a las lágrimas.
—¿Estás bien ahora, fresita? —pregunta en un tono suave.
Asiento lentamente, incapaz de articular palabras en este momento. Mi voz aún está un poco temblorosa, y no quiero que él vea lo -muy- vulnerable que me siento en este momento.
Lauren, Angie, Vico y Dustin están cerca, observando la escena con expresiones preocupadas. Lauren se adelanta y me ofrece una sonrisa comprensiva.
—¿Quieres hablar de lo que pasó, Kate? —pregunta con delicadeza.
Negando con la cabeza, me doy cuenta de que no estoy lista para hablar de Luca o de lo que él representa en mi vida. Solo quiero dejar este episodio atrás y seguir adelante.
—Solo quiero irme de aquí —digo finalmente, mirando el suelo, sin poder levantar la mirada por pena.
—¿Viniste en tu auto? —cuestiona Gael, sin apartarse ni un centímetro de mi lado, agachándose un poco para buscar mi mirada y, una vez que la encuentra, asiento con la cabeza—. De acuerdo, yo te llevaré.
—No, estás con Lauren y...
—¿Lauren, te molesta que lleve a Kate hasta su casa? —inquiere Gael firme y serio, interrumpiéndome, pero no deja de mirarme fijamente a los ojos.
Por su tono de voz y la forma en que me mira, sé que está más que preocupado. Está enojado, pero no conmigo, consigo mismo.
—No —se apresura en responder la castaña, negando con la cabeza.
—Listo, ¿ves? —dice Gael, para luego soltar un suspiro antes de enderezarse.
—Yo voy con ustedes —habla Dustin, haciendo que Gael gire a verlo y asiente con la cabeza en cuanto ve a su hermanito despedirse de su novia, luego de que Lauren le asegurara de que ella la acompañará hasta su casa.
Sin esperar más, Gael entrelaza sus dedos con los míos, para luego comenzar a caminar, guiándonos a mí y a Dustin hasta el estacionamiento. Mientras siento el dedo pulgar del boy acariciar el dorso de mi mano con cariño, me sorprendo en cuanto siento como agarran mi mano libre, al darme vuelta veo a Dustin sonreírme, haciendo que le devuelva el gesto lo mejor que puedo. A diferencia del mayor que me agarra a modo de protección, el menor lo hace como un gesto de apoyo.
Gael y Dustin caminan a mi lado mientras nos dirigimos al estacionamiento. Siento el contacto reconfortante de sus manos sosteniendo las mías, y me siento agradecida por su apoyo en este momento. Aunque las palabras no han sido necesarias, su presencia habla mucho más fuerte que cualquier conversación.
Una vez que estamos frente a mi auto, le tiendo las llaves a Gael. Caminamos hasta las puertas y él abre la del copiloto para mí, mientras que Dustin se sube por el lado del piloto a los asientos traseros. Le agradezco en un murmuro antes de sentarme y verlo cerrarme la puerta para luego rodear el auto y así poder subirse. Mientras Gael maneja, Dustin va mirando por la ventana y tarareando una canción que probablemente le guste.
Mientras el paisaje fuera del auto se desplaza, mi mente sigue atrapada en un bucle mental, reproduciendo una y otra vez la escena en el centro comercial. Las palabras hirientes de Luca, su voz desagradable susurrándome al oído, su tacto, su presencia amenazante. Cierro los ojos por un momento, intentando bloquear esos recuerdos y el torrente de emociones que me abruma.
Gael continúa manejando en silencio, pero de todas formas sujeta mi mano con firmeza, y siento su apoyo a través de ese simple gesto. Dustin sigue tarareando una canción en los asientos traseros, ajeno a la tormenta emocional que estoy experimentando.
Después de un rato que me parece eterno, Gael rompe el silencio con su voz suave y comprensiva.
—¿Estás bien? —pregunta, apartando la mirada de la carretera para posarla en mí.
—Si te soy sincera no sé cómo sentirme —admito, bajando la vista hasta nuestras manos en cuanto él decide entrelazar nuestros dedos—. No sé si sentirme molesta con él, conmigo, asqueada de él, de mí, triste, neutral, es... Confuso ahora.
—Todos los sentimientos negativos como el enojo y el de sentirte asqueada, debería ser con él —habla Dustin, agarrándose de los asientos para hacerse un poco hacia adelante, posándose en medio de Gael y yo.
—Enano —dice Gael con voz severa, mirándolo por el espejo retrovisor.
Dustin se suelta de los asientos, cayendo con algo de brusquedad contra el asiento trasero, para luego soltar un suspiro y cruzarse de brazos.
—Ay, no me digas enano que se me retuercen las tripas de enojo —pide, frunciendo el ceño e inflando un poco las mejillas—. Es más, por un tiempo tienes prohibidísimo decirme así.
Las palabras de Gael y la voz reconfortante de Dustin me hacen sentir un poco más tranquila. Asiento en respuesta a lo que han dicho, sintiéndome agradecida de tenerlos a mi lado en este momento difícil.
—Tienes razón —respondo a Dustin—. Debería sentirme molesta con él, no conmigo misma.
Continuamos el viaje en silencio por un rato, con el suave murmullo de la radio de fondo. La tensión en el aire comienza a disiparse lentamente, y siento que el apoyo de Gael y Dustin me ayuda a procesar lo que acaba de suceder.
Llegamos hasta mi casa y Gael estaciona el auto frente a la cochera, para luego apagar el motor y nos bajamos los tres. Una vez que está delante de mí, me devuelve las llaves que acepto con una leve sonrisa.
—Antes de que se vayan —hablo, llamando la atención de los hermanos Vitali—, quería invitarlos... Es decir, si no pueden es comprensible, pero am... —balbuceo algo nerviosa, jugueteando con mis dedos, hasta que Gael me agarra la mano, haciendo que lo mire fijamente y es entonces cuando inhalo hondo—. En mi casa no solemos festejar navidad como tal, mi mamá suele hacer una fiesta elegante con la mayoría de sus socios y demás, y... Los quería invitar, a ambos —aseguro, mirándolos a los dos—. No es necesario vestir con traje o de manera elegante, los socios de mi mamá suelen venir con jean y una camisa. Puedes traer a Angie si gustas —comento, señalando a Dustin, quien frunce los labios como si estuviera sufriendo y asiente con la cabeza—. Pero si no pueden venir, lo entiendo, soy consciente de que hay familias que sí comparten estas festividades como tal, y... ¿Dustin, estás bien? —cuestiono, dándome cuenta que no puedo seguir hablando al ver la expresión de sufrimiento del pequeño.
—La verdad es que no, quiero ir al baño —confiesa, agarrándose la panza—. Pero los detalles y demás díselo a Gael, nuestra respuesta te la daremos luego de preguntarle a nuestra mamá —dice, a lo que asiento con la cabeza y me sorprendo en cuanto se acerca a mí para darme un beso fugaz en la mejilla—. Recuérdalo, con él, no contigo. Nos vemos. —Sin decir más, gira sobre sus talones y comienza a correr en dirección a su casa. Vaya que corre rápido.
—Perdónalo, a veces se le escapa lo caballeroso —dice Gael, señalando por donde se fue su hermano mientras sonríe apenado, a lo que asiento con la cabeza—. Pero sí, envíame lo demás por mensaje, así le pregunto a mi mamá.
Asiento nuevamente con la cabeza, mientras lo miro fijamente a los ojos. Por más que intente disimularlo, se le nota que sigue molesto y eso no hace más que hacerme sentir mal.
—Are you okay? —inquiero, sin poder más con la duda.
Me mira a los ojos por unos segundos, para luego soltar una pequeña risa por lo bajo que parece más un bufido que otra cosa.
—Soy yo quien debería preguntarte eso a ti —responde, acomodando un mechón de mi cabello atrás de la oreja con cariño—, no al revés.
—Pero no me respondiste —insisto, sin apartar mi mirada de la suya.
Cierra los ojos al momento de inhalar hondo, apoyando su frente contra la mía, y puedo ver como aprieta la mandíbula. Un claro ejemplo de que no, no lo está.
—Perdóname, fresita —dice en un murmuro, aun sin abrir los ojos, logrando confundirme.
—¿Por? —pregunto, llevando una mano hasta su mejilla para acariciarla.
—Por no haber sabido cómo actuar —responde en voz baja, apretando los ojos con fuerza—. Por haber permitido eso. Por no haberte defendido.
Su respuesta me toma por sorpresa, y siento un nudo en el estómago al escucharlo disculparse.
Asiento con empatía ante las palabras de Gael, viendo cómo lucha internamente con su frustración. Puedo sentir la tensión en su cuerpo y su voz, y sé que esto lo está afectando más de lo que quiere admitir.
—No tienes que disculparte por eso, boy—le aseguro, manteniendo mi mano en su mejilla y buscando su mirada—. No es tu responsabilidad protegerme de cada situación difícil que enfrento. Además, estabas ahí para mí cuando más te necesitaba, y eso significa mucho para mí.
Él suspira, abriendo los ojos y encontrándose con los míos. Puedo ver la mezcla de emociones en su mirada, desde la preocupación hasta la autocrítica.
—Lo sé, pero eso no quita que me sienta impotente y enojado por no haber estado ahí para protegerte.
—No tienes que cargar con esa culpa, boy. —Sonrío suavemente, apreciando su cuidado y su apoyo incondicional—. Estoy bien, gracias a ti y a Dustin. No puedo controlar lo que los demás hagan, pero sí como eso me haga sentir, ¿no? Eso me lo enseñaste tú.
Me mira por varios segundos a los ojos, para luego suspirar profundo. Deposita un dulce beso en mi frente antes de abrazarme con fuerza. Sonrío levemente mientras apoyo mi cabeza en su pecho, sintiendo la calidez de su cuerpo y el latir de su corazón, logrando tranquilizarme por completo.
---***---
—¿Crees que vengan tus amigos, mi amor? —cuestiona mi mamá, terminando de arreglarse frente al espejo.
—Dijeron que intentarían venir, pero no lo creo —admito, negando con la cabeza, mientras admiro lo bella que es—. Su familia festeja navidad —cuento, mirando como se coloca los aretes que le regalamos Mel y yo para el día de la madre.
—Es normal, tesoro —responde, girando a verme, para luego girar sobre su lugar—. ¿Estoy bien?
—Estás perfecta —garantizo, sonriendo amable mientras me levanto de la cama para acercarme hasta ella.
Sonríe con amor y me abraza transmitiéndome ese sentimiento, para luego darme un cálido beso en la cabeza que logra hacerme sonreír a mí.
—Te amo mucho, super mom —le digo con cariño, apretando un poco más el abrazo.
—Y yo a ti, mi calabacita —responde diciéndome como lo hacía de niña, besándome en la mejilla antes de separarse—. Ahora, ve a buscar a tu hermana que esa ni siquiera debe haberse bañado todavía —ordena con amabilidad, moviendo su cabeza en dirección a la salida, haciéndome reír—. Jamás entenderé cómo es que tengo dos hijas totalmente diferentes. Una me hace llegar tarde por producirse de más, mientras que la otra me hace llegar tarde por producirse de menos y encima tarde.
Salgo del cuarto de mi mamá riendo por lo bajo, para luego caminar hasta la habitación de Melanie. Golpeo la puerta con mis nudillos, y una vez que escucho su voz dándome permiso, ingreso, notando el desastre que es este lugar.
Melanie se encuentra en medio de la habitación, rodeada de un montón de ropa esparcida por todas partes. Su cabello está alborotado y tiene una expresión de concentración mientras trata de encontrar algo en medio del caos.
—¡Kate! —exclama, sorprendida, alzando la vista para verme—. No esperaba verte aquí.
Me acerco a ella con una sonrisa burlona, sin poder evitar reír por su estado de desorden.
—Bueno, parece que te está yendo de maravilla con la limpieza —comento sarcásticamente—. ¿Estás segura de que no necesitas un mapa para encontrar tu cama?
Ella rueda los ojos y lanza una camiseta hacia mí.
—Cállate y ayúdame a encontrar algo decente para usar esta noche —me pide con un suspiro—. Estoy segura de que la ropa limpia está por aquí en algún lugar.
—Lo dudo —respondo, pero me uno a su búsqueda, hurgando en el montón de ropa como si fuera un tesoro escondido—. ¿Esto? —cuestiono, alzando un lindo jean color negro y un sweater de lanilla color morado.
—Por favor, Kate —dice, mirándome como si fuera la peor persona para la moda ahora mismo—. Eso es horrible.
—Es tu ropa, no la mía —aseguro, dejando las prendas donde estaban anteriormente, encogiéndome de hombros—. Entonces, dime, ¿qué es lo que buscas exactamente?
—Algo que diga "esto es muy lindo", pero, a su vez, que no parezca exagerado, ¿sabes? —comenta, aun en su búsqueda entre la montaña de ropa—. Que no parezca que me esmeré de más, pero tampoco que no me interesa mi apariencia.
—Y... ¿Puedo saber por qué te importa tanto esto? —inquiero, comenzando a buscar lo que me dijo, mientras la miro de reojo—. No es por nada, gordi, pero a ti nunca te importo esto.
—Bueno... Puede ser que hoy venga alguien —dice, haciendo que deje de buscar para girar a verla sorprendida—. Ay, no me mires así. Es alguien del trabajo, es solo un ligue y ya, pero aun así siempre hay que ser lindas.
—I know —respondo, asintiendo con la cabeza, retomando mi trabajo—. Ser linda no es una apariencia ni una actitud, es una forma de ser, un estilo de vida.
Seguimos buscando ropa, hasta que logramos dar con un lindo atuendo combinando los colores negro, rojo y beige. En simples palabras, perfecta.
Después de ayudarla con su maquillaje y peinado, está lista y podemos bajar a recibir a los invitados junto a mamá.
Por otro lado, yo elegí un conjunto de color blanco, que a mi parecer, combina perfecto con esta noche y la decoración de la casa.
Una hora después, cuando todos los invitados ya llegaron, me dispongo a hablar con algunos de ellos por cortesía, pero la verdad es que estas fiestas suelen aburrirme muchísimo porque la mayoría de las personas presentes son adultos y su tema de conversación siempre es qué tal me va en los estudios, si tengo novio o no para ver si pueden presentarme a sus hijos solteros, y qué quiero estudiar.
Me disculpo con una sonrisa amable con el señor que estaba hablando, en cuanto escucho el timbre de mi casa sonar por el lugar.
Camino hasta la puerta y al abrirla me encuentro con Gael, Dustin y Angie, quienes me sonríen amables, tomándome por sorpresa.
—Feliz nochebuena —dicen a unísono, haciéndome sonreír mientras me hago a un lado para dejarlos pasar.
—Feliz nochebuena —respondo, cerrando la puerta detrás de ellos—. Por favor, pasen y disfruten de... Lo que quieran —aseguro, señalando mi casa por completo.
Dustin y Angie sonríen emocionados, para luego comenzar a recorrer mi casa con asombro, mientras que Gael me mira fijo y me acerco a él a paso lento.
—Menos mal que era con ropa casual —comenta, metiendo las manos en los bolsillos delantero de su pantalón.
—¿Lo dices por mí? —inquiero, a lo que asiente con la cabeza, logrando que baje la mirada a mi atuendo, sin comprender sus palabras—. Pero si estoy vestida casual —menciono, volviendo a verlo.
—Creo que eso es lo peor —bromea, haciéndome reír—. Que tu vestimenta casual sea lo mismo que para ir a un desfile de modas en Milán, me hace sentir mal, porque mi vestimenta casual, según mi mamá, se compararía a la de un vago.
Meneo mi cabeza de forma pensativa solo para molestarlo, logrando hacerlo abrir la boca ofendido, para luego sonreír divertido.
—Pues hoy estás muy lindo —aseguro, dando un paso en su dirección, haciendo que trague saliva y sus orejas se empiecen a poner algo rojas, un claro ejemplo de que está poniéndose nervioso.
—Oh, ¿así que ahora soy lindo? —pregunta con una sonrisa socarrona, intentando recuperar su compostura.
—No tan lindo como tú intentando actuar indiferente cuando te hago un cumplido —respondo con una risa juguetona mientras me acerco un poco más a él—. Creí que no vendrían —confieso, cambiando el rumbo de la conversación.
—No lo íbamos a hacer —admite, para luego rascarse la ceja y soltar un suspiro—. Pero mis padres...
—¿Siguen discutiendo? —pregunto con cautela, tratando de no evadir mucho su espacio personal.
—Antes era raro que discutan, ahora es raro que no lo hagan —contesta pensativo, mirando un punto fijo en el cuarto.
Asiento con comprensión ante la situación de los padres de Gael. Sé que ha sido un tema complicado para él en los últimos días.
Lo miro pensativa por unos segundos, buscando la opción más agradable en mi cabeza para animarlo, y es entonces cuando se me ocurre algo.
Miro hacia la sala, donde están los demás charlando y riendo, para luego volver mi vista hacia el chico con ojos cautivadores frente a mí. Sonrío con complicidad antes de agarrar su mano y tirar de él hacia las escaleras.
—¿A dónde vamos? —cuestiona, siguiéndome el paso y sin soltar mi mano.
—Quiero mostrarte algo —digo, guiándolo por el pasillo hasta mi cuarto.
Abro la puerta y lo dejo pasar primero, para luego ingresar yo, dejando la puerta abierta por si mi mamá decide aparecer, par que no hayan malos entendidos.
—¿Sabes? Muy en el fondo pensaba que tu cuarto se vería así —admite, mirando a su alrededor, para luego acercarse al mueble con fotos, mientras que yo busco su regalo debajo de mi cama.
—Esto se supone que debería dártelo después de las doce, pero... —Suelto un suspiro, caminando hasta él, con la enorme caja atrás de mí—. Espero que esto logre alegrarte un poco —menciono, tendiéndole su obsequio.
Su cara se ilumina como si de un niño chiquito se tratara, y lo agarra con ambas manos, para luego levantar la cabeza y así mirarme sorprendido.
—No tenías...
—Pero quería —lo interrumpo, sonriendo feliz de verlo así—. Ábrelo.
Gael camina hasta mi cama, dejando ahí el obsequio, para luego dejar su mochila con cuidado en el suelo. Me mira ansioso antes de abrir la caja, encontrándose con un skate y dos video juegos.
—Recuerdo que me dijiste que no los conseguías en ningún lado —menciono, en cuanto alza los video juegos para verlos con asombro—, y la patineta... También recuerdo habértela visto ese día que fuimos al mercado juntos, cuando compré ropa y demás. Quise regalártela en ese momento, pero sabía que no la aceptarías, y regalártela luego porque sí me parecía mucho, entonces me pareció perfecto en este momento, pero si no te gusta, yo...
—Me encanta —afirma, girando su mirada hacia mí con un brillo especial en sus ojos—. Gracias. —Esas tres palabras cargadas de gratitud y alegría llenan la habitación de una energía positiva. Mi corazón da un vuelco ante su reacción, y no puedo evitar sonreír satisfecha y aliviada—. Por cierto —habla, agachándose para recoger su mochila del suelo—, también te tengo algo.
—No tenías...
—Pero quería —dice, usando las mismas palabras que yo, haciéndome sonreír divertida, mientras veo como saca una pequeña caja de color roja con un gran moño dorado de su mochila—. Ábrelo.
Me siento en la cama para poder abrir el regalo. Al destapar la caja, veo algo como si se tratara de una bola de cristal, de esas que si las mueves pareciera que cae nieve. Lo saco con cuidado de su empaque, dándome cuenta que viene con un cable, así que no es una bola de cristal, pero me siento maravillada en cuanto mis ojos ven los pequeños tulipanes, como si fuera un jardín.
—Es una lámpara de noche —explica y por el tono de su voz, puedo asegurar que está nervioso y apenado, pero no puedo dejar de ver su regalo entre mis manos. Estoy fascinada—. La hice yo —confiesa, logrando que ahora sí lo mire—. No sabía qué regalarte y no conseguí tulipanes, así que se me ocurrió que quizá esto te gustaría, pero si te parece tonto o algo, puedes tirarlo, sin problemas, en serio...
Mis labios se curvan en una sonrisa aún más amplia, y sin pensarlo dos veces, dejo la lámpara con cuidado sobre la cama antes de levantarme de golpe. Rodeo su cuerpo con mis brazos, pegándome a él con fuerza mientras siento la emoción y la alegría burbujeando en mi interior.
—Es el segundo regalo más hermoso que he recibido en mi vida, gracias —digo sin intenciones de ocultar la felicidad que siento ahora mismo. Creo que, incluso de la emoción, podría hasta llorar.
—No es que me guste ser chismoso ni crea que el segundo puesto es malo, fresita, pero... ¿Cuál fue el primero? —inquiere, rodeando mi cuerpo con sus brazos.
Me separo un poco de él para mirarlo a los ojos, aun con mis brazos alrededor de su cintura, para luego señalar mi mesita de noche.
—Ese hermoso tulipán que me hizo un dulce chico un día que intentaba explicarle geografía —comento, y puedo verlo morder su labio inferior intentando no sonreír, pero aun así es en vano, porque aparece su hermosa sonrisa, haciéndome sentir una calidez inexplicable en mi pecho—. Así que no vuelvas a decir que un regalo tuyo es tonto, o que puedo tirarlo, porque me voy a enojar contigo.
Ambos nos quedamos mirándonos fijamente a los ojos, suspendidos en un instante lleno de significado. Puedo sentir su cercanía, su presencia reconfortante que parece envolverme con su calor. Sus ojos heterocromáticos, intensos y profundos, me capturan de una manera que hace que el mundo entero desaparezca a nuestro alrededor. El brillo de emoción y vulnerabilidad en su mirada me conecta con su interior de una forma que me hace sentir más cerca de él que nunca.
La fragancia de Gael envuelve mis sentidos, una mezcla sutil de su aroma personal y un toque de su loción. Es un olor masculino y reconfortante, una esencia que asocio con su presencia reconfortante y protectora. Cada vez que inhalo su fragancia, siento como si estuviera en un lugar seguro, rodeada por su apoyo y amistad incondicional.
Mi respiración se vuelve más profunda e irregular, como si estuviera tratando de absorber todo el aire a mi alrededor. Cada latido parece vibrar en mi pecho, transmitiéndome una sensación de anticipación y electricidad. La proximidad de su cuerpo y el contacto de su abrazo hacen que mi piel se erice ligeramente, creando una sensación de cosquilleo agradable.
—Feliz navidad por adelantado, fresita.
—Feliz navidad por adelantado, boy.
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Nos encontramos en el porche delantero de su casa, bajo el resplandor de un cielo estrellado que parece extenderse hasta la eternidad. Gael me envió un mensaje, preguntándome si podía venir después de que sus padres volvieran a discutir. Sin pensarlo dos veces, dejé atrás la cena con mi familia y me dirigí aquí.
Una brisa suave acaricia nuestras pieles mientras nos sentamos juntos, compartiendo el espacio en silencio. Nuestros muslos están cerca, rozándose casi imperceptiblemente, pero lo que siento es que la distancia emocional entre nosotros debido a los pensamientos caóticos de él. El suave murmullo de los grillos llena el aire, como si estuvieran cantando una canción para nosotros, acompañándonos.
La noche se ilumina gradualmente cuando los fuegos artificiales comienzan a destellar en el gran cielo azul, anunciando el año nuevo en un espectáculo de colores y luces. Nuestras cabezas se alzan al unísono para admirar la vibrante exhibición, dejando a un lado todo lo demás.
Giro mi cabeza, notando que Gael está mirando fijamente los fuegos artificiales con una expresión serena en su rostro, y su perfil iluminado por la tenue luz de la luna y los colores destellantes de la pirotecnia es simplemente hermoso. Mi corazón late más rápido, y no puedo evitar preguntarme si está sintiendo lo mismo que yo en este momento.
Vuelvo a ver el cielo en cuanto él gira su cabeza para mirarme, y por alguna razón me siento algo apenada de haber sido atrapada viéndolo de esa forma.
—Me gustas —dice de repente, haciendo que gire a verlo sorprendida, pero antes de que pueda decir algo, continúa—: Me gustas y no puedo ocultarlo más, me gustas y quiero decírtelo a pesar de mis temores.
Su voz suena decidida pero también cargada de vulnerabilidad. Puedo sentir mi corazón latiendo con fuerza en mi pecho mientras lo observo, sin saber cómo reaccionar ante sus palabras sinceras.
—Me gusta tu pelo rojizo que me recuerda al atardecer; me gustan tus pecas que, admito que al inicio cuando nos peleábamos pensaba que era salpicadura de lodo para evitar admitir que, de hecho, te hacían ver tierna aunque no quisiera, pero ahora me pierdo en ellas como si se tratara de una constelación; me gustan tus ojos con ese brillito especial que me cautiva, y no creo que deba aclarar esto, pero aun así lo haré, y es que me gusta aun más cuando me miras, sonríes y estos se achinan un poco; me gusta tu creatividad para el sarcasmo; me gusta que seas más inteligente que cualquier persona que conozco, hasta puedo decir que creo eres más inteligente que mi papá —Ríe por lo bajo, haciendo que yo sonría—; me gustan tus manos, con tus dedos largos y delicados; me gusta tu humor; me gusta que tu manera de demostrar tu confianza en mí sea coqueteando; me gusta tu carisma y el hecho de que siempre, y no sé cómo, logres aparentar perfección porque eso eres ante los ojos de los demás, perfecta, y es algo que me parece asombroso.
Mientras Gael habla, siento un torbellino de emociones dentro de mí. Es como si cada palabra suya tocara una fibra sensible en mi corazón. Sus confesiones me hacen sentir vista de una manera que nunca antes había experimentado.
—Pero más que todo eso, Kate, me gustas tú, por ser simplemente quien eres —dice suavemente, acariciando mi mejilla con sus dedos—. Me gustas y, lo que es más importante, me haces sentir vivo de una manera que nunca antes había experimentado.
Su mirada sincera y sus caricias me hacen sentir como si estuviéramos en una burbuja, apartados del mundo exterior. Estoy emocionada, sorprendida y también abrumada por sus palabras, pero sobre todo, me siento agradecida de tener a alguien tan honesto y valiente a mi lado.
—Gael, yo... —empiezo a decir, pero él niega con la cabeza de manera lenta.
—No necesitas decir nada ahora si no quieres —dice con una sonrisa cálida—. Solo quería que supieras cómo me siento. Quiero que sepas que eres importante para mí, y estaré aquí para apoyarte sin importar lo que sientas o decidas.
Siento la intensidad de mis propios sentimientos y, sin importarme mucho, me acerco lentamente a él, sus ojos fijos en los míos, y nuestros rostros se acercan cada vez más. Puedo sentir su aliento cálido rozando mis labios, y el mundo exterior desaparece por completo. Siento mi corazón latir con fuerza en mi pecho, y finalmente, reúno el coraje para cerrar la brecha entre nosotros.
Mis labios encuentran los suyos en un beso dulce y tierno, cargado de emoción y significado. Es un beso que revela lo que no puedo expresar con palabras, un beso que lleva consigo todo lo que siento por él. Me aferro a su sudadera suavemente mientras nuestros labios se mueven en sincronía, sintiendo la ternura y el anhelo en cada contacto.
En ese momento, mientras nos besamos bajo el cielo estrellado y los fuegos artificiales siguen iluminando el cielo, sé que hemos cruzado un umbral importante en nuestra relación. Y mientras nuestros labios se separan lentamente, nuestras miradas se encuentran, comunicándonos más de lo que las palabras podrían expresar. Estamos juntos en esto, y eso es lo único que importa en este instante mágico.
—Feliz año nuevo, Gael —digo, mirándolo fijamente a los ojos una vez que me separo un poco de él, pero aun puedo sentir nuestras narices rozarse entre si, como si ninguno de los dos quisiese separarse del otro.
—Feliz año nuevo, Kate.
———🍓🍓🍓———
¡Hola, hola, hola! ¿Cómo están?
Sí, sí, ya sé que estoy pasada de cursi, okay? me empalago yo solita, no se preocupen. Pero bueno, qué quieren que haga, me encanta leer estas escenas JASDHAJDHAJSD lo raro es que me gusta leerlas, pero no creo poder soportar la pena en persona JAHDJAHSDJA
En fin, qué les pareció el cap?
Ustedes creyendo que gael sí iba a besar a Lauren, cuando él estaba paniqueado porque no sabia como rechazarla sin hacerla quedar mal JAHDJAHSD que feo eh
y vico? uyuyuyuy, ese hombre me gusta mucho, no lo negaré
y luca? uyuy, al que no vote o comente es fan de él hasta la muerte (real hasta la muerte, bebé)
De Lauren no vamos a hablar, ok? ok. Porque me cae bien, pero aun así tengo problemas personales con ella JAHSDJAHDAJHDAJSD
En fin, eso, recuerden que aquí hay una personita que los ama mucho.
XOXO. Love, love, love, C.A
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