Capítulo 7
Luego de que mi clase finalice. Sujete mis cosas y me acerqué a Sofia, una chica que me caía muy bien, en la clase. Nunca intercambiamos palabras fuera de esta clase, a lo máximo un "Hola y Adiós" o simplemente hablábamos solo acerca de la clase.
— Sofia, ¿La maestra dijo que teníamos que entregar ese resumen la próxima semana?
— Así es.
Sofia era una chica un tanto tímida. Acostumbra usar faldas y camisetas con botines, muy rara vez se le ve con pantalones y zapatillas, y siempre con sus típicos lentes rojos.
Otra loca por Vegeta.
Aunque me dijo que era su amor platónico e imposible. Tenia a otro chico en la mira. No lo conocía, pero era de esta escuela, lamentablemente.
— Bueno, gracias, ¡Nos vemos!
— ¡Hasta pronto!
Me alejo de ella y me encamino hacia mi siguiente clase. Las miradas no tardaron en caer sobre mi. Me cubrí el rostro con ambas manos, y para colmo, mi clase estaba al otro lado del insituto, cosa que me dificultaba ya que todos estarían molestando con eso.
En serio.. ¿Cuánta polémica pueden hacer con una cosa tan.. normal?
Bueno, no sé aunque como todos ellos lo tomen, es Vegeta, y al parecer, todo lo que tenga que ver relacionado con él y otras chicas, es cosa para asombrarse y hacer escándalos.
Comentarios obcenos de parte de otros estudiantes varones no tardaron en hacerse presente. Yo solo los ignore. Pero mi ignorancia no iba ser por mucho.
No quería volver a pasar por esto. No otra vez.
Sin resistir más, me fui corriendo hacia el baño de mujeres más cercano, me encerré en uno de los baños, y me apoyé en una de las paredes mientras agachaba la mirada, mientras mil y un recuerdos se avecinan a mi mente. Provocando que mi respiración acelere y me empiece a alterar.
<< No puedo creerlo, Bulma, eres una perra.>>
<< ¿Como pudiste acostarte con él? Encima, te haces la víctima. Que horror y vergüenza. >>
<< Jamás pensé que serias tan puta, Bulma, pensé que eras mi amiga. >>
No otra vez Dios, no otra vez..
— Todo va estar bien.. todo va estar bien.. — me daba animos a mi misma mientras intentaba alejar esos feos recuerdos de mi mente. Salí del baño sin antes echarme un poco de agua a mi rostro. — Estoy tarde.
Corrí sin mirar a mi alrededor, sólo volviendo enfoque el llegar a mi clase puntual. Matemáticas.
Oh no, justo esa clase que tenia con él.
Entré sin esperar, como era de costumbre, el maestro no llegaba, siempre era el último, y los estudiantes como era de costumbre, gritaban sus malas palabras, se besaban entre ellos, — no del mismo sexo. — y se molestaban entre ellos, cuando entré, la mayoría no dudo en verme con burla. Todo eso me disgustó. Esta era otra clase dónde la mayoría eran populares, y se decían cosas entre ellos, yo siempre trato de guardar distancia con todos ellos.
Me acerqué sin verlos, algunos de ellos empezaron a murmurar cosas entre ellos sin quitarme la mirada de encima. No les di mucha importancia y me dirigí a mi sitio, a mi lado se encontraba un muy buen amigo mio, me empecé a juntar con él no solo por que también era bueno en Matemáticas, sino también por que era muy simpático, y a pesar que se junte muy pocas veces con chicos populares y célebres. No era de los chicos que andaban de chismosos, o le gustaba molestar a la gente con la primera cosa que se les pase por la mente. Él es tranquilo, tiene lo suyo. Es agradable y te ayuda cuando lo necesitas. Es cortés cuando se le da la regalada gana, siempre te va a insultar pero con cariño. Y se nota que le importa su estudio. No es perfecto. Lo conozco desde hace 2 años, y hasta ahora no me ha fallado, es de sentimientos bonitos. Una vez se me declaró por que yo le gustaba, pero tuve que rechazarlo por que no sentía lo mismo que él. Él lo entendió y seguimos siendo amigos.
Pero, cuando tiene algo, no se lo guarda, él te lo dice de frente y directamente.
— ¿Es verdad? — me dijo mientras acercaba su rostro al mio tratando de no ser escuchados.
— ¿Qué cosa?
— Qué estás saliendo con Vegeta.
Oh madre santa.
— ¿Qué? ¿En serio, Miguel? ¿Cómo puedes creer que puedo caer tan bajo? — dije mientras soltaba una risilla.
Además, él sabía guarda muy bien un secreto, y sabe cuando algo es confidencial.
— No sé, es lo que dicen, pero te creo. Es más, las chicas antes de que tú llegaras, estaban explotando por que tú ahora te andabas con él y él no les hace caso a ellas. Y eso que ellas eran con las más con quien él andaba.
Bien, saltaremos la parte en la que dije que no es chismoso. Bueno, es chismoso cuando lo requiere, o no sé, lo que sabe sólo me lo dice a mi. Él se habla de vez en cuando con Vegeta, por lo tanto, sabe una que otras cosas sobre él.
— Espera.. ¿Dices que Vegeta dejó a esas chicas.. por mi? — dije sin creer lo que había dicho él hace unos segundos.
— Así parece. Es lo que escucho. Se estaban volviendo locas y hablaban cosa y media sobre ti. No sabes cuantas ganas me daban de decirles que estaban en lo incorrecto. Pero ya sabes como son.
— Gracias, esta es la primera vez que me pasa esto, nunca antes me habían involucrado con un chico, y mucho menos popular.
— Lo sé, por eso ahora, te tendré al tanto de las cosas.
— Eso es chisme.
— Pero bien que quieres oírlos, ¿O me equivoco?
Sonreí.
— Tienes razón. Y gracias.
Dos estudiantes estaban asomados en el marco de la puerta a ver si el maestro llegaba, la mayoría ya estaba dentro.
— ¡Hey Vegeta! ¡Apresura esas piernas! — uno de los que estaba en la puerta, gritó el nombre del indeseable. Escondí mi rostro entre mis brazos que estaban cruzados encima de la mesa. No quería verlo. — Oye.. tu novia ya esta aquí. — habló en voz baja, pero logré oírlo, habló con propósito de que sólo yo escuchara.
Tontos.
— ¿Qué mierda hablas huevón? No digas babosadas y ¿Qué quieres? — respondió él toscamente.
— Ven te muestro.
Y juntos, se fueron hacia otro grupito que estaban viendo algo en uno de sus teléfonos.
Porno, seguro.
— ¿Tienes alguna idea de que estarán viendo? — le pregunté a Miguel.
— Ni idea, seguro viendo chicas o algo. Pero ya se las verán cuando el maestro los vea.
— Si.. tienes razón.
Los fuertes pasos del maestro se hicieron presentes. El estudiante que estaba recostado en el marco de la puerta viendo si el maestro llegaba, dio anuncio que él llegaba. Rápidamente, todos creyeron en sus palabras y corrieron cada quién a sus lugares respectivos. Luego, sacaron sus materiales de trabajo y lo pusieron encima de sus pupitres. El maestro llegó junto con los estudiantes restantes que faltaban, los cuales eran 2 o 3.
— ¡Saquen la última hoja que les di, ahora!
Hicimos lo pedido, o bueno, la mayoría. Llegó mi compañera de pupitre, se llama Monica. Es una chica un tanto.. desconectada en todo esto, no la culpo, las matemáticas no son lo suyo, y nunca lo fueron. Por eso, el maestro la sentó junto a mi para que le de un refuerzo en las clases.
— ¿Qué hoja dijo el maestro? — me preguntó ella.
Ella era la única chica con la que me hablaba en esta clase, es problemática, y sufre problemas en su casa, una vez la encontré llorando y me contó su historia, no solo sufría allí, sino también en el amor, un chico no le dio respuesta y la dejo en espera y casi toda la escuela empezó a burlarse de ella. Es buena chica, trata de serlo, pero raramente a nadie le cae bien, a algunos si, pero con hipocresía. Yo me esfuerzo en ayudarla, soy muy paciente con ella aunque es un poco revoltosa.
— El Uniendo puntos, la que nos dio ayer.
— No la tengo, la perdí, otra vez.. — empezó a reírse sin incoherencia.
— Tengo dos, te doy una si gustas.
— No te preocupes, yo se lo pido al maestro.
— Pero te va a regañar.
— Ahg, ese hombre ya me tiene harta. Parece que me odia.
— Ten. — le entregué mi hoja. — Usaré mi otra.
— Pero esta ya la hiciste. No me parece justo que yo tenga la que te costo tanto esfuerzo en hacer, y tu te quedes con otra vacía y que la vuelvas hacer.
— Ni fue tanto esfuerzo.
Un pequeño silbido me hizo olvidar la situación presente que estaba pasando. Me voltee a ver de quién se trataba.
— ¿Porqué le das la tuya? — me preguntó Miguel. Metiéndose en nuestra pequeña discusión.
— No quiero que la regañen, además, hoy se entrega la tarea y no la tiene.
— No seas tan buena, la gente tiene que aprender a ser responsable y asumir que no hizo nada y ni se preocupa por ello. — me hablaba en el oido para que ella no escuchara. — No seas idiota.
— Está bien. — respondía de la misma forma. — Y no me insultes, yo no te estoy insultando.
— Idiota, idiota, idiota. — habló repetidas veces esa misma palabra.
— Cierra la boca. Inmaduro. — él se rió. Y volví mi atención a Monica.
— ¿La quieres? — siguió insistiendo.
— Bueno. Si tu lo dices, pero hoy se entrega la tarea.
— Déjame copiar tus respuestas, y todos salimos ganando, ¿Vale?
— Bien. Pero disimuladamente. Sino el maestro me va regañar.
Miguel hizo un facepalm. Mientras negaba con la cabeza.
La verdad, el echo de que yo este dando copia a otra persona me parece desagradable y a la vez incorrecta. Pero era Monica, y la verdad esa chica me daba tanta.. lástima, — sin sonar mal. — que quería ayudarla de alguna manera, pero ella no ponía tampoco de su parte en aprender algo. No tenía escapatoria.
— Oye, Bulma.. — me susurró Miguel.
— ¿Qué?
— Toma. — me entregó un papelito envuelto en forma de bola.
— ¿Qué es esto? — preguntaba a la misma vez que desenvolvía el papel arrugado.
— De él.
Oh no, lo deje de abrir.
— ¿Qué quiere?
— Me lo dio ahorita hace unos segundos, me pidió que te lo diera.
No me voy a voltear a verlo.
No me voy a voltear a verlo.
No me voy a voltear a verlo.
— Ni loca. Estoy muy molesta con él como para ahora soportar sus cositas.
— No sé lo que tenga ese papel. Pero parece importante.
— ¿Algo importante que venga de él? ¡Ja! Lo dudo.
Me cruce de brazos y fije mi vista en la pizarra donde el maestro escribía y daba indicaciones con respecto a la tarea, para los que no habían entendido. Pero en nuestro caso, — mío y de Miguel. — no lo necesitábamos. Le dije a Monica que preste atención al maestro, pero ella se justificó diciendo que no le entendía nada y se recostó en el pupitre mientras fingía dormir. Me rendí con ella.
— Bueno, ya es decisión tuya.
— ¿Consejo? — lo miré esperanzada.
— Lo siento nena, no tengo ninguno con respecto a eso, pero una cosa si, no te confíes.
— Gracias, Migui.
Guarde la bolita de papel en el bolsillo trasero de mis pantalones negros. Y volvimos la atención a la clase antes de que el maestro nos encuentre hablando y nos vaya a regañar.
(•••)
La clase pasó lenta, claro, con un Vegeta molestando al 100, y un pobre Miguel como mensajero.
Llegaba a mi última clase con cero ansias.
— ¡Bulma!
Oh no.
Acelere mi paso empujando un poco de gente. No quería hablarle aún.
Un jalón en mi brazo derecho hizo que me volteara a ver el causante del punzante dolor que había empezado a sentir. Golpee su mano, la cual sostenía mi brazo en esa zona tan sensible.
— ¡Nunca me vuelvas a tocar otra vez! — le deje en claro.
— Perdón.
— ¿Qué quieres? Estoy tarde.
— ¿Porqué no quieres abrir el papel que te mandé?
— No estoy para tus cosas ahora, Vegeta. Quiero llegar a mi clase, ahora.
— Pero es que.. no entiendo, ¿Porqué estás molesta conmigo?
— No quiero hablar.
— ¿Qué te hice? ¿Qué hice mal?
— Vegeta, no insistas.
Un grupo de chicos célebres pasó por nuestro, no les hice caso a su presencia, pero lamentablemente, ellos se nos acercaron con una sonrisa arrogante en sus rostros. Me sentí incómoda, y Vegeta todavía no se daba cuenta que ellos venían. Una vez que estuvieron a nuestro enfrente, Vegeta les preguntó que querían, ellos al parecer se ofendieron, y gritaron una vulgaridad que me dejo atónita y con ganas de volver al baño y llorar.
— ¡Oye Vegeta! ¿Porqué no mejor me cuentas como le dabas azotadas al trasero de Bulma, otra vez? — habló un chico de cabello rubio, él era el capitán del grupo de Basquet. Y un completo Bad boy.
— ¡Si Vegeta! Nos dijiste que Bulma era una brava en la cama, y que estaría dispuesta en hacer una orgía con nosotros. — le siguió un pelirojo, con ojos color miel, él era el rey de la cafeteria.
¿Cómo se esto? Gracias a Miguel.
— En el baño del colegio... — terminó la frase el más chato de ellos.
¿Qué?
— ¿Qué acabaron de decir? — les hablé en un hilo de voz.
Ellos se sonrieron entre ellos, para luego mirar a Vegeta, yo los seguí con la mirada, esperando una explicación.
— ¡¿De qué coño están hablando bola de inútiles?! — se quejó Vegeta.
El rubio sonrió a un más.
— Sólo lo que nos dijiste Vegeta. — una sonrisa llena de orgullo se apreció.
— ¡Dejen de mentir!
— No es mentira, hombre.. y ya relaja los humos.
En segundos, Vegeta ya tenia agarrado al chico del cuello de su camisa, lo había alzado a una considerable altura.
Me asuste.
— ¡Di que es mentira! ¡Maldito imbecil!
Pero el chico no podía respirar. Rogaba por aire. Mientras lo demás compañeros de su grupo, se quedaron atónitos con tal escena, al igual que yo.
Fue donde, decidí intervenir.
— ¡Vegeta ya basta! ¡Detente! ¡Lo estás lastimando!
— Odio que hablen mierda sobre mi.. — acercó el rostro del chico al suyo, apretó aún más su agarre provocado que el chico comience a patalear.
— ¡Vegeta detente! — iba a acercarme, pero un maestro se interpuso, y los separó al instante.
— ¡¿Qué rayos esta pasando con ustedes?! ¡¡Vengan conmigo a dirección!!
El rubio intentaba recuperar aire con desesperación. Mientras Vegeta dio un gruñido y se cruzó de brazos. Entonces, mientras seguían al hombre, me miró, pero fue una mirada llena de rencor, no de odio, pero también podía notar cierta decepción en sus ojos.
Mientras yo, no expresaba nada, mis lágrimas acumuladas estaban ahí. Sin quitarle la mirada de encima, lo seguí hasta que lo perdiera de mi vista entre los pasillos.
Me fui corriendo hacia mi clase, los alumnos de las clases que estaban cerca de nosotros habían oído todo el escándalo de hace unos ratos, y salieron a ver que pasaba. Por lo que preferí irme.
¿Cómo están todos en sus casas?
Una pregunta, ¿De dónde leen la historia? Es una duda que me he tenido ;) ¡Gracias!
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