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016.

¡Hola, hola, hola! ¿Cómo están?

Bien, aquí les traigo este pequeño maratón por los *tambores* ¡50k! Muchísimas gracias por el apoyo, de verdad que estoy sin palabras.

Ahora, sin más preámbulos. Pasen, agarren un balde de palomitas, una soda, pañuelos (si lo creen necesario), elijan un lugar cómodo y tomen asiento, pero sobre todo, disfruten de todo este viaje emocional como una montaña rusa.

✨️ KATE ✨️

Cinthy y yo nos bajamos de mi auto para luego empezar a caminar hacia el instituto, saludando a algunas personas en el camino, sonriéndole a otras tantas y respondiéndoles a otros sobre los partidos próximos.

Por suerte ella y yo tenemos más o menos la misma contextura física, así que no se me dificulta prestarle ropa.

Diviso al rubio en el cual estaba pensando anoche riendo con sus compañeros de básquet y giro a ver a la castaña y le hago una seña que comprende de inmediato.

See you, baby —saluda Cin, comenzando a caminar en dirección contraria a la mía.

Me quedo un rato en mi lugar, observando como se aleja de mí, admirando su capacidad para maquillarse hasta que no se note ni un solo morado, además de eso, actuar como si no le doliera el cuerpo de manera física, emocional y mentalmente.

Siempre admiré su capacidad para sonreír, y hacerlo de verdad, aun cuando puede tener un ojo morado u otro golpe.

Inhalo hondo y sacudo la cabeza, diciéndome a mí misma que no es momento para pensar en esto, ya que debo concentrarme en lo que no me ha dejado dormir muy bien en la noche. Retomo mi paso hasta el rubio y una vez que estoy a su lado, saludo a los chicos con una sonrisa y un movimiento de mano, antes de tocar su hombro.

—No me hables —pide Ax con amabilidad, pero sin girar a verme.

Please gordi, necesito tu ayuda —digo sin mucho ánimos de pelear como solemos hacerlo, y lo puedo ver mirarme de reojo.

—Ya te dije que gratis no vuelvo a ayudarte en español —responde, aún mirándome de reojo.

—No hablo de eso, tontito —aseguro, haciendo que ahora sí gire a verme y hasta ofendido. Suelto un suspiro y giro a ver a los chicos—. ¿Chiquis, me dejarían a solas con él un momentito, please? —pido, juntando mis manos a la vez que hago un pequeño mohín, viéndome tierna, tal cual hago cada que quiero conseguir algo.

Of course, my lady —responden los cuatro a unísono, a la vez que hacen una pequeña reverencia, haciéndome sonreír satisfecha y halagada.

Nacho palmea la espalda de Ax en cuanto este le pide que no se vaya, para luego alejarse de nosotros junto a los demás chicos.

El rubio a mi lado inhala hondo para luego exhalar de manera lenta, tratando de armarse de paciencia antes de girar a verme a los ojos.

—Sea lo que sea, te pienso cobrar —asegura, apuntándome con su dedo índice—. Porque ya se te hizo como maña esto de venir a hablarme en público. 

Giro los ojos y puedo ver un atisbo de sonrisa querer aparecer por la comisura derecha de sus labios, pero esta no sale, ya que se relame los labios y vuelve su expresión seria.

—Sí, sí, lo que quieras, rubio —respondo y ahora sí sonríe como niño chiquito—. Necesito que me ayudes a saber si, alguien que creo, fue o no el que subió la foto de Gael y yo... You know.

—¿La de ustedes dos...? —Deja la pregunta al aire, para luego hacer pequeños sonidos de besos, dándome a entender de qué habla y, muy a mi pesar, asiento con la cabeza—. Primero quiero saber quién crees que es, segundo, ¿por qué ahora? Tercero, ¿cómo planeas hacerlo?

—No pienso decírtelo hasta no saber si me ayudarás o no —aseguro, alzando dos de mis dedos, ya que alcé uno apenas comencé a hablar—. Second, justamente pensaba dejar el tema ahí, creyendo que jamás podría saber quién es pero, ahora necesito saber si es o no esa persona que creo es. —Alzo un tercer dedo—. Third, i don't know, por eso estoy acudiendo a ti, esperaba que se te ocurriera un plan maestro, también había pensado en hackear o algo así.

Ax alza ambas cejas totalmente incrédulo de lo que dije, mientras se cruza de brazos, observándome fijamente a los ojos.

—Si no me dices, no te ayudo.

—¿Es todo lo que dirás? ¿Es todo lo que te importa? ¿No te importa el hecho de que, quizá, te esté pidiendo hackear algo? —inquiero anonadada de cuáles son sus prioridades, en cuanto lo veo encogerse de hombros.

—Una vez Gael me pagó muy bien para poder hackear el sistema del instituto y así hacer una broma —cuenta como si nada de manera despreocupada, logrando sorprenderme—. ¿Te acuerdas de esa semana, en la que debían dar las notas del segundo trimestre, y salíamos dos horas antes de lo acordado y todos tenían buenas notas? Bueno, fue él.

Ahora es mi turno de alzar las cejas totalmente incrédula de que eso haya sido ocurrencia de Gael, aunque si me pongo a pensar a profundidad, si es algo que haría él. Recuerdo que esa semana Devra daba piruetas por los pasillos de lo feliz que estaba de aprobar casi todo con siete y ocho.

—¿Entonces? —insiste, haciendo que parpadee un par de veces para poder concentrarme nuevamente en él.

Lo miro por varios segundos, para luego soltar un suspiro lleno de rendición, haciendo que sonría victorioso.

—Ayer Cin sin querer vio un celular y vio las fotos de Gael y yo ahí, en la galería, por ende, creemos que el que subió esas fotos, o en todo caso, el dueño de ellas, es Joe, el amigo del boy —cuento lo más resumidamente posible, sin apartar los ojos de los suyos, para que sepa que todo lo que le conté es cierto. 

Lo veo bajar la vista hasta el suelo, pensando en las posibilidades y en todo lo que pueda llegar a pasar por su cabecita de genio, para luego volver a posar sus ojos en los míos, haciéndome sentir aliviada porque todo lo que puedo ver en ellos es decisión. 

—De acuerdo, si fue Joe o no, te ayudaré a averiguarlo —cede, haciendo que suelte un pequeño chillido para luego abrazarlo feliz de obtener su ayuda—. Se cobra un extra por los abrazos —bromea, rodeando mi cintura para devolverme el gesto y me río, para luego alejarme de él a la vez que golpeo su pecho.

Perfect, so... ¿Nos vemos en mi casa, te parece? —inquiero, sonriendo emocionada de solo pensar que haremos algo así, me siento como espía.

—Claro. —Asiente con la cabeza, para luego despeinarme con su mano—. Nos vemos, rojita.

Y sin decir más, gira sobre sus talones y comienza a caminar, alejándose de mí y antes de que pueda hacer algo, de reojo observo como alguien pasa a una velocidad impresionante a mi lado, como si estuviera huyendo de mí. No. Me corrijo. Alguien no. Gael.

Frunzo el ceño al ver sus rulos cobrizos recogidos en un pequeño rodete mal hecho, perderse entre la multitud con una gran facilidad, logrando sorprenderme que pueda caminar tan rápido entre toda esta gente. 

Decido pensar que, en realidad, no me vio y estaba apurado, a que lo haya hecho y prefirió ignorarme y pasar a mi lado casi que huyendo de mí, porque ese pensamiento no me dejaría tranquila toda la mañana, tratando de adivinar por qué está enojado conmigo o qué es lo que hice mal para que no quiera hablarme.

-----***-----

—¿Te sigue costando español, hija? —cuestiona mi mamá, ingresando a la cocina.

Frunzo el ceño mientras termino de servir soda sabor naranja en un vaso, para luego guardar el refresco en la heladera.

—No, ¿por? —inquiero, girando a verla a la vez que alzo el vaso de la mesada.

—Oh, porque como Axelito está en la sala con tu computadora y varias cosas más, creí que venía a enseñarte español —responde con tranquilidad, caminando hasta la alacena para sacar un vaso—. ¿Es otra asignatura en la que necesitas ayuda? —pregunta con cierto interés, pero de repente, sus ojos brillan con entusiasmo logrando confundirme—. No, ya sé, no me digas —dice emocionada, haciendo que vuelva a fruncir el ceño—. Empezaron a salir, ¿verdad? Hasta que al fin te diste cuenta que Axelito es un excelente partido y...

—No, mamá, no estoy saliendo con Axel —la interrumpo antes de que empiece a hablar sobre la boda y nuestros futuros hijos—. Somos solo amigos y ya. No lo veo de esa forma y, gracias a Dios, él tampoco me ve a mí de esa manera —aseguro, mirándola a los ojos para que sepa que hablo en serio—. Vino para ayudarme en un tema con la computadora que no entiendo, eso es todo —explico, haciendo que asienta con la cabeza comprendiendo.

Vuelvo a alzar el vaso que anteriormente había apoyado sobre la isla, para luego girar sobre mis talones y comenzar a caminar hacia la salida, pero su voz me interrumpe.

—Bueno, tiene sentido, teniendo en cuenta que al parecer ahora empezó a gustarte ese dulce niño de linda sonrisa —menciona pensativa. Giro sobre el lugar para observarla confundida—. Ya sabes, del que casi siempre hablas e incluso una vez te acompañó a casa, aunque en realidad fueron más veces, pero una sola vez lo vi. —Elevo una ceja, temiendo por donde va este tema—. El de ojitos raros pero preciosos, o sea, el que tiene heterocromia, ¿cómo es que se llama? —cuestiona, pero no para mí, para ella, mientras chasquea los dedos tratando de recordar—. Gael —dice victoriosa, feliz de haberse acordado—. Él también se ve que es un buen partido, hija. Me alegra que hayas mejorado tus gustos en los chicos, porque...

—Ay mamá, mejor me voy porque no quiero escuchar esto —aseguro, soltando un suspiro, volviendo a girarme para ahora sí salir de la cocina.

Suelto un suspiro cuando estoy cerca de Axel, quien me mira de reojo pero no me dice nada, sin embargo, sigue tecleando algo en mi computadora.

Me siento a su lado en el suelo a la vez que le tiendo el vaso.

—Gracias —dice, para luego beber un poco del refresco—. Mira, se me ocurrió que en vez de hackear el celular de Joe podemos averiguar de dónde se publicó esa foto, es decir, desde qué celular —propone, girando a verme para ver si apruebo o no su idea.

—¿Pero no sería más fácil hackear el celular de Joe? —cuestiono, frunciendo el ceño confundida.

Dios, de tanto fruncir el ceño el día de hoy me van a salir arrugas ahí. Después tendré que hacerme un tratamiento facial para evitar eso.

—Si, pero conociéndolo... —deja la frase al aire, a la vez que hace una pequeña mueca de desagrado—. No me interesa saber qué tiene en su celular, porque de seguro es algo indebido.

Lo pienso a profundidad y es cierto. No he tenido muchas oportunidades de tratar con él, de hecho, si fueron más de tres creo que es mucho, pero las pocas veces que crucé palabra con Joe me ha demostrado que es una persona que puedes esperar cualquier cosa proveniente de él, y eso no significa exactamente algo bueno.

—Tienes razón, no lo había pensado con claridad —admito, asintiendo con la cabeza, mientras observo la pantalla de la portátil.

—Tú casi nunca piensas con claridad —dice concentrado en su trabajo, haciendo que lo mire de reojo—. Lo cual es raro porque eres muy inteligente, supongo que actúas por instinto o algo así, en vez de pensarlo como deberías.

Ser amiga de Ax no es tan fácil, porque aunque es un genio, hay cosas que debes explicarle. Como por ejemplo, el hecho de que diga la verdad absoluta no siempre es agradable para el resto. A veces no entiende muy bien los sentimientos, o la verdad es que no sé, porque me resulta difícil de descifrar. 

Me resulta una persona poco empática, más sin embargo, es muy amable con su entorno, así que eso logra confundirme bastante. Es un excelente amigo, pero a veces es un poco complicado tratarlo.

Como al parecer llevo varios segundos en silencio, eso provoca que él gire a verme por unos instantes, frunciendo el ceño, para luego volver a ver la computadora. Repite ese proceso unas dos veces más, hasta que, en la última, decide quedarse observándome fijamente a los ojos.

—Te ofendí —dice algo dudoso, pero a la vez muy seguro, sin apartar sus ojos de los míos.

—No —miento, negando con la cabeza.

—No fue pregunta —asegura, inclinando un poco su cabeza hacia la izquierda, como si estuviera tratando de descifrar algo que no entiende—. ¿Te ofendió que haya dicho que eres imprudente? —cuestiona, para luego quedarse callado algunos segundos antes de añadir—: Aunque bueno, también te dije que eres poco pensante, así que no sé cual de las dos pudo haberte amoscado.

—¿Amos qué? —inquiero realmente curiosa, pero también tratando de cambiar de tema.

—Amoscarse significar enfadarse o disgustarse, también se puede decir mosquearse, debido a que es su sinónimo más cercano, aunque tiene muchísimos más sinónimos como...

—Sí, sí, me disgustó un poco lo que dijiste —lo interrumpo, antes de que empiece a darme una clase de sinónimos y antónimos de todas las palabras que puede decir en menos de tres minutos—. Pero es solamente porque siento qué, en parte, tienes razón.

Se queda callado por varios segundos mirándome fijo, para luego asentir con la cabeza y volver su vista a la pantalla de la portátil. 

—Entonces deberías hacerte un análisis psicoanalítico, porque en parte no tengo razón, la tengo completa —asegura, haciendo que exhale un poco por la nariz en el momento que sonrío con rendición—. No deberías ser tan imprudente, es peligroso.

—No soy imprudente —me quejo, cruzándome de brazos.

—Recuerda novia de quién has vuelto a ser, piénsalo dos veces más, y luego dime si lo eres o no —propone, volviendo a teclear algo que no comprendo sin girar a verme ni de reojo.

Pienso decir algo al respecto de mi relación, pero eso nos llevaría a una discusión quizá un poco más alta y no tengo ganas de eso, aunque tampoco quiero quedarme callada haciéndole pensar que me ha ganado, porque no.

—Sí, bueno, lo dice el chico que vive en peleas —respondo luego de pensar qué decir—. Si eso no es imprudencia, entonces no sé qué es.

—Ataques de ira —contesta seguro, incluso con algo de soberbia en el timbre de su voz, sin despegar la vista de la computadora—. Así se llama mi problema y, el tuyo, sigue siendo la imprudencia.

Me quedo callada y con los ojos cerrados, maldiciéndome por lo tonta que soy.

Sé que sufre de eso, sé que también se trata al respecto y que, a veces, aunque lo intenta no puede controlarse, por ende, soy consciente de que muchos en el instituto a pesar de que lo admiran con la misma intensidad también le temen, por más que él jamás ha golpeado a alguien injustamente, porque después de todo, si lo ha hecho, es porque esa persona estaba golpeando o molestando a alguien indefenso -para él-. Es por eso que todos evitan pelear con él, porque la verdad es otra persona cuando pelea.

Soy consciente también de lo mucho que lo afecta esto, el que le teman. No lo dice, ni lo hace saber mucho, pero sé que el que algunos le digan monstruo a espaldas suya le afecta y mucho, y vengo yo a recordárselo. Soy una imbécil.

—Lo siento —digo, realmente arrepentida, abriendo los ojos para mirarlo.

—Tranquila, es una y una —responde despreocupado, aun tecleando algo en la pantalla—. Después de todo, nuestra relación no sería así si no me dijeras qué te molesta cuando digo algo y luego, por no pensar con claridad, me dices algo que a mi también podría ofenderme, molestar o cualquier cosa al respecto. —Ríe por lo bajo, dándome a entender que está bromeando, así que no dudo en golpear su brazo con mi mano, provocando que ría un poco más fuerte.

Antes de que alguno pueda decir algo más, su celular suena sobre la mesa ratonera y de reojo puedo ver que se trata de su mamá, así que acepta la llamada, la cual no dura demasiado tiempo. Al colgar, gira a verme algo apenado.

—Lo siento, era mi mami diciendo que debo de ir ya a casa —cuenta, señalando su celular y asiento con la cabeza—. Deja que me pase todo esto a...

—Puedes llevártela —propongo, señalando la portátil, logrando sorprenderlo—. Después me la vuelves en el instituto, no pasa nada.

—¿Estás segura? —inquiere, mirándome con cierta desconfianza.

—Confío en ti, Axel, sé que en mejores manos no podría estar —aseguro, otorgándole una sonrisa—. Pero confío en tus manos, no las de tu hermana menor, así que procura que ella no la toque —pido, mirándolo seria y asiente con la cabeza de inmediato.

—Tranquila, no lo hará —promete, alzando una mano en juramento y sonrío con alivio.

—Bien, vamos —digo, levantándome del suelo para luego sacudir mi pantalón—. Te llevo —explico al ver su expresión de confusión.

—Si insistes —responde sin dudarlo, también levantándose del suelo, para luego guardar la portátil en su mochila y demás cosas que había sacado.

—¡Ma, ya vuelvo, voy a llevar a Ax a su casa! —exclamo, caminando hacia la salida.

—¡¿No te quieres quedar a cenar, Axelito?! —pregunta mi mamá a gritos, desde alguna parte de la casa.

—¡Me encantaría, Helen, pero llegaron mis abuelos así que debo ir a casa! —explica Ax, parado al pie de la puerta, gritando hacia algún lugar de la casa—. ¡Nos vemos!

Y sin más, salimos de mi amado hogar, para luego subirnos a mi auto.

Aprieto un botón del pequeño mando que controla el portón eléctrico y este comienza a deslizarse hasta estar abierto por completo, así que arranco para salir a la vez que le tiendo el control a Ax para que me haga el favor de cerrar el portón en cuanto nos vamos.

Luego de varios minutos, puesto que él vive bastante lejos de donde vivo, llegamos a su casa y me estaciono delante de esta.

—Gracias por traerme, rojita —dice, agarrando su mochila del suelo y sonrío quitándole importancia al asunto—. En cuanto encuentre algo, te llamo, ¿si?

Perfect, honey.

Nos saludamos con un beso en la mejilla. Espero a que se baje y llegue hasta la puerta, pero antes de poder abrirla por su cuenta, Selene, Renata, Valentina, Génesis y Emily salen por esta y al ver que se trata de mí quien lo trajo, sonríen aliviadas. Bueno, todas menos Génesis, quien me mira como si quisiera rayarme el auto. 

—Katy, preciosa, ¿cómo estás? —cuestiona Selene de manera cariñosa.

—Muy bien, Selene, gracias por preguntar —respondo con educación y una sonrisa agradable—, ¿y usted?

—Perfecta, linda —contesta igual de sonriente que yo—. Gracias por traer a mi niño hasta la casa —dice, agarrando como puede las mejillas de Ax, haciendo que este sonría con falsedad, más sin embargo no dice nada por como su madre lo ha llamado.

—Por favor, Selene, no hay de qué —digo segura, sonriendo divertida en dirección a Ax, quien me saca la lengua—. Bien, see you later! —exclamo, alzando una mano a modo de saludo, aprovechando  que no tengo el techo ahora, para luego acomodarme los lentes de sol y así emprender viaje a mi casa.

Después de llegar a mi casa, decidí ponerme a hacer los deberes que tenía, para luego darme una relajante ducha. Todo esto tratando de no pensar tanto en lo que hace Ax, en que si encontró o no el causante de esa dichosa foto.

Me acuesto en mi cama luego de cenar con mi mamá y, después de enviarle un mensaje a Cinthia preguntándole cómo están ella y sus hermanos, decido ingresar a Instagram para subir a Instastories la foto que me he tomado en el baño con mi bata. 

No pasa ni más de un segundo cuando aparece la primera persona en ver mi historia y sonrío al darme cuenta que se trata del boy. Casi siempre es el primero en ver mis historias o reaccionar a mis fotos. Es lindo.

Al darme cuenta que no hablamos hace mucho algo se genera en mi pecho, logrando confundirme, es un sentimiento agobiante, como cuando extrañas a una persona y, por alguna razón, te da nostalgia dicho sentir. 

Sin pensarlo por más tiempo, entro a su perfil y voy directamente a la opción de enviar mensaje, y sonrío al leer lo último que nos mandamos, lo cual fueron videos graciosos de nosotros mismos. 

Katy.B:
Hi, boy 

Espero su respuesta, debido a que está en línea, pero en el momento que envío ese mensaje se desconecta, es casi como si no quisiera hablar conmigo. Realmente ese pensamiento hace que tenga un repentino mal sabor de boca, haciendo que me sienta mal de repente.

—Tranquila Katy, quizá no es eso, quizá no puede hablar contigo por el momento —digo a la nada misma, observando aun nuestro chat juntos.

Suelto un suspiro y decido salir de Instagram justo en el momento que me llega un WhatsApp de Luca.

Luqui♡
*Foto*
Te gusta? 😏

Ya te extraña :c Lleva mucho tiempo sin tu excelente servicio 🤤🔥

Quizá alguna foto tuya logre animarlo, o un mensajito diciendo cuanto me deseas

Qué dices, bebé? Me animarás? 😏

O si tienes ganas de algo más hot, podríamos hacer una video llamada 🔥 

Inhalo hondo mientras sigo observando nuestro chat, pero casi de inmediato elimino su foto, porque la verdad es que me desagrada, y no por él, simplemente este tipo de fotos repentinas no son de mi agrado. Otra cosa sería si ya estuviéramos en el ambiente, pero no.

Pienso en como responderle. Si decirle que no o reclamarle que varias veces le he dicho que no me gusta que me envíe fotos así de la nada, porque él no sabe si puedo o no estar con mi mamá o alguien presente, y que realmente eso es incómodo.

No sé cuántas veces le he dicho que este tipo de cosas a mí no me parecen hots, ni siquiera me calientan un poquito. Aunque siempre es lo mismo, él diciéndome a que no le parecen desagradables en una relación y que a él si le gustaría que yo tuviera ese tipo de arrebatos, mandándole fotos de imprevisto sin que tuviera que pedírmelas y, todo eso, genera una discusión horrible, la cual no tengo ganas de tener. La verdad es que mi cabeza está muy saturada hoy pensando en lo que Ax tenga para decirme, que para pensar en este tipo de cosas.

Y como si los Dioses me hubieran escuchado, mi celular empieza a vibrar sacándome de mis pensamientos al darme cuenta que es una llamada.

Dos en una. Evito responderle a Luca debido a la llamada, y me entero del chisme ya que, quien me está llamando es Axel.

—Hi —digo apenas llevo el móvil a mi oreja, totalmente emocionada—. ¿Qué descubriste?

—Cuanta emoción —bromea, haciendo que gire los ojos—. Bien, pues... Sí, tenías razón, el dueño de las fotos y quien subió aquella foto fue Joe.

✨️ GAEL ✨️

Suelto un suspiro, para luego tirar una pequeña pelota al aire para después atraparla, esperando a que Kendall esté lista, mientras estoy acostado en su cama perfectamente tendida.

Mi mamá sería la más feliz si tuviera la manía por la limpieza que tiene mi amiga, pero gracias a Dios no sabe que lo tiene, ya que así no puede reprocharme que "debería aprender más de ella" o "debería de pegarme sus mañas" y cosas por ese estilo.

—¿Y cuál es tu plan? —cuestiona llamando mi atención, pero no giro a verla puesto a que no sé si sigue cambiándose o ya ha terminado.

Sigo viendo un punto en el techo, que es donde pretendo golpear con la pelota, aunque claramente no lograré darle puesto que está muy alto.

Supongo que se siente cómoda como para cambiarse conmigo en su cuarto, porque quiero creer que sabe que además de que jamás intentaría nada con ella, tampoco la vería semi desnuda sin su consentimiento, ni siquiera de reojo.

En los únicos momentos que giro a verla, es cuando me pide opinión sobre si me gusta o no su atuendo, y de eso hace ya unos cuarenta minutos porque lleva como cuatro cambios ya.

—¿Sobre? —inquiero, sin dejar de lanzar la pelota al aire, aunque ya estoy empezando a sentir mi brazo cansado.

—Kate —dice sin cuento previo, haciendo que me distraiga y, por ende, la pelota caiga sobre mi nariz provocando una risa en ella y un quejido en mí—. Es cierto, su nombre sí provoca cosas en ti.

—Ja, ja, ja, que graciosa eres —respondo con algo de sarcasmo, refregando mi pobre nariz golpeada—. Pero, retomando lo que dijiste, no entiendo. ¿Qué quieres que planee sobre Kate?

—Vamos, sabes perfectamente a lo que me refiero —contesta de manera obvia, haciendo que frunza el ceño a la vez que saco mi celular del bolsillo de mi buzo—. ¿Te gusta? —inquiere y ahora sí giro mi cabeza para observarla, pero hago una pequeña mueca a la vez que niego con la cabeza al verla con esa falda y esa camisa—. ¿Queda muy mal?

—La falda te queda bien, esas botas también, pero la camisa... —Suelto un suspiro, para volver a hacer una mueca—. No lo sé, no me convence. Quizá si te la pruebas con la blusa anterior, esa de color naranja...

Escucho como suspira, para luego volver a hacer ruido buscando entre la ropa que está en el suelo, mientras que yo ingreso a Instagram para tratar de distraer mi cabeza de esta conversación.

—En fin, te decía que no puedes huir de ella toda la vida.

—No será toda la vida —aseguro con el ceño fruncido, de manera pensativa—. Solo hasta que me deje de gustar.

—Y por lo que veo, eso puede ser en seis meses o en tres años —contesta con un deje de burla en el tono de su voz y yo hago una mueca sin poder evitarlo—. No, pero en serio, no está bien que la ignores así como así, lo sabes ¿no?

—Pues... —balbuceo y, como si fuera costumbre, presiono la foto de Kate en cuanto veo una aureola de colores a su alrededor anunciándome que tiene una nueva historia.

Suspiro como un tonto al ver su foto. Dios, es tan bonita. Incluso lo es recién salida de bañarse.

Sacudo la cabeza, tratando de no pensar en eso y me centro en los detalles que hay alrededor de su foto. Que elegante baño, con sus paredes de color verde oscuro hasta casi la mitad y la otra parte con azulejos de color blanco, ese espejo redondo, es muy bonito y, curiosamente, refinado.

¿A quién estoy intentando engañar? ¿A mí mismo? Por favor que tontería, si sé perfectamente que lo que menos me interesa es el baño, porque miro un detalle y vuelvo a verla a ella, veo otra cosa y vuelvo a centrar mi mirada en ella. Estoy más concentrado en sus pecas, que se notan mucho más ahora que no lleva maquillaje, haciéndola ver tierna; en ese pequeño mechón ondulado que se escapa de la toalla que cubre sus demás cabellos y cae con encanto sobre su frente; en su nariz respingada, chiquita y, ante mis ojos, perfecta aunque ella una vez me confesó que no le gustaba; en sus labios ligeramente carnosos; en sus grandes ojos con una mirada totalmente atrayente; en como es delicada con sus manos hasta para agarrar el celular y tomarse una foto... Dios, estoy perdido.

—Sabes perfectamente que eso está mal —habla, logrando sacarme de mis pensamientos y debo sacudir la cabeza, sintiendo como me mira con molestia—, porque ella no entiende qué pasa, si hizo algo mal o qué, y si te alejas así de la nada ¿crees que no se sentirá mal?

Abro la boca dispuesto a responderle, pero justo en ese momento mi celular vibra, anunciando que tengo un mensaje. Vuelvo mi vista al móvil y bajo la barra de notificaciones, en cuanto leo la causante de esa notificación, un nudo se forma en mi pecho a la vez que siento una punzada.

Un mensaje de Kate por Instagram, saludándome. 

—¿Qué pasa? ¿Estás bien? —cuestiona la rubia con un claro tono de voz cargado de preocupación—. ¿Es ella? —pregunta luego de varios segundos en silencio, donde no le respondí ninguna pregunta anterior. 

—Sí —respondo en voz baja, casi que en un susurro.

Pienso en lo que me acaba de decir Kendall, sobre que ella podría estar sintiéndose mal, preguntándose si habrá hecho algo mal para que me enfade con ella o algo, y tiene razón, podría estar sucediendo eso y, para ser sincero, lo que menos quiero es hacerla sentir mal, pero...

Miro nuevamente su mensaje, para luego apretar el botón de eliminar todas las notificaciones y salir de Instagram. Bloqueo el celular y lo guardo nuevamente en el bolsillo de mi buzo.

—En fin, ¿estás lista? —cuestiono, dándole a entender que ya no quiero hablar más del tema.

—Si —dice, haciendo que me enderece en la cama hasta quedar sentado, giro a verla y asiento con la cabeza, aprobando su atuendo—. De acuerdo, ¿vamos? 

Asiento con la cabeza nuevamente y me levanto de la cama, para luego caminar hasta la puerta de su cuarto y abrirla, espero a que ella salga primero y la cierro atrás de mí.

Joe decidió invitarnos a comer en nuestra pizzería favorita para animarme y, la verdad, aunque no tenía ganas de salir de mi casa, no pude decirle que no después de saber sus intenciones. Es un gran amigo a pesar de que sabemos que su invitación es "yo los invito, pero cada uno pague su propia comida".

---***---

—¡Les juro que ayer me caí a propósito! —exclama Joe, inflando sus mejillas como suele hacer cuando se enoja.

Su suplica porque le creamos solo logra hacernos reír más fuerte al recordar su épica caída de la misma silla en la que estaba sentado.

Terminamos de bajar por las escaleras del instituto sin poder parar de reír, para luego comenzar a caminar a paso lento hacia la salida.

—Claro, claro, amigo —digo tratando de dejar de reír, mientras lo abrazo por los hombros—. Te creemos. —Río al terminar de decir eso, ya que ni yo mismo me lo creo.

—Les juro que me caí a propósito porque te veía medio tristón y estabas deprimiendo el ambiente con tu cara de "¿Katy, por qué no puedo gustarte también?" —asegura, mirándome entre burlón y malvado, mientras hace una mueca de como si fuera a llorar y lleva sus manos a sus ojos, fingiendo secarse las lágrimas.

Su comentario hace que deje de reír de repente, haciendo que ahora sea él quien ríe ante mi reacción.

Connor empuja a Joe con bastante fuerza y el castaño gira a ver al moreno, quien niega con la cabeza y lo mira reprobatoriamente, como si le dijera con eso que estuvo mal.

—Ah claro, ustedes sí pueden reírse de mí pero yo no puedo molestarlos, ¿no? —se queja Joe, cruzándose de brazos.

Río por lo bajo y me acerco a él para abrazarlo por los hombros, haciéndole saber que está todo bien.

—Así que... ¿Te caíste a propósito y no por andar de baboso mirando a esa chica que pasó al lado de nuestra mesa? —cuestiono, sin separarme de él, sonriendo burlón, dándole pase verde para que también pueda molestarme.

—Totalmente, porque estaba cansado de tu cara de extraño a Katy, o como le dices tú, a la fresita —se burla y giro los ojos.

—Solo yo le puedo decir así —lo reprendo, mirándolo con los ojos levemente entrecerrados—. Por lo tanto, lávate la boca antes de volver a llamarla así.

Cierro los ojos con fuerza al darme cuenta de lo que acabo de hacer, porque inmediatamente todo los chicos empiezan a canturrear a coro un "uh" molesto y burlón.

—Oh, boy —dice Naty de manera dramática, cayendo a los brazos de Kendall—. Thanks very much for all.

—No tienes nada que agradecerme, fresita —responde Kendall, intentando imitar mi voz—. Haría lo que sea por ti, movería cielo y tierra con tal de verte feliz.

—Oh, boy. —Se gira entre los brazos de su novia, para ambas poder mirarse así fijamente a los ojos

—Oh, fresita —responde Kendy, corriendo un mechón del rostro de la pelirosa, colocándolo atrás de su oreja.

Ambas se acercan para darse un beso, pero antes de que puedan hacerlo, una voz nos interrumpe haciendo que giremos a ver de quién se trata, pero en cuanto veo su cabellera anaranjada vuelvo a mirar al frente casi que de inmediato, logrando hacer que mis amigos rían debido a la casualidad del momento. 

—Necesito hablar contigo, boy —dice Kate, ignorando a mis amigos que siguen riendo y realmente espero que no crea que se ríen de ella.

—Estoy ocupado —respondo sin animarme a verla, así que, aprovecho que sigo abrazando a Joe y tiro de él para comenzar a caminar, haciéndoles entender a los demás que hagan lo mismo.

Please, boy, es urgente —asegura y, por el sonido de sus tacones, supongo que nos está siguiendo—. Del nivel uno. Very important.

Cierro los ojos con fuerza, pero no dejo de caminar, realmente ahora mismo no puedo hablar con ella. Soy un cobarde y lo sé. Me gustaría girarme y preguntarle qué sucede, hacer como si no pasara nada, como si no me doliera saber que ha vuelto con Luca, pero no puedo. Me duele. Me duele verla. Me duele saber que ella cree que todo lo que merece románticamente es alguien como Luca.

Relajo mis hombros en cuanto escucho como sus pasos se detienen, haciéndome saber que ya no me está siguiendo.

De reojo puedo ver como tanto Nath y Kendall niegan con la cabeza de manera reprobatoria, mirándome mal por, ni siquiera, girarme a decirle que no puedo en estos momentos, o decirle alguna otra tonta excusa.

—Es sobre quién subió la foto de nosotros dos, pues... You know —habla Kate en voz alta, haciendo que ahora si todos detengamos nuestro caminar de repente, pero ninguno se gira a verla—. Ya sé quién lo hizo, desde quién nos tomó aquella foto hasta quién la subió a esa horrorosa página.

Siento a Joe tensionarse de repente bajo mi brazo, pero no le tomo importancia, porque estoy igual.

Todos nos giramos hacia ella de manera lenta y la puedo ver cruzada de brazos, mirándome un poco molesta y dolida, haciendo que me maldiga porque, después de todo, Kendall tenía razón al decirme anoche que Kate podría sentirse mal con mi cambio de actitud tan repentino. 

—¿Por qué de repente? —cuestiono, frunciendo ligeramente el ceño, sin comprender—. ¿Por qué sacas eso ahora? ¿Qué importa quien fue a estas alturas? 

—Sinceramente es que siempre tuve la pica de quién pudo habernos hecho eso —admite con sinceridad, caminando hacia mí de manera lenta, con cautela—, sobre todo a ti. Después de todo escuché varias veces como algunos estudiantes hablaban mal de mí a mis espaldas, pero jamás, en todos los años que llevo en Balwer, he escuchado a una sola persona hablar mal de ti —menciona, logrando confundirme de sobre manera y de reojo puedo darme cuenta que mis amigos están igual que yo, mientras que ella se queda quieta a unos tres pasos de distancia de mí—. So, el otro día me llego un informante de esta situación, removiendo nuevamente todos esos sentimientos por los que me hicieron pasar en ese entonces.

—Dios, no soy bueno para el suspenso, Kate —dice Liam, casi que desesperado, porque es cierto, no le gusta todo esto del misterio. Por eso nos gusta ver ese tipo de películas con él—. Ya, dinos quién fue y por qué sacas ese tema ahora —pide, para luego mirarla apenado—. Por favorcito.

—Si —hablo, haciendo que ahora la pelirroja centre su mirada en mí—. ¿Qué importa quién fue a estas alturas? Ya pasó mucho tiempo de eso, ¿no crees? El daño ya está hecho.

—Es cierto —responde, asintiendo con la cabeza de manera lenta, sin apartar sus ojos de los míos—, yo también pensaba lo mismo aunque siempre tuve la duda, pero si te vengo a hablar de esto ahora es porque es importante, puesto que la persona que hizo tal cosa es importante —asegura, para luego hacer una fugaz mueca—. For you, clearly —aclara, logrando ahora sí confundirme por completo.

—¿De qué hablas? —inquiero, sintiéndome mareado de repente, mientras siento la respiración de Joe pesada a mi lado.

Sin mirarme, Kate da dos pasos, pero no en mi dirección. Da dos pasos hasta quedar cara a cara con Joe, mirándolo fijamente con cierto recelo y enfado.

—Dime, Joe, ¿prefieres que se lo explique yo o te hará sentir menos mal amigo hacerlo tú?

—¿De qué habla, Joe? —cuestiono, alejando lentamente mi brazo del castaño para mirarlo confundido.

—No sé —se apresura a decir, negando con la cabeza—. Está loca —asegura, para luego mirar a Kate quien no se ha movido ni un centímetro—. Estás loca. No quieras venir aquí con tus mierdas porque no te funcionará hacerte la buenita con todos como siempre lo haces para ganarte la popularidad. Está vez sí te pasaste, porque yo no hice nada de lo que me estás acusando, sea lo que sea. Demente.

Kate sonríe ladinamente con superioridad y da otro paso en dirección a Joe, quien sorpresivamente, retrocede un paso sin poder dejar de observarla a los ojos con enfado. 

—¿Sabes cuál es la diferencia entre tú y yo? —inquiere, sin dejar de verlo a los ojos—. Que yo sí tengo pruebas de cómo eres de amigo y hasta podría decir que de persona, en cambio tú no tienes nada de mí como para asegurar como soy más que guiarte por el absurdo parloteo que se dice en los pasillos. —Agacha un poco la cabeza, aprovechando que por los tacones es más alta que Joe, aunque de por sí creo que lo es—. No quieras salpicar tu mierda a los demás, porque yo me puedo limpiar esas manchas, en cambio tú estas hundido en ella hasta el punto de oler mal, y lo puedo asegurar después de hacerle eso a, según tú, uno de tus mejores amigos.

Joe está en shock, mirando los ojos de Kate totalmente sorprendido, sin saber qué decir o cómo reaccionar, hasta que lo hace, y lo primero que sale de él es una risa bastante rara.

Por otro lado, yo me siento totalmente dividido. Joe es mi amigo desde que tengo diez años y con Kate nos hicimos amigos hace poco, pero sé que ella no es de las que miente y menos con algo así.

—Cielo santo, de verdad estás loca —asegura, ahora sí acercándose un paso hacia Kate intentando intimidarla, y para mi sorpresa, la pelirroja no se mueve ni se deja intimidar, no reacciona como la he visto hacerlo con Luca—. No quieras culparme a mí de lo que haces o dejas de hacer. Si ahora están diciendo cosas de ti y de Luca por haber vuelto es tu culpa por ser una perra infiel, porque sabes que lo eres. Tienes suerte de haber vuelto con Luca, después de la mierda que eres por jugar a dos puntas, ¿te besas con uno pero sales con el otro? ¿Sabes cómo se les dicen a esas personas? Putas, justo lo que eres.

—Joe —interfiero, mirándolo mal por cómo la ha llamado.

Kate da otro paso en dirección al castaño y, por como están sus manos, creo que lo va a golpear, así que agarro una de sus muñecas para impedirlo. 

Si, sé que lo que dijo mi amigo está mal, pero tampoco estuvo bien que ella le haya dicho que es una mierda hace rato, por ende, ambos están mal ahora mismo y, si dejo que ella lo golpee ahora estaría mal, porque está dándole pase verde para que él pueda responder y no quiero llegar a eso.

—Así que todo esto, es decir, la foto y toda la mierda por la que pasé, ¿fue por envidia? —inquiere Kate con un tono de voz que me sorprende, porque no está molesta, aunque tampoco diría que está tranquila, más sin embargo el timbre de su voz fue burlesco. Bajo la vista a mi agarre, dándome cuenta que no se ha librado de él y eso me dice que por algo es, así que decido no soltarla—. No justifico, pero ahora entiendo el por qué, estás celoso —asegura, sin apartar sus ojos de los de Joe—. ¿Qué pasó? ¿Te dolió en el ego que a ti no, pero a él si? 

Eso hace que todos frunzamos el ceño, menos Joe, en su rostro se ve que sabe perfectamente de qué está hablando Kate.

—Estás...

—Sí, sí, loca —interrumpe Kate, asintiendo con la cabeza de manera lenta—. Lo repetiste mucho desde que llegué, porque al parecer no sabes otra palabra para defenderte, y es que, no eres tonto y sabes que no tienes argumento válido que pueda defenderte ahora mismo. —Baja el brazo que estoy agarrando, pero no para soltarse, más bien para acercarme a ella—. Entonces dime, ¿nos explicas tú el por qué hiciste lo que hiciste o lo digo yo? 

—Joe... —hablo, haciendo que ahora me mire a mi y puedo ver el arrepentimiento pasar por sus ojos. Inhalo hondo a sabiendas todo lo que se viene, así que tomo una decisión y digo—: Vamos a mi casa, si vamos a charlar de algo tan importante, no deberíamos de hacerlo aquí, delante de todos.

Kate asiente con la cabeza, para después decirnos que cuatro pueden ir con ella en su auto si así lo desean y Liam dijo que entonces puede llevar a uno en su moto.

Kendall, Nathalia, Connor y yo decidimos ir con Kate, y Joe con Liam.

Todo el camino hasta casa fue en total silencio salvo la música que es lo único que sonaba dentro del vehículo, además de que se respiraba incomodidad. Ninguno sabía qué decir, cómo reaccionar o, en mi caso, qué esperar.

Al llegar, abro la puerta para que todos pudieran ingresar y nos encaminamos hasta la sala. Le indico a Kate dónde puede sentarse en cuanto la veo parada, viendo a mis amigos sentarse donde sea con confianza, mientras que ella parece algo incómoda por no saber dónde hacerlo. 

Me sonríe con agradecimiento, provocando que mi estómago se remueva. Decido responderle el gesto, logrando relajarla y, a mi parecer, aliviarla también. 

—Ya Joe, habla —pide Connor, mirando fijamente a nuestro amigo—. Porque esto de la ida y vuelta de quien es qué y no sé qué más ya me tiene nervioso.

El castaño asiente con la cabeza y lo veo tragar saliva de manera nerviosa, mientras se estruja los dedos con frenesí, tal cual hace cada que está incómodo o nervioso.

Me siento a su lado y le doy leves golpes en la rodilla, haciendo que levante la cabeza para mirarme, así que le sonrío tratando de darle ánimos.

Después de todo somos amigos hace mucho tiempo, así que decido creer darle un voto de confianza, a sabiendas que sea lo que sea que haya hecho no es tan grave como parece.

Inhala hondo una vez más antes de asentir con la cabeza y mirar fijamente a Kate, quien está sentada frente a él.

—De acuerdo, sí, yo tomé esa foto —admite, logrando generar un gran y profundo silencio en la sala de mi casa. Inhalo hondo pero no exhalo, esperando sus siguientes palabras—. Pensaba molestarte con ella, nada más —asegura, girando a verme y asiento con la cabeza, haciéndole saber que le creo—, pero entonces... Entonces ella recibió una llamada de Luca, su novio, actuando como si nada, como si no se hubieran besado hace menos de dos minutos. Sonreía y todo. Me dio asco —dice con repulsión, mirando a Kate que lo único que hace es cruzar las piernas para luego apoyar su codo sobre la rodilla e inclinarse levemente hacia él, como si estuviera provocándolo para que cuente todo—. Me enojé tanto que estuvieras jugando con mi amigo de esa manera que, no lo pensé con claridad y la envié a la página para que ellos la subieran.

De reojo puedo ver a Kate alzar las cejas y asentir con la cabeza de manera lenta, como si no creyera ni una sola palabra de lo que dice Joe.

—Pero si viste todo lo que pasó, sabrás que quien la besó fui yo —comento, haciendo que ahora todos giren a verme y ruego por no tener las mejillas rojas—. Ella no estaba jugando conmigo, Joe.

—Por favor, Gael, ¿de verdad te crees eso? —cuestiona Joe, bastante burlón de mi supuesta incredulidad—. Es una araña —asegura, señalando a Kate con la mano pero sin apartar la mirada de mí—, y tu has caído impecable sobre la telaraña que poco a poco se a puesto a hacer en Balwer, donde todas sus victimas están pegadas a ella. Porque soy tu amigo y te quiero es que te digo esto, ella está jugando contigo, Gael —sentencia, seguro de lo que dice, pero eso solo provoca que mi pecho se estruje al pensar en esa posibilidad—. Le gusta tener a todos en sus manos, que todos crean que es una dulce y blanca paloma, cuando no es así. Juega contigo y con Luca y con todos. Se besaron cuando ella salía con Luca, luego terminó con él, empezó a coquetear contigo ¿y luego vuelve con él? Si eso no es jugar con uno, entonces dime qué es porque debo estar confundido.

Me quedo callado, pensando en sus palabras y de reojo puedo ver a mis amigos igual que yo, asimilando lo que acaba de decir el castaño, puesto que, si lo vemos desde su punto de vista, no parece demente lo que acaba de decir.

La verdad es que, aunque me niegue a creer que Kate es de ese tipo de chicas, si lo pienso con claridad...

—De verdad creí que no serías tan cobarde como para mentir en una situación así —habla Kate, haciendo que ahora todos giremos a verla a ella—. Después de todo, en la situación en la que estás, es mucho mejor y más fácil confesar todo directamente que intentar manipular como lo estás haciendo.

Ninguno de mis amigos dice nada, es más, veo a Connor hace una mueca como si ahora no le creyera a Kate, a Kendall inhalar hondo en la misma posición que el moreno y a Naty rascar su nuca.

—Perdón Kate, pero ahora la que suena mal eres tú —digo lo que muchos aquí pensamos, haciendo que la pelirroja clave su mirada sobre la mía—. Después de todo, él ha dado un buen argumento y tú... Todo lo que dices es que él debería ser sincero y nada más.

Kate frunce el ceño de manera dolida, para luego relamer sus labios de manera incrédula, como si de verdad no creyera lo que le estoy diciendo.

—¿Really crees todo lo que dijo? —cuestiona, mirándome fijamente. Sé que sabe que los demás piensan lo mismo que yo, pero no preguntó de manera general. Me preguntó a mí si lo creo o no. No le importa lo que crean los demás, le importa lo que creo yo y eso está claro en sus ojos—. De acuerdo, por suerte no necesito muchos argumentos porque eso quise dejárselo a él, por el contrario, yo tengo pruebas.

Se levanta de su asiento, buscando algo en su bolso, para luego tenderme su celular ya desbloqueado y con las imágenes que quiere enseñarme.

En cuanto lo agarro, vuelve a su asiento, esperando a que termine de ver todo lo que hay. Desde capturas de pantalla de un chat en Instagram, hasta fotos de mapas y direcciones. 

Frunzo el ceño en cuanto veo que la dirección del mapa indica la casa de Joe con un circulo y una flecha, donde luego dice "lugar del perteneciente de dichas fotos". Ojeo rápido todo, menos las conversaciones, las cuales al parecer es de Joe con más personas, donde estas le piden explicaciones sobre por qué no consultó con ellos antes de subir la foto y, tal cual nos los dijo a nosotros, Joe explica que es porque se dejó llevar por la emoción del momento, aunque claro, a nosotros nos dijo que fue el enojo.

La conversación gira en torno a que cómo consiguió dicha foto, que ese post merecía un regalo porque ese sí que era un buen chisme, que seguro Kate querría desvanecerse al verla y demás cosas en torno a ella, hablando mal de su persona y, para mi sorpresa, también de la mía. Aunque claro, no tanto como lo hacen con ella. Lo que más me sorprende es que Joe permite que hablen mal de mí. Supongo que debe haber alguna explicación, como que no saben la identidad de él ya que, por lo visto, él tampoco sabe la identidad de los demás.

—¿Por qué no dijiste que sí la habías subido tú? —cuestiono, sin poder dejar de ver las fotos, aunque ya las he visto a todas.

Levanto la vista para clavarla en los ojos de Joe, mientras que Liam a mi lado me quita el celular para empezar a leer él junto con Naty, quien está sentada a su lado.

—No sé de que...

—Por favor, Joe, acabo de leer tu conversación por Instagram con los, según yo, demás administradores de dicha página —interrumpo, sin dejar de verlo a los ojos—. ¿Por qué no dijiste la verdad completa?

Se relame el labio inferior para luego morder el superior antes de girar a ver a Kate, quien está impasible, sentada en su lugar con las piernas y brazos cruzados, esperando a que le devuelvan su celular.

—¿Cómo conseguiste todo eso? —cuestiona, señalando el celular que ahora tienen Connor y Kendall.

Kate inhala hondo a la vez que se encoje de hombros, restándole total importancia al asunto.

—Me encantaría responder eso, de verdad, pero no puedo —contesta con sinceridad, sin apartar sus ojos del castaño a mi lado—. Simplemente puedo decirte que le pague a un amigo experto en todas estas cosas, le dije lo que quería saber y, luego, me envió todas esas fotos.

No tardo mucho en atar cabos para saber quién es ese amigo del que habla, porque yo también le he pagado para que haga un trabajo similar, solo que contra el instituto. Después de todo, supongo que alguien tan inteligente como Axel debe aprovechar ese cerebro privilegiado con el que nació y ganar dinero de alguna forma, así no sea del modo legal. 

—¿Y no pensaste que todo podría ser falso? —inquiere Joe, pero a diferencia de hace un rato, ahora suena bastante desesperado—. ¿Qué podrían ser fotos trucadas y te vio la cara?

Bajo la vista al suelo, sintiéndome de repente muy molesto por el hecho de saber que ahora sí está mintiendo y no entiendo el por qué continúa con todo esto. Sabe -o quiero creer que sabe- que no me enojaré si me dice la verdad, después de todo, es algo que ya pasó y, si realmente lo hizo por lo que dijo, puedo llegar a entenderlo.

Sé que miente porque sé que la persona que contrató Kate para hacer este trabajo es Axel, y él no es una persona capaz de mentir, mucho menos a ella. Además de que soy consciente de la inteligencia de Kate para estas cosas.

—Estaba al lado de él, viendo su trabajo en todo momento, justamente para que no me vean la cara —asegura Kate, aun con su rostro neutro y su voz serena, como si ya estuviera agobiada de esta situación—. ¿Crees que me dejaría ver la cara en una situación así? —inquiere, elevando una ceja. Ahora me siento mal porque tiene razón. La foto le provocó mucho daño en su momento, incluso llegó a sentirse ansiosa por ir al instituto y lo sé porque he estado ahí. Debió ser difícil para ella darse cuenta de todo esto—. Si no me importara para empezar, no habría gastado dinero al vicio. Pero es obvio que no podía quedarme de brazos cruzados si sabía que esto podría afectarle a Gael. —Alzo la cabeza casi que de inmediato al escuchar mi nombre y giro a verla sorprendido, pero ella no me mira ni siquiera de reojo—. A mí no me importas en lo más mínimo, pero a él sí —asegura, señalándome con su dedo, pero aún no voltea a verme, su mirada está completamente centrada en Joe—. Eres su amigo y te quiere, no quería hacerlo pasar por toda esta porquería sin saber a ciencia cierta si lo que me habían informado era real o no.

Toda la sala queda en silencio, pero yo solo puedo escuchar mi corazón latir con fuerza contra mi pecho y la verdad es que no sabría definir por qué late así. ¿Por Joe? ¿Por Kate? ¿Por mí?

No voy a negar que me siento totalmente sorprendido de escuchar a Kate decir que todo esto lo hizo por mí, cuando de verdad creí que lo hacía por ella, porque le preocupaba su reputación en toda esta situación, haciendo así que sienta empatía por ella pero que diga que lo hace por mí lo convierte en un sentimiento inexplicable.

—Entonces —habla Kendall, haciendo que giremos a verla—, ¿por qué mentiste? —pregunta, mirando a Joe con cierto dolor y enfado, sintiéndose traicionada.

—Por favor chicos, solo mentí en que no había sido yo quien subió esa foto, pero todo lo demás es cierto, lo hice bajo un momento de enojo, donde no pensaba con claridad —asegura, mirando a todos, pero su mirada se centra en mí, rogándome porque le crea—. Te juro que todo lo demás que dije es cierto. No lo hice con intenciones de lastimarte, es solo que estaba harto de ella, que juegue contigo, con Luca, con todos. Chicas como ella no sirven, hermano. —Señala a Kate y de reojo la miro inhalar hondo mientras mira hacia otro lado, en un parpadeo vuelvo a centrar mi vista en el castaño—. No quería volver a verte mal por alguien así. Yo...

—No compares —pido, negando con la cabeza—. Esta situación es diferente. Además el sentimiento no es el mismo —aseguro, mirando el suelo mientras estrujo mis dedos entre sí.

—Perdóname, hermano —dice y la verdad es que se lo escucha bastante apenado—. Creí que, no lo sé, así quizá estaba haciéndote un favor, pero...

—Te equivocaste, sí —termino por él, alzando nuevamente la mirada hasta su rostro—, y aunque quizá tú ahora no lo veas así, yo lo siento así. Te equivocaste.

Inhala hondo para luego asentir con la cabeza de manera lenta mientras suelta el aire retenido.

—Tienes razón, me equivoqué.

—Me alegra que lo aceptes —aseguro, otorgándole una pequeña sonrisa sincera—. Y como errar es de humanos, todo está bien.

—¿De verdad? —cuestiona, bastante sorprendido por mi aceptación tan rápida.

—Sé que no lo hiciste con mala intención, así que sí, todo está bien. —Sonrío para que me crea, haciendo así que sonría feliz.

De reojo puedo notar como los demás no están de acuerdo con mi decisión, quizá porque ellos no le crean a Joe de que no lo hizo con dobles intenciones o vaya uno a saber, pero yo decido creerle a mi amigo. Después de todo, eso somos, amigos. No. De hecho, somos mejores amigos. Una amistad verdadera se basa en la confianza y en el perdón, porque si nos tuviéramos que alejar de la persona al primer error, entonces no tendríamos amigos, porque como dije, errar es de humanos.

—Bien, entonces si ya todo está resuelto... ¿Pedimos sushi? —propone Liam a mi lado, mirando a cada uno.

—Es momento que me vaya —habla Kate, llamando la atención de todos, mientras que ella toma su bolso del suelo a la vez que se levanta de su asiento—. Nos vemos, chicos. Buen provecho.

—Pero... —digo intentando que se quede, pero ni siquiera gira a verme y sale de la sala.

Miro a los chicos quienes saludan a Kate a unísono, para luego ponerse a hablar de qué van a pedir. Me levanto de mi asiento bajo la atenta mirada de Joe y corro hasta Kate, tratando de llegar a ella antes de que se vaya.

—Espera —pido, llegando hasta donde está, evitando que salga por la puerta y la veo suspirar antes de girar sobre sus talones para mirarme a los ojos a la vez que se cruza de brazos—. ¿No te quieres quedar?

—No es de mi agrado el ambiente, así que no, gracias —responde con educación, aunque se ve que está enojada, logrando confundirme.

—¿Por qué no lo sería? —inquiero, frunciendo el ceño haciendo que, en cambio, ella eleve el suyo.

—¿Lo preguntas de verdad? —cuestiona y asiento con la cabeza, así que añade—: De acuerdo, entonces veamos cómo te lo explica —dice de manera pensativa, aunque más para ella que para mí—. Para empezar, dudo que tus amigos se sientan cómodos si me quedo después de denunciar a tu otro amigo de todo lo que le dije. Segundo...

—Hablando de eso —la interrumpo, haciendo que se calle de manera abrupta para prestarme atención—. ¿Qué fue eso? ¿Lo de hace un rato en el instituto? —pregunto dudoso, pero ella todo lo que hace es elevar una ceja a modo de interrogación—. Es decir, cuando le dijiste que le dolió el ego porque él no y yo sí, es decir, ¿a qué te referías? 

—Son muy amigos al parecer, ¿por qué no vas y se lo preguntas a él? —inquiere, mirándome de manera retadora—. ¿O es que, como yo, no crees nada de lo que sale de sus labios? 

Trago saliva con algo de dificultad y veo como mira mi garganta, seguramente mi manzana de Adán, y me maldigo por tenerla ya que suele delatarme bastante.

—Te pregunto a ti porque fuiste tú quien lo mencionó —respondo algo intimidado por su mirada.

—Segundo —dice, continuando con lo que estaba diciendo hace un rato, ignorándome por completo—, estoy bastante molesta y normalmente cuando estoy así no cuido lo que sale de mi boca, y la verdad es que prefiero irme antes de decir algo que no debería, como ser que me decepciona bastante el hecho de que de verdad le creas cuando ni una mueca de su rostro, ni siquiera el movimiento de sus cejas aparentaban ser de alguien que estuviera arrepentido —asegura, mirándome fijamente a los ojos, logrando hacer que me quede sin aliento, pero no sé si por la intensidad de su mirada o por el filo de sus palabras—. Y, como cereza del postre, no quiero estar en el mismo lugar del chico que desconfía de mí.

—Yo no...

—¿Es por eso que me has estado evitando, no? —pregunta sin dejarme hablar, aunque más que duda sonó a afirmación—. Porque de verdad crees que estoy jugando a dos puntas. —Sonríe con algo de nostalgia, bajando la mirada por varios segundos al suelo, dejándome sin saber qué decir porque no puedo negarle que hace unos momentos atrás me había entrado esa repentina duda—. Quizá no me dolería o molestaría si no me conocieras, pero no es el caso, me conoces más de lo que realmente me gustaría y no te hablo de saber mi color favorito o mi comida preferida, sino de que permití que me vieras llorar por las cosas que de verdad me duelen, te conté algunas de mis inseguridad y... Confíe en ti para, a veces, dejarme ser vulnerable creyendo que estaba a salvo contigo, pero parece que no, porque aun así, viendo esa versión de mí, te generé desconfianza. —Suelta un suspiro corto, como los que sueltan las personas dolidas e incrédulas de estar viviendo una situación en particular. 

Levanta la vista y me mira nuevamente a los ojos, pero esta vez no es la Kate de hace un rato, la impasible, la que su mirada no expresa más que frialdad. Ahora es la Kate que vi en su auto llorando después de pelearse con su novio y mejor amiga en una fiesta, la perdida.

—En algún momento tu cabeza decidió creer que todo eso que pasamos por algún motivo, fue mentira y actuación mía, y está bien, después de todo quizá yo malentendí todo creyendo que podríamos ser amigos y tú jamás dejaste de verme como la frívola fresita cliché. —Se encoge de hombros a la vez que hace una pequeña mueca—. Aunque entienda que esto no es culpa de nadie, porque claramente no puedo generarte confianza de la noche a la mañana... Decido no estar en el mismo lugar que tú, porque quiero proteger los bonitos recuerdos que tengo y no mancharlos con pensamientos que no me dejarán en paz sobre qué hice mal o por qué no fui lo demasiado confiable para ti como para que, cuando Joe dijo todo eso, pensaras que yo no estaba ni estoy jugando contigo.

—Fresita, no es eso, es que...

—¿Me vas a negar que no le creíste? —inquiere, frunciendo el ceño de manera dolida—. ¿Aunque sea un mísero segundo, no pasó por tu cabeza pensar que sí, quizá tu amigo tenía razón? Y te pido que no me mientas, porque mientras que Joe decía todo eso, yo solo me centré en mirarte a ti, para tratar de ver qué pensabas al respecto y, todo lo que vi, fue duda —admite, logrando hacerme sentir mal—. Duda de si tenías razón sobre mí o si realmente eras un ciego como te lo decía Joe y te dejaste engatusar por alguien como yo.

—Sí, está bien, no te lo puedo negar, sí lo creí en su momento, pero ahora...

—Exacto, ¿pero ahora...? —cuestiona, mirándome a los ojos a la vez que sacude la cabeza con lentitud—. La mayor parte de mi vida, cada paso que he dado, ha sido inseguro, desconfiado, sintiendo que no podía confiar donde pisaba, ni siquiera confiar dónde estaba parada, pero en algún punto me hiciste creer que los pasos que daba contigo eran seguros, que no podría golpearme muy fuerte si caía —confiesa, sonriendo con algo de burla hacia ella misma—. Ahora mismo puedo estar sonando exagerada, pero no puedo evitar sentirme así por el hecho de que, de repente, la tierra que creía firme ya no lo es del todo y estoy asustada. —Relame sus labios, para luego tirar de ellos con algo de fuerza antes de hablar—: Antes era seguro porque creías en mí, luego tambaleó porque en dos segundos tiraron esa confianza, ¿y ahora? Ahora tu confianza volvió, ¿cierto? Has vuelto a creer que yo no podría jugar contigo, ¿no? —inquiere y asiento con la cabeza, sintiéndome bastante apenado por la situación—. ¿Y mañana? ¿O pasado? ¿Qué pasará si alguien vuelve a decirte lo mismo? ¿Volverás a desconfiar de mí? Porque déjame decirte que no me importa que desconfíes diez segundos y luego vuelva la confianza, porque lo que me importa son esos diez segundos en los que tambaleo lo que crees de mí como persona. 

—De verdad lo siento, fresita.

—Lo sé —asegura, asintiendo con la cabeza de manera lenta—, y espero que tú también entiendas que no quiero pisar más terrenos inseguros, porque los que tengo son suficientes para una sola persona que no desea volverse loca por no saber por donde más caminar sin terminar cayéndose, tropezándose o lastimada. —Ambos nos miramos por varios segundos a los ojos. Ella esperando a que diga algo probablemente, mientras que yo no sé ni siquiera dónde estoy ahora mismo—. Nos vemos, Gael.

Gira sobre sus talones haciendo que deje de ver su sonrisa amable, o como yo la conozco, la falsa que pone en el instituto para que los demás no noten que está mal. Sin decir nada más, abre la puerta de mi casa y sale por ella, para luego escuchar el motor de su auto y, a continuación, las ruedas de este alejándose de mi casa.

Algo está mal y lo sé porque lo siento así, pero lo peor es que no sé descifrar el qué.

Suelto un suspiro y lo único que puedo pensar es en cuanto deseo disculparme con ella, hasta que decida hacerlo y volver a estar como antes, sin importarme que haya vuelto con Luca.

Todo esto me hizo dar cuenta que ahora que forma parte de mi vida, no quiero que deje de formar parte de esta. Quiero que esté ahí cada que tenga buenas noticias que contar o malas. No importa si es como amiga, como crush o lo que sea. Quiero que Kate Baker forme parte segura de mi vida.

———🍓🛹———
¡Hola, hola, hola! ¿Cómo están?

¿Ustedes que creen con respecto a lo que dijo Kate? ¿Piensan que cuando llegó a su casa se puso a llorar?

¿Qué piensan al respecto de Joe?

Daré mi humilde opinión de escritora que, si gustan, pueden ignorarla ajsdhajdsa pero... Kate tiene una relación con Luca y, lastimosamente, Gael la tiene con Joe.

Pequeño recordatorio: La toxicidad también pueden ser los amigos, no siempre es una pareja.

también quiero que recuerden que aquí, en este perfil, siempre habrá alguien que los ame mucho💜

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