Género: Psycho
Canción: Monster —Dwb
Palabras: 1024
Pairing: 6927

Monster

Algo debe ir mal contigo.

Lo sabes, lo sientes en el interior de su cuerpo, aquel escalofrío que te recorre como corrientes adversas. Que te produce frío y calor, una sensación agradable y que, al mismo tiempo, no deseas sentir.

No lo deseas porque desconoces qué es aquel sentimiento.

Porque todos tememos a lo desconocido.

Sin embargo, y pese a lo que se pudiera pensar, pese a que tu personalidad es asustadiza, tú no le temes.

No tienes miedo.

No sabes exactamente cuándo empezaste a sentir aquello. En principio, era una leve distracción, ¿no? Tan solo una especie de atracción, algo que no llegaría a nada más.

Era tan solo un desvío de mirada inconsciente que hacía que tus ojos almendra se encontraran casualmente con aquellos suyos, bicromáticos entre sangre y mar.

Pero el tiempo, oh, el bendito tiempo inmisericorde hace que las cosas cambien a su antojo.

Los leves signos, los pequeños gestos, las sonrisas... Todo fue cambiando, adquiriendo otro significado, haciendo que las emociones sean más intensas en tu interior.

Tanto así que llegas al punto en el cual sentías que estabas enfermo. Y de hecho, por mucho tiempo pensabas que deberías de acudir al médico.

Porque no podía ser, no es... lógico.

No es lógico que tú, tan rebelde e independiente contra las normas establecidas incluso por la gravedad, hayas caído en las redes de aquella trampa comúnmente conocida como amor.

Casi puedes escuchar su risa, ¿verdad? Burlándose de ti mientras pronuncia, deleitándose con ello, un «te lo dije».

Porque él tenía razón desde el inicio. Él te dijo que poseería tu cuerpo, tu corazón, y que haría cuanto quisiera contigo. Había apostado como si tú fueras eso, un juego. En realidad, para él lo eres.

Pero al final, está haciéndolo demasiado bien.

Está ganándose tu corazón... aunque sea contra tu voluntad.

Y sientes que cada vez caes más profundo, y lejos a sentir miedo, quieres más de aquel ardor que sientes en su corazón.

Porque nunca hubo nada como mariposas o chispas entre ambos, ¿verdad?

Fue más bien como encender fuego a la gasolina, repentino, un sentimiento de descontrol, ardiente, que quema cada parte de tu cuerpo pero al tiempo ilumina la oscuridad.

Y, aunque sabes que jugar con fuego es malo, que al final acabarás quemándote por completo, no te importa.

Pero, ¿por qué no te importa?

Quizá es ese el quid de la cuestión.

No te importa nada.

Sabes que no es una buena persona, que ha cometido más crímenes de los que puedes contar. Ni siquiera sabes si es humano, si tan siquiera puede empatizar o llegar a amar a alguien.

Sin embargo, no parece que nada de aquello le afectase a aquel sentimiento que cada vez se hace más intenso en ti, ¿no es cierto?

Lo quieres cerca, pese a que sabes que puede llegar a ser tu perdición. Porque el amor no sigue unas reglas establecidas, porque tú no elegiste enamorarte y, sin embargo, ahí estás, pensando en el desastre que forma ese sentimiento en tu corazón y tu razón.

Sabes que no es sano el estar continuamente pensando en él, pero no puedes concentrarte en otra cosa que no sea él y lo que te produce.

Y nadie puede ayudarte, pese a que vayas a ver a millones de médicos, psicólogos, o pienses en una solución cada día de tu vida. Nadie puede decirte por qué precisamente tenía que ser él de quien te enamorases.

Lo sabes, pero no quieres admitirlo.

Por eso buscas una solución, y no la encuentras. Por eso escondes lo que sientes a todos, porque no piensas admitir a nadie que estás enamorado de alguien a quien todo el mundo teme.

Por eso lo ves cuando nadie más está cerca. Porque no quieres alejarte de él, pero al mismo tiempo no quieres admitirlo ante todos.

Por eso lo ves en la oscuridad de la noche, cuando la gente normal temiera encontrárselo por las calles. Pero tú no eres normal, eso lo has comprobado ya.

Y en realidad, no sabes si eres tú quien lo usa a él para apaciguar el sentimiento que surge en tu interior, o si, por el contrario, es él quien te utiliza para saciar sus propios propósitos.

Quizá es simplemente que los dos salís beneficiados de aquel extraño pacto entre ambos.

Sin preguntas, sin palabras, sin nada más que tan solo disfrutar y luego olvidar hasta que os volváis a encontrar.

Pero tú no puedes olvidarle, ¿verdad?

Nadie te puede decir por qué precisamente tú, con una buena educación y básicamente todo sobre la mesa, ha sucumbido a los deseos más bajos del ser humano.

No eres capaz de reconocerlo, y aunque cada noche te prometas que será la última, sabes de antemano que es mentira.

Que él volverá a tu mente, con su sonrisa encantadora y su mirada penetrante, y de nuevo caerás a sus pies.

Sabes que algo está mal contigo cuando deseas estar cada vez más tiempo con él, aún sabiendo que tan solo eres una diversión para él.

Te sigues preguntando cómo acabaste enamorándote de aquel que nunca te verá más allá de eso. Y sigues sin hallar la respuesta, o quizá sea una de las múltiples que ya te has planteado y descartado.

Pero mientras sigas sintiendo aquello, nunca encontrarás una solución única. Porque aquel amor te desconcierta, no te deja pensar con claridad, y las advertencias de tus profesores son la clara prueba de ello, diciéndote que puedes incluso perder el curso si no te centras.

Pero, ¿cómo solucionar una ecuación diferencial cuando no te entiendes no a ti mismo? ¿Es acaso posible?

No lo sabes. Y es que, en realidad, sientes que no sabes nada. Todo lo que creías saber lo ves desaparecer cuando tu corazón te quita toda razón y toda lógica.

Desde que descubriste y diste nombre a aquel sentimiento, pese a que lo rechaces, nada es igual.

Y nada volverá a serlo.

Nada volverá a ser lo mismo mientras sigas enamorado de él, pese a que eres consciente de que no te conviene.

Sabes que es un monstruo... pero de igual manera lo quieres cerca, ¿verdad?