004.
✨️ GAEL ✨️
—¿Estás bien? ¿No te hizo nada? —inquiero mirando a Riley, aunque ella no deja de ver hacia donde se fue Kate con Luca.
—Yo estoy perfecta —responde sin girar a verme—, pero la que me preocupa es Kate —admite, mirándome fijo y puedo notar la preocupación en sus ojos—. Voy a ver si está bien.
Logro impedir que vaya agarrándola del brazo, haciendo que voltee a verme.
—No vayas, podrías empeorar todo —opino, moviendo la cabeza hacia donde se fueron para dar a entender que hablo de la "parejita feliz"—. Además, estoy seguro de que Kate se sabe defender sola —comento, recordando cómo me ataca siempre.
Riley me mira no muy segura de lo que acabo de decir, pero termina soltando un suspiro y asiente con la cabeza al mismo tiempo que suelto su brazo.
Antes de que alguno de los dos pueda decir algo más, suena el timbre para entrar a clases.
—Bien, creo que mejor me voy a clases —menciona, mirándome fijamente—. Nos vemos más tarde en la cafetería —asegura y asiento con la cabeza, mientras la veo empezar a caminar hacia su clase.
Me quedo en mi lugar pensando en lo que acaba de pasar, y no es hasta que revivo todo lo sucedido que me acuerdo de cuando vi a Luca gritarle a Kate.
Miro hacia donde ellos se fueron y sacudo la cabeza en una negativa. No creo que suceda nada malo.
Suelto un suspiro a la vez que rasco mi nuca para después emprender camino hacia el salón de historia.
———+++———
Me estiro en mi asiento, golpeando a propósito a Axel con mis brazos, cosa que lo hace quejarse y a mí sonreír divertido.
—Vescovi, me anunciaron que tienes entrenamiento —habla el profesor Hunter llamando la atención de Ax, quien asiente con la cabeza—. Puedes irte.
—¿Qué? —Se escucha atrás nuestro.
Axel gira a verme victorioso y yo le enseño mi dedo del medio, para luego verlo girar hacia donde se encuentra Kate y tirarle un beso mientras se levanta de su lugar.
En detención, cuando coincidimos días, siempre nos sentamos juntos para que esto no sea tan eterno.
En realidad los dos solemos salir de aquí antes de tiempo.
Él por ser capitán del equipo de baloncesto y yo porque chantajeo a los profesores.
—¿Por qué Vescovi pudo retirarse antes de la hora? —cuestiona Kate, atrás de mí.
Suelto un suspiro y me giro sobre la silla para verla a la cara. Apoyo mis brazos en su banco, notando como deja una revista de moda sobre él.
—Porque tenía entrenamiento —respondo de manera obvia, encogiéndome de hombros.
—¿Y? Yo también tengo y no veo que me estén haciendo salir antes por eso —menciona bastante molesta, y yo me dedico a volver a elevar mis hombros en un gesto desinteresado—. Eso es una injusticia.
—Sí, bueno, Axel cae bien, es el favorito de muchos —aseguro, viéndola divertido. Es graciosa cuando se enoja—. En cambio dudo mucho que se pueda decir lo mismo de ti.
—¡Mucha gente me quiere! —garantiza, golpeando el banco con la palma de su mano, mirándome ofendida cosa que me hace sonreír burlón.
—Claro, ajá —comento, logrando hacerla enfadar más.
Suelta un pequeño sonido que me hace entender que logré fastidiarla como quería, para después agarrar su revista y continuar con su lectura, o como se le diga a cuando ves una revista de moda.
Estoy a punto de girarme para seguir en lo mío, que es pensar en la inmortalidad del cangrejo, hasta que recuerdo lo de esta mañana y vuelvo a verla.
—¿Puedo hacerte una pregunta? —cuestiono sin dejar de verla, pero ella no deja de hojear.
—Ya la hiciste —responde segura, aún con su mirada fija en la revista.
—Ja, ja, que graciosa eres —menciono y sonríe algo engreída, como si con eso dijera un «lo sé»—. ¿Puedo o no? —insisto, haciendo que inhale hondo y cierre la revista para mirarme fijo.
—What do you need, boy? —indaga, clavando su mirada en la mía.
—¿Por qué dejas que Luca te trate así? —inquiero sin cuento previo, logrando sorprenderla.
—¿Así cómo? —cuestiona, después de salir de su trance, fingiendo no comprenderme.
—El otro día vi cómo te gritó —admito, sintiéndome algo apenado por confesar eso, aunque no sé por qué—, y nada, solo me pregunto por qué te dejas tratar así por él.
El rostro pecoso de Kate pasa por muchas emociones a la vez.
Sinceramente estoy esperando que me grite que soy un metiche y que no me incumben sus asuntos, porque es cierto, no me incumben en nada. Sin embargo no lo hace, lo único que sale por sus labios con brillo labial es un suspiro.
—Él realmente no es así, o bueno, no siempre me trata así, no es malo —contesta soltando nuevamente un suspiro, aunque sus palabras me sonaron más a una justificación que a una respuesta—. But please, no le digas a nadie lo que viste, no me gusta que la gente presencie eso porque después corren rumores que ni al caso, la verdad —comenta, bajando la vista hacia sus manos, las cuales están sobre la revista.
—¿Pero o sea que sí te trata así a veces? —cuestiono, tratando de ver si entendí bien o no.
A veces soy bastante tonto para entender las cosas, incluso cuando me lo explican con manzanas.
—Luca tiene un temperamento difícil —responde riendo por lo bajo, como si eso fuera algo bueno, aunque su risa suena forzada—, pero supongo que es culpa mía.
—¿Por qué sería culpa tuya?
Antes de que pueda responder, la voz del profesor Hunter me llama, haciendo que gire a verlo.
—Vitali, puedes irte —anuncia, moviendo su cabeza en dirección a la puerta.
—¿Qué? —inquiere Kate, totalmente sorprendida—. ¿Y él por qué?
Vuelvo a verla y elevo un hombro para restarle importancia al asunto, a la vez que sonrío divertido y con algo de superioridad.
Me levanto de mi asiento, para después agarrar mi mochila fijamente.
—¿Quién sabe? —cuestiono, guiñándole un ojo antes de girarme para salir del salón.
En cuanto descubrí que traerle sándwiches de aceituna y algún refresco de naranja o limón al profesor Hunter servía para salir antes de detención, no dejé de hacerlo. Fue como un pase VIP a otro nivel.
Saber algo así no debería hacerme sentir orgulloso, porque eso significa que paso más tiempo en detención que en clases o estudiando, pero igual es un buen dato.
Aunque si me pongo a pensar a profundidad, sé que no es bueno que pase demasiado tiempo en detención porque eso afecta para que me den una beca para alguna universidad, aunque si soy sincero, mis notas tampoco ayudan mucho.
Ni siquiera sé si quiero ir a la universidad.
Mis pensamientos son interrumpidos por alguien que pasa a mi lado, empujándome con su hombro.
—Perdona, no te vi —comenta Kate, sin girar a verme mientras se dirige hacia la cancha.
Tardo un poco en volver a la realidad y troto hasta ella, posicionándome delante y caminando de espaldas mientras la miro.
—¿Cómo saliste? —cuestiono sorprendido de verla fuera de aquel salón.
—No eres el único con sus trucos, boy —responde orgullosa de sí misma, sin girar a verme y sin dejar de caminar.
Me quedo en mi lugar, notando como desaparece detrás de una puerta haciendo que la pierda de vista por completo.
Sonrío de lado divertido, para luego encogerme de hombros y decido retomar mi camino hacia la salida.
———+++———
—¿Crees que si invito a salir a Riley acepte? —cuestiona Liam a mi lado, bastante dudoso mientras caminamos hacia nuestra mesa con nuestras bandejas de comida en las manos.
Voy tan distraído que antes de poder responderle, choco con alguien haciendo que la comida de mi bandeja salga disparada hacia el pequeño cuerpo de una pelirroja que me mira furiosa.
—¡¿Pero qué recórcholis pasa contigo?! —exclama, realmente sorprendida y molesta—. ¡Esto es de diseñador! —asegura, señalando su atuendo.
—No, eso es pastel de papa —la corrijo, apuntando mi comida sobre su ropa.
Puedo escuchar a Liam aguantar la risa a mi lado, mientras que las amigas porristas de Kate me miran como si fuera un ser detestable, a la vez que intentan contener a la pelirroja.
—Es que en serio, what's your problem with me? —cuestiona, ahora más que sorprendida está enfadada.
—¿Por qué tendría algún problema yo contigo? —cuestiono algo extrañado y divertido por la situación—. Ni que fueras el centro del universo, fresita.
—¡No me digas así! —chilla, apuntándome con su dedo, bastante sacada de quicio—. ¿Fresa yo? ¡Obvio no! —sentencia, haciéndome girar los ojos ante sus palabras—. Y claro que tienes un problema conmigo —afirma y alzo mis cejas, retándola con la mirada a que me dé sus razones, y parece comprenderlo porque añade mientras alza un dedo—: First, me insultas sin conocerme, second me ensucias con pintura and three me tiras tu almuerzo —comenta, elevando el tercer dedo al terminar de contar todo lo que según le "hice".
—Pero nada de eso fue intencional, es decir, lo del primer... —Me interrumpe.
—Really estás malito de la cabeza boy, deja de meterte conmigo o...
—¿O qué? —la interrumpo, mirándola fijamente a los ojos, desafiándola.
—O te la verás conmigo —asegura, entregándole su bandeja con comida a una de las porristas que está a su lado, para encararme mejor.
—Uy, qué miedo tengo de la fresita —me burlo, girando a ver a Liam quien suelta una pequeña risa por lo bajo.
—Deberías —aconseja y sonrío divertido, sin poder evitarlo suelto una pequeña risa por lo bajo.
—¿Qué podrías hacerme tú? —cuestiono burlón, sin apartar mis ojos de los de ella.
Quizá, solo quizá, sí debería temerle un poco por la manera en la que me está mirando. Parece una loca ahora mismo, de esas que de niño te daban miedo pensando que te iban a robar y con la que tu mamá te amenazaba para que te portaras bien.
—Fine —responde logrando confundirme, mientras la miro asentir con la cabeza, como si acabara de cerrar un pacto—. Cómprate los mejores guantes de box, boy —comenta, y frunzo el ceño bastante extrañado.
—¿Qué?
—Para la pelea —responde una rubia a su lado de manera obvia, pero yo sigo sin entender.
—¿Qué? —repito, sin lograr comprender a qué se refieren.
Kate da un paso hacia mí, haciendo que la punta de sus zapatos de tacón choquen con mis zapatillas. Levanta un poco la cabeza debido a la diferencia de altura, a la vez que clava sus ojos en los míos, mirándome de forma retadora.
—Que la guerra empiece —anuncia Kate, para después girarse de tal forma que su cabello golpea mi rostro—. Chicas —ordena chasqueando con los dedos, antes de empezar a caminar hacia la mesa de los populares.
Liam y yo miramos hacia donde ellas se van, para después mirarnos sin comprender qué acaba de pasar.
Ambos nos encogemos de hombros y decidimos seguir nuestro camino hacia la mesa donde nos están esperando nuestros amigos.
Me siento soltando un suspiro al darme cuenta de que no tengo comida y que en serio tengo hambre. Que mal día.
—¿Qué ocurrió con la reina del drama? —cuestiona Joe, moviendo su cabeza en dirección hacia donde está Kate.
Giramos a verla notando como, al parecer, está chillando por su atuendo a la vez que sus amigas intentan limpiarlo con algunas servilletas.
Suelto un suspiro y vuelvo a verlo a la vez que me encojo de hombros.
—Por accidente estrellé mi comida en ella y me declaró la guerra —anuncio, robándole un poco de comida a Kendall quien me mira mal, pero aun así no me dice nada.
—¿Guerra de qué? —inquiere Nath, antes de llevar un poco de pastel de papa a su boca.
—No lo sé, solamente lo hizo y ya —contesto y Liam asiente con la cabeza, dándome la razón.
Miro nuevamente hacia donde está Kate, quien al parecer siente mi mirada porque gira a verme también y cuando nuestros ojos se encuentran, hace un gesto de asco y yo acopio su acción, logrando que ahora frunza el ceño para después girar los ojos.
Antes de volver a concentrarse en sus amigas, finge rascarse la mejilla con su dedo del medio.
Es claro que esa seña es para mí.
¿Sufrirá algún delirio?
———+++———
Me estiro con la escoba en mi mano al sentir mi cuerpo cansado de tanto barrer.
En serio que lo que hace Bolsoni en sus castigos es explotación estudiantil. Debería denunciarlo a la municipalidad o donde sea que se denuncien estos casos. Claramente no puedo hacerlo, porque las bromas que le hago son merecedoras de una expulsión y, sin embargo, prefiere vengarse de mí. Así que estamos a mano, supongo.
De todas formas, una cosa es pintar algún salón de clases, pero otra cosa es ponernos a barrer el patio del instituto. ¡Este lugar es inmenso! Aunque mi verdadero problema es que en verdad odio barrer, en realidad, detesto limpiar en general.
Por suerte ya casi acabo y podré irme a mi casa a dormir una pequeña siesta de cinco o seis horas.
Vuelvo a barrer, llevando todas las hojas que caen de los tres grandes árboles que hay en el patio central, al montículo de hojas que formé para después levantar todas de una forma más fácil.
Soy inteligente cuando quiero.
Estoy tan concentrado en mi tarea, que me sobresalto cuando siento agua fría caer sobre mí de sobremanera.
Me giro incrédulo para encontrarme a Kate con un balde entre sus manos y mirándome apenada, claramente de forma falsa.
—Oops, sorry boy, no te vi —se excusa, llevando una mano a su boca, fingiendo inocencia—. Que torpe soy, déjame ayudarte.
No me da tiempo a decir nada, que agarra el soplador de hojas que se encuentra a un lado de ella y lo enciende, para después echarme aire con esa máquina.
—¡No! ¡Para, para, para! —pido, intentando acercarme a ella, pero me lo impide echándome más aire a la cara.
Deja la maquina en el suelo, para después empezar a correr hacia el interior del instituto.
Suelto un suspiro y giro a ver el gran desastre que hizo.
Todas las hojas que tardé en juntar, se encuentran ahora esparcidas por todos lados, y no solo eso, ahora hay agua haciendo que todo se vea desastroso, y si lo pienso mejor, seguramente yo también estoy desastroso con la ropa mojada y lo más probable es que con una que otra hoja pegada a ella.
Así que a esto te referías... Bien, ¿quieres guerra, fresa? Guerra tendrás.
✨️ KATE ✨️
—¿Hasta cuándo vas a seguir con esto de las bromas? —inquiere Cinthia a mi lado, mientras ambas sostenemos a Devra de los pies y tobillos, en una pequeña pirámide de tres personas.
Esto de ser la capitana es realmente pesado y agotador.
Si bien faltan aún dos meses para que Renata –ex capitana- se gradúe, ella ya me dio el lugar.
Aunque ella es la sub capitana por el momento, y me ayuda mucho en los momentos que estoy en detención y no me dan permiso para venir a entrenar.
Entrenamos dos veces al día. De diez de la mañana hasta las once, para practicar dos veces la coreo, y después de clases –cuatro de la tarde hasta las siete u ocho, dependiendo de que tan bien nos ha salido ese día la coreo-, para practicar más veces, pero teniendo más tiempo para perfeccionar algunas piruetas o incluso alguna parte del baile.
—Si Katy, ¿hasta cuándo? —cuestiona Devra, una vez que la bajamos y está sana y salva sobre el suelo—. Ya llevan dos semanas así —menciona y puedo ver a Cinthia asentir con la cabeza.
Las miro a ambas, recordando que ellas estuvieron cuando Gael me tiró su comida.
Suelto un suspiro y giro a verlas a todas.
—¡Tómense un descanso de cinco! —exclamo, ignorándolas por completo, ya que no tengo una respuesta firme para ellas ahora mismo.
Camino hacia las gradas para agarrar mi botella de agua, mientras escucho como me siguen.
—Katy —dicen ambas a unísono y suelto un suspiro.
Tienen razón, las dos primeras semanas de detención han acabado y estamos por entrar a la última, es decir, a la tercera.
Nos hemos hecho bromas en detención solamente. Y la verdad es que debo admitir que es bastante difícil pelear contra él, porque realmente es bueno en esto.
Entendible, después de todo lo denominan el rey de las bromas en este lugar y yo jamás he hecho una, pero doy lo mejor de mí.
—I don't know, girls —respondo, mirándolas fijamente para después beber un poco de agua—. Pero sí, creo que debería darle fin a esta pelea absurda que no nos está llevando a ningún lado —admito, agarrando mi toalla de color rosa, para luego pasarla por mi rostro secando el sudor—. Ya estamos grandes, además, tengo cosas más importantes en las que concentrarme.
Me callo en cuanto veo sus expresiones de horror, logrando confundirme.
—Sí, bueno... —empieza a decir Devra, pero se calla haciendo una pequeña mueca.
—What happen? —inquiero, tocando mi rostro con las manos—. ¿Qué tengo?
—Tienes un poco de... —dice Cinthia, señalando su rostro con el dedo índice, pero cierra la boca al no saber cómo continuar.
—¿Un poco de qué, Cinthy? —cuestiono, algo desesperada al ver sus rostros, aun tocando mi cara con las manos.
Ambas se dan vuelta para buscar algo en sus bolsos, a la vez que Halton pasa a mi lado y al verme suelta una carcajada que logra desencajarme.
¡¿Qué tengo?!
Valentina y Renata llegan a mi lado, y al verme sueltan un pequeño jadeo de horror.
—¿Gordis, pero qué te pasó? —indaga Renata, mientras que Valen intenta contener la risa.
Devra se da vuelta a tiempo, para entregarme su espejo de manos con algo de temor.
Lo agarro y en cuanto veo mi rostro suelto un pequeño chillido de horror.
¡Mi bello rostro está todo rosado!
Miro la toalla que aún tengo entre mis manos, para después soltarla haciendo que caiga al suelo y veo mis manos del mismo color que mi cara. Un rosado casi fucsia.
Vitali.
—Gordi, ¿necesitas que te lleve a la enfermería? —cuestiona Renata, poniendo una mano en mi hombro, mirándome preocupada.
—El que va a necesitar ir a una enfermería va a ser Gael Vitali después de esto —sentencio, sintiendo el enojo empezar a crecer en mí.
—¿Gael? —cuestiona Valentina, frunciendo el ceño sin comprender—. ¿Te estás viendo con él o algo así? —inquiere, realmente perdida en el asunto—. ¿Terminaste con Luca?
La miro con asco por su comentario, pero no paso por alto la reacción de Halton a mi lado, haciéndose la tonta y fingiendo buscar algo en su bolso.
Desde que llegó, no se ha ido y desde entonces solo está "buscando" algo. Pero en cuanto Valen dijo eso, de reojo pude verla hacer un movimiento extraño y sé que me está prestando más atención de la debida.
De todas maneras se va antes de escuchar mi respuesta.
—What? ¡Por Dios, neni, eso es asqueroso! —exclamo horrorizada por lo que acaba de decir, mirando fastidiada a la pelirroja, quien se encoge de hombros de manera desinteresada—. Cero que ver tu comentario, really.
—Pasa que hace algunos días Gael y Kate se declararon la guerra —menciona Devra a mi lado, logrando confundir a las chicas—. Una guerra de bromas —explica, haciendo que ahora entiendan mejor.
—Sí, pero Kate planea acabar con la guerra hoy, ¿verdad? —comenta Cinthia esperanzada, sonriendo feliz, y yo la miro incrédula.
—¿Really crees que dejaré esto así? —inquiero, señalando mi rostro todo rosado—. Ese chiflado se va a arrepentir de esto, I swear como que me llamo Kate Baker.
—Cuidado gordi —habla Renata, haciendo que gire a verla—. Jugando tanto con el fuego, puedes terminar quemándote —asegura y yo sacudo mi cabeza.
—Puede ser, pero en todo caso él también terminará quemándose y espero que termine incinerado —contesto, para después soltar un suspiro—. Terminemos de ensayar para así irme a lavar esto —pido y ellas asienten con la cabeza.
La entrenadora Cooper al verme frunció el ceño, pero decidió no decir nada y sopla su silbato para dar a entender que la práctica continúa.
———+++———
Llevo media hora en el baño, intentando que esto se me quite del rostro, pero no consigo que se vaya del todo.
Estoy a nada de llorar.
No quiero salir así, que vergüenza.
Esto es tan injusto. Únicamente nos hacíamos bromas en detención, ¿por qué tuvo que llevarlo más allá? Ahora tengo que afrontar a todo el instituto así, porque aún faltan tres horas para que acaben las clases.
Me daría el gusto de faltar las tres horas e irme a mi casa ahora mismo, si no fuera porque mis notas escolares son casi perfectas y no me permito bajarlas, y estoy segura de que si falto me perderé de algo importante para algún examen y no puedo ni pensar en tolerar tal atrocidad.
Miro mi reflejo en el espejo una vez más, perdiéndome en las pequeñas gotas de agua que corren por mi rostro, tomando ya una decisión.
¿Así quieres que sea esto? Bien, así será.
Me seco el rostro con las servilletas de papel que saco de la máquina, para luego tirarlas al cesto de basura con el resto.
Salgo del baño con la cabeza en alto, dispuesta a que no me afecte el tener el rostro casi rosado.
Por suerte pude sacarme bastante y solamente aparenta como si estuviera ligeramente colorada o algo por el estilo.
Antes de llegar a mi objetivo, Riley se cruza en mi camino y me mira con el ceño fruncido.
—¿Estás bien? —cuestiona, poniendo una mano en mi frente.
—Sí, es pintura, o bueno, no sé —respondo, haciendo que ella aleje su mano de mí, viéndome confundida—. Lo hizo Gael —explico y puedo ver como comprende todo—, y me las va a pagar —garantizo, sonriendo de lado con algo de maldad.
—No me digas qué es lo que harás —pide de forma firme—. Yo ya se lo dije a él, así que también te lo digo a ti, no me metan en sus peleas, porque soy amiga de ambos y no quiero estar en el medio.
—Tranquila chinis, lo entiendo —respondo, otorgándole una pequeña sonrisa comprensiva—. Si me disculpas, tengo que ir a buscar a alguien para que me ayude —comento, empezando a caminar de nuevo.
Después de unos diez minutos, tal vez quince, lo encuentro apoyado en su casillero hablando con su mejor amigo.
—Necesito que me hagas un favor —pido, interrumpiendo su plática, haciendo que ambos giren a verme.
—Buen día a ti también, Katy —saluda Ax a modo de broma y giro mis ojos.
—No tengo tiempo para eso, honey —aseguro, levantando mi mano para que sepa que estoy hablando en serio—. Pero está bien, holis a ambos —saludo, mirando a Nacho también.
—¿Estás bien? —inquiere Nacho, mirándome con una notoria preocupación en sus ojos.
—Sí, es... ¿Sabes? No importa, I'm fine —respondo algo cansada de que me pregunten si estoy bien o no.
Nacho mira a Ax quien se encoge de hombros y ambos vuelven a verme.
—¿Qué necesitas, zanahoria? —cuestiona Ax, apoyando su cuerpo contra los casilleros mientras me mira atento.
Agarro su mano y anoto algo con mi bolígrafo azul, ignorando su tonto apodo hacia mí por el color de mi cabello.
—Que me consigas eso —pido, soltando su mano para que pueda leer lo que escribí.
Nacho se acerca para leer y ambos me miran confundidos.
—¿Por qué necesitas esto? —inquiere Ax, moviendo su mano, curioso.
—No te incumbe, Axelito —aseguro, sonriendo inocente mientras parpadeo de manera rápida, intentando aparentar inocencia y amabilidad.
—Entones no tengo por qué ayudarte —sentencia, sonriéndome de la misma forma que yo lo hice.
—Me lo debes, honey —respondo, haciéndome la desinteresada—, ¿o es que te olvidaste del favor que te hice yo a ti?
—Dijiste que no te debía nada por eso —me recuerda, entrecerrando sus ojos.
Asiento con la cabeza de manera lenta mientras miro mis uñas pintadas de un lindo color rojo, para después soltar un pequeño suspiro y volver a verlo a los ojos.
—Sí, es cierto, pero acabo de cambiar de opinión —contesto, sonriendo de manera tierna—. Espero eso antes de la última clase, ¿ok? —ordeno, tocando la punta de su nariz con mi dedo—. Nos vemos, niños —saludo, para después empezar a caminar lejos de ellos.
De camino hasta mi siguiente clase, diviso a lo lejos a Gael con Nathalia –creo que se llama así, si no estoy mal- y uno más de sus otros amigos.
Saco un cuaderno y un bolígrafo de mi bolso, para escribir algo en un retacito de hoja.
«Perdedor» escribo con mi linda caligrafía, para después volver a guardar todo en mi bolso a la vez que saco un pedazo de cinta y se lo pego a la parte de atrás de la hoja.
Lo mantengo en mi mano mientras camino en dirección hacia Gael.
—Holis nenis —saludo, logrando sorprender a Gael.
—Hola —saludan Nathalia y el otro.
—Fresita —dice Gael a modo de saludo, intentando no reír—, ¿estás probando maquillaje nuevo o algo así? —cuestiona, señalando mi rostro.
Inhalo hondo y asiento con la cabeza, tratando de no salirme de mis casillas.
—Sí, así es boy —respondo, logrando hacer que su sonrisa burlona se borre de su rostro al ver que no consiguió molestarme.
Antes de que pueda seguir hablando, llega una chica hasta nosotros y me agarra del brazo para llamar mi atención.
—¿Nuevo maquillaje? —inquiere, haciendo que frunza mi ceño al no entender lo que dice—. Perdón, es que lo escuché preguntarte sobre qué estás intentando un nuevo maquillaje —explica y ahí comprendo todo.
Sonrío con amabilidad y asiento con la cabeza.
—Así es darling, me pongo un poquito de rubor en las mejillas y nariz —respondo, señalando mi rostro—. Solo que tuve un pequeño accidente y bueno, terminé así, pero es en las mejillas y nariz para que quede más cute, you know —aconsejo y la veo asentir con la cabeza algo emocionada. Se está por ir, pero la retengo haciendo que gire a verme—. Por cierto, veo que me hiciste caso y sí te hiciste el corte de cabello que te recomendé el otro día —menciono y ella sonríe feliz de que me haya dado cuenta de eso.
—Claro que te iba a hacer caso, Katy —comenta con emoción y sonriendo de una manera muy linda—. Tú y Renata son mi ejemplo de moda —admite, haciéndome sonreír, feliz de escucharla.
—Pues déjame decirte que estás divina, Tere —aseguro, otorgándole una sonrisa sincera—. Fantastic, sin duda alguna.
Ella se va luego de despedirse con la mano y la veo perderse entre la multitud de estudiantes, antes de volver a ver a Gael y a sus amigos.
—¿Te pasa seguido? —inquiere Nathalia, señalando por donde se fue Teresa.
Me encojo de hombros mientras agarro una de mis dos trenzas.
—Sí, algo así es cuando eres un ícono de moda para algunos aquí, you know —comento y la veo hacer una mueca de sorpresa a la vez que asiente con la cabeza—. Incluso cuando hay gente que quiere arruinarlo —menciono, mirando a Gael, quien hace una mueca fingiendo sorpresa de estar acusándolo de tal barbaridad—. Anyways, vine para pedirte una tregua boy —propongo, logrando sorprenderlo.
—¿Qué?
—Esto de seguir peleando no da, es... How to say it? —Llevo una mano a mi mentón, fingiendo que estoy pensando—. Boring, you know. So, propongo que hagamos las paces.
—Yo creo que te diste cuenta de que contra mí no puedes y te estás dando por vencida —asegura sonriendo ganador, haciendo que gire mis ojos a la vez que Nathalia también gira los suyos.
—Whatever, boy —respondo, soltando un suspiro—. Lo que quieras creer y te haga feliz, it's fine —aseguro, para luego acercarme a él y darle un abrazo algo rápido, logrando sorprenderlo aún más, incluso creo que se tensó—. Good bye, chiquis.
Me alejo de ellos a paso rápido, sonriendo divertida y victoriosa de que el papel se haya pegado en su espalda sin ningún impedimento.
Solo espero que sus amigos no se den cuenta y esté con eso por mucho tiempo.
———+++———
Miro para ambos lados del pasillo, nerviosa al no ver a Vescovi por ningún lado. En seguida tocará el timbre para ingresar a clases y el profesor de geografía llegará, y ya no podré hacer nada.
Cuando pienso sacar mi celular y llamarlo para preguntarle si me hizo el favor o no, lo veo aparecer en la esquina del pasillo, caminando como si fuera el rey del lugar.
A veces lo detesto, aunque admito que le enseñé bien a tener glamour.
Recuerdo que cuando lo conocí no era más que el típico nerd mal vestido y con caminata insegura, solo le faltaban los feos lentes para ser uno de película. Por suerte aceptó mis consejos de moda, porque Axel no es feo para nada, de hecho, es considerado uno de los más lindos de todo el instituto.
—Aquí tienes —comenta, tendiéndome lo que le pedí y se lo acepto, otorgándole una sonrisa de agradecimiento—. ¿Para qué quieres esto? —cuestiona, frunciendo levemente el ceño.
—No te conviene saber, honey —aseguro y lo veo asentir con la cabeza—. Ahora sí estamos a mano, thanks.
—Sí, lo que sea, pero no me vuelvas a hablar en público, no quiero que la gente piense que nos llevamos bien —pide, haciendo una pequeña mueca de asco y yo abro mi boca algo ofendida.
—Si serás imbécil —menciono, dándole un pequeño golpe en el brazo, cosa que lo hace reír.
—Nos vemos, guapa —saluda, moviendo su mano sobre mi cabeza despeinándome un poco, para luego girarse y empezar a caminar lejos de mí.
Idiota.
Sonrío al ver como se aleja y suelto un suspiro. Ojalá que jamás cambie, porque ese chico es maravilloso.
Ingreso al salón y camino hasta el asiento de Gael. Antes de hacer algo, me cercioro de que no haya nadie cerca y me arrodillo al lado de la silla, para después destapar el pegamento que le pedí a Ax que me consiguiera.
Vuelvo a fijarme que nadie ingrese al salón antes de esparcir mucho pegamento en la silla. Espero no estarme equivocando de asiento, eso es todo lo que pido.
Agradezco que Ax haya conseguido uno transparente y no sea uno de color blanco, porque si no no serviría para nada todo esto.
Después de asegurarme que es el pegamento suficiente, cierro el pote y lo guardo en mi bolso.
En el momento que me levanto del suelo, escucho el timbre que anuncia que ya es la última clase del día.
Me apresuro a llegar a mi lugar justo en el momento que empiezan a ingresar los alumnos.
Christian, mi compañero de banco en historia, me está contando sobre el nuevo tratamiento que está haciendo en su cabello cuando Gael lo interrumpe.
—¿No qué querías una tregua? —cuestiona, moviendo el papel que escribí hace unas horas entre sus manos.
—No entiendo —comento, haciéndome la tonta—, y no me hables en público, please —pido, levantando mi mano para darle a entender que pienso ignorar todo lo que diga después.
Suelta un bufido lleno de frustración y se va hacia su lugar.
Lo miro por encima de mi hombro, solamente para cerciorarme de que se siente justo donde coloqué el pegamento y, para mi suerte, así lo hace.
Toma asiento mientras me mira y yo le sonrío a la vez que muevo mis dedos a modo de saludo.
Llega el profesor Ponce y miro hacia adelante, para prestar atención a la clase.
Después de media hora, el profesor pide si alguien puede ir a buscar el proyector y Gael es el primero en levantar la mano. Claramente, porque ama pasear por el instituto y no estar nunca en clase.
—Bien Vitali, ve —pide el profesor, moviendo su mano en dirección a la puerta.
Miro todo expectante y con una satisfacción que no sé si es tan buena.
Gael intenta levantarse de su asiento, pero el tener su trasero pegado a la silla se lo impide, haciendo que todo el salón empiece a reír a carcajadas.
Realmente creí que eso era algo que únicamente funcionaba en las películas, pero por lo visto no.
Gael empieza a moverse de un lado a otro, intentando si así puede quitarse la silla, pero es inútil. Gira a verme furioso y yo hago mi mejor mueca de preocupación, pero me dura poco tiempo antes de sonreír con malicia.
«Oops», susurro, llevando mi mano a mis labios fingiendo inocencia.
—Vitali, ve a enfermería, y tú, Gallardo, ayúdale y busca el proyector —pide, señalando a una chica de cabello negro.
María creo que se llama, si no estoy mal.
Ambos salen del salón después de algunos minutos, ya que al parecer en serio es incómodo caminar con una silla pegada a tu retaguardia.
Sonrío victoriosa y vuelvo a mis apuntes, terminando de anotar lo que el profesor escribe en la pizarra.
———+++———
Gael ya no volvió al salón y ahora, bajando las escaleras del instituto, no lo veo por ningún lado. Supongo que lo vinieron a buscar o algo parecido.
Río nuevamente al recordar su expresión.
Todo rastro de diversión se va cuando Luca se posiciona delante de mí y me da un beso en los labios a modo de saludo.
—¿Vamos? —propone, entrelazando sus dedos con los míos para guiarme hasta su auto.
—No puedo ir a tu casa hoy —contesto, dejando de caminar para alejar mi mano de la suya.
—¿Qué? ¿Por qué? —cuestiona, frunciendo el ceño.
—Estoy castigada, ¿recuerdas? —comento de manera obvia y gira los ojos a la vez que suelta un suspiro.
—Y todo por culpa de esa porquería —menciona bastante molesto y yo frunzo el ceño al escuchar como llamó a Gael.
Sé que yo también lo insulto a veces, pero no me gustó escucharlo de los labios de Luca.
—Igual y puedes llevarme a mi casa —propongo, sonriendo de manera convincente y lo veo negar con la cabeza a la vez que hace una mueca.
—No que flojera, mi casa queda en sentido contrario a la tuya —responde y asiento con la cabeza—, ¿y no puedes hacerte una pequeña escapadita? —inquiere, agarrando mis manos y mirándome con ojitos de cachorro—. Tu mamá y hermana nunca están en tu casa, no se darán cuenta.
—Hoy no —contesto segura y suelta un suspiro a la vez que vuelve a girar los ojos—. Pero puedo hacerlo el jueves —aseguro, tratando de que no se enoje.
—Es lunes, Kate —me recuerda, soltando mis manos y cruzándose de brazos como niño chiquito—. Falta mucho para el jueves.
—Sí, pero la semana pasa rápido, ya verás —comento, volviendo a agarrar sus manos y muevo nuestros brazos, pero se separa de mí para volver a cruzarlos.
—Como sea —responde, antes de darse la vuelta y comenzar a caminar lejos de mí.
Lo miro marcharse y suelto un suspiro a la vez que giro mis ojos con algo de frustración.
—¡Katy! —Me giro hacia la persona que me llama, y veo a Devra mover su mano—, ¿te llevo?
Sonrío feliz y me acerco hasta su auto, para subirme en el asiento de copiloto.
Cuando estamos llegando a la esquina del instituto, puedo ver a Gael con su grupo de amigos y en cuanto ambos cruzamos miradas, me pongo mis lentes de sol para luego mostrarle mi dedo del medio justo en el momento que Devra arranca haciendo que lo pierda de vista.
———🍓🛹———
Holis, holis, holis! Cómo están?
LOS EXTRAÑEEEEE ❤
Kate en plan: 🖕🏼😎🖕🏼
JAJAJAJAJAJAJAJAJA amo
Ojo que cada vez hay más interacción entre estos dosss ❤
Sepan disculpar mi tardanza, me ha pasado de todo en este tiempo y no he podido sentar el culo para escribir ajshdajdha Lo siento mucho, de verdad.
Por cierto: Feliz cumple, mividis vaae01 espero que tengas un gran día <3 Gracias por tanto, perdón por tan poco ❤
Espero que tengan una bonita noche❤
I love you, arandanitos🫐
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