Capítulo 35
Bulma
Cuándo se fue no supe qué hacer.
Recogí mis ropas del piso con rapidez mientras todo mi cuerpo temblaba y los recuerdos volvían a mi mente.
¿Qué estaba a punto de hacer? ¡Una locura!
Hace horas le dije a mi padre que jamás tendría algo con él, y mira, casi me acuesto con él.
Mi respiración era un desastre, todo en mi era un desastre, mis movimientos eran torpes mientras me cambiaba, los recuerdos venían y venían, y haberlo visto así fue...
No, no, no, y no.
Vamos Bulma, no estabas en tus cinco sentidos, jamás tendría algo con él.
Pero... ¿Por qué se lo permití? ¿Por qué.. lo estaba disfrutando?
Cuando terminé de cambiarme, me miré al espejo, casi entregaba mi cuerpo a ese tipo que además tenía el nombre de hermanastro.
Y eso solo lo hace ver más horrible.
Aunque..., luego una curiosa pregunta apareció en mi mente. ¿Por qué se fue?
¿Será que no le gustó mi cuerpo?
¿Será porque no soy suficiente?
¿Será acaso que él también reaccionó del error que estaba cometiendo?
Porque si no fuera por eso, no sé qué estaríamos haciendo en estos momentos.
Y no quiero imaginarlo.
Lo mejor será olvidar que esto pasó, el solo recordarlo es muy incómodo, y sé que las cosas entre nosotros cambiarán.
Llamé a Launch para saber sobre su estado.
Pasé la tarde charlando con ella, me dijo que se sentía un poco mejor, y que Raditz no volvió a aparecer. Se puso mal por unos momentos, pero trataba de cambiar de tema con algo más cómico.
Pero no le comenté nada acerca de lo que pasó entre Vegeta y yo.
(•••)
Vegeta
— Vegeta, viejo.. creo que ya deberías de parar con esa botella de ron. — musitó Raditz a mi costado tratando de quitarme la botella.
— No. — me hice a un lado sin dejar de beber.
— Oye, literal, te has tomado las dos botellas que tenía en el refri. Y ni siquiera me has dicho por qué.
— Déjame. — traté de levantarme, pero al momento que quise usar mis brazos para alzarme, caí sobre mis talones.
— Genial, ahora al que tengo de trapo eres tú. — quiso reír, pero le lancé una mirada, así que calló.
— Cállate. — con todas las fuerzas que tenía me levanté, pero todo comenzó a darme vueltas. — ¿Desde cuándo tienes un gemelo?— dije entre balbuceos.
— Es peor de lo que pensaba. —suspiró mientras veía que se acercaban a mí.
— ¡No me toquen putas! — los trataba de empujar, pero no había nada.
— ¡Soy solo yo! — me sujetó de los hombros y me obligó a sentarme en el sillón.
— Raditz... — eché mi cabeza hacia atrás — ¿Sí sabes que te quiero?
— Ay no..., esta es la segunda etapa. — bufó mientras se sentaba en otro sillón.
— Siempre estás para ayudarme, incluso ahora.
— Solo es cuestión de esperar. — cruzó sus brazos.
— Nos conocemos desde chibolos, y nunca me has traicionado. Aún recuerdo el día que... — me interrumpió.
— Oh no, no ese día, todos menos ese. Ahg, ¿Para qué me molesto si igual lo dirá?
— El día que por culpa mía nos metimos en problemas, y que yo tenía que ir al centro comercial vestido de porrista por un día, pero preferiste ir tú, fingiendo ser yo, porque sabías que yo odiaba las porristas. — cambié de posición.
— Mierda.
— Pero ahora me pregunto, ¿Merezco esto? Digo, ¿Qué me espera por delante? ¿Una vida desastrosa? ¿En las calles sin nada que hacer más que lamentarme? ¿O terminar bien como esas novelas donde el hombre malo conoce a la mujer que lo cambia y forman una fami..? Oh bueno no, eso no es para mí, prefiero lo primero. — cambié de parecer.
Raditz se golpeó a sí mismo en la frente.
Carcajeé — ¿Y tú? Ponte feliz que vas a ser papá, Romeo.
— No te rías. Yo no lo quiero, ¿Qué voy a hacer con un bebé?
— No la puedes obligar a que aborte. Tú mismo lo buscaste por cometer tal cosa.
— Mejor cállate y duérmete. — él se levantó, pero no sabía a dónde se dirigía porque veía todo borroso. — Me voy a dormir, Chau. — y apagó las luces.
(•••)
Abrí mis ojos de repente, mi cabeza comenzó a dar vueltas, por lo que tuve que gruñir, me levanté del sillón en el que estaba, todo estaba oscuro y mi cabeza seguía doliendo como el infierno. Subí las escaleras y busqué a Raditz en su habitación.
Cuando llegué, él estaba roncando, odio cuando hace eso, es molesto.
— Oye... — lo agité un poco — Oye, cenicienta... — lo agité un poco más, él seguía roncando con baba resbalando desde su boca. — ¡Despierta! — agarre una de sus almohadas y lo golpee en la cara múltiples veces. Él se alertó y se levantó asustado. — Aleluya...
— ¿Qué carajos te pasa? ¡Son las tres de la mañana! — susurró, pero sin dejar de estar molesto.
— Me quiero ir. — le digo.
— Vete pues. — le golpeé el hombro.
— Estoy ebrio aun. — me tiré encima, él dio un pequeño grito lo cual provocó que riera.
— ¿Dónde está tu auto? — se levantó de la cama.
— Estacionado.. — me metí entre las sábanas de su cama. — Ya me quiero ir.
— Sal de mi cama, apúrate que tengo sueño.
(•••)
— ¡No jodas! ¡Te tuviste que dormir! — gritó él, aunque no, no estaba durmiendo exactamente, pero sí tenía flojera y no me quería levantar.
Salió del auto, luego fue hasta donde estaba recostado, abrió la puerta y jaló mi brazo para después ponerlo alrededor de su cuello.
No sabía a dónde me llevaba, pero supongo que era a la casa.
Escucho como toca la puerta con fuerza.
— Pesas como hipopótamo, pero ya estoy acostumbrado. — quería reír, pero disfrutaba esto de alguna forma.
Seguía tocando, joder, de seguro lo recibirá mal.
— ¿Qué tanto hace tu hermanita, eh? ¿Viendo porno?
No podía imaginarla haciendo eso.
Él continuaba tocando, apuesto que los vecinos ya se habrán dado cuenta.
— ¡Ya va! ¡Ya va! — escucho cómo gritó exhausta.
Abre la puerta.
— Tu hermano está en los cielos ahora. — siento como dejó de sostenerme, provocando que cayera de frente, pero algo más me chocó e hizo que impidiera mi fuerte caída.
— ¡¿Qué te pasa?! — ella me sostuvo, pero sentí algo suave en mi rostro.
Oh mierda, no me digan que eran sus..
— Está durmiendo, él podía quedarse en mi casa, pero quería irse, aquí están sus llaves. — oí el rechinar de aquellos.
— Aunque sea ayúdame a llevarlo arriba, pesa. — dio un quejido.
¿Tanto peso? Si yo como sano y hago ejercicio.
Bueno, hacía.
— No puedo, tengo sueño. Ya le di de comer, así que no te preocupes, solamente ponlo en su cama.
— Idiota.
— Gracias. Buenas noches, bonita. — dijo el desgraciado.
Oí cómo cerró la puerta con fuerza y bufó. Volvió a alzarme debido a que me estaba resbalando de sus brazos.
Mis pies se arrastraban en el piso mientras ella me jalaba.
Luego de minutos siento mi cuerpo caer en el suave colchón. Ella suelta un suspiro de cansancio.
— Bien... — dice, escucho sus pasos irse hasta que abre y cierra la puerta.
Abro mis ojos, decidí tomarme un baño, sé que no es saludable a estas horas, pero es que me siento basura.
Gracias al baño sentía como la borrachera o el alcohol que recorría en mis venas iba disminuyendo, era como un peso menos en mis hombros.
Envolví mi cintura para abajo con una toalla. Aún seguíamos en verano, y aún sigo con alcohol en mi sangre corriendo, pero era consciente.
Salí del baño dispuesto a ponerme unos bóxer, pero aquella acción fue interrumpida por la puerta que se abrió dejando verla entrar con una bata celeste con un vaso de agua y una contenedor miniatura en manos.
— Despertaste. — dijo ella sin dejar de mirarme.
Y como por arte de magia el calor en el cuarto aumentó, mis músculos se tensaron con tan solo verla ahí parada.
— Te traje.. pastillas para la resaca. — dijo agitando las pastillas, caminó hasta el escritorio y dejó ambas cosas encima. Tragó saliva nerviosa y se acercó a la puerta dispuesta a irse.
— Hey.. — dije acercándome a ella, sujeté su antebrazo sin ejercer fuerza para evitar que se fuera. Me miró, hice lo mismo — Gracias. — sonrió muy leve.
Mientras nos mirábamos era imposible no imaginarme todas las cosas que le haría en estos momentos. Y sí, el bulto entre mis piernas había empezado desde que entró en mi habitación.
Sus mejillas se tornaron rosadas, la hacían ver tierna, pero a la misma vez no podía evitar pensar que ella también estaba excitada.
Aquel bulto abajo gritaba por que diera el primer paso. No podemos estar así para siempre, algo tiene que pasar, y ese algo es lo que pienso.
Al momento que iba acercarme un poco más, ella retrocedió.
— No. — dijo, miró por todos lados como si buscase una salida — Esto no está bien. No es correcto, nosotros no.. — volví acercarme pero esta vez pegando nuestros cuerpos.
— ¿Qué interesa? No importa lo que digan los demás, tú y yo no somos hermanos genéticamente.
— Pero sí legalmente. — dijo — ¿No lo ves? ¿Cómo no estoy segura de que esto sigue siendo parte de la apuesta? — preguntó molesta.
Carcajeé — ¿En serio piensas que esto sigue siendo la apuesta?
— ¿Cómo no? ¿Entonces por qué tan urgido? ¿Porqué te fuiste en la mañana? ¿Se te olvidaron los condones o avisar a algún amigo tuyo que grabe lo que estaba pasando?
Suspiré con frustración.
— Adiós. — quiso irse, pero mi mano sostuvo su brazo con fuerza impidiendo eso. — ¡Suéltame!
— ¡No es ninguna apuesta!
— ¡No me importa! ¡Mi confianza en tí la mataste esa noche que intentaste violarme!
— ¡Jamás quise!
— ¡Pero lo ibas a hacer! — comenzó a formatear. La jalé hacía a mi y quedemos nuevamente cerca.
— ¿Entonces por qué pareciste entregada esta mañana?
— ¿A qué te refieres?
— No pusiste ninguna resistencia esta mañana cuando estaba apunto de hacerte mía. — dije aquello en su oído casi en susurro.
Sentí su cuerpo temblar un poco.
— N-No, no me estaba entregando, de todas maneras lo iba a detener. — me encaró — Fue un impulso.
— No me hagas reír, ¿Un impulso? ¡Ja! — es algo irracional.
— Sólo quieres satisfacer tus propias necesidades, sólo estás viendo por ti mismo y no en los demás. — intentó zafarse de mi agarre, pero no tuvo éxito. — ¿Por qué no vas a esos lugares y te buscas a una zorra?
— No quiero una zorra.
— ¿Y por qué yo?
— Porque me atraes. — confesé.
— No me hagas reír, ¿Yo? ¿Atraerte? — rió — ¿Qué otra excusa más vas a decirme para que quieras acostarte conmigo? Anda, vamos, quiero oír.
— No son excusas, es la verdad. — dije.
— No soy un juguete, sé que eso se lo dices a todas con tal de que caigan a tus pies. — me empujó con fuerza, logrando deshacer mi agarre en su brazo, y salir de mi habitación.
No me detuve ahí y la seguí, llegué entrar a su habitación.
— ¡Vete!
— Yo no quiero a ninguna otra. — a medida que hablaba me acercaba, cerré la puerta detrás de mí y avanzaba.
— ¿En serio? ¿Ahora soy tu nuevo objetivo? No soy una zorra o una ofrecida si eso piensas.
— Jamás dije que eres una clase de juguete o nueva zorra. — había olvidado que solo traía una toalla cubriéndome, no quería que en plena conversación se cayera, entonces asusté el agarre. — ¿Quieres saber por qué? — ella no respondió, solo se me quedó mirando sin dar una respuesta concreta. — Si hubieras sido una zorra, hace rato ya estaríamos cogiendo en el baño de mi habitación. — vi el sonrojo en sus mejillas — No necesito palabras bonitas para acostarme con alguien, yo no ruego, si la persona no quiere, no quiere y me busco una zorra.
— ¿Y por qué no haces lo mismo conmigo?
— No sé. — aunque ni yo me entendía, por qué en realidad ni yo mismo sé, quería intentar buscarle sentido a todo esto. — Quiero irme con cualquiera.., pero no puedo. — digo.
Hace no mucho quería calmar mis ansias de follar con una zorra de por ahí, pero justo en el momento exacto que íbamos a comenzar, mi cuerpo rechazó el opuesto totalmente, y no entendí por qué.
— No sé por qué mi cuerpo rechaza a la de esas tías. — mordí mi labio inferior. Ella parecía no entender. — Joder, pero cuándo estuve contigo esta mañana, mi cuerpo pedía a gritos hundirme en ti.
Me acerqué a ella lo suficiente para quedar frente a frente.
— ¿Qué tienes que me haces pensar en ti a cada rato?
Lo que dije pareció sorprenderla. Y ponerla más nerviosa de lo que ya estaba.
— Estás confundido.., tú no.., tú no estás enamorado.. — susurró.
— Y no lo estoy. — aseguré — Pero no sé por qué me siento así.
Wenas people
Casi dos meses desde q desaparecí, y si, sigo viva xd.
Tengo varias razones y no me odien pero en todo este tiempo no he hecho ni un otro capítulo además de este 😃👌🏼
Pero espero estar más activa y no desaparecerme así, pero gracias a los q se preocuparon :') lxs quiero❤
¡Nos leemos!
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro