▪ Capítulo 13 ▪ Un paso más cerca.
Ben.
Me siento como un cobarde al no bajar, ¿Qué digo?Soy un maldito cobarde.
A Lía le podría estar pasando cualquier cosa ahí abajo...
—¿Esas no son sirenas de policías? —murmura Carolina.
Esa maldita, esa maldita que está ayudando al o a la psicópata que nos está matando.
Y, al concentrarme más en los ruidos, efectivamente son sirenas de policías.
—¡Hay que irnos, chicos! —grita Karin en dirección a las escaleras, se la nota nerviosa.
Los que antes bajaron, ahora suben las escaleras con rapidez. Lía va dando saltos por escalones para llegar más rápido.
—¡Fue horrible!¡Había un dedo ahí, un dedo humano!¡Una cabeza de ratón también estaba! —dice un horrorizado Máx.
—No tenemos tiempo para estupideces.
—Debemos irnos ya —completo por Lía y salimos corriendo por la otra salida de la escuela.
Nuestros celulares suenan, ese es Weit. Joder, ¿A quiénes mató ahora?
—¿¡Por qué no respondiste a la llamada, Lía?! —grita histérico, Jonan.
—Me paralicé. No supe que hacer —sigue corriendo ella, sin importarle las preguntas.
A ella no le importa nada. Nada más que Beatriz, su amiga y...
¿Yo?
Lía.
No puedo creer que no fui capaz de responder a la llamada. Ahora nunca sabré quien era el maldito, sí era Weit, sí era otro o incluso si era alguna oferta de teléfonos. Nunca lo sabré.
La policía parece que ya entró a la escuela, nosotros huimos apenas tuvimos la oportunidad. ¿Qué diríamos? "Hola, sí, vinimos a la escuela en la noche para ser unos rebeldes"
No. Rotundo no.
Mi celular vuelve a sonar. Otra vez el mismo tono.
Me detengo en seco y lo saco de mí bolsillo.
—Responde, vamos —me alientan los demás.
Suspiro y marco la tecla de la pantalla que es para aceptar.
—Hola, ¿Quién habla? —Digo guardando la calma. Mi voz no titubea y yo menos
—No has podido salvarlos —la voz se escucha distorsianada—. El juego todavía sigue. ¿Quieres pararlo, Lía?
—Sí, quiero pararlo.
—Entonces, asegúrate de seguir mis indicaciones. Y los demás también.
Corta, sin dejarme decir una palabra más. Mi piel se eriza, observo mis zapatillas antes blancas, ahora algo embarradas.
Estamos en una zona algo retirada de nuestra ciudad, pero no importa.
—¿Lía? —me saca de mí ensoñación, Marie.
—Era él, era Weit.
—Malcom y Carlos están muertos. Las fotos están en el grupo —anuncia Lara.
—Mató a su propio cómplice... Así que no era su cómplice.
Suspiro y guardo mi celular otra vez. Acomodo mi campera negra o mejor dicho saco, no sé cómo llamarlo.
La policía seguro sigue en la escuela. Apuesto que ese dedo era de alguno de los chicos.
—Tenemos su número. Sabemos que nos conoce, ¿Quién es? —Dimitri parece tratar de descubrir quien es Weit.
—Sos vos, Carolina, ¿Verdad? —habla Karin—. Vos sabés sobre esto. Finges ser su cómplice, pero en realidad sos Weit.
Carolina se mantiene imperturbable, sin responder nada.
Hasta luego pronunciar un simple "No".
...
Weit ha cambiado el nombre del grupo de "El juego comenzó (-2) a "El juego comenzó (-4)"
Weit ha cambiado la descripción del grupo.
Weit ha agregado a número desconocido.
Weit: Malcom y Carlos murieron. Lía no los salvó. Una pena :)
Leo los mensajes, decretaron días de duelo y por lo tanto no tenemos escuela hoy.
Dejo las flores sobre los ataúdes.
Y salgo del cementerio.
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro