Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

▪ Capítulo 35 ▪ Octavo Juego.

Ariana.

Después de el numerito que hizo Lía conmigo en el patio, me ha quedado un mal sabor en la garganta. Mi cuello palpita.

La verdad es que no quiero traicionar a Weit, pero no me está dejando alternativas. ¡Enloquece! Ha cortado de manera superficial mi cuello.

Se está instalando en mí un sentimiento de arrepentimiento por entrar en esto con Weit. No sé si podré seguir. El remordimiento y la culpa intentan apoderarse de mí, ¿Qué puedo decir del miedo?Creo que se nota demasiado.

—¿No estarás pensando en traicionarme, verdad? —su voz gélida me hace volver a la realidad, trago saliva y evito sobresaltarme—. Sabés lo que pasará.

Sus ojos marrones me amenazan con la mirada, trago saliva.

—Podrías haberme dicho del octavo juego... —recrimino y alza su mano, en señal de que no siga hablando.

—Así es más emocionante, este es mucho más divertido que el anterior. Cada vez quedan más pocos... —su sonrisa satisfecha me da escalofríos—. Vos también vas a jugar, en el anterior no jugaste.

—¿Cómo? La idea es estar con ellos, pero no me dejarán ir.

—Jugarás sola —sentencia sin derecho a réplica.

Lía.

Me mantengo en silencio, viendo mis piernas cubiertas por unos jeans negros. Escucho el parloteo de los demás, fingiendo no prestar atención.

—Este juego es más grave que el anterior, no vamos a hacerlo —decide Jarel.

A mi mente la invade el recuerdo de Ariana en el patio y decido reaccionar.

—Sí lo vamos a hacer —digo firme y ruda—. No me digan que tienen miedo de eso.

—Claro que no tenemos miedo, Lía —se apresura a contestar, Karin—. Sólo que...

—Nadie más va a morir —la interrumpe Selena, su expresión se encuentra entre una mezcla de melancólica e indiferente—. Vamos a hacer lo que él diga.

—No sabemos si es él —nos recuerda Dimitri—. Puede ser ella, no todos los asesinos en serie son "él".

Asiento, eso es muy cierto.

Ellos siguen hablando, pero yo ya no los escucho. Saco mi celular de mi campera verde militar, amo el verde.

Lo prendo y releo los mensajes que envió Weit.

Weit: ¿Están preparados para el octavo juego?¡Yo creo que sí! Esto será divertido, se los puedo asegurar.

Weit: ¿De qué va a tratar? Pues, déjenme les explico mis queridos.

Weit: Deberán encontrar aquello que yo escondí. Pero será a partir de las ocho de la noche, donde habrá un apagón en la ciudad.

Weit: ¿Dónde lo escondí? Hagan memoria a todos los lugares que fueron partícipes de mis juegos y hallarán la respuesta.

Weit: Ustedes deciden con sus acciones quién muere y quién vive.

Imagino que con lo último se referirá a que no debemos separarnos o algo así.

Un escalofrío recorre mi espalda y hace que me sacuda un poco. ¿Y si algo ocurre con Beatriz o Ben? No sé si podría perdonármelo. No podría.

No sé en qué momento fue qué comencé a enamorarme de Ben. O bueno... Qué empiece a gustarme, ¿Cuándo fue? En años no habíamos hablado y ahora todo esto ocurre.

Muy lindo para ser real.

El amor es una debilidad, Lía. Recuérdalo.

¿Por qué soy tan insegura? No lo veo con malas intenciones, no lo veo con ganas de dañarme... Sólo lo veo queriendo amarme, ¿Entonces?

¿Qué anda mal conmigo?

—¿Lía? —la voz de Ben me saca de mi ensimismamiento. Me hace sentir viva—. ¿Vas a venir al juego, no?

—Sí, ¿Qué hora es? —cuestiono y a los segundos me siento una completa tonta. Acabo de usar mi celular.

—Siete y cuarenta de la tarde... —responde Dimitri—. Bueno, el plan es el siguiente, ¿Dónde hemos estado en los juegos?

—La plaza, la escuela, la casa abandonada... Creo que nada más —respondo tratando de hacer memoria, como Weit ha dicho.

—¿Dónde iríamos primero? —sigue él.

—¿La escuela? —duda Bea.

—¿Lo que quedó de esa casa abandonada? —habla Álex.

—La plaza... —susurramos al unísono Dimitri y yo, los demás nos observan con cara de "¿Qué se comieron que piensan lo mismo?"

—La plaza —repite el ruso—. ¡Es ahí! Debemos encaminarnos hacia allá ahora, estamos lejos. Nunca pensaríamos en ese lugar, así que debe ser allí.

Sonrío un poco y guardo mi celular en mi campera. Ben me observa a través de sus ojos miel, trago saliva, sintiendo cosquilleos en mi cuerpo.

Concéntrate, Lía.

—Vamos —camino hacia la puerta y la abro, salgo por ahí y espero al resto. Esto me está impacientando.

A veces odio ser algo impaciente.

Los demás salen y Dimitri es el último, cierra con llave la puerta. Mira su casa una última vez y viene hacia nosotros.

Todos nos ponemos en marcha hacia la plaza, imagino que nuestros padres no se molestarán. O al menos los míos no.

Nunca estuvieron muy presentes que digamos y la verdad, no necesito de su presencia ahora. Siento decir esto, pero, ¿Puedo cuidarme sola?

...

Llegamos a la plaza justo a las ocho en punto, lo deduzco porque los faroles de la entrada se han apagado. Y todo está a oscuras.

Silencio total, a excepción de nuestras respiraciones.

¿Qué será lo que Weit nos escondió?

—Nos vamos a dividir en grupos —comienza Dimitri.

—Yo y Ben vamos juntos —digo—. Beatriz y Jarel, Selena y Álex, Karin y Ámbar. Y Dimitri...

—Yo estaré bien —murmura él, algo incómodo.

Intento sonreír, aunque lo más probable es que no pueda verme. Mi intención no era que esté incómodo.

—Podés venir con nosotros si querés —sugiero.

—O nosotras —afirma Karin, en un tono como cariñoso.

—Lo pensaré —decide él.

Saco mi celular y enciendo la linterna, Ben decide hacer lo mismo. Comienzo a moverme hacia una de las puntas de la plaza, él me sigue.

—Sé que no es momento para hablar de esto, pero... Cuando todo esto termine, vamos a estar juntos, si querés... —susurra él, tal vez un poco avergonzado.

Me paralizo y lo observo, tomo aire y me preparo para hablar.

—Cla... Claro —tartamudeo. No sé qué me pasa, pero él me hipnotiza, eclipsa. No sé cómo decirle, pero me roba el aliento, es...

Increíble, magnífico. A su lado me siento más viva que nunca.

—Está bien —susurra comprensivo—. Sigamos con esto, no dejemos que alguien más muera.

Murmuro un "sí" y alumbro a diferentes zonas mientras camino.

Ahora que lo pienso, estoy conociendo una versión de Ben muy diferente. La que es amable, comprensiva, cálida, cariñosa...

No digo que antes era malo, porque no lo era. Sólo un poco arrogante, egocéntrico y frío, tal vez egoísta, pero no es malo.

No era ni es, alguien que podría provocarle daño a otra persona.

Salgo de mis pensamientos, verme en modo enamorada y quizá "cursi", me da repulsión y me desconcentra. Debo concentrarme lo más que puedo o jamás encontraré lo que Weit ocultó aquí.

Algo brilla al pasar la linterna del celular y apunto a esa dirección, lo que veo es un cuchillo con sangre. No sé si seca o fresca, no veo bien.

Los arbustos que hay en este lugar, dificultan mi movilidad.

—Ben, pásame un trapo o algo de tela —pido, guardando la calma. Él me lo pasa con rapidez y agarro el cuchillo.

Al parecer, cuando intenté sacar el cuchillo de entre los arbustos, me rasguñé con una rama en el brazo. Bastante superficial el rasguño, nada del otro mundo. Aunque sí es cierto que arde un poco.

—Bingo —comenta sarcástico, dándome una mirada del estilo "Estoy orgulloso de vos".

Bueno, no es para tanto... ¿Verdad?

Oímos un grito y volteamos a ver en la dirección, alumbramos y vemos a Selena. Está temblorosa.

—¿Qué pas...? —no termina de decir Ben, que Selena se mueve a un costado y ahí lo vemos.

En el piso está Álex, recostado, con un cuchillo clavado en el pecho. Ha perdido mucha sangre y lo más probable es que esté muerto o ya no se le pueda salvar.

—Lo encontré así, por favor, vámonos de acá —suplica ella, con temor en sus ojos—. Él se alejó un momento y no lo ví, por favor, me quiero ir —se la ve tan angustiada y con los ojos cristalizados...

Me rompe el alma.

—Sel —me acerco en un tono tranquilizador, ella se sorprende. Ben y yo también—. Está bien, nos vamos a ir —coloco una mano sobre su hombro en un intento de demostrarle mi apoyo.

Las luces de la plaza se encienden de repente, suelto el cuchillo por la sorpresa. Los demás voltean a verme.

—¿Qué es lo que encontramos? —inquiere Ámbar, en total confusión.

—Las armas con las que asesinó a los otros —deduzco, fría—. Hay que irnos, ya estará viniendo la policía hacia acá. Es una trampa y caímos en ella.

Los demás asienten y comenzamos a caminar hacia la salida de la plaza. Escucho los balbuceos ahogados de Álex, pobre.

Aún está vivo. ¿Por qué Weit lo dejaría vivo?



¿Ustedes por qué creen que Weit dejó vivo a Álex? Digan sus teorías.

El próximo capítulo se viene un poquito fuerte quizá.

Presten atención a todos los detalles que se nombren, no son equivocaciones o relleno. Les aviso.

Y por favor, no se enojen con los personajes porque hicieron o no hicieron X cosa. Recordemos que son adolescentes y en sí, las edades de los personajes están entre 15-16 años. Su madurez no es la de un adulto de treinta años, a pesar de que algunos puedan parecer maduros.

Ninguno de los personajes es perfecto.

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro