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006.

 ✨️ GAEL ✨️

Llego a la biblioteca en la hora que acordamos vernos con Kate.

Esto es demasiado frustrante. No quería venir y no habría venido de no ser que la fresita llamó a mi casa -no sé cómo consiguió el número- y le informó a mi mamá que habíamos quedado los sábados a la diez de la mañana en la biblioteca principal.

Ni yo me preocupo tanto por mi futuro como lo hace ella. De verdad se tomó en serio la petición de mi madre.

Yo creo que puedo ser sumamente amable y bueno con muchas personas, pero un sábado a las diez de la mañana con lo único que me apetece ser bueno es con mi cama y almohada. ¿Quién en su sano juicio está levantado un sábado a esta hora? Solo los locos y ella, seguramente.

A lo lejos, en una de las tantas mesas que hay, diviso una cabellera anaranjada con la nariz prácticamente metida entre los libros.

Fresa y nerd. Ja. Combinaciones que no suelen ser muy vistas por el mundo del "cliché". Creo que en serio debo dejar de suponer todo por lo que solo se ve.

Llego hasta la mesa en la que se encuentra, y la asusto sin querer en el momento que dejo mi mochila frente a ella con algo de brusquedad.

Levanta la cabeza en mi dirección con el ceño ligeramente fruncido debido al susto.

Le pediría disculpas, porque realmente no fue mi intención hacerla asustar, pero estoy muy molesto por haberme levantado temprano. ¿No podíamos encontrarnos a la tarde? No. Tenía que ser a las diez chispas de la mañana.

Esta chica realmente sabe cómo molestarme, conoce mis puntos débiles de alguna manera. Bueno, no por nada los profesores viven diciendo que es muy lista.

—Hola —saludo muy a mi pesar por mera educación, mientras tomo asiento frente a ella—. Te perdiste, el circo está aquí en frente —informo, apuntando con mi dedo pulgar por encima de mi hombro.

Kate sonríe falsamente, haciendo que sus ojos se achinen.

—Hola —responde el saludo, aun con su falsa sonrisa—. Por lo visto tú también, porque el zoo está aquí a la vuelta, boy. Los monitos deben estar esperándote para tomar té.

Abro la boca dispuesto a responderle, pero mi sistema me falla en el momento que se me escapa una ligera risa.

Muerdo mi labio inferior a la vez que ella frunce el ceño extrañada y sacudo mi cabeza.

—Esa realmente estuvo buena —admito, levantando mi mano al aire, haciendo que se confunda aún más—. Anda, high five —pido, señalando su mano con mi mentón para luego mirar mi mano que sigue suspendida en el aire.

Kate mira ligeramente mi mano para después volver a verme a los ojos. Suelta un pequeño suspiro.

—Asco —menciona, fingiendo seguridad por alguna razón.

Bufo a la vez que giro los ojos, me estiro por encima de la mesa hasta alcanzar una de sus manos y guiarla hasta la mía.

Básicamente la obligo a chocar su mano contra la mía, pero no me importa. No pienso quedar como un idiota con la mano en el aire.

Sonrío feliz en cuanto nuestras manos hacen el típico "clap" al momento de chocar y ella gira los ojos.

So boy, ¿trajiste lo que te pedí? —cuestiona, mirándome con atención.

—Por supollo —respondo, sacando mi cuaderno de la mochila.

—Que ordinario, gordi —comenta haciendo una pequeña mueca de desaprobación, a la vez que sacude la cabeza restándole importancia al asunto.

—Qui irdinirii, girdi —repito sus palabras, imitando su odiosa voz cosa que la hace girar los ojos.

—Que maduro, eh, que maduro —dice ya algo molesta, mirando mi cuaderno y su libro de matemática.

Supongo que está viendo en qué fallo exactamente para poner su atención ahí.

Si supiera que no sé nada de este trimestre, o del pasado.

—Qui midiri —imito, haciendo una pequeña mueca como si así fuera su rostro.

Suelta un suspiro lleno de frustración que hace temblar la comisura derecha de mi labio al intentar mantener una expresión seria.

No voy a admitir que el molestarla con lo más mínimo se me está haciendo estúpidamente exquisito, o por lo menos no lo haré en voz alta.

Para mi sorpresa, Kate no dice nada con respecto a que no entiendo nada de este trimestre como creí que haría. De verdad pensé que me molestaría al respecto, o diría algo como que soy tonto, pero nada, ni una burla, ni un comentario, nada. Simplemente apunta algo en el cuaderno y después de verme un segundo a los ojos para ver si estoy dispuesto a prestarle atención, y se da cuenta que sí lo estoy, es entonces que empieza a explicarme las derivadas del coseno, seno y tangente.

Después de veinte minutos, creo que estoy entendiendo lo básico, y realmente estoy sorprendido.

Para ser sincero, vine hasta aquí sabiendo que no entendería nada, lo cual me serviría para decirle a mi mamá que no entiendo las explicaciones de Kate, por ende, funcionaría para no tener que verla los sábados por la mañana.

Pero vaya giro inesperado.

—Bien, descansa cinco minutos —comenta, dejando el lápiz sobre el cuaderno para luego estirar su cuerpo con los brazos extendidos a ambos lados.

Hago lo mismo y le agradezco mentalmente que me dé este pequeño receso, porque si bien le estoy entendiendo, siento que en cualquier momento dejaré de hacerlo y todo esto se habrá ido al caño.

Apoyo mis brazos sobre la mesa, viéndola atentamente mientras ella frunce el ceño viendo algo en el libro.

—¿Has pensado estudiar algún profesorado? —cuestiono de repente, llamando su atención.

Kate deja de ver si mis resultados están correctos, para levantar la vista hacia mí y frunce ligeramente el ceño.

—La verdad no, siempre quise estudiar psicología —admite, tomándome por sorpresa.

No sólo porque no usó un tono de voz de niña mimada, sino porque no pensé que quisiera estudiar algo así.

—Pues como profesora te iría muy bien —admito, asintiendo con mi cabeza ligeramente para afirmar lo que acabo de decir.

Kate me mira burlona, para después sonreír ladinamente.

—Boy —habla, haciendo que centre mi mirada aún más en ella—, ¿acabas de halagarme?

Bufo incrédulo a la vez que hago una mueca llena de horror.

Aunque está claro que todo es fingido.

—Acabas de arruinar todo el buen ambiente que me costó formar entre ambos —afirmo algo bromista.

Kate hace algo que jamás hizo cerca de mí: Ríe.

No es una carcajada, ni una risa fuerte, solo una ligera y por lo bajo, pero es una risa al fin y al cabo. Una genuina.

Ahora que me pongo a pensar, no la he visto reír desde que la conozco, y si pienso mucho, tampoco creo tener algún recuerdo de ella riendo en los pasillos.

Tal vez no nos hablábamos antes, pero sabía quién era. Es decir, todo Balwer sabe quién es Kate Baker desde que está en las porristas, incluso me atrevería a decir que desde que llegó.

Hello! —exclama, mientras golpea ligeramente mi coronilla con la punta de su lápiz, haciendo que vuelva mi atención a ella—. Nock, nock, somebody there? Soy el veterinario y vengo a darle de comer al ratoncillo que hace funcionar a tu cerebro.

Es mí turno de reír por lo bajo, y no es por lo que dijo, sino por el hecho de que en cualquier circunstancia tiene alguna frase digna de una niña mimada para decirme.

—Que sepas que llevo cada mes al ratón al veterinario y me dijeron que está en perfectas condiciones, gracias —respondo, cruzándome de brazos y la veo girar los ojos a la vez que intenta no sonreír—. Pero de todas formas, discúlpame, estaba pensando en otra cosa así que no escuché lo que me dijiste, si es que me dijiste algo.

—Pues no parece —comenta con respecto a lo del "ratón" de mi cerebro y yo hago una mueca de burla ante eso—. Te preguntaba que qué piensas estudiar tú.

Su pregunta es como un balde de agua, no fría, ni caliente, simplemente agua haciéndome caer en cuenta que nunca pensé en eso.

Realmente nunca pensé en llegar a la universidad. No porque crea que no puedo, sé que soy listo, sino porque nunca me visualice estudiando algo. Ni siquiera sé qué quiero comer mañana, ¿cómo se supone que sepa qué voy a querer hacer por el resto de mi vida? 

—Si te soy sincero, fresa, no lo he pensado aún —admito algo apenado, sintiéndome estúpido por no tener un futuro claro.

No me gusta hablar de esto porque me apena. Me da vergüenza decir que no sé qué o quién quiero ser a futuro, y ver como todos me miran de manera reprobatoria o, caso contrario, con pena. Como si ese solo comentario ya dictara un futuro desdichado para mí.

Don't worry, boy —contesta con tranquilidad, incluso puedo arriesgarme a decir que con amabilidad. No hay mirada reprobatoria o de lástima, solo una de comprensión—. Las personas tardan años a veces en descubrir qué quieren hacer con su vida y no por eso es el fin del mundo. What I mean is... Si realmente quieres estudiar en la U, tienes todo un año aún para descubrirlo. Ya encontraremos algo que te guste —asegura, otorgándome una sonrisa alentadora.

Más allá de hacerme sentir bien sus palabras, hay un término que utilizó que hizo que me desestabilice un poco.

—¿Encontraremos? —cuestiono, sin poder retener la duda sólo para mí—, o sea, ¿nosotros?

Kate abre la boca para responder, pero el sonido de una notificación que hace su celular, el cual se encuentra sobre la mesa al lado de su mano derecha, hace que su atención pase de mí al aparato.

No es que me guste ser metiche, pero puede que sea bastante curioso, por ende, desvié ligeramente mi bella mirada hacia su celular.

Claramente desde mi posición no logro divisar quien es el remitente del mensaje. Pero en realidad se debe a que no lo tiene agendado con un nombre o un apodo siquiera, lo tiene agendado solamente con un emoji de corazón.

Vuelvo a ver su rostro, notando como toda tranquilidad pasa a segundo plano al ver de quién se trata e inhala hondo antes de agarrar el celular.

Por un momento veo la duda pasar por sus ojos cafés y algo que no reconozco por su pecoso rostro. Incluso sus dedos tiemblan con duda antes de responder el mensaje.

Después de hacerlo, exhala con fuerza, como si por un momento le hubieran retenido todo el aire en el pecho y recién hasta ahora le dieron permiso para soltarlo.

Deja nuevamente el celular sobre la mesa, pero algo cambia en ella haciendo que algo cambie en el ambiente de repente.

—¿Continuemos? —propone, tratando de cambiar de tema.

No, no intenta cambiar de tema. Intenta volver a la buena energía que tenía hace un momento.

—¿Por qué sales con Luca? —pregunto antes de poder detenerme a pensarlo.

Kate deja de mover el lápiz entre sus dedos de repente, para mirarme sorprendida.

—¿Qué? —inquiere, parece que realmente la tomé desprevenida.

Tengo dos opciones ahora mismo.

Seguir con esta duda que tengo desde el día que vi como él le gritaba en el estacionamiento del instituto, o cambiar el tema completamente. Pero, ya estoy aquí, ¿por qué no continuar?

—A ver —Me enderezo en mi asiento, para que sepa que no estoy por bromear y que realmente tengo duda sobre su relación—, eres hermosa, inteligente, con un humor en particular que puede llegar a ser gracioso, a veces algo amable, y podría decir que con buen gusto musical pero prefieres a One Direction antes que a Big Time Ru...

—¿Realmente crees todo eso de mí? —cuestiona de repente, interrumpiéndome—. ¿De verdad te parezco inteligente? ¿Hermosa?

Frunzo el ceño ante sus palabras, ya que de verdad parece sorprendida de que haya dicho eso y no entiendo el por qué.

—¿No es lo que todo el mundo piensa? —inquiero algo obvio, muy confundido—. ¿No es algo que sabes ya?

Eleva un hombro para restarle importancia al asunto, pero, no sé si soy algo metido o eso realmente fue más que una simple acción.

—A lo mejor —susurra, metida en sus pensamientos pero escuchando cada palabra que digo.

—En fin, a lo que quería llegar es que tienes bastantes cualidades buenas y seguro tienes más de las pocas que pude nombrar, pero no se nota que Luca aprecie todo eso, ¿me entiendes? Es más, ni siquiera pareciera que aprecie una sola de esas cualidades.

Ambos nos quedamos en silencio.

Ella, quizás, pensando en todo lo que acabo de decirle. Yo, por el contrario, evaluando su rostro, tratando de averiguar en qué piensa.

—Me gustaría tener una respuesta firme, pero es más complicado de lo que parece, boy —responde después de soltar un gran y profundo suspiro.

—No lo veo tan complicado —contradigo, frunciendo el ceño y negando con la cabeza a la vez que ella me mira a los ojos—. De hecho es bastante fácil, porque o te dan lo que mereces o que se vayan al carajo.

—¿Y si esto es lo que merezco? —cuestiona dudosa, jugueteando con el lápiz entre sus dedos, sin animarse a verme—. Digo, Luca no es malo, de hecho, me soporta y eso es bueno, ¿no? porque te aseguro que la insoportable puedo llegar a ser yo, you know.

Primera vez que creo que Kate Baker logra dejarme sin palabras. Aunque lo irónico es que sin palabras para decir en voz alta, porque logra llenarme de preguntas que se me hace difícil acomodarlas en un orden coherente para soltarlas.

Nunca antes había pensado en esa posibilidad. En la posibilidad de que Kate crea realmente que merece el trato que le da Luca. En que crea que alguien debe soportarla. No soy experto en el romance, pero estoy seguro que el amor no es esto, no es "soportar", o quizá sí.

Antes de que pueda abrir la boca para decir algo coherente, Kate decide que es tiempo de volver al estudio y decido hacerle caso.

No somos amigos como para darme el lujo de recibir tarjeta verde para meterme en sus asuntos. A mí no me gustaría que ella lo hiciera conmigo.

Después de unos veinte minutos más, decide que es todo por hoy y se lo agradezco porque mi estómago ruge del hambre que tengo ahora mismo.

Ambos salimos de la biblioteca después de guardar nuestras correspondientes cosas.

Al pasar por las grandes puertas de madera, diviso a Luca apoyado en su automóvil y cuando ambos cruzamos miradas suelto un suspiro con algo de frustración.

Veo la duda en el rostro de Kate sobre si despedirse de mí o no antes de acercarse a él. Termina decidiendo por no hacerlo.

Se acerca a él y bajo mi atenta mirada, Luca la agarra de la cintura y une sus labios en un beso que, para mí, más que un saludo es una forma de hacerme "entender" que son novios, bueno, más bien que ella es su novia.

Kate no me gusta y ni siquiera sé si me cae bien del todo, pero admito que me cayó mal ese comportamiento de su parte. Ella no es un objeto que él pueda marcar y decir "es mía".

Por lo visto la fresita piensa lo mismo que yo, porque se aleja de él con el ceño fruncido.

Suspiro y sacudo la cabeza, diciéndome a mí mismo que su relación no es de mi incumbencia.

—Nos vemos —saludo por pura educación antes de girar sobre mis pies y comenzar a caminar lejos de ellos.

No sé si estoy loco, pero al pasar al lado de ellos puedo ver un movimiento de mano de parte de ella, pero es tan fugaz que por un momento dudo si fue real o no.

De camino a casa de Liam pienso en lo que hablé anteriormente con Kate, y más dudas surgen en mi cabeza. ¿Quién es realmente Kate -alias fresita- Baker? Porque creo que de a poco está quedando claro que no es la chica segura que muestra por los pasillos.

✨️ KATE ✨️

Me alejo completamente de Luca una vez que Gael desaparece de mi campo de visión, mientras suelto un suspiro.

—¿Qué haces aquí, Luca? —cuestiono, cruzándome de brazos y viéndolo seriamente.

—Realmente me siento mal por lo del otro día, linda —responde apenado, enderezándose para dar un paso en mi dirección—. Lo estuve pensando y, si bien me hiciste enojar y de verdad espero que no vuelva a pasar, me di cuenta que actué y reaccioné igual de mal.

Lo miro a los ojos, tratando de ver si lo que dice es de verdad o solo lo dice para que lo perdone. Pero no encuentro nada, así que eso hace que baje un poco mi guardia.

—¿Tardaste dos días en pensar eso? —inquiero, elevando una ceja—. Te mandé mensajes y no me respondiste ni uno.

Suelta un suspiro y asiente con la cabeza, en concordancia conmigo.

—Estaba muy enojado, por favor entiéndeme, linda —suplica, agarrando una de mis manos—. No quería hablarte y que volviéramos a pelear, prefería estar como ahora, calmado para poder tener una buena charla —explica y, la verdad, tiene sentido para mí—. Y como el otro día me contaste que el director te puso de tutora de Vitali, decidí venir a verte para hablar.

—¿No podías haber ido a mi casa? —pregunto, alejando mi mano de la suya para volver a cruzarme de brazos.

—Sabes que tu mamá no me quiere —comenta con obviedad para luego girar los ojos—, lo cual es irónico porque yo te veo más de lo que ella te puede ver en una semana. —Su comentario realmente logra lastimarme y bajo la vista al suelo, porque trato de fingir que no, pero me duele no ver casi a mi mamá debido a su trabajo—. ¿Te dolió lo que te dije? —cuestiona, alzando mi cabeza con su dedo en mi barbilla para mirarme fijo—. Lo siento, pero sabes que es la verdad.

—Luca, no sé sí...

—Mira, para que veas que realmente estoy arrepentido de lo que pasó ese día... —deja la frase al aire, para luego abrir la puerta del piloto de su auto, agarra algo del asiento y se gira a verme nuevamente—. Ten —dice, tendiéndome una rosa roja.

Sonrío encantada y se la recibo, para después llevarla a mi nariz y olerla, sintiéndome mucho mejor de repente.

Mi flor favorita es el tulipán, pero en sí amo cualquier tipo de flor. Me gusta que él tenga estos detalles conmigo, regalándome rosas sabiendo de que me gustan.

—Es un lindo detalle, gracias —aseguro sin poder dejar de oler la rosa. Lo miro a los ojos y sonríe amable a la vez que me guiña un ojo.

—Lo mejor para vos siempre, linda —menciona, acariciando mi mejilla con sus dedos—, porque te amo, ¿lo sabes, no? Te amo tanto que a veces no mido mis emociones o mi reaccionar, pero no lo dudes nunca.

Sonrío como boba y asiento con la cabeza. Lo atraigo a mí de su camisa y le doy un corto beso que lo hace sonreír.

—Perdóname a mí también por lo que sucedió —comento apenada, mirándolo fijo a los ojos, para que sepa que de verdad estoy apenada.

—Te perdono —responde, logrando quitarme un gran peso del pecho que no sabía que tenía—, pero no lo vuelvas hacer, por fa, de verdad que no me gusta estar enojado contigo. —Niego con la cabeza, haciéndole entender que no pasará nuevamente.

—¿Quieres que vayamos a comer? —cuestiono, abrazándolo por la cintura y él se dedica a acomodar mi cabello.

—No puedo, tengo cosas importantes de verdad que hacer —responde calmado, respondiéndome el abrazo—, pero no podía no pasar a hablar contigo para solucionarlo.

Escucharlo decir eso hace que mi corazón dé un brinco de felicidad, porque antes él hubiera preferido verme a la noche, dejándome ultimo de las cosas que debe hacer, y esta vez no fue así, me puso como prioridad en su lista. 

—Claro, lo entiendo —aseguro sonriendo en el momento que toca mi nariz a modo de agradecimiento.

Luca no es la persona más expresiva del mundo, pero con el año de relación que llevamos he sabido leer sus movimientos. Le cuesta agradecer en palabras, en cambio lo que hace es tocar la punta de mi nariz y sonreír.

—Para que veas que de verdad quiero que esto mejore a partir de ahora, te llevaré a tu casa —comenta galante, haciendo que sonría divertida y asienta con la cabeza.

Después de eso, ambos nos subimos a su auto y partimos con dirección a mi casa.

---***---

—So...? Te gusta o no? —cuestiono, mirando fijamente mis uñas mientras me las pinto de un lindo color rosa pastel.

—¿Quién? —inquiere Riley con el ceño levemente fruncido, mirándome como si hablara en ruso.

Suelto un suspiro y dejo el pincel del esmalte dentro del envase, para girar a verla con una ceja alzada.

Después de que Luca me dejara en mi casa, Riley me llamó para preguntar si quería que almorcemos juntas ya que se peleó con sus papás, a lo que le dije que sí porque estaba completamente sola.

Vivo con mi madre y hermana, pero pareciera que vivo sola porque es como lo estoy la mayor parte del tiempo. Eso se debe a que mi hermana, Melany, es pasante en la empresa donde trabaja mi mamá, así que las dos están bastante tiempo fuera de casa. Yo igual, intento hacer varias cosas para evitar venir aquí. Pero los fines de semana no siempre tengo ganas de salir, y además, la mayoría de ellos las dos sí están aquí.

Al estar solas en mi casa, nos encontramos en la sala de estar. Ella acostada al revés en el sofá, con los pies sobre el respaldar y su cabeza colgando, haciendo que su largo y negro cabello esté chocando contra el suelo; mientras que yo me encuentro sentada en el suelo pintándome las uñas, frente a la pequeña mesa ratonera de vidrio.

Focus, china —comento, volviendo a prestar atención a mis uñas—. Estábamos hablando del amiguito este del boy, ¿de quién más hablaría si no?

—¿Quién es el boy? —cuestiona, totalmente confundida, haciendo que suelte un pequeño suspiro.

—Gael —respondo como si fuera lo más obvio del mundo.

Hace semanas vengo diciéndole así, creí que ya lo era.

—¿Le dices boy? —indaga, girando a verme algo divertida y con una sonrisa burlona deseosa por salir.

Hago una mueca de asco ante su insinuación, antes de terminar de pintar mi uña del dedo anular.

—Que asco, gordi, ¿en serio me ves con alguien tan grasa? Por favor —contesto, bastante ofendida por la forma en la que me mira.

—Y mira, sales con Luca, y no puede existir ser más detestable y grasa que él, así que... —deja la oración al aire, para que yo saque mis propias conclusiones.

El que lo haya nombrado hace que recuerde lo sucedido esta mañana.

La verdad es que sí me agradó que fuera a buscarme luego de la tutoría con Gael, porque eso significa que de verdad le importo. Aunque el pensar en eso me hace recordar a la conversación que tuvimos en su auto, dónde me dijo que no entendía por qué era la tutora del boy si yo no era inteligente para ese tipo de cosas, que probablemente más que ayudarlo lo arruinaba más de lo que ya está. Después me pidió disculpas entre risas, diciendo que todo había sido broma, pero a su vez me insinuó que debería considerar sus palabras si es que realmente quiero hacer un bien para Gael.

Es curiosa la mente, porque de esos dos recuerdos, me lleva inmediatamente a otro donde Gael me dice que podría ser profesora por lo bien que enseño y explico. Pero esas no son las palabras que más eco hacen en mi cabeza.

«Tienes bastantes cualidades buenas y seguro tienes más de las pocas que pude nombrar, pero no se nota que Luca aprecie todo eso, ¿me entiendes? Es más, ni siquiera pareciera que aprecie una sola de esas cualidades.»

Sacudo mi cabeza para intentar borrar esas palabras que no me sirven de nada ahora mismo e inhalo hondo. Vuelvo a ver a Riley, a la vez que hago una mueca de asco.

—Cero que ver tu comentario, gordi, en serio —respondo y ella eleva un hombro para restarle importancia—. ¿Gael y yo? Cero, nunca. Never in the life. Es más, si fuera su esposa, le pondría veneno a su té —aseguro, cerrando bien el esmalte para después empezar a mover mis manos, intentando que así mis uñas se sequen más rápido.

La verdad es que no sé si hacer esto funcione para el secado, pero ya es algo automático que hago cada vez que me pinto las uñas.

—Si tú lo dices... —menciona Riley, con un pequeño tono de voz perspicaz—. Pero igual te digo, y no porque sea mi amigo y lo adore, pero Gael es un chico que vale totalmente la pena —afirma, mientras que yo me acuesto a su lado en la misma pose en la que se encuentra, intentando no arruinar mi esmaltado—, y no te lo digo como novio, ¿pero cómo amigo? Deberías tener amigos como él, pequitas.

Inhalo hondo hasta el punto que siento mi pecho doler, para después exhalar de una forma tan lenta que llega a ser agobiante.

—Sí, bueno, sabes que no puedo tener amigos hombres. —Río por lo bajo, para que aparente ser una broma, aunque las dos sabemos que no lo es.

—De solo acordarme de todo eso me dan ganas de golpearte por mensa —admite, mirándome algo molesta—, y al otro inservible también por... No debe haber una razón en específico más que el que haya nacido para que quiera golpearlo, sólo deseo hacerlo y ya, ya sabes, golpearlo hasta que a sus ancestros les dé nauseas.

—Ay china, la violencia nunca es la solución a nada —comento, negando con la cabeza a la vez que chasqueo con mi lengua de forma reprobatoria—. Anyway, que fea eres cuando cambias el tema de la conversación a mis asuntos y no afrontas los tuyos.

—No entiendo —responde, haciéndose la tonta y la miro con los ojos levemente entrecerrados.

—A otro perrito con ese huesito, love —aseguro, haciendo que ría por lo bajo—. Anda, respóndeme, ¿te gusta o no el amigo del boy?

—Se llama Liam —me corrige y asiento con la cabeza a la vez que muevo mi mano para restarle importancia—, y también es mi amigo.

—Ajá, ¿y?

—Que es mi amigo —repite, mirándome a los ojos, esperando que entienda todo con esas palabras y eso hago.

Asiento con la cabeza y ambas volvemos a ver el techo a la vez que soltamos un suspiro.

La amistad es tan sagrada para el ser humano, que cuando tenemos una buena nos da miedo arruinarla cuando hay sentimientos de por medio.

Todo puede salir bien o mal, no hay un intermedio para estas situaciones. Si te gusta y le gustas, perfecto, pueden hacer que la relación funcione. Si te gusta y tú no le gustas, la amistad se romperá completamente.

Aunque si lo pienso a profundidad, cualquier desencadenante puede terminar con la amistad que hay entre dos personas, claro que si hablamos de cuando hay sentimientos de por medio. Porque si salen y funciona por un tiempo, aun así ya arruinaron su amistad con los besos, caricias y palabras lindas de por medio, porque ya ninguno de los dos se ven como amigos y si esa relación termina mal al punto de que no quieren hablarse de nuevo, esa amistad que tuvieron al inicio no se recupera.

Entiendo el miedo de Riley, porque aunque no sé exactamente como es su relación con el boy o incluso con esos amigos suyos, cada que los veo ella está feliz, riendo o sonriendo, entonces sé que está rodeada de buenas personas y como la conozco a la perfección, sé que no haría nada que provenga de ella para lastimar o alejar a los que ama.

Así que si le gusta o no Liam, no interesa, porque no quiere poner en juego todo lo lindo que siente cuando está con ellos como amiga, por sus sentimientos.

Que complicados somos los seres humanos cuando hablamos de amor.

Miro la hora en mi celular, para después mirarla jugar con sus mejillas y hacer ruidos raros con la boca.

—¿Quieres ir al centro comercial? —propongo, volviendo a ver mi móvil mientras lo desbloqueo.

—¿Vas a ir con las porristas? —inquiere, sin girar a verme y sin dejar de jugar con sus mejillas.

—Hoy hay fiesta en casa de Dev, ¿recuerdas? —cuestiono, girando a verla por un momento antes de volver mi vista al celular para responder los mensajes—. Ayer se ganó y como ocurrieron cosas, se pasó la fiesta para hoy —le recuerdo y la veo asentir con la cabeza.

—Cierto, cierto —responde, chasqueando la lengua—. ¿Y por qué quieres ir al centro comercial?

—Porque no tengo qué ponerme, obvio.

Riley suelta una pequeña risa a la vez que niega con la cabeza bastante divertida.

—Esta vez paso, gracias —contesta y muevo mi hombro para restarle importancia al asunto—. ¿Puedo llevar a alguien?

—Gordi, si hablas de tus amigos, sabes que todo estudiante perteneciente a Balwer es bienvenido —comento, dejando el celular a un lado, para girar a verla—. Nosotras no le hacemos el feo a nadie.

---***---

La casa de Devra está a rebalsar de estudiantes. Por suerte es igual de grande que la mía o que la de Luca, para permitir toda esta cantidad de personas.

Aunque a decir verdad en mi casa jamás se hizo una fiesta, porque no podía permitir que destrozaran el lugar y que después mi mamá me destrozara el palo de la escoba en la espalda.

Eso sonó algo agresivo y más cuando nunca me golpeó, pero podría ser una posibilidad y no quiero averiguarlo.

—¡¿Quién la invitó?! —exclama Cinty a mi lado, hablando un poco más alto de lo habitual debido a la fuerte música del lugar.

Ambas miramos en dirección a una pequeña pelinegra que baila de manera extraña en el centro de la sala, junto a su rubia amiga.

Hago una mueca en cuanto con sus movimientos bruscos y torpes golpea a un chico que estaba pasando, haciendo que este no solamente se caiga sino que tire su bebida encima de ella, lo cual hace que ella también se caiga.

—Gordi, nosotras no le hacemos el feo a ningún estudiante —le recuerdo, hablando cerca de su oído para que me escuche con claridad—, y ninguno, es ninguno.

—¿Pero Emily la meona? ¿En serio? —cuestiona, sin dejar de ver hacia su dirección, puesto que ahora se golpeó sola la cara con su mano al hacer un movimiento torpe—. Te sabes el rumor, tiene su propio pasillo en el instituto y no por nada bueno.

I know gordi, pero es la hermana de Ax y Renata, no puedo hacer más —contesto con algo de rendición, encogiéndome de hombros—. Sólo deja de verla y listo —aconsejo, agarrándola de los hombros para guiarla a otro lado de la casa.

Antes de poder llegar al patio trasero con ella, Luca me agarra por la cintura, pegándome a su cuerpo.

Giro sobre mis talones y, por inercia quizá, llevo mis manos a su pecho y no sé si es para intentar alejarlo de mí o para mantener el equilibrio.

Me sonríe como lo hacía al inicio de la relación, como un tonto enamorado, antes de unir nuestros labios en un beso.

—¡Estás linda! —exclama, sin soltar su agarre de mi cintura. Sonrío sin poder evitarlo—. ¡¿Pero no crees que ese vestido es muy corto?!

Tengo que poner mucho esfuerzo de mi parte para mantener la sonrisa, hasta el punto que deja de ser una genuina para pasar a ser una falsa.

—¡No! —respondo, mirándolo a los ojos.

Hay muchas personas alrededor, no es capaz de hacer una escena frente a todos por mi atuendo.

—Está bien, pero si me peleo con algún imbécil que se te quede viendo más de lo normal, va a ser tu culpa —comenta cerca de mí para que lo pueda escuchar con claridad—. Sabes bien que cuido lo mío y cuan celoso soy. —Besa mis labios, para afirmar sus palabras—. Ten, bebe esto y vamos a bailar —propone a la vez que me tiende su vaso.

Lo llevo hasta mi nariz para oler, ya que debido a la semi oscuridad no logro distinguir qué es.

El fuerte olor a alcohol llega a mis fosas nasales haciendo que frunza la nariz y lo mire con el ceño fruncido.

—¡¿Qué es?! —cuestiono, algo desconfiada de lo que me dio.

—¡Sólo bébelo! —ordena, con una sonrisa divertida en su rostro.

Lo miro por unos momentos a los ojos, bastante desconfiada, antes de llevar con duda el vaso a mis labios.

Bebo solamente un sorbo en el momento que el ardor, debido al alcohol, llegue a mi garganta.

Luca se ríe debido a mi reacción y me arrebata el vaso, para ser él quien termina el contenido de golpe.

Si mis papilas gustativas no fallan, eso era jugo de naranja con vodka, pero era más vodka que jugo, sin duda.

Sin más, arrastra mi cuerpo con el suyo hasta las demás personas que se encuentran bailando.

Bailamos tres canciones seguidas.

La primera fue divertida y la pasé muy bien, riendo cada que me hacía dar vueltas o me daba algún beso entre medio del baile.

La segunda fue algo incómodo, cuando me besaba de forma que no era apto en público y también apretaba mi trasero con sus manos, incluso después de que yo alejaba sus manos de mi cuerpo.

La tercera dejó de ser "algo" para pasar a sentirme incómoda cada que se restregaba en mí o besaba mi cuello dejándome baba ahí, por más que yo no quería.

Él sabe cuánto odio que haga esas cosas frente a las personas. Queda horrible.

Odio de por sí las personas que se dan este tipo de muestras de afecto delante de todos. Nadie quiere ver como casi tienen sexo o cuántas ganas tienen de hacerlo. Es asqueroso.

—¡Necesito aire! —miento, alejándome de él para que deje de intentar tocar mi trasero por más que yo no quiero.

Sin esperar una respuesta de su parte, comienzo a caminar hacia el jardín. Por suerte no me sigue y se queda ahí, bailando con sus amigos.

Al sentir el aire fresco de la noche chocar contra mi rostro, siento que puedo respirar con tranquilidad. Es más, me tomo un minuto para tomar varias bocanadas de aire.

Amo las fiestas, pero eso no quita el hecho de que odio el olor que se forma adentro del lugar. Olor a alcohol, tabaco, transpiración, desodorantes, perfumes, vomito e incluso marihuana, se mezclan por todos lados siendo realmente repugnante hasta cierto punto, y no te das cuenta de ese ligero detalle hasta que sientes aire fresco y notas como tus pulmones te lo agradecen.

Me apoyo contra uno de los pilares, ignorando por completo a las personas en la piscina o las que están devolviendo por alguna parte del patio, y me centro únicamente en el hermoso cielo azul frente a mí.

Me sobresalto cuando siento un brazo rodear mi cintura y no tardo mucho en darme cuenta que se trata de Luca, quien por cierto, deposita un beso en mi hombro desnudo debido a mi vestido de tirantes.

—Ten, bebe esto para que te relajes —comenta con algo de dificultad, debido a que el alcohol está empezando hacer efecto en él después de muchos vasos.

Sin decirme nada, vuelve adentro de la casa luego de que aceptara el vaso y me diera un fugaz beso en los labios.

Lo miro con duda un par de minutos y ni siquiera pienso en olerlo antes de botar el contenido sobre el arbusto a mi lado.

—No se supone que debas desconfiar de lo que te entrega tu novio para beber.

Giro mi cabeza, encontrándome con Gael, quien se apoya en el otro pilar y se cruza de brazos para verme con una ceja alzada.

No lo puedo negar. Sus palabras me desconciertan, porque tiene razón.

No había caído en cuenta de eso, hasta que me lo dijo. Se supone que confío en Luca, por ende, confío en lo que me dé para beber. Entonces, ¿por qué tiré lo que me dio? ¿Por qué dudé la primera vez que me dio ese jugo con vodka antes de beber un pequeño sorbo?

—No desconfío de lo que me dio —respondo a la defensiva, volviendo a ver hacia adelante.

—¿Entonces por qué no lo bebiste?

—Qué te importa —contesto con algo de brusquedad y él alza las cejas, entonces me doy cuenta de mi error y debo inhalar antes de continuar—: No tengo ganas de beber más alcohol, eso es todo —aseguro calmada, encogiéndome de hombros, tratando de sonar segura de mis palabras.

—Si tú lo dices —comenta, haciendo una mueca para restarle importancia al asunto.

Ambos nos quedamos en silencio, ya que no hay nada más qué decir.

Estoy tan sumergida en mis pensamientos en blanco, mirando las estrellas y la luna, que me sobresalto cuando lo escucho carraspear. Pensé que se había ido.

Giro a verlo algo confundida, notando que está un poco nervioso, cosa que me hace fruncir el ceño mientras que él se rasca la nuca con su mano.

—Lo que te voy a decir no es para que creas que de repente quiero ser tu amigo, o porque intento ser amable contigo, o por cualquier cosa rara que cruce por tu mente, porque no es así, pero mi mamá me enseñó que cuando tengo algo bonito para decir, debo hacerlo, así que...

—Al punto, boy, please —pido, soltando un suspiro mientras miro sus raros ojos con heterocromía.

—Eh, sí, este... —Se rasca la nuca y baja la vista al suelo—. Estás muy guapa, ese color en definitiva te queda muy bien, deberías usarlo más seguido, y cosas así —asegura, sin levantar la vista y en un tono de voz bajo, que me sorprende que haya podido escuchar lo que dijo.

Abro y cierro mi boca varias veces soltando varios balbuceos de por medio, sin saber muy bien qué responder, a la vez que siento como mis mejillas arden y sin pensarlo llevo una de mis manos a ellas notando que, en efecto, están calientes.

De todas formas, antes de que pueda responderle, llega una chica con el cabello teñido de rosa. Nathalia.

—¡Vamos a bailar, aburrido! —exclama, sin percatarse de mi presencia, agarrando la mano de Gael.

Sin esperar una respuesta de parte del castaño, se lo lleva a rastras hacia el interior de la casa, mientras que yo los sigo con la mirada.

What just happened here?

Sacudo mi cabeza para restarle importancia al asunto y sobre todo a mi sonrojamiento repentino por sus absurdas palabras.

No tengo tiempo a procesar nada de lo sucedido, cuando Axel llega hasta mí, posicionándose a mí lado y mirándome con un ligero brillo de maldad en sus ojos.

—¡Hola rojita! —exclama haciendo que su aliento con un ligero olor a alcohol choque contra mi rostro.

—Hola Ax —respondo, desconfiando de su sonrisa—, ¿sucede algo?

—¡Si! —exclama y hago una pequeña mueca por el hecho de que gritó tan cerca de mi cara, que resultó ser un poco molesto para mis oídos—. Sucede que esta fiesta está un poco seca —comenta, haciendo que frunza el ceño.

—No entiendo —contesto, mirándolo preocupada—. ¿Cuánto alcohol bebiste? —inquiero, llevando una mano a su frente, pero él se aleja de mi toque. Sé que no bebe alcohol y cuando lo hace, es un vaso o máximo dos, pero igual se me hace extrañas sus palabras—. ¿A qué te refieres con que está seca?

—Ay rojis, rojis, creí que lo entenderías a tiempo —comenta, chasqueando con su lengua a la vez que niega con la cabeza.

Antes de que pueda procesar sus palabras, soy alzada entre sus brazos, haciendo que caiga en cuenta de inmediato a lo que se refería.

Mi grito queda ahogado en cuanto me tira a la piscina y mi cuerpo choca de inmediato con el agua. Cuando salgo a la superficie, aspiro una gran bocanada de aire y toso dos veces mientras paso una mano por mi nariz al sentir que agua ingresó por ahí. 

Chillo escandalizada y golpeo mi mano contra el agua, haciendo que le caiga un poco en el rostro a Ax, quien no me había dado cuenta que se tiró conmigo pero en el aire me soltó.

—¡Eres un tonto! —exclamo molesta, mientras hundo su cabeza en el agua.

Logra librarse de mi agarre y lo veo reír divertido a la vez que pasa sus manos por su rostro y rubio cabello.

—¡Tú también! —responde, tirándome agua a la cara.

Admito que el enojo en mí se disipa rápido en cuanto comenzamos una pequeña guerra de agua, haciendo que ría cada tanto.

Axel sin cuento previo me vuelve alzar, pero esta vez en el agua y me mira divertido.

—¡No, no, no! —pido, en cuanto descubro que planea tirarme de nuevo.

Antes de que pueda llevar a cabo su acción, una voz nos interrumpe.

—Aléjate de mi novia ahora mismo si no quieres que te parta la puta cara.

Ambos giramos a ver a Luca, quien respira tan fuerte que su pecho sube y baja a gran velocidad, mientras señala a Axel con su dedo de manera amenazante.

Ax me suelta con cuidado de no lastimarme, mientras le mantiene la mirada, encarándolo.

—¿Tú? —cuestiona totalmente desafiante, haciendo que un nudo se forme en mi estómago al pensar que pueden ponerse a pelear—. Anda, sácame de aquí para partirme la cara —desafía, sin alejar sus ojos de Luca.

Veo como la mandíbula de Luca se tensa debido a la fuerza que está haciendo en presionar sus dientes, para después darme una veloz mirada antes de volver a verlo.

—Kate, sal ahora mismo —ordena y sin decir nada, empiezo a caminar hacia su dirección para salir, ante la atenta mirada de varios presentes que dejaron de hacer sus cosas para centrarse en esta discusión—. ¡Rápido! —exclama, logrando hacer que me estremezca.

—No le grites —interviene Axel, con un tono de voz que indica que ahora sí está molesto y ya no está jugando como hace un rato.

Axel Vescovi es popular por muchas razones. Una de esas es por ser peleador y no sólo eso, sino que no pierde ninguna pelea. Es fácil de enojar y dicen los rumores que cuando comienza a golpear no se detiene. Jamás lo he visto, porque en serio no me gustan las peleas debido a que Luca casi siempre está en una, pero no dudo en los rumores.

Pero lo que sí sé, es que siempre que se rumorea de que Axel peleó, hay un contexto por detrás, y siempre es porque estaba defendiendo a alguien.

—Cállate —responde Luca, para después agacharse a mi lado y agarrarme del brazo—. ¡Te dije que rápido! —ordena, a la vez que me saca de la piscina con fuerza y brusquedad, haciéndome doler.

No termino de enderezarme fuera del agua, que alguien me está separando a la fuerza del agarre de Luca.

No, error. A mí no me separaron, lo separaron a él de mí.

No sé en qué momento Axel salió del agua, pero se encuentra a mi lado, a modo protector, mirando a Luca realmente molesto.

—No la vuelvas a tratar así, porque si no yo sí te voy a partir la cara —amenaza de tal forma que me corta la respiración.

Su tono de voz no es como el de Luca, el de Axel solamente muestra sinceridad y, si yo fuera uno de los chicos a los que él habla así, creo que me habría hecho pis encima.

—Yo la trato como se me da la puta gana —responde Luca, sin amedrentarse por las palabras de Ax o la mirada.

De reojo noto como varios empiezan a formar un círculo alrededor nuestro para estar más al pendiente del chisme, e incluso noto como personas que están en la casa comienzan a salir.

—A ver, trátame a mí de la misma forma —ordena Axel, dando un paso hacia Luca—. Vamos, empújame como lo hiciste con ella —pide, dando otro paso—. Metete con alguien de tu tamaño, animal. ¡Alguien que busque los huevos de esta basura, por favor! —exclama hacia las demás personas, pero no deja de mirarlo ni un segundo.

—Axel.

Giro a ver a Renata que llega hasta nosotros junto a sus amigos y hermana, que miran preocupados la escena. Aunque más bien Nacho parece estar listo por si debe meterse a pelear.

Noto al rubio mirar de reojo a su hermana mayor, antes de volver a ver a Luca, quien sonríe victorioso.

—Ya llegó tu hermanita para defenderte —se burla, haciendo un pequeño mohín con su labio inferior y puedo escuchar a algunos reír.

Antes de que Axel pueda hacer algo, Renata le da un zape en la nuca a Luca, cosa que nos roba a todos un jadeo.

—Sé que es gratis ser imbécil, pero no abuses —pide la ex capitana de las porristas, antes de agarrar el brazo de su hermano y arrastrarlo fuera de la pelea.

El ambiente queda bastante tenso de todas maneras y puedo ver a Luca mirar con odio a Renata, mientras esta se aleja del problema junto a sus amigos, novio y hermanos.

—¡¿Qué miran?! —exclama Luca, haciendo que los invitados vuelvan a sus cosas, pero el ambiente sigue incómodo.

Luca gira a verme y camina hacia mí bastante enfurecido, y agradezco mentalmente que ya no haya tantos espectadores.

Doy un paso hacia atrás por inercia, pero me doy cuenta que no puedo dar otro al menos que desee caer a la piscina.

—¿Ves lo que ocasionas por andar de fácil con cada chico que se te cruza en el camino? —cuestiona en voz baja, para que solo yo lo escuche—. Por puta pasó todo esto.

Al parecer no lo dijo en un tono de voz bajo como para que sólo yo lo escuche, porque otra persona lo hace, lo que ocasiona que, la pelea que no iba a ocurrir, ocurra.

Aunque no cuenta como pelea si en el momento que Luca gira a ver quién lo llamaba después de decirme aquellas cosas, recibe una patada en la cara y a continuación un puñetazo en la mandíbula.

—Pedazo de mierda —asegura Riley, escupiéndolo, antes de agarrar mi mano y tirar de mí hacia el interior de la casa.

Miro por encima de mi hombro a mi novio, quien está tendido en el suelo, casi inconsciente después de los dos golpes que le dio mi mejor amiga.

Supongo que ir a taekwondo si funciona.

———🍓🛹———
¡Hola, hola! ¿Cómo están?

Les deseo el mejor año de todos, o por lo menos, un buen año. No olviden de preocuparse por su salud, amarse, respetarse y, sobre todo, ser felices 

Espero que estén disfrutando la novela ♥️

Los amo 🫐💜

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