Anillo de Cristal (Parte 2)
Entre aplausos subió al escenario la persona número uno, quien dejó mucho que desear era tan mal cantante que hasta Elvis Presley se retorcería en su tumba de escuchar su canción "Suspicious Minds" tan desafinada. Por educación, todos aplaudieron, pero entre esos aplausos se encontraba toda la hipocresía posible.
En realidad, nadie llenaba el vaso, nadie era tan bueno como para ganar el concurso, los participantes cantaban muy mal, desafinados o su acento impedía que no fuera entendible la letra de la canción. Era escuchar un fracasado tras otro, hasta que finalmente, llegó el turno de la persona número trece, Zooey.
- Para finalizar, démosle la bienvenida a la persona número trece. - Anunció el animador.
Zooey, algo apenada, se paró de su asiento y fue acercándose al escenario entre aplausos y silbidos por parte de Franco quien desde su asiento le daba ánimos.
- Buenas noches, amigos. ¿Listos para el rock? - Dijo Zooey una vez estando sobre el escenario.
- ¡Sí! – Exclamaron todos al unísono.
- La canción que cantaré para ustedes es Viva Las Vegas.
Todos aclamaron sus palabras en un gran bullicio lleno de emoción. Entre tanto, Zooey estaba un tanto nerviosa, las expectativas estaban muy disparejas después de tanta gente que pasó al frente y se humilló así misma. ¿Qué tal si desafinaba?, ¿qué tal si se equivocaba?, ¿qué tal si no daba la talla? Entre sus múltiples dudas comenzó la canción.
- Bright light city gonna set my soul.
Gonna set my soul on fire.
Got a whole lot of money that's ready to burn.
So get those stakes up higher. – Comenzó a cantar Zooey.
Con cada palabra que cantaba, Zooey se sentía más segura y, tras terminar de cantar el primer verso, la gente empezó a pararse de su asiento y a aplaudir acompañando el ritmo de la canción. Todos quedaron maravillados con la voz de Zooey su voz era hermosa, como si la de un ángel se tratara.
Cuando la canción terminó, todos ovacionaron en aplausos y ovaciones a Zooey, quien se sentía realmente bien, no fue tan malo como ella pensaba. En eso, el supuesto Elvis subió al escenario y tomó posesión del micrófono y dijo:
- Creo que ya tenemos una ganadora, ¿cuál es su nombre, señorita?
- Zooey, Zooey Mendes.
- Bueno, Zooey. - Empezó a decir "Elvis". – Aquí está tu cupón de barra libre en el bar del hotel.
Todos aplaudieron y Zooey gustosa tomó el cupón y, dejándose llevar por el momento se atrevió a decir:
- ¡Les invitó a todos a beber algo!
De ese modo, empezó una parranda brutal en ese bar, tanto Franco como Zooey y los demás concursantes aprovecharon y tomaron de todo, era una bebida tras otra y duraron horas. Eso provocó que el subconsciente de Franco y Zooey se entorpeciera y hablaran de cosas que no tenían sentido alguno. De repente, Zooey, quien no estaba acostumbrada a beber, empezó a sentir muchas nauseas.
- Oye Franco. - Dijo Zooey.
- ¿Qué quieres? - Replicó él.
- Siento que se me va a salir el intestino por la boca, vámonos al cuarto. - Pidió la ebria chica.
- Pero no me quiero ir.
- ¿Sabes una cosa? yo le puedo decir a la mesera que ya no te sirva nada más, el cupón es mio, ¿recuerdas? - Amenazó astutamente Zooey a pesar de estar bastante ebria.
- ¡Está bien! vámonos a la ch***ada.
Franco sostuvo a Zooey y empezaron a caminar hacía los elevadores, en eso, las arcadas empezaron a tomar fuerza y Zooey ya no pudo aguantar más y entró a la capilla del hotel por error y vomitó sobre el suelo.
Por fortuna, la capilla tenía una especie de sala de espera y estaba vacía, solo se encontraba Zooey y Franco quien entró siguiendo a su amiga.
- ¿Acaso eso es tu vomito? - Preguntó Franco señalando la mancha en el suelo.
- No se lo digas a nadie. – Respondió ella siguiendo su camino hacía adelante entrando, ahora sí, a la capilla como tal.
Habían bancas, listones blancos colgados por todas partes, pétalos de flores y arroz crudo en el suelo.
- Hola. Mi nombre es George. - Saludó el trabajador del registro civil. – No sean tímidos.
Al estar alcoholizados, Franco y Zooey hicieron caso.
- Veo que no tienen invitados, bueno hagamos esto de una vez. – Dijo George. - ¿Cuál es su nombre, caballero?
- Yo me llamo...Franco Johnson.
- ¿Y usted, señorita?
- Ya se lo dije, Elvis, mi nombre es Katy Mendes, no, no, no, no soy Katy, soy Zooey.
George empezó a teclear los datos correspondientes en una computadora que tenía a su lado derecho.
- ¿Desean firmar el acuerdo prenupcial?
- Yo firmaré lo que haga falta. – Confesó Franco.
- Como sea. – Respondió Zooey.
-Tomaré eso como un "sí". – Dijo George sacando un acta de matrimonio con el acuerdo prenupcial ya estipulado. - Muy bien. Señor Johnson, si desea casarse con Zooey Mendes, para amarla y respetarla en salud y enfermedad, en pobreza y riqueza, en las buenas y las malas hasta que el divorcio los separe, firme aquí.
Franco tomó la pluma que George le ofrecía y firmó sin saber realmente que estaba pasando.
- Ahora, señorita Mendes, si desea casarse con Franco Johnson, para amarlo y respetarlo en salud y enfermedad, en pobreza y riqueza, en las buenas y las malas hasta que el divorcio los separe, firme aquí.
Zooey tomó la pluma y firmó el acta. En eso, George sacó un sello circular de tinta roja.
- Por el poder que me confiere el estado de Nevada, yo los declaro marido y mujer. - Tras decir esto, George utilizó el sello en el acta y la acercó a la pareja de recién casados. - Puede besar a la novia.
- ¡Vivan los novios! - Celebró Zooey sin saber que ella era la novia.
- Oigan, ¿tienen anillos? - Preguntó George.
- ¡Yo sí, yo gano! – Exclamó Franco.
- ¿No debería ser para Zooey?
- No, es mío, ¿o lo quieres Zooey?
- ¿Querer qué? – Interrogó confusa.
- El anillo este. – Aclaró Franco.
- Pues está muy bonito, si quisiera uno de esos...
- Ten entonces. – Interrumpió Franco. - ¿Contento?
- Ahora prepárense para la foto del recuerdo. – Anunció George.
- ¡Amo las fotos! – Anunció Zooey.
De la parte de atrás de la capilla, apareció un tipo con una cámara y un tripie, colocó la cámara sostenida por el tripie enfrente de la pareja y con un potente flash la foto del recuerdo fue tomada.
- ¿Están hospedados o vienen de paso? - Preguntó el fotógrafo.
- Estamos hospedado en la habitación mil quinientos noventa y nueve. - Confirmó Zooey.
- Está bien. – Concluyó el fotógrafo regresando por donde vino.
- Serían cien dólares solamente. - Cobró George. – Y no olviden su acta.
Franco se acercó a George y le dio un billete de cien dólares, tomó los papeles y los colocó en su bolsillo izquierdo.
- ¿Adónde vamos ahora? - Cuestionó la recién casada.
- A la habitación mil quinientos noventa y nueve. - Sostuvo Franco.
Actualidad...
- ¿Qué hacemos? - Preguntó Franco mirando por la ventana.
- Por lo pronto, te devuelvo tu anillo de cristal, pero supongo que debemos divorciarnos. - Sugirió Zooey.
- El problema es que en el registro civil serás divorciada, si solicitas un empleo o si te piden tus datos, debes decir que eres divorciada.
- Es cierto. Supongo que no podemos comprar una maquina del tiempo y evitar nuestra propia boda. - Bromeó Zooey.
- No, no podemos, además, estás ignorando las posibles paradojas.
Franco fijó su vista hacia estaba Zooey y pudo ver que algo sobresalía del marco de la puerta de la habitación, atraído por la curiosidad se acercó a la puerta y reconoció el objeto de inmediato, era la foto del recuerdo.
- ¿Qué es eso? - Preguntó Zooey.
- Míralo por ti misma.
Zooey tomó la foto de la mano de Franco y apreció la imagen: estaba Zooey risueña y Franco tenía cara adormilada, era una foto muy divertida de ver.
Después de apreciar la belleza abstracta de la foto, Zooey sonrió y dijo:
- Nos vemos tan mal en la foto.
- ¿Disculpa? yo salgo fabuloso. - Presumió Franco.
- Claro que no, ¡eres el que sale peor de los dos! - Alegó Zooey.
- Eso no importa, nos divorciaremos y enfrentaremos las consecuencias ante la sociedad y nuestros padres.
- Aunque, no estoy segura de querer divorciarme. - Confesó Zooey. - Es decir, sé que suena raro, pero, creo que podemos hacer que funcione, ya sea construyendo una relación más allá de nuestra amistad o pretender que hay amor hasta que lo creamos.
- No lo sé, Zooey. Ambas opciones las veo difíciles. Además, sería muy raro, somos amigos desde que eramos niños. Escucha, te prometo que lo pensaré y hasta entonces no vamos a hacer más locuras.
- De acuerdo, genial. - Aceptó Zooey. - Oh, tu anillo.
Zooey disponía a quitarse el anillo de cristal pero Franco le dijo que se lo podía quedar ya que, después de todo, era parte de la familia Johnson ahora.
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