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Capítulo 9

(•••)

  Esto es emocionante, ¿No lo crees?

La tremenda bulla se hacia presente en todo el lugar, Steven nos concedió uno de los primeros lugares como se lo prometió a Raditz ebrio.

La gente olvidó el hecho de que hoy habría carreras para venir a ver el espectáculo más esperado del año.

Eran Michael Collins y Alex Cameron, dos legendas en nuestro mundo clandestino, han participado en varios lugares parecidos, hasta en subterráneos, pero hoy decidieron hacer choque en la nuestra, por eso la cantidad de personas que había no era como normalmente solíamos ver.

— Ya vuelvo, voy por unas bebidas. — le hablé a Raditz.

— ¿Me puedes traer cerveza?

— No, tú ya bebiste suficiente. Hablaba por mi sólo.

— No tardes. La pelea esta por comenzar.

Asentí. Me paré de mi asiento, y pasé por el montón de gente que venia y salía, la mayoría ya estaba sentada esperando la espectáculo. Pero yo no me encontraba listo, no aún.

— ¿Qué pasó Vegeta? ¿No vas a ver? — me preguntó Steven mientras arreglaba algunas cosas antes de subir al pequeño edificio donde iba a narrar todo.

— Si, lo veré. Pero voy por una bebida.

— No tardes, faltan muy pocos minutos para que comience. 

— Lo sé.

Entonces, apresuré mi paso hasta llegar a la pequeña bodega que había en este lugar, obviamente, la mayoría de cosas que contenía era alcohol.

Pedí la primera que pasó por mi vista. Pedí la botella entera, y dos vasos de plástico, uno para mi, y otro para Raditz.

Sé lo que dije, pero ese tonto igual me iba a pedir.

Me alejé de esa bodega, y me serví rápidamente en el vaso del acohol. Para después beberlo sin pena. El sabor era un poco ácido, pero dulce a la misma vez, era agradable sentir esta sensación activa.

— Diablos.. pensé que hoy habría carreras, maldita Launch. — oí unos murmullos no muy lejos. En el lugar en donde me encontraba, era un poco lejano de dónde estaba la pelea, de la cual, tenia que apresurarme en llegar antes de que comience, o corrección, ya comenzó. Me asomé a ver de quién se trataba, me era una voz demasiado conocida.

Disimuladamente, la vi, era una chica, y se encontraba de espaldas, su cabello marrón cubría gran parte de su espalda, y su pantalón azul remarcaba su trasero, y sus largas piernas. Me detuve un momento en sus zapatillas. Eran las mismas que vi la otra vez, en la tal Lucero.

— ¿Lucero? — hablé, ella se asustó, rápidamente se volteó a verme a la cara. Tenia su teléfono en manos. Y me miró aún sin creer que se trataba de mi.

— ¿Tú?

— ¿No te acuerdas de mi? — sonreí travieso sin mostrar mis dientes.

Me miró por un pequeño rato molesta, pero luego movió su cabeza, y me miró.

— No.

— No te suena.. ¿Vegeta? — muevo un poco la cabeza de costado.

— Ohh.. el chico que me empató en las carreras el otro día. — sonrió mirando a otra dirección pasando su lengua por sus labios — Si.

— El mismo. — me cruce de brazos. — Te fuiste huyendo.

— No huí. Estaba apurada en algo.

— Bueno. ¿Qué te trae por aquí otra vez?

— Pensé que hoy habría carreras, pero al parecer Launch me mintió. Por cierto, ¿La viste? La ando buscando.

— No. No la vi. — digo.

— Oh.. bueno. — guardó su teléfono en el bolsillo de su chaqueta y miró al suelo.

Luego, mi atención se puso en la botella, y los dos vasos de plástico que teniía. Una rara, pero a la vez interesante idea se cruzó por mi mente.

— ¿Me acompañas? — le dije mientras movía las cosas que sostenía en ambas manos. Ella me miró, y luego a los vasos junto a la bebida. Ella al parecer dudó un poco, pero al final aceptó.

Nos apartamos un poco del lugar, y nos acercamos a una colina, casi una montaña por su altura, donde nos sentamos, y pusimos la vista en la ciudad, en las mil y un luces de colores que había, y lo único que alumbraba la ciudad, claro, muy aparte de la luna llena que estaba encima de todos nosotros.

Serví en ambos vasos. Ella lo recibió. Y sin más, lo bebimos. Pero, ella al instante que el líquido entró a su boca, lo escupió todo haciéndose a un lado, cubrió su boca con ambas manos, su expresión cambió a una de asco, alejó sus manos, sacó la lengua y movió la cabeza.

— ¿Qué pasó? — pregunté con una sonrisa divertida en mis labios al ver su expresión.

— Jamás debí probar esa cosa. Sabe asqueroso.

— ¿No tomas?

— ¡Obvio que no!

— ¿Y por qué lo aceptaste?

— Me dabas pena.. no te iba a dejar solito. Pero ahora me arrepiento. — sonrió con burla.

Me hice el ofendido.

— Si claro.

— Hoy si que te vi raro, bueno, aunque ya lo eres, hoy, comparado con la primera vez que te ví, muy energético, activo, y sin beber ni una pizca de cerveza, pero ahora, te noto extraño, ¿Pasa algo? — me preguntó de pronto, olvidando lo de hace unos segundos.

¿En serio es muy notorio cómo me encuentro? Bah.

— Nada. — mentí.

Ella me miró sin creerse lo que acaba de decir. Me serví mucho más en el vaso, y bebí de una sola, sintiendo mi garganta ardiendo.

— Tranquilo, hombre. Que se te va a salir el estómago.

— Hoy tuve un día demasiado raro y confuso.

— ¿Cómo así?

Realmente no quería volver hablar sobre eso, pero a la vez, en serio quería hablarlo, es muy confuso. Pero al final, preferí en contárselo, pero, solo lo de hoy, no le iba a confesar que en verdad soy un hijo de perra por poner en apuesta a una chica y todo eso.

— Hay una chica.. — comienzo, pero ni media oración y soy interrumpido 

— Uhh.. ¿Enamorado? — alzó ambas cejas coqueta, sentí un pequeño ardor en mis mejillas, mientras miraba hacia otro lado.

Era obvio que no. Pero el que te digan eso es.. raro.

— No lo diría así, pero la cosa es que.. hoy que trataba de arreglar unas cosas con ella, llegó un grupo de insectos y le dijeron mierdas sobre ella y yo, pero siendo el culpable yo, haciendo que ella se sienta mal y me guarde rencor. No sé que hacer.

Ella me miró intentando procesar todo lo que le dije. Aunque fue corto. Y espero haber sido lo suficientemente explícito.

— Pero.. ¿Si dijiste esas cosas? — preguntó.

— ¡No! ¡Nunca lo hice! ¡Y nunca lo haría! — ya me tenia harto con eso, que siempre piensen que fui yo quien habló esas cosas o que comienza buscando un pleito, así que con cólera, me serví otro vaso lleno. Y me lo tomé todo. — Jamás lo hice.

— Ya veo. — se removió incómoda de su lugar.

— ¿Qué crees que debería hacer? Mañana la volveré a ver, y en serio quiero aclarar las cosas, por que de verdad mientras más quiero acercarme a ella, más nos alejan, desde que comencé a acercarme a ella, nos aleja cualquier cosa, y eso me molesta. Y lo peor es que, ella no quiere escucharme, y hasta por cosas que no tengo nada que ver.— apreté los puños.

— ¿Cómo? ¿Cómo la volverás a ver?

— Pues por la escuela, obvio.

— Oh, no pensé eso.

— ¿Porqué?

— Es que.. yo no voy a la escuela. Di mi vida por terminada desde que mis padres murieron y vivo con mis tíos, que son una peste conmigo.

— Uuhh... Perdón. Pero, oye, puedes venir a estudiar en mi instituto, además que me serias de mucha ayuda con la chica..

Me interrumpió.

— No te preocupes, y no es necesario, no necesitas de mi para todo, algunas veces, o bueno la mayoría, tienes que ser tú mismo, no siempre voy a estar para ti. Y bueno, volviendo a tu tema..

— ¿Qué debo hacer?

— Para comenzar, ¿Tú eres ese típico chico popular, no?

— No es por presumir, pero sí.

— ¿Y como conseguiste interés en ella?

— Es.. es.. — me quedé sin palabras. — Es una larga historia, no la querrás escuchar.

— Dímelo, anda.

— No. Y deja esas preguntas, que nos estamos desviando del tema.

Me serví otro vaso.

— Esta bien. Bueno sigo, lo que pienso conveniente que podrías hacer, am.. — lo pensó un poco. — Estando en su lugar. Yo presumo que. Vamos primero como ve ella las cosas y unas razones por que no te creería mucho. Supongo que ella piensa que.. viniendo de un chico como tú, tanto interés, le es muy raro, por lo tanto, le trae desconfianza, y duda al momento de creerte.

Eso fue tan lógico, que sentí que mi cerebro dejó de funcionar para escuchar cada palabra otra vez en cámara lenta.

— Eso.. eso tiene sentido. — dije.

— Entonces, creerte, supongo le resultará difícil. ¿No crees? Ponte a pensar un poco. Seguro que ella es la típica chica de bajo perfil, la tranquila, y la de pocos amigos ¿Verdad? — asentí. — Con más razón, tú llegaste a su vida, y apuesto que ella no tenía previsto eso, llegaste tú, junto con toda esa mancha de estudiantes absurdos, bocones, escandalosos y todo eso, apuesto que ella nunca convivió con ese tipo de gente, por eso, ella pensará que tú los mandas a todos ellos, pensando cómo eres, a que la molesten. Piensa que todo lo que le pasa, es gracias a ti. Que todas esas personas, son mandadas por ti.

— Tienes razón. Oye, para ser una chica fría y oscura tiendes a dar buenas observaciones. — dije sin quitarle la mirada.

Ella sonrió con orgullo.

— Viví muchas cosas. Además, que me pongo por un momento en sus zapatos y lo medito un poco.

— Ella siempre mantuvo un perfil bajo, pero desde que le puse atención sólo a ella, los demás han estado molestando.

— Comprendo.

— ¿Qué debería hacer entonces?

— Yo pienso que.. darle por un momento su espacio, me imagino que todo esto para ella es nuevo, lo mejor seria darle su espacio un poco, y dejarle procesar todo esto que esta viviendo como experiencia. Necesita acomodarse un poco.. — llego a  interrumpirla.

— O sea.. ¿Dices que la deje mientras los demás la molestan y ella sigue pensando que soy una mierda?

— A lo que me refiero es, que primero deja que se le bajen un poco los humos. No digo que la dejes por días. Primero que nada, puedes comenzar con desmentir todas esas cosas. Que es lo primordial de todo esto.

— ¿Cómo hago eso?

— Espera.., la puedes buscar, en un momento que ella este sola, y que no haya ningún gusano a su alrededor que sabes que podría molestarla, y pueden arreglar las cosas. Pero recuerda, no suenes como un.. desesperado por hacer que ella te oiga y te crea, no insistas. Estate calmado, y necesitas respetar su decisión, si ella dice, hasta aquí quedamos, la dejas, pero si ella esta dispuesta con probar algo contigo, sigues intentado sin fallarle. Pero claro, alejando a todos esos tipos de poco a poco a la vez. Me imagino que eso es lo primero que ella desea en deshacerse. ¿O me equivoco?

— ¿Estás segura que no eres una especie de bruja? Por que pareciera que de un momento a otro te hubieras convertido en ella y hablas como ella se siente. — mi expresión en el rostro reflejaba mucha curiosidad.

— Jaja — rió.— ¿Eso crees?, no.. sólo.. intento ver las cosas desde la perspectiva de ella. Es un don, pero gracias. — presumió.

— ¡Y tienes razón! ¡Iré a buscarla ahora! ¡No habrá ningún gusano! ¡Excelente idea!

Me paré con los ánimos por los cielos.

— ¡¿Qué?! ¡¡No!! ¡¿Por lo menos sabes donde vive?!

Ay carajo.

Me volví a sentar.

— No.

— No te aloques, eso es lo malo, te estás alterando mucho. Tienes que estar relajado. Así ella verá que le tienes paciencia, y no le insistas, que eso la puede frustrar de tu parte.

— Si.. ¡Tienes razón! ¡Ya no seré un estúpido! — me paré, todo ebrio. Y me preparé para despedirme. — ¡Adiós y gracias!

Me alejé, ella no respondió, se quedó en la pequeña montaña. Aún tenía la botella y el vaso en ambas manos.

Ahora estaba más calmado.

(•••)

— Vegeta.. Vegeta.. Vegeta..

Una irritante voz me interrumpía mi preciado sueño. Me removía del suave colchón con esmero de volver a reconciliar el sueño. Pero no.

— ¡Puta madre Vegeta! ¡Ya despierta joder!

Me levanté por semejante grito. Y golpeé a la persona que me había levantado.

— ¡¿Cuántas veces tengo que decirte que no me despiertes cojudo?!

— ¡Eres un dormilón! ¡Llevo diez minutos intentando despertarte a las buenas!

— ¡Cállate!

— ¡Tenemos que irnos ya! Recuerda que tienes que arreglar algunas cosa con Bulmita.

Oh rayos, es cierto.

Me paro rápidamente de mi cama, y me dirijo hacia el baño, dispuesto a darme la ducha más rápida de mi vida.

— ¡Te estaré esperando abajo!

Gritó desde mi cuarto, mientras oía sus pasos bajar por las escaleras.

Salgo y me dirijo nuevamente hacia mi cuarto cubriendo mis partes nobles solo con una toalla dejando mi torso desnudo.

Saco lo primero que mis ojos ven, me los coloco, y mis zapatillas. Agarro mi mochila y bajo rápidamente por las escaleras, encontrándome a Raditz sentando viendo algo en su teléfono. Él me ve, y ambos salimos de su casa con dirección a su auto.

No tardamos más de veinte minutos en llegar al instituto. Él estaciona el auto, y ambos nos dirigimos hacia la entrada. El estacionamiento estaba escaso de autos, era obvio, era temprano, muy temprano, y ella acostumbra llegar a este tipo de horas, temprano para ir a la biblioteca o hacer alguna otra actividad.

— Ahora si a Romeo, vé por tu Julieta. — me dio un pequeño empujón, me voltee a verlo, y este tenía una expresión divertida en su rostro.

— ¡Cierra la boca! Iré lento, voy a ir a la biblioteca.

— ¿Cómo sabes que está en la biblioteca? —me preguntó. Instantáneamente sentí un leve ardor en mis cachetes.

— ¿Qué te importa? Ella me dijo. Adiós.

Salí corriendo antes que este comience con su interrogatorio.
Lo primero que encontré cuando llegue a la entrada, fueron las mil y un escaleras. Di un bufido y empecé a subir cada una de ellas con poca prisa, pero con desesperación por la tanta paciencia que me tenía en esos momentos.

Tengo que estar relajado, tengo que estar relajado, tengo que estar relajado..

Justo como me dijo Lucero ayer. No tengo que verme desesperado por verla u decirle todo lo que tengo guardado. Necesito estar calmado.

Sereno moreno.

Exacto.

Tengo suerte de haberlo recordado estando borracho.

Después de subir todos los escalones del gran edificio. Me encuentro con las puertas en un ancho pasillo. La primera puerta de cristal, era la que me llevaba a la biblioteca. Me acerqué, abrí las puertas, dejando la vista el gran domo que rodeaba todo, era un domo también de cristal, que dejaba ver todo lo que había a nuestro alrededor, podíamos ver el exterior, hasta el brillante sol que había en ese entonces. Me gustaba ese detalle.

Miré por todo lados buscándola con la mirada, apenas habían tres o cuatro personas en toda la gran sala. Pero no la halle. Aparte de tener toda la vista del instituto, era un laberinto completo por los tantos estantes llenos de libros, seguro ella está en alguna fila buscando algún libro.

Olvidé la atención que había empezado a recibir debido a que estaba mirando hacia arriba, claro, estaba pensando, hasta la bibliotecaria se dio cuenta de mi extraño comportamiento. Sonreí nervioso, y retrocedí unos cuantos pasos cargando aún la mirada de los pocos presentes en la sala. Y me perdí entre los estantes.

Fijé mi vista entre los mil y un libros que tenia ahora a mi alrededor. Estaba en la sección de aventura. No creo que ella sea fanática de este tipo, además que no la vi en toda la gran columna llenas de estantes y libros.

Entonces, volví a retroceder unos cuantos pasos, hasta chocar con el cristal, me volteé, y ya me encontraba viendo el gran patio del instituto, habían pocos estudiantes, algunos ya iban llegando, esto esta mal. Fije mi vista si había algún gusano que estaría dispuesto a molestar a Bulma, y no, encontré a Raditz, el cual estaba sólo fingiendo estar leyendo algo, mientras bebía un jugo, alzó la mirada al sentirse observado, y me vió, con la mirada me dijo.. "¿Y? ¿Qué pasó?" A lo que yo me límite a responder. "Nada, no la encuentro."  Mientras negaba con la cabeza. Este sonrió, y luego, me sacó el dedo miedo sin quitarme la mirada. Yo sonreí, e imite su acción. Él subió de arriba hacia abajo mientras sacaba la lengua. Yo me reí. Y me aleje de ahí, debido a que sentí la mirada de la bibliotecaria sobre mi. Y si me veía hacer otra cosa vulgar, me iba a botar de aquí. Y no iba a desperdiciar mi oportunidad. Me hice indiferente, pero sentí sus pasos acercarse. Luego, me habló la vieja bruja.

— O agarra un libro, o se va. — habló en voz baja pero demandante mientras señalaba la puerta a medida que hablaba.

— Ya voy. — hablé resignado con mis manos en los bolsillos y cambiaba mi rumbo.

Me encontraba en el área de computadoras, no creo que ella este por aquí. Cambie mi rumbo nuevamente a los estantes.

Ahora estaba en la sección de romance.

Ay no, aquí no. Este lugar me da náuseas. Bueno, fue un gusto conocerlos a todos, adi..

— ¿Vegeta?

Oh diablos.

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