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Capítulo 22: La realidad de lo soñado

"De noche, amada, amarra tu corazón al mío y que ellos en el sueño derroten las tinieblas."
Pablo Neruda

Los meses pasaron y llegó el mes de noviembre lleno de invitaciones a conciertos para Aidán, lo que le hacía sentir que la vida le estaba sonriendo.

Desde el instante en que empezaron a publicar sus canciones, tuvieron un gran éxito, además de la efectividad que tuvieron las promociones.

Estaba concentrado por completo en su carrera musical que seguía creciendo y convenciéndose de que ese era su camino en la vida. Qué había tardado mucho en darse cuenta y aceptarlo.

Aidán estaba preparándose para su noche en la habitación que compartía con Percival. Daría un concierto en una ciudad que se encontraba bien lejos del pueblo donde vivía. A pesar de la incertidumbre con lo que se encontraría allí, le animaba la idea de llegar con su música a más personas. Kam, su productora musical, aceptó ceder a la invitación que le hicieron a Aidán porque le dieron el testimonio de que actualmente era el cantante más escuchado en esa ciudad, según las estadísticas sacadas por un programa musical. La mujer entendía que el chico debía aceptar todo cuanto le ofrecieran para ampliar su público, pero ella se había hecho esperar para que cuando finalmente dieran el concierto, fuera sin dudas un éxito por lo esperado y ansiado que fue.

—Hijo—intervino la madre del chico apareciendo en la estancia—. Alguien ha venido a verte.

—Haz que pase—le indicó ya que iba vestido completamente y estaba concentrado en la labor de peinarse los negros rizos.

—Hermano— la voz de Maureen llegó a sus oídos provocando que sonriera.

Cuando hacía unos meses, descubrieron que eran hermanos no dudaron en recurrir a la única persona que de seguro sabía del tema y estaba dispuesta a ayudarlos, la madre de Aidán. No hicieron faltas las palabras cuando Maureen llegó a la casa, la adulta mujer con sólo observarla sonrió con tristeza reflejada en su rostro. La reconoció al instante.

Sin impedimentos, ella les contó la historia que necesitaban. El padre de Aidán tenía una relación con la madre de Maureen, cuando conoció a la madre de Aidán en un viaje de negocios. Sólo le bastó verla y compartir una horas con ella para convencerse de que el resto de su vida lo quería con ella. No obstante, la madre de Maureen había sido su novia desde su juventud por lo que no quería que terminaran en malos términos. Al regresar del viaje intentó tener una conversación con ella, pero no entendió y lo botó de la casa histérica. Para ese entonces ya cargaba con Maureen en el vientre, pero el padre de Aidán no lo sabía.

Se enteró meses después y cuando quiso ir a comunicarle que estaría presente en la crianza del bebé y que se quería hacer cargo de él, solo obtuvo rechazo por parte de la mujer que le dejó claro que no lo quería volver a ver más nunca en lo que le restaba de vida.

Años después, justo antes de decidirse finalmente a marcharse a la capital, él volvió, pero obtuvo la misma respuesta. Entonces, se mudó lejos e hizo su vida en la capital. Luego pasó lo inevitable.

Para Maureen fue un golpe duro enterarse de que su padre estaba muerto y que no lo conoció por el rencor que guardaba su madre en su corazón. Pero ya no había nada más que pudiera hacer al respecto.

Pero aunque su madre no quería, ella iba a integrarse en la familia de su hermano. Habían pasado muchos años estando prácticamente sola y su madre no le podía quitar el derecho de relacionarse con su hermano.

Por lo que ahí estaba, deseándole suerte antes de que marchara a uno de los tres conciertos que daría antes de que finalizara el año.

En casa de Alice todo era un alboroto, las mujeres arreglándose iban de un lado a otro y Elías empezaba a sentirse frustrado. Se dedicaba a recordarles que si se seguían demorando llegarían tarde ya que había que conducir unas cuantas horas hacia la ciudad donde sería el concierto de Aidán. Por suerte la representante del chico les hizo el favor de reservar habitaciones en un hotel cercano para que no tuvieran que regresar tarde en la noche conduciendo.

Al llegar al sitio, Alice se quedó maravillada de lo que su novio había logrado, faltaban aproximadamente cuarenta minutos para que empezará el concierto, y el lugar estaba repleto de jóvenes en su mayoría. En sus rostros se les veía la emoción que sentían por estar ahí.

Sin dudarlo sacó su teléfono del bolso y no dudó en sacar una foto y enviársela a Aidán. Adjuntó un mensaje: Eres grande mi amor, no te imaginas lo que te espera aquí afuera.

Al instante recibió uno del chico que se encontraba conectado.

«Whao. ¿Qué esperas para venir al camerino a darme el beso de la buena suerte?»

Ese mensaje provocó una sonrisa amplia en los labios de la chica y un ligero rubor en sus mejillas.

«¿Dónde queda?»

«Espera, mandaré a Kam a buscarte. No quiero que te pierdas entre la gente. »

La sonrisa en el rostro de Alice creció, tenía un novio maravilloso.

Pocos minutos después la representante del cantante, llegó a dónde estaba la chica con su familia, no tardó en saludar a todos e informar que secuestraría a Alice durante unos minutos.

Cuando tuvo a Aidán enfrente no pudo evitar acercarse rápidamente para envolverlo entre sus brazos y besar sus labios. Tal pareciera que llevaban años sin verse y sólo habían sido unas horas.

—Ahora sí estoy preparado para salir ahí afuera y hacer de la noche una maravilla—expresó el chico sonriente.

—Estoy muy orgullosa, mi amor. Sabía que si mostrabas tu talento, triunfarías.

—Gracias mi amor—le dijo él antes de volver a besarla.

Solo unos pocos minutos después Kam hizo acto de presencia nuevamente para informarle a Aidán que ya era hora.

Alice volvió con su familia y se dedicaron a disfrutar del concierto.

Aidán encima de la tarima, sentía incontables emociones en su interior. Se sorprendió demasiado cuando empezó a cantar sus canciones y se dió cuenta de que todos los presentes le hacían coro. Se sabían sus canciones. Nada le alegraba más que ver el resultado que estaba teniendo.

Mientras cantaba paseaba su vista por todo el público y leía lo que plasmaban los carteles que llevaba la gente.

«Aidán, tú música es increíble »

«Tus canciones me salvaron»

«Gracias por escribir las canciones indicadas para dedicar a esa persona especial»

El chico sonreía sin poder evitarlo. Definitivamente había nacido para eso. Ese era su propósito en la vida.

La noche iba de bien en mejor. Conforme pasaban los minutos más personas llegaban al concierto, que como era al aire libre, tenía una gran capacidad para el público.

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