▪ Capítulo 4 ▪ El vídeo.
Lía.
Suspiro y abro el mensaje que llegó a mi teléfono, un vídeo.
Lo abro, sin más vueltas, en el se muestra la casa de Carolina y como esa persona que graba va entrando al hogar. Camina por todos los cuartos hasta que llega al de ella, abre la puerta y se acerca para grabar el panorama.
Sus padres están de viaje y ella está sola.
En el último segundo, Carolina parece despertarse, pero allí acaba el vídeo.
—Por ahí no le hizo nada y nos quiere asustar —opina Amber.
Es una buena teoría, ¿Por qué no?Quizá es un cómplice de éste o ésta tal Weit. Y por eso, Carolina no gritó o algo.
Ben parece escribir algo en su celular y enviarlo, supongo que debe ser un mensaje de preocupación para Carolina.
Estos días cada vez que lo veo, no sé, pero tengo ganas de ser su amiga. Lástima que a mis demás compañeros no les caigo muy bien por mí actitud, excepto Beatriz, pero ella desaparece mucho.
—No le llegan los mensajes... —comenta en tono de lamento. Suspira y se revuelve el cabello.
—Deberíamos... decirle a alguien —intenta convencernos Amber.
—¿Y qué nos maten?No, tonta, pensá un poco —la regaña Marie. Tengo ganas de partirle la cara por estúpida.
Supongo que esta tarde será larga, muy larga...
Y eterna...
...
Ya ha anochecido, para ser más exactos, hace como una hora y media.
Hemos presentado una mentira a nuestros padres; les pedimos permiso para ir a el cumpleaños de Álex. Y aceptaron.
Sí, recién ahora me acuerdo que hoy es el cumpleaños de él. Y no se lo he dicho.
—No ha aparecido... los vecinos dicen que la vieron salir con Carlos —nos comunica Jonan, imagino que ha ido a increpar de una manera bastante respetuosa a los vecinos de Carolina. Nuestra querida desaparecida.
Que sarcástica estoy siendo hoy.
—¿Con Carlos?Sí ese par se lleva terriblemente mal... —murmura Axel. Concuerdo con él.
Doy un suspiro y observo el parque o plaza, da igual como se le llame. Está totalmente desolada, no hay ni un alma acá. ¿Es por eso que nos quería fuera?¿Para matarnos a todos juntos?
No. Eso suena muy tonto e ilógico.
Este o esta Weit es inteligente. No nos citaría aquí por nada.
—Es extraño... Carlos siempre la crítica... ¿Ahora son los mejores amigos de toda la vida?
—Ben, ellos son los buchones del grupo —afirma Marie y todos nos ponemos atentos para oírla—. Es muy notable, son ellos. Y Carlos es el principal cómplice de Weit.
—Vaya... Entonces esa sombra que vimos correr por el pasillo, fue él —dice Dimitri, parece que está atando cabos sueltos y dando sus conclusiones.
¿Por qué nos necesitaba aquí afuera?
—Todo este tiempo nos vio la cara de estúpidos, encima se hizo el preocupado por la muerte de Joaquín —se lamenta Máx.
Nuestros celulares vuelven a sonar, esta vez, es una foto lo que este Weit ha enviado...
Son unas pisadas, de un zapato quizá de hombre, con sangre. ¿Será que le hizo algo a Carolina?
—Sí le hizo daño a Caro, lo mato. Les juro que lo mato —dice Karin en un tono de furia.
Guardo con rapidez el celular y vuelvo a ver la entrada de la plaza, unos ojos brillan en la oscuridad. Alguien nos está observando.
—Chicos... —los llamo, pero aquella sombra, ya se ha ido.
¿Ese era Carlos?¿O era Weit?
¿Y de quién es esa sangre?
—...Esperen... ¿Weit como sabe que Lili está muerta sí los únicos que sabemos somos los de la escuela y la familia de ella, que ahora vive lejos? —susurra Dimitri, en eso tiene razón.
Weit es alguien que nos conoce. Y muy de cerca.
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