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Cap. 07

Si bien, los mensajes entre ellos no dejaron de llegar el resto de la semana, para ninguno de los dos tenían el mismo sabor. Aquel beso era como un enorme elefante en el centro de la habitación que ambos fingían no ver, porque pretender, era más sencillo que afrontar lo que habían sentido.

Pero aun con la inquietud cosquilleándoles en el pecho, había llegado el fin de semana y con él, el plan de estrenar la polaroid de Seokjin.

El mayor pasó a recogerlo como de costumbre en su cuatrimoto, primero yendo a pasear alrededor del jardín para conseguir algo calentito de beber. Sacaron la cámara de uno de los maleteros posteriores y se dedicaron a fotografiar cualquier cosa que se les pasara por enfrente.

Namjoon prefería fotografiar los edificios antiguos, árboles o personas, mientras que Seokjin prefería sacar fotos de sus bebidas, de los músicos o de ellos mismos, aunque Namjoon se avergonzara cada vez que el flash daba en su cara.

— ¡Ya sé! Conozco un lugar que te va a encantar. — Aseguró el mayor. — Vamos, no han abierto las compuertas así que el agua estará baja y conozco un lugar por el que podemos cruzar sin problema.

— ¿De qué hablas? — El moreno no entendía nada, pero las ocurrencias de Seokjin, por más locas que parecieran, siempre resultaban divertidas, así que no dudó en seguirlo aún cuando eso de "las compuertas" y lo de "podemos cruzar" lo pusieron a pensar que quizá aquello no era tan buena idea.

— Te llevaré a ver las ruinas de la capilla.

— ¿Capilla?

— Sí. Apúrate, tenemos que llegar antes de que oscurezca porque entonces sí no voy a poder dar con el cruce.

— Espera, espera, ¿A dónde quieres ir exactamente? — Lo detuvo a medio camino y vio al mayor rodar los ojos soltando un jadeo en frustración.

— No ha llovido en un par de meses y la presa no ha abierto las compuertas, así que el rio está bajo. Hay una zona angosta y alta por la que se puede cruzar al otro lado y ahí es a donde quiero ir, ¿Feliz? ¿Sí? Bueno, ahora apúrate que todavía tenemos que pasar a mi casa a recoger unas cosas. — Y lo arrastró para ponerse en marcha.





(...)





Seokjin había atado unas mantas gruesas a la parte posterior de los maleteros con unas cintas elásticas y luego de conseguir algunos snacks, pusieron marcha al rio.

Namjoon estaba maravillado por todo lo que veía. Habían entrado a una zona residencial muy linda con casas grandes y modernas, con una arquitectura intencionalmente tradicional y antigua, anduvieron por las calles hasta salir a una callejuela de adoquín con unas vistas que lo dejaron asombrado. A su lado izquierdo estaban las hermosas residencias y del lado derecho la rivera que discurría en paralelo. Más adelante, tomaron una salida de la angosta y pintoresca callecilla, entrando de lleno al terreno arenoso y pedregoso del borde del rio.

El viento frío de diciembre les daba de lleno, y junto a la brisa que emanaba de las aguas se sentía magnífico. Las gruesas chamarras que habían llevado hacían un gran trabajo manteniéndolos templados.

Unos quince minutos más adelante, Seokjin disminuyó la velocidad, observando con atención una zona del rio que parecía poco honda. A simple vista, pareciera que el nivel del agua era de unos veinte centímetros, y una vez que guardó a la perfección el sitio en su mente, dio una palmadita a las piernas del moreno.

— Sube los pies.

— ¿Eh? — El moreno junto un poco sus cejas.

— Hazlo ya o no respondo por tus botas.

Antes de darle tiempo a reaccionar, Seokjin aceleró para meter la moto al agua y él alzó los pies de un jalón, imitando al mayor, para protegerlos de las salpicaduras que saltaban alrededor de la motocicleta mientras andaban a través de las aguas.

— ¡Estás demente! — Gritó el moreno, aferrado a los hombros del mayor y con los pies sobre el asiento, haciendo al otro soltar una carcajada.

— El nivel en esta zona es muy bajo y la moto pasa sin problema. El motor está mucho más alto así que relájate.

Una vez que salieron al otro lado de la rivera, la cuatrimoto goteaba por los faldones laterales, pero seguía andando como si nada.

Acomodaron los zapatos sobre los reposapiés de los lados y retomaron su camino.

— Allá está. — Dijo el mayor en voz alta unos minutos después, para hacerse escuchar por encima del sonido del viento y del motor, señalando hacia el frente. — ¿La ves?

El moreno se levantó ligeramente en el asiento, asiéndose de los hombros del mayor para hacer equilibrio y, sí, más adelante, a orillas del rio, se podía divisar una construcción semierguida, con una cruz y un campanario en lo alto, solo que sin la campana.

— ¡La veo! — Soltó emocionado en el mismo tono de voz. — ¿Qué hace una iglesia en medio de la nada?

— Antes de que se construyera la presa, aquí había una hacienda, con capilla propia y todo. — Agregó entusiasmado de poder contarle aquello. — Pero con el cambio de dirección del caudal del rio, el agua inundó el lugar y los propietarios debieron desalojar. Normalmente solo se logra ver la mitad superior de la iglesia sobre el agua, pero cuando el rio lleva poca agua, como ahora, queda al descubierto y se puede llegar a ella.

Le encantaba la manera en que Seokjin le contaba todo lo que sabía del lugar, bien podría ser guía turístico si se lo propusiera, y más le gustaba la forma en que se emocionaba cuando lo llevaba a conocer todos esos lugares y le hablaba de sus historias.

El mayor frenó al lado de la construcción y apagó el motor. De inmediato, Namjoon quiso bajar para escudriñar cada pedazo de roca y cimientos destruidos por las aguas. El costado izquierdo del lugar estaba bajo el agua, pero el costado derecho rozaba con el borde del caudal del río. El sol aun iluminaba el cielo y él parecía un niño pequeño en medio de aquellas ruinas.

— Jin, ahí hay unas escaleras. ¿Crees que aguanten si subo?

— Claro que aguantan. Todo el mundo sube al campanario por ahí. Dudo mucho que se vengan abajo justo ahora. — El moreno le dio una mala mirada, porque en verdad quería subir, pero aquel comentario había sido como cuando dices... que más podría ir mal y de la nada algo aun peor sucede en las películas.

Con todo y su desconfianza, trepó a un pedazo grande de cimiento caído que estaba fuera del agua y gracias a eso pudo alcanzar con facilidad el tramo de escalera de piedra y concreto.

Teniendo todo el cuidado del mundo para no caer, subió despacito por los escalones maltrechos hasta quedar de pie en la zona del campanario.

— Wow. — Suspiró emocionado. — ¿Por qué no me habías hablado de este sitio antes? — Le regañó desde arriba, y Seokjin solo le sonrió y encogió sus hombros, sacando de los maleteros los snacks que habían comprado.

— Ayúdame. — Pidió trepado en el cimiento al lado de la escalera, extendiéndole la bolsa con frituras y bebidas, manteniendo las mantas enrolladas bajo su brazo.

El moreno se apuró a bajar y tomó las cosas, tendiéndole una mano para que lograra impulsarse con mayor facilidad y alcanzara los escalones.

Seokjin tendió una de las mantas en el suelo del campanario y tomó asiento invitando al moreno a hacer lo mismo.

No se divisaba ni un alma en toda la redonda, las personas del pueblo no solían visitar aquella zona con frecuencia, menos con el clima que hacía, así que tenían aquellas ruinas para ellos solos.

De dentro de la bolsa, sacaron jugos y papas fritas y estuvieron riendo y platicando mientras el sol bajaba cada vez un poquito más.

— Oye... ¿no crees que deberíamos volver ya? Va a oscurecer pronto y... no es que dude de ti, pero será más complicado encontrar el lugar por el que cruzamos.

— Tranquilo, Joonie. Vinimos a fotografiar el atardecer o el amanecer, ¿no?

El moreno lo miró sin decir palabra.

— No me mires así. — Rio. — No es como que se trate de una iglesia embrujada o algo así. ¿No crees que sería lindo observar el amanecer desde aquí arriba? Nunca lo he hecho.

Namjoon suspiró pensativo, llevándose el jugo a los labios mientras observaba el horizonte que cada vez tomaba un color azul más y más apagado.

— A veces no sé qué pensar de tus ideas.

— No tienes que pensar, Joonie. Solo disfruta. — Y se echó hacia atrás en las mantas con los brazos cruzados detrás de su cabeza.

Un momento después, Namjoon bajó las discontinuas escaleras para ir a sacar la polaroid de los maleteros y regresó al campanario con ella colgando del cuello gracias al listón que Seokjin le había atado.

Se entretuvo un rato sacando fotografías de los alrededores, captando el rio y los arboles alrededor, los senderos de tierra y piedra y poco después, consiguió unas lindas fotos del atardecer en las que se podía observar el sol ocultarse entre los cerros que rodeaban el pueblo.

— Sonríe. — Antes de que el mayor estuviese listo, el flash dio en su cara y la cámara imprimió una fotografía graciosa de Seokjin tomado por sorpresa.

Estuvieron riendo un rato, recostados en la manta, hasta que la oscuridad se hizo presente y, con ella, un millar de estrellas pintaron el cielo. La luna en cuarto creciente se veía linda, como un gajo de mandarina iluminando el firmamento.

El silencio que era roto solo por el sonido de algunos insectos, renacuajos y el choque del agua contra la construcción, era relajante, y a pesar de que la temperatura había bajado bruscamente, las mantas extras los mantenían calentitos.

Estaban sumidos en un silencio cómodo, disfrutando de la luz de los orbes brillantes del cielo que les permitían ver sus cuerpos en medio de la oscuridad, y de la compañía que ambos podían ofrecerse, cuando el moreno habló.

— ¿Alguna vez habías pasado la noche al aire libre?

— Sí, algunas veces, pero no de esta manera. Generalmente era en compañía de muchas botellas de alcohol, música y chicas calientes.

El moreno rodó los ojos, y el mayor rio viendo su expresión.

— No sé por qué no me extraña.

— ¿Y tú? ¿Habías pasado la noche al aire libre?

— No, nunca.

El mayor se giró sobre su costado, apoyando su cabeza en su mano.

— ¿Y qué te está pareciendo?

El moreno lo imitó, quedando frente a frente.

— Es lindo. ¿Pero en serio quieres pasar aquí toda la noche? ¿No prefieres ir a casa?

— Nuh-uh. Nos quedaremos aquí hasta que salga el sol y tomaremos las mejores fotografías del mundo. — Y volvió a acostarse boca arriba sobre las mantas, cubriendo bien su cuerpo con las otras.

El moreno suspiró profundo y se rindió, imitando la acción del otro observando el cielo.

— ¿Entonces te gustan las chicas?

Preguntó de la nada, tomando por sorpresa a Seokjin.

— Uhum. Me gustan. Aunque también me gustan los chicos.

— Oh... Entiendo.

— ¿Y a ti?

— Solo he tenido una relación seria en toda mi vida. Salí con algunas chicas antes, pero... no sé, no se sentía del todo bien. Es decir... eran lindas, pero... creo que nunca logre enamorarme de verdad. En cambio, cuando conocí a Jimin, me hizo sentir cosas... cosas que nunca había sentido. Me enamoré. Así que no lo sé. Puede ser que me gusten los dos y solo no haya encontrado a la chica correcta.

— Ese tal Jimin es un idiota. — El moreno le frunció el ceño. — ¿Qué? — Seokjin rio divertido. — Lo digo en serio. Se nota que tú en verdad lo querías y es un estúpido por no darse cuenta de todo lo que tenía y dejó ir.

Namjoon se incomodó un poco con lo dicho. Hablar de Jimin no era un tema que le agradara recordar, pero aun sin intención, Seokjin conseguía levantarle el ánimo, aunque fuese solo un poquito, y eso le gustaba.

El recuerdo de aquel beso regresó a su mente una vez más, poniéndolo aún más incómodo. Había tanto que había querido decir y, justo ahora, así, solos y mirando la profundidad de la noche, no pudo contenerlo más.

— Jin.

— ¿Uhm?

— ¿Por qué me besaste?

El rostro del mayor se volvió de mil colores, escondiendo la mirada entre las mantas al ser tomado por sorpresa. Pensaba que era tácito que hablar de lo sucedido estaba prohibido, pero ahí estaba el chico sacando a relucir su más profunda vergüenza como si nada.

Se tomó su tiempo para hablar, todo bajo la atenta mirada del menor.

— Te besé porque me gustas, Namjoon, y... no lo pensé mucho. Me dejé llevar por el momento y... la verdad es que tenía curiosidad por saber cómo se sentiría. — Tragó saliva, sintiendo su nuez de adán subir y bajar en el acto. — Lamento si eso te molesto de alguna manera, si es así, puedes confiar en que no volverá a pasar y... a mí de verdad me gustaría que pudiéramos seguir siendo amigos. Perdón por lo que hice. — Dijo en un susurro.

Los ojos agudos y rasgados del menor parecían escrutar cada palabra dicha.

— ¿Yo te gusto? — Insistió en saber, y el rostro de Seokjin se tornó de un rojizo intenso visible aun a pesar de la poca luz que los rodeaba. — A veces... a veces me confundes. — Dijo con la mirada perdida al frente. — Sueles hacer cosas que yo jamás haría, pero, contigo, hacerlo es divertido, y lo hago solo porque se trata de ti, y no entiendo eso, porque yo no soy así, pero... me agrada. — Ambos permanecieron en silencio un momento, hasta que el moreno terminó por suspirar y volver a decir. — Yo en verdad pensé que Jimin era el amor de mi vida, ¿sabes? Pero ahora se siente como si en todo ese tiempo hubiese estado perdiendo mi vida. Ya no sé ni quién soy, no sé qué me gusta, y tú... tú me muestras cosas con las que pensé que jamás podría encajar, y haces que me sienta cómodo.

El mayor lo observaba atento.

— Llevo pensado en ello desde el día en que me besaste. — Continuó. — Juré que no estaría con nadie más por respeto a lo que tuve con Jimin, pero... ese beso no se sintió incorrecto, y no sentí que estuviera traicionando mis principios. Solo sentí que ese beso eras justo lo que necesitaba y quería más, pero no sabía si para ti había sido un error, porque odiaría que fuese un error para ti. No quiero ser más un error para nadie. Solo quiero ser yo mismo, y me está costando mucho trabajo descubrir quién es Kim Namjoon por su cuenta.

— Joonie...

— No fue un error, Jin. Ese beso no fue un error para mí. Yo necesitaba besarte aquel día, y me sentí feliz. Sentí que cumplí un deseo de Kim Namjoon, y se sintió muy bien poder hacer lo que quería. No... no me gustaría volver atrás y seguir ignorando mis deseos. Quiero poder ser egoísta y ser feliz a mi manera. Quiero conocer de qué soy capaz y cuáles son mis sueños, porque los dejé de lado tanto tiempo que poco a poco comencé a olvidarlos, y quizás no logre recordarlos, pero siempre puedo crear nuevos.

El mayor lo veía hablar fijamente. Nunca había escuchado a nadie expresarse de esa manera tan íntima, y descubrió que la mente y los pensamientos de Kim Namjoon eran fascinantes.







02/06/2023

🍵

Chismecito + Tacita de té:

🍵

Este capítulo es ficción.

La iglesia sí existe, pero nunca pude ir ☹️

Lo que si es real, es la manera en que se sentía Namjoon, justo así me sentía yo.

Como si no supiera quien era ni qué me gustaba, y con la libertad que tuve ese año, pude descubrir y explorar muchísimas cosas nuevas sin culpa.

Les mando un abrazo y espero estén disfrutando de la historia.

-Tannieinlove

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