Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

Capítulo 5: 23 de agosto

"Podrán cortas las flores, pero no podrán detener la primavera".
Pablo Neruda

~

Aidán se dió por vencido. No había manera de poder afinar. No podía concentrarse en tocar la guitarra para Alice ese día. Ella se dió cuenta

¿Sucede algo?—le preguntó preocupada.

El pequeño de once años le sostuvo la mirada por unos segundos y luego miró al suelo pensando en una manera de decirle que se iba lejos, sin causar que le doliera.

—Aidán...—susurró.

—Alice, hay algo que debo decirte.

—¿Qué es? Tengo curiosidad.

Aidán abrió la boca para informarle lo sucedido, pero no logró articular ninguna palabra. No quería verla sufrir, ni llorar por su causa.

—Mis padres...—empezó a decir—. Ellos han tomado la decisión de mudarnos. Mañana nos vamos a la capital.

—¿Eso está lejos?

—Muy lejos.

—¿No...no nos veremos más?—preguntó la niña en un susurro, triste por la posible respuesta que recibiría.

—Te prometo que sí—le aseguró Aidán secando con las yemas de sus deditos las lágrimas que empezaban a adornar el rostro de Alice.

Alice se dió cuenta de que los ojos del niño que tenía enfrente estaban igual de cristalizados que los suyos propios. Él también estaba triste por mudarse lejos.

—No quiero que estés triste—dijo él—. Hagamos un trato—agregó sonriente.

—¿Qué dices?

—Tú tienes nueve años y yo once. Todavía somos pequeños. Disfrutemos nuestras infancias por separado y vamos a reencontrarnos cuando seamos grandes.

—Pero si pasa el tiempo nos vamos a hacer viejitos. No vamos a tener suficiente tiempo para disfrutar juntos.

—Es cierto. Entonces nos veremos seis años después. En este mismo sitio, bajo este mismo árbol de manzanas. ¿Qué te parece?

—¡Me encanta!—exclamó emocionada.

Aidán observó su alrededor con la vista nublada debido a las lágrimas que luchaban por salir de sus párpados. Llevó sus manos al suave césped verde que tenía debajo y lo acarició hasta que su mano se encontró con la de Alice.

Ese recuerdo, de su despedida con el amor de su vida en el Parque del Sol un 23 de agosto del 2014 quedaría para siempre impregnado en su mente.

—¿Qué día nos volveremos a ver?

—Un 23 de agosto—propuso Aidán sin pensarlo siquiera.

Si un día como ese se separaba de ella, un día como ese volvería a recuperar su único amor.

—¿Y si uno de los dos no viene?—preguntó Alice preocupada sin ser capaz de detener las lágrimas dentro de sus ojos.

—Eso no pasará—le aseguró Aidán y luego besó su frente sellando así aquel mágico momento.

Seis años después...

Los pasos de Alice eran rápidos debido a la ansiedad que invadía su delgado cuerpo mientras caminaba hacia el Parque del Sol.

Luego de aquel día que se despidió de Aidán prometiendo volver a verlo en ese sitio, no había vuelto a ir para hacer de su reencuentro una ocasión especial, o eso decía ella.

Lo cierto era que no podía ir y evitar estar bajo el árbol donde fue su despedida. Así lo recordaría, cada detalle de su rostro de ese día. Lo extrañaría y los días de su espera se harían más largos.

Alice por sus quince años recibió como regalo de su padre un celular, aún así se negó a abrir alguna red social. O a pedirle a Percival, al cual veía cada día a causa de su hermana, el número de Aidán. Muchas veces se veía tentada a hacerlo, mayormente cuando regresaba a su habitación luego de una tarde regando y cuidando de los tulipanes del jardín de su casa, que le traían recuerdos de muchos de los encuentros que tuvo con él. O cuando visitaba a Emma y solo veía a Percival jugando fútbol en el jardín.

Aún así, fue capaz de aguantar la tentación de cada momento.

El color naranja se apoderó del cielo en el instante en el que Alice empezó a caminar por el caminito de piedras que conducía al manzano, que no había cambiado con el pasar de los años. Un sentimiento parecido a la desilusión empezó a crecer en el interior de Alice cuando recorrió todo el lugar con la mirada y no vió a Aidán.

Las lágrimas querían salir, no obstante se obligó a sonreír.

Tal vez solo le había cogido un poco tarde.

Alice se agachó para luego sentarse sobre el césped. Media hora después recostó su cuerpo completamente sobre él y admiró el cielo hasta que oscureció y pequeñas estrellas lo adornaron completamente.

Todo indicaba que Aidán no llegaría. A fin de cuentas si sucedió lo que tanto temía. Él no volvió. ¿Qué haría en ese momento? Él no le dió una respuesta cuando ella preguntó que debía hacer si eso pasaba.

¿Qué significaba que Aidán no hubiera ido a su reencuentro?

Lentamente Alice se puso de pie y para cuando empezó a caminar ya sus mejillas estaban húmedas. Sin querer hacerlo se fue alejando del Parque del Sol pensando en la posibilidad de que Aidán fuera más tarde a su casa y le pidiera perdón por la tardanza, pero eso no sucedió.

Aún con el corazón partido en mil pedazos, se prometió a sí misma esperarlo el tiempo que fuera necesario. Aidán debía tener una buena razón para no acudir a su encuentro y ella estaba dispuesta a perdonarlo por las lágrimas que le provocó al no verlo ese día.

~

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro