Cap. 16
Días antes, Namjoon regresaba a Seúl. Nuevamente tenía cuatro días libres por festividades -sábado, domingo, lunes y martes-, y no tenía sentido permanecer en Goryeong cuando podía pasar los días en compañía y, bueno, cuatro horas en autobús no era poco, pero tampoco eran una eternidad.
Pasaba del medio día y, por petición de su madre, estaba ahora enrollando la vieja alfombra que tenían en la sala desde que tenía uso de razón.
Luego de años quejándose de que la alfombra ya no combinaba con el nuevo juego de sillones, la mujer por fin se había atrevido a comprar una nueva, así que Namjoon había movido los muebles hacia las orillas de la habitación para deshacerse de esa cosa polvosa y colocar la recién comprada.
Estaba por salir de la casa con la alfombra al hombro cuando el timbre fue tocado.
Tratando de no golpear nada mientras avanzaba, llegó hasta le puerta y al abrirla, sus ojos se abrieron grandes.
Del otro lado, el chico que le había robado miles de suspiros durante años, se encontraba observándolo con sus grandes ojos claros.
(...)
Luego de deshacerse de la alfombra, de que su mamá y su hermana recibieran con gran sorpresa y alegría a Jimin y de que él recuperara el aliento, el rubio y el moreno salieron de casa de los Kim rumbo al parque que tantas veces habían visitado en sus gloriosos años como pareja.
- ¿Cómo estás? - Murmuró casi inaudible, Jimin, con la cabeza gacha, lo pies firmes en el suelo arenoso y las manos sudorosas tomando las cadenas del columpio en el que se encontraba sentado.
Namjoon permaneció en silencio.
Park estaba por volver a hablar cuando la voz del moreno salió.
- ¿Qué haces aquí, Minnie? - Preguntó, y en su tono no había hostilidad, solo confusión y un dejo de melancolía.
El rubio mordió su labio y con temor, se atrevió a verlo a la cara, sus ojos mostrándose angustiados y cansinos. Aun así, dejó de lado la cobardía y se atrevió a decir.
- Necesitaba hablar contigo. - Dijo con voz apagada. - Necesitaba... explicarte lo que pasó y-
- No hay nada que explicar, Minnie. -Le sonrió, aunque el gesto no le llegó a los ojos. - Ya pasó.
- Es que no es como tú piensas. - Dijo con desespero, para luego controlar su tono. - Nam... créeme, por favor. - Le rogaba con la mirada. - Por favor, solo... déjame explicarte.
Y Namjoon verdaderamente no sabía qué hacer.
¿Debía largarse de ahí?
¿Debía dejarlo hablar?
¿Debía pedirle a él que se largara de ahí?
¡Ugh!
En verdad no estaba en su mejor momento para esta conversación, pero se había sentido tan perdido los últimos días que de alguna manera tener a Jimin ahí le daba cierta estabilidad a su cabeza y también a su corazón.
No era que olvidase lo que había pasado, era solo que Jimin era... calma. Y sosiego. Y todos los años que estuvieron juntos, fueron buenos.
Sin embargo, lo que había pasado con Seokjin lo tenía con un nudo en el estómago. No había querido llorar porque sentía que no valía la pena, pero las ganas estaban ahí, y ese día que lo vio en el centro de salud, sintió cómo su cuerpo temblaba completo de la impresión, pero debió controlarse y enfocarse en su trabajo por el bien de la paciente y su bebé, aunque, que haya logrado enfocarse, no quería decir que su cabeza no hubiese estado dando vueltas durante todo el trayecto en ambulancia y de vuelta.
Había querido hablar con él, gritarle, reclamarle y explotar como tanto deseaba hacerlo, porque sabía que con Seokjin no podría contenerse. Cuando lo tuviera enfrente, toda la rabia que sentía saldría sin control, y Seokjin abrazaría cada una de las balas, porque así era él. Intenso y demoledor, liberal, pero el mismo tiempo acogedor y desprendido. Humano.
Y a pesar de todo, lo que había ocurrido no lo podía dejar pasar. La situación de Yoomi no era cualquier cosa, y Namjoon se sentía fuera de sí mismo luego de tantos cambios en su entorno y en su propia persona.
- Está bien. - Aceptó el moreno. - Te escucho.
- Nam... - Pronunció con ilusión, casi como si le agradeciera la oportunidad, porque creía que no podía dejar pasar más tiempo sin decir aquello. - Sé que las cosas se veían muy mal, pero créeme que aquella vez que fuiste a Daegu no ocurría nada entre Taehyung y yo. - Namjoon lo observaba fijo, con las manos en su regazo mientras intentaba no sentir de nuevo esa ira contenida y los celos luego de ver a ese chico castaño en el departamento de Jimin. - Jamás, jamás, jamás, te fui infiel, Nam. Te lo juro. Por favor, créeme.
Namjoon fruncía las cejas sin dejar de observarlos y su silencio conseguía alterar al rubio.
- Jimin...
- Te estoy diciendo la verdad. - Suplicó. - Éramos solo amigos, y ese día en verdad estábamos estudiando. Luego de que te fueras, Taehyung también se fue. No es como crees.
- ¿Entonces...? - Preguntó dolido y confundido. - ¿Por qué no me lo dijiste en el momento? Si no era lo que parecía, ¿por qué no explicarlo? Sabes que te habría escuchado.
Jimin pareció hacerse aún más pequeño en sí mismo.
- Porque... estaba confundido, Nam. - El moreno seguía observándolo, esperando por lo que tenía por decir. - Eran casi seis años juntos y... me sentía muy mal porque... Taehyung me atraía. - Confesó por fin. - Pero nunca ocurrió nada entre nosotros. Jamás te hubiera hecho algo así. - Se apuró a aclarar. - Por eso... Por eso dejé que te fueras. Me sentía culpable porque aunque no hubiese ocurrido nada entre él y yo, yo... me sentía extraño. - Murmuró.
Namjoon asintió casi imperceptible, con sus ojos fijos en un punto cerca de sus pies.
- Y... ¿pasó algo después? - Se atrevió a preguntar, y levantó la cabeza, solo para observar a Jimin asentir muy lentamente. Con culpa y remordimiento. - Entiendo. - Suspiró y se talló el rostro. - ¿Entonces qué haces aquí Jimin?
El ceño del rubio se arrugó y se mordió los labios con fuerza en el momento en que sus ojos se cristalizaron.
- Es- Es solo que... - Dijo con voz temblorosa. - Te extraño mucho. - Sus ojos se llenaron de lágrimas y cuando Namjoon lo veía así sentía cómo el corazón se le estrujaba. - Solo estaba confundido, Nam.
La marejada de sentimientos en su interior estaba ahogándolo y Namjoon no era ni tan fuerte, ni tan inteligente, ni tan firme como Seokjin siempre le decía, mucho menos tan confiable.
Era... era solo un chico demasiado aturdido y desorientado, y como cualquier otra persona tomaba decisiones creyendo que eran las mejores, solo para enterarse después de que el resultado no era lo que esperaba.
- ¿Siguen...? ¿Tú y él...?
Jimin negó rápidamente con la cabeza.
- No. - Pronunció apurado. - Solo... ocurrió una vez, después de eso... solo somos amigos. Ni él ni yo quisimos intentar algo más. Somos cercanos, pero no hay nada más. - Sí, sabía que estaba siendo sincero, después de todo, estar juntos por tanto tiempo los había llevado a aprender y conocer todo o casi todo del otro. Namjoon asintió pesadamente con una sonrisa triste en los labios. - Te extraño, Namie. Te extraño mucho.
Esas palabras, juntos a las lágrimas que se escurrieron por las mejillas de Jimin, fueron lo que logró derramar la taza.
Él también lo extrañaba.
Extrañaba la paz y la calma.
Necesitaba un poco de sosiego para poder calmar eso que lo estaba asfixiando.
Así que tomo el camino que creyó conveniente.
Se levantó del columpio y rodeó a Jimin en un fuerte abrazo. Lo abrazó fuerte, muy, muy fuerte, con desespero, y enterró la cara en su hombro para sollozar y permitirse quebrarse mientras el rubio lo sostenía.
(...)
Con su maleta en una mano y la cintura de Jimin en la otra, Namjoon giró para entrar a la casa de los Lee y cuando observó al chico de pie cerca de la cuatrimoto, con los labios y la nariz enrojecida por el frío, el corazón le dio un vuelco fuera del cuerpo.
Ninguno de los dos pudo decir nada.
- ¿Nam? - Musitó Jimin, luego de presenciar a ambos chicos solo observarse por unos segundos.
El moreno balbuceó, observando al rubio y luego a Seokjin.
- Vamos adentro. - Pronunció de vuelta.
Seokjin dio tres pasos atrás sin pronunciar palabra, con los ojos del rubio observándolo con curiosidad mientras Namjoon lo guiaba dentro de la propiedad y cerraba la puerta tras él, dejándolo solo en la acera.
(...)
Jimin había tenido que trabajar los días de navidad de acuerdo a las reglas de su hospital, pero en recompensa, le habían dado la semana entra de la celebración de año nuevo, así que aprovechando sus vacaciones, pasaría esos días en Goryeong.
Cuando recién iniciaban el año de pasantía, era Namjoon quien viajaba a Daegu para poder ver a su novio. Goryeong era solo un pequeño pueblo, y tenían la mentalidad de que los fines de semana Namjoon debía aprovecharlos para tener un poco de ese ambiente de ciudad del que había gozado toda su vida, así que esta era la primera vez que Jimin visitaba el pueblo.
Ese miércoles, Namjoon despertó casi dos horas antes de que la alarma que habían puesto por la noche sonara. Su cuerpo estaba acostumbrado a despertar temprano para ir a recorrer la reserva en su bicicleta, así que aunque intentó volver a dormir, no lo consiguió.
Cansado de estar recostado observando a Jimin dormir, se levantó y tomó una ducha en silencio. Luego de preparar el desayuno y de leer un par de artículos médicos sobre la diabetes, por fin la alarma sonó logrando despertar al rubio.
Namjoon era muy puntual, siempre llegaba al centro de salud unos quince minutos antes, pero esta vez, llegó rozando la hora de entrada porque Jimin solía necesitar un poco más de tiempo del que él usaba por las mañanas para estar listo.
Hacía dos días habían decidido darse otra oportunidad, así que aunque la tardanza de Jimin consiguió impacientarlo, supo controlarse para no hacer un problema de una nimiedad.
Apenas entrar al centro de salud, Jungkook y Hoseok miraron con desconcierto al moreno entrar tomado de la mano con el chico rubio. Sabían bien quién era, Namjoon les había mostrado fotografías y hablado de él hasta el hartazgo en su momento.
El moreno los saludó con una sonrisita que pudieron percibir como avergonzada, y ellos se limitaron a sonreírles de vuelta -a él y al chico a su lado luego de que los presentara-.
Los pacientes abarrotaban el lugar igual que la semana anterior, así que no les dio mucho tiempo de hacer más que eso porque debían comenzar a trabajar.
Jimin tenía planeado pasear por el pueblo mientras Namjoon trabajaba y volvería más tarde para llevarle algo apetitoso de comer, así que así lo hizo.
Cuando llegó la hora de la comida, los chicos no paraban de ir de aquí para allá. Otra vez no tendrían tiempo de comer, pero eso Jimin no lo sabía, así que llevaba ya casi treinta minutos sentado en la sala de espera con dos platillos de comida que comenzaban a enfriarse dentro de sus contenedores.
Namjoon podía sentir su celular vibrar en el bolsillo de su bata, se imaginaba que se trataba de Jimin porque ya había visto la hora y suponía que tenía el rubio tendría hambre, pero él aún tenía bastantes pacientes esperando su turno y no podía detenerse para comer con él.
Cuando terminó con el paciente que atendía tomó el celular y leyó rápidamente los mensajes. Antes de que entrara la siguiente persona, salió del consultorio.
- Minnie, los siento, pero no puedo comer ahora. Si gustas puedes hacerlo tú y cuando termine vienes conmigo al consultorio y me haces compañía mientras como yo. ¿Qué opinas?
La pareja hablaba, cuando Yoongi salió de su consultorio para buscar un termómetro y si la sorpresa de Jungkook y de Hoseok había sido grande, la de Yoongi no tenía comparación.
(...)
- ¿Qué se supone que haces? - Preguntó con notoria molestia el pelinegro, entrando al consultorio del nombrado luego de que ambos terminaran con los pacientes.
- ¿Terminando de anotar al último paciente en el censo de mis consultas? - Dijo con ironía, sintiendo todo el peso de la mirada de Yoongi encima.
- No te va hacerte el chistoso. - Cortó frío. - ¿Qué hace Jimin aquí? - Namjoon rodó los ojos y continuó escribiendo en su censo. - Namjoon.
- Volvimos hace unos días. Me buscó en Seúl y arreglamos las cosas.
Yoongi jadeó con incredulidad, cruzándose de brazos mientras sus ojos atravesaban el cráneo del moreno como dagas.
- ¿Y ya? ¿Eso es todo?
- ¿Qué quieres que te diga? - Escupió comenzando a molestarse.
- ¿Seokjin lo sabe?
- A menos que sea idiota, supongo que sí.
- ¿Cómo?
- Me vio con Jimin anoche.
El puño de Yoongi se estampó contra el escritorio del moreno, haciéndolo dar un salto. Definitivamente no se esperaba eso.
- ¿Es decir que ni siquiera tuviste los huevos para decírselo tú mismo? - Espetó furioso y decepcionado. - ¿Ni siquiera hablaste con él? ¿Lo dejaste explicarse?
El moreno apretó la mandíbula, tratando de no alzar la voz al decir.
- Dejen de hacerse las víctimas, porque no tienen ni puta idea de cómo es ser una. - Recriminó intentando no alzar la voz. - Mira, Yoongi, sé que es tu mejor amigo, pero lo que haya pasado entre él y yo, no es asunto tuyo y no tengo que darte ninguna explicación de lo que haga o no haga con mi vida.
El pelinegro lo veía con el ceño fruncido a más no poder y cuando lo escuchó decir eso, entendió que no tenía sentido seguir con aquello.
- Pues felicidades por la reconciliación, solo espero que cuando te des cuenta de la cagada que acabas de hacer, no te dé por arrepentirte.
Y se largó de ahí, porque ahora sabía por qué Seokjin había dejado de responderle los mensajes desde la noche anterior.
(...)
Si le hubiesen preguntando al Namjoon de hacía un tiempo, probablemente no hubiese sabido responder, pero si le preguntaran al Namjoon de ahora, probablemente diría que la vida es una serie de decisiones que para bien o para mal nos llevan a dónde estamos y nos hacen lo que somos.
Nadie elige auto sabotearse así porque sí.
Cada situación tiene un sinfín de alternativas y cada vez que tomamos una decisión, estamos poniendo nuestra esperanza en ella.
Dando un salto de fe.
Y saltar al vacío puede ser aterrador, pero si no lo hacemos, entonces la vida sigue y sigue, dejándonos atrás.
Así que, ¿qué es más aterrador?
¿Saltar y atreverse o conformarse y esperar?
Porque incluso no hacer nada es una decisión que implica una transformación o un cambio de dirección, y plantea nuevos retos.
Luego de un mes de que acabara diciembre, Namjoon se dio cuenta de todo eso.
Las decisiones que había tomado se habían basado en el miedo, en impulsos emocionales y, precisamente, en falta de decisiones.
Porque pudo hacer buscado a Seokjin, pudo haber exigido una explicación, pudo haberse dado cuenta de que volver con Jimin no había sido amor sino una simple tabla de salvación emocional que pretendía resolviera el sin fin de emociones que no podía controlar.
Porque si Kim Seokjin era un cobarde, Kim Namjoon no era mucho mejor.
Yoongi había tenido razón aquella vez.
Le había faltado valor para enfrentar todo lo que ese chico había despertado en él, y cuando se dio cuenta de ello, ya era muy tarde para arrepentirse.
Luego de casi cuatro semanas intentando darse una segunda oportunidad, tanto Namjoon como Jimin podían notar que algo no se sentía bien.
Claro que Jimin lo había extrañado. Namjoon siempre había sido un buen compañero, se habían convertido en el confidente del otro, y luego de cinco años y medio, desprenderse así como así de esa persona no era sencillo. Luego del tiempo que estuvieron separados, Jimin pensó que lo que le hacía falta, lo que provocaba su desasosiego, era su amor por Namjoon, pero estaba equivocado.
La soledad puede disfrazarse de muchas cosas y engañarnos cuando estamos más vulnerables.
Por su parte, cuando Namjoon recuperó eso que según él le daría la calma que tanto pedía, se dio cuenta de que, extrañamente, ya no la quería.
Luego de ese tiempo dejando salir ese lado suyo que lo volvía más real, más Namjoon que nunca, eso que lo hacía sentir, y explotar y luego rearmarse, luego de eso, volver a contenerse, a conformarse, a callarse, a intentar ser el tipo perfecto, ya no le parecía atractivo ni tan sencillo de conseguir como antes de conocerlo a él.
Así que, a pesar de sus buenas intenciones, la segunda oportunidad no funcionó y sus caminos se dividieron definitivamente.
Las cosas con Yoongi estuvieron tensas un tiempo, hasta que un fin de semana Namjoon le pidió reunirse para hablar.
"Ya me imaginaba que eso iba a pasar", le dijo Yoongi cuando confesó que las cosas con Jimin habían terminado y el por qué había sucedido.
El pelinegro se sinceró con él a pesar de que en un principio sintió que no debía; Seokjin podía ser muchas cosas, pero para él, era un gran amigo. Le contó lo que había sucedido con Hyeji hacía unos años y de cómo Yoomi se había vuelto un tema tabú para el mayor.
"Te tomó cariño muy rápido", le había dicho, y Namjoon quiso responder con un "Y yo a él", pero prefirió callar, porque no necesitaba echarle más leña al fuego luego de entender que Seokjin estaba desde hacía un par de semanas en Busán siguiendo con su vida, así como él debía seguir con la suya.
No había decisiones equivocadas, solo había decisiones, y el camino que seguía ahora era el que le tocaba recorrer. Arrepentirse ya no tenía sentido, solo restaba intentar no equivocarse la próxima vez.
23/10/23
🍵
Chismecito + Tacita de té:
🍵
La verdad... es que sí fui idiota, lo admito.
Sí intenté regresar con mi ex luego de lo que pasó con el Seokjin de la vida real.
En realidad habíamos terminado porque yo sentía que ya no me quería, no por ninguna infidelidad, pero... ¡Oh sorpresa! Luego de que estuvimos saliendo de nuevo, esta vez sí me fue infiel.
Bah~, cosas de la vida.
Qué bueno que lo hizo, si no, hubiese seguido perdiendo mi tiempo con una persona como él.
Antes de todo eso, hablé con el Seokjin de la vida real y le dije que no quería continuar saliendo con él, que prefería que siguiéramos solo como amigos.
Y la verdad es que no fue por el hecho de que tuviera una hija, eso fue un extra (No propiamente porque ella existiera, sino porque él era completamente irresponsable respecto a eso y no me gustó), en realidad fue porque... era muy intenso, por decirlo de algún modo. Era... imprudente. No lo sentía una persona confiable y me hacía sentir que lo nuestro no llegaría muy lejos si intentábamos algo serio.
Aun así, decidimos seguir siendo amigos, aunque en realidad no funcionó. Nos alejamos y perdimos contacto por un tiempo.
En fiiiiin, espero que el capítulo les haya gustado jajaja
Les mando un abrazo grande.
Gracias por su apoyo ♥
¡Los quiero muchoooo!
-Tannieinlove
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro