Capítulo 30
Desperté al sentir demasiado calor sobre mi cuerpo. Alejé las sábanas que cubrían mi cuerpo, fue entonces que recuerdos de lo que pasó ayer golpearon mi mente cómo rayo.
Era yo en el sillón, tenía calor, luego llegó Bulma, pasaron cosas, y al final..
El beso.
Sentí mi rostro arder al recordar aquel momento, porque sé que eso no es lo único que había vuelto a mi mente acerca de ayer.
Pero.. ¿Qué me pasó?
Necesitaba respuestas. Seguía usando la misma ropa de ayer, por lo que puedo asegurar que no pasó otra cosa más además de un beso.
Sin embargo, me sentía bien, no cómo otras mañanas que despierto siempre irritado gracias a un mal sueño o mala posición. Me sentía capaz de todo en estos instantes.
Además, creo que ahora las cosas entre nosotros van a cambiar.
Espera, ¿En qué sentido?
Un momento, ¿A qué rayos me estoy refiriendo?
Seguía igual cómo ayer, pantalones cortos, torso desnudo, pies descalzos.
Me coloqué una camisa delgada. Cambié mis shorts con unos pantalones también delgados, y sandalias.
Bajé las escaleras, el rico olor de huevo frito inundó mis fosas nasales, cerré los ojos para disfrutar el olor, me guié de aquel hasta llegar a la cocina. Dónde pude verla haciendo el desayuno. Sonreí, y recuerdos acerca de ayer vinieron a mi mente.. Mi pequeña intención era.. darle un inocente beso en la mejilla. Me acerqué a ella pasando mi mano por su cintura con intenciones de plantar el beso. Pero para mi sorpresa, ella hizo a un lado mis manos, se alejó, se volteó a verme y mordió su labio.
- ¿Qué sucede? - pregunté al haber sido rechazado.
- Tenemos que hablar. - dijo en tono serio.
Oh no, eso no me gusta. No me gusta ese sonido.
- ¿Sobre qué? - por su expresión puedo deducir que es sobre lo que pasó anoche. Aunque ni siquiera sé lo que me pasó. - Por cierto, ¿Qué me pasó ayer?
- Te quedaste dormido. Yo te llevé a tu habitación. - lo sabía - Escucha, seré directa, lo que pasó anoche fue un error, y no volverá a suceder. No quiero confusiones. Justo como ahora acaba de pasar. - desvió su mirada para ver a los platos reticentemente hechos.
¿Confusiones?
- Pensé.. pensé que algunas cosas iban a cambiar. - no dejé mi postura y expresión igual de seria que ella.
- ¿En qué sentido te refieres con cambiar? - ella alzó una ceja, pensando que tengo otras intenciones.
Y eso que yo también estoy indeciso con ellas.
- Me refiero, a que ya no estaríamos.. tan peleados como antes.
- ¿Y eso incluye besos? - escupió molesta.
- ¿Qué? ¡No! - esto se está yendo de control.
- Eso no me pareció hace unos segundos. Sabía lo que querías hacer. - me apuntó con su dedo.
- ¿Y que hay eso de malo?
- ¡Que lo estás tomando mal! ¡Lo que pasó ayer fue sólo un impulso! - gritó - Y eso no quiere decir que ahora nos daremos cariños y toda esa vaina. Las cosas siguen siendo como antes. No creas que aún no sé me olvida que trataste de violarme. - soltó lo último en casi un susurro que alcancé a escuchar.
- Estaba ebrio.
- Eso no justifica nada. Igualmente estaba en tus planes ¿No es cierto?
- No abramos este tema de nuevo. Ya pasó, y nunca más va a pasar algo similar. - no quiero que estemos peleados otra vez.
- Bien, está bien. Pero ya me oíste. Era todo lo que quería decir. - agarró su plato de desayuno más un vaso - Buen desayuno. - y se fue.
Vi el otro plato similar al que tenía ella, supongo que es para mí.
Mis intenciones no eran acostarme con ella. Solo trato de llevar las cosas en paz.
Además, todavía no me ha dicho nada acerca de ese tal Kakarotto.
Y sé que no lo hará.
Por lo que tengo que averiguar las cosas por mi solo ahora.
Comí el plato de huevo frito y tocino en la cocina, todas mis buenas energías se fueron directo al pozo.
A lo poco recibí una llamada de Raditz, como no podía tocar el teléfono lo puse en altavoz, apenas había comenzado a lavar mis servicios.
- ¿Qué pasó? - pregunté.
- Tengo información acerca del.. - rápidamente agarré mi teléfono sin importar mis mojadas manos y le quité el altavoz y con ayuda de mi hombro lo pegué a mi oreja - Tal Kakaroto.
- ¿Qué encontraste? - terminé de lavar y secar y miré de reojo a Bulma esperando que no haya oído nada de lo reciente.
Salí de la cocina y me dirigí a mi habitación, cerré la puerta y me metí a mi cama.
- Bueno, le vendí droga hace unos meses en la carretera, pero, ahora que hablé con unos contactos, es un chico problemático con trastorno mental, se puede decir que.. cometió.. Un asesinato - susurró lo último - Y además, acostumbra ir a un lugar.. llamado The Forest, está ubicado cerca al hospital del centro. Él usualmente va todas las noches a ese lugar clandestino. - terminó soltando un chasquido con sus dedos.
- ¿Dónde conseguiste toda esa información? - pregunto impresionado al oír lo que acababa de decir.
- Ya te dije, tengo mis contactos. - sentí su aura de presumido.
- Me los tendrás que pasar. Pero lo aprecio.
- Para eso está este pechito. - sonreí. - Entonces.. ¿Qué piensas hacer ahora con todo eso?
- Quiero ajustar algunas cuentas con él. Iré a darle una pequeña visita hoy en la noche. -comento.
- ¿Irás solo? - pregunta.
- Eso tengo pensado. - busqué mis zapatillas debajo de mi cama, tenía primero planeado ir a comprar de una vez por todas mi auto.
- ¿Te puedo acompañar? - oí la emoción en sus palabras.
- Puedes acompañarme ahora que voy a comprar mi auto.
- Bien. Estaré en tu casa en 10. - y colgó.
Una cosa buena de Raditz, es que es bien puntual. A veces da miedo su puntualidad.
Cuándo me vi listo, salí de mi habitación y me dirigí a la de ella, tenía que avisarle que saldría y que no tardaría mucho.
Toqué la puerta. Ella gritó un "¡Diga!"
- ¿Se puede pasar? - pregunté.
- ¡Pasa! - escuchaba como si estuviera lejos.
- ¡Voy a salir! ¡No me voy a tardar! - entré, ella no estaba en ninguna parte de la habitación, de pronto mi mirada se enfocó en el vapor que salía de la puerta que llevaba a su baño. Sentí mi rostro arder al saber que se estaba bañando.
- ¡Está bien! ¡Suerte!
Tuve una lucha interna entre entrar o no a su baño. Tengo que controlarme. Ya le he estado cagando suficiente y no quiero rematar las cosas.
Cerré la puerta con cautela. Oí el timbre de la casa ser presionado muchas veces. Ese era Raditz.
- ¡Ya voy!
Abrí la puerta y ahí estaba él.
- ¿Listo para obtener tu nuevo auto?
- Odio el autobús. - dije una vez estábamos en el paradero con un montón de gente alrededor.
- Ya te vas a acostumbrar.
(•••)
- ¡Si viejo! ¡Nuevo auto! - gritó Raditz sacando la cabeza de la ventana que estaba arriba nuestro.
Rápidamente lo agarré de la camisa y lo metí adentro.
- ¿Quieres que me metan a la cárcel por tu culpa?
- No es la primera vez que tienes problemas con los policías. - dijo volviendo a ponerse el cinturón de seguridad.
- Odio a los policías. - bufé.
- Bueno.., ahora que hay nuevo auto, nuevo bebé, nuevo medio de transporte. Tenemos que estrenarlo. - dijo acariciando el mueble que olía a nuevo.
- ¿Qué no es lo que estamos haciendo?
- Lo sé, pero.. podemos ir.. tú sabes, no hemos salido mucho en estos días, ¿Qué te parece ir al bar cruzando esta calle?
- ¿Enserio? ¿Quieres estrenar el auto o estrenar tu garganta y pene luego de días sin salir?
Él se rió mientras cerraba la ventana.
- Podría haber tomado el bus, pero, no quiero que la gente me vea borracho y cabreado. ¿Y qué mejor que con mi mejor amigo de toda la vida? - pasó su mano por mi hombro, al toque lo retiré y gruñí mientras él volvía a reír.
- Tú solo quieres meterme en problemas.
- Pero tú me insistes. Tú me guiaste a eso ¿O no recuerdas nuestra primera embriagada?
- No gracias. Fue el peor día de mi vida. - el sólo recordar ese día me daba escalofríos.
- Deberíamos repetirlo.
- No.
- Oh vamos, fue divertido.
- Fue horrible.
Él volvió a reír.
- Hablas puras tonterías.
- ¿Te podré acompañar hoy en la noche? - preguntó.
- Como quieras.
Un timbrado se escuchó. Venía del teléfono de Raditz. Le había llegado un mensaje.
Una pequeña risa salió de él mientras miraba la pantalla de su teléfono, sonreía perversamente.
- Oye.. ¿Te acuerdas de Kimberly y Stephanie? - dijo, yo no despegaba la mirada de la pista.
- No, ¿Por qué?
Él se volteó a verme sin creer lo que dije.
- ¿No te acuerdas de las chicas que vimos la otra vez en aquel bar, y luego follamos con ellas en mi casa?
Oh.
- Ya recuerdo.
- Bueno.., quieren vernos de nuevo. En un hotel que.. no está tan lejos de aquí, ¿Qué dices? No vamos a tomar o algo por el estilo, entonces..
Imágenes de Bulma en la ducha volvieron a mi mente, aunque no la pude ver, mi mente sola producía aquellas sucias Imágenes y no me dejaba tranquilo. Sentí un cosquilleo dentro de mi.
- ¿Qué hotel es? - pregunto.
- ¡Oh si! ¡Hoy se vive! - gritó él.
(•••)
Luego de tirarnos ese polvo, la cual duró más de lo que esperaba. Raditz y yo decidimos ir a comer a otro sitio, el hambre nos había ganado, entonces pedimos algo para llevar y comimos en su casa. Me contó que su madre llegaba en una semana, por lo que es probable que no podamos vernos los primeros días. Pero lo bueno es que está la escuela y podríamos seguir viéndonos.
- ¿Y cómo vas con ella? ¿Ya pasó algo o..?
- No, todo está normal. Su padre y mi madre se la pasan viajando. Y cada semana nos mandan dinero para los víveres y demás.
- ¿Y tu padre?
- Nah, solo le hablé para lo del carro, sé que mi madre no movería ni un solo centavo para darme.
- Cuando acabemos la preparatoria, tenemos que irnos a vivir juntos.
- ¿Así? Yo tenía planeado irme del país. - me recosté en el piso estirando mis brazos.
- Es decir, ¿Qué nos espera aquí? Por lo menos tú subiste en matemáticas. Yo soy un vago. ¿Qué nos espera?
- Una vida desastrosa.
- Exacto.
- Vamos a morir aquí.
- Lo bueno es que pasaremos esos desastres como los buenos amigos que somos.
Tiré una carcajada.
- No hables huevadas y dame ese pollo frito.
(•••)
La noche había caído. No pude evitar tomar solo una lata de cerveza, solo para relajar mi garganta.
Habíamos llegado al oscuro lugar repleto de árboles, no tenía pinta de que alguien estuviese aquí. Parecía más a un bosque.
- Vegeta.. ¿Ya te he dicho que odio los bosques y más cuando es oscuro? - habló Raditz aferrándose al cinturón de seguridad.
- No seas nenita y salgamos ya. - salí del carro y él hizo lo mismo. Prendimos la linterna de nuestros teléfonos y comenzamos a caminar intentando encontrar alguna entrada entre todo este bosque.
Ya llevábamos un buen rato buscando y caminando.
- ¿Estás seguro que este es el lugar? - pregunté al darme cuenta que ni siquiera escuchaba ruidos. Paramos en un punto dónde ya me harté - ¡Mierda! ¡Es la misma roca! Estamos dando vueltas, ya he visto esta roca como diez veces. - dije al borde de la cordura.
- El tipejo me dijo que vería algo como esto. Tenemos que.. - calló debido a que empezamos a oír otros ruidos. Apagamos nuestras linternas cuando vimos otro carro llegar, pero no era donde estábamos estacionados. Avanzamos sigilosamente hasta donde ellos habían parado. Estaba más alejado, por lo que tuvimos que correr entre los arbustos.
Dos tipos bajaron del auto con una chica rubia que vestía prendas cortas. Ambos avanzaron hasta un punto desconocido, a lo lejos podemos ver una pequeña casa, pero no era una común, está lucía vieja y descuidada, parecía estar al borde del colapso. Los vimos entrar por la pequeña puerta.
Vimos a nuestro alrededor asegurándonos que no había nadie, y con eso hecho, nos acercamos a aquella casa abandonada. Entramos por donde ellos lo hicieron. Pero no había nada.
- ¿Que carajos? - susurró él.
Comenzamos a buscar a nuestro alrededor algo que nos llevase a otro lado, no podían solo desaparecer con solo entrar.
Había otra puerta, decidimos entrar en ese cuarto. Y no había nada más que una habitación igual de abandonada que la casa. Pero, algo llamó nuestra atención.
Pudimos ver un cigarrillo tirado justo al lado de esas puertas que llevan al sótano como tiene Raditz en su casa. Ambos nos miramos, y fue entonces que decidimos abrirla. Un fuerte olor nos invadió al instante. Apestaba a alcohol, drogas, y sexo.
- Si que está.. espantoso. - dijo Raditz sin quitar su expresión de asco.
- Bajemos. - lo obligue a entrar rápido, debido a que oí que venían otras personas. Lo menos que queríamos era ser descubiertos.
Lo primero que nos topamos, fue un largo pasadizo, luces rojas nos cubrieron de cabeza a pies.
Comenzamos a caminar hasta llegar al fondo, pero a medida que avanzabamos, la bulla y música se hacían más fuertes y sonoros en nosotros.
Más luces nos invadieron, puntos de colores comenzaron a arder mis ojos por tanta luz que caía en mis ojos.
Terminamos de cruzar el largo pasadizo, terminamos lo que parecía ser.. una discoteca-bar. Digo bar porque a lo lejos podíamos apreciar una parte tranquila, dónde se podía charlar y pasar el rato tranquilo. Mientras que como bienvenida había gente bailando, y no eran bailes decentes que digamos.
Vi por unos segundos a Raditz, y a este parecía caerle la baba al ver el lugar.
¿Estaba sus ojos brillando o son las luces que lo hacen parecer como si estuviera apunto de llorar?
- ¿Que te pasa?
- ¿Cuándo fue la última vez que vinimos a un lugar como estos? - dijo sin despegar sus ojos de la bola disco que colgaba del techo.
- Nunca. Jamás nos llamó la atención. - crucé mis brazos.
- ¡Porqué! - se giró para verme - Tenemos que venir aquí más seguido. - sujetó mi el borde del cuello de mi camisa.
Le di una cachetada y ahora era yo sujetándolo del cuello de la camisa para que despierte de su fantasía - Recuerda a qué venimos. Pero como soy tan buen amigo y como forma de agradecimiento te dejaré divertirte ¿Está bien? - él se soltó de mi agarre, reí.
- Igual no te iba a ayudar en tu aventura.
- No entiendo, ¿Por qué lo llaman The Forest si es un lugar realmente subterráneo?
- No sé, pregunta al que creó este lugar. No a mi.
- Pensé en voz alta, imbécil.
- Si eso es todo. Me voy, y si ya terminaste tu cita me llamas para avisarte cuanto tiempo más necesito, ¿Está bien? - le saqué el dedo del medio. - ¡Chau!
Una vez que vi mi camino libre de chusmas o entrometidos. Me dispuse a buscar al tipo de cabello extraño.
Tanta luz me hacía la tarea difícil, cada segundo me picaba en ambos ojos, era molesto.
- Hola chico, ¿Perdido? - una chica apareció por detrás, descansó su codo en mi hombro mientras me dedicaba una mirada perversa. - Nunca antes te había visto por aquí.
Era la chica que vimos con los dos tipos al principio.
- No. - quité su brazo esperando quitarla.
- ¿Cómo te llamas? - que insistente.
- Me llamo Pedro. Adiós. - caminé más rápido con tal de irme y perderle. Y creo que lo logré.
Seguí mi búsqueda con la mirada. No vine hasta aquí por nada.
La extraña forma de peinado llamó mi atención, era la que más destacaba en este lugar.
Era él, y no estaba solo, tenía dos mujeres sentadas a cada lado de él. Tenía las piernas abiertas y ambas chicas lo acariciaban. Fruncí mi ceño.
Trataba de acercarme, pero había mucha gente que bailaba aquí, y se me dificultaba pasar entre todos.
Los vi pararse con ambas mujeres, para luego comenzar a caminar.
Oh no. No te vas.
Como sea, empujé a todos apartándolos de mi camino, y pude salir por fin de toda esa multitud.
- ¡Hey! - grité, había logrado alcanzarlos.
Él voltea a verme, luego sonríe sarcástico.
- Vaya.. miren a quién tenemos aquí. - se acercó un poco. - Vegeta, ¿Cierto?
- ¿Cómo sabes mi nombre? - pregunté.
- Soy adivino. - se alejó de ambas mujeres, las cuales no nos quitaban la mirada de encima. - ¿Qué cosa quieres? - su tono cambió a uno serio, pero no dejaba de sonreír.
Sonreí burlón al darme cuenta de la falta de su diente.
Pero no lo quería provocar. No aún.
- Quiero hablar contigo. - crucé mis brazos.
- ¿Sobre?
- Prefiero que sea en privado. - no quería metiches, y él sabía a lo que me refería.
- Oh. - se volteó a ver a ambas mujeres - Señoritas ¿Me podrían esperar en la habitación? No tardaré mucho tiempo.
- ¿Vendrá él también? - una de ellas me señaló, en su mirada podía notar la lujuria.
- No lo creo. - dijo él con disgusto. - Váyanse. - ellas se fueron. - Sígueme.
Lo seguí. Llegamos a lo que parecía ser una bodega abandonada. Él se sentó en una de las mesas.
- No creas que no se me pasó la golpiza de la última vez. - gruñó.
- No vine a hablar de eso. - dije - Es sobre Bulma.
Él alzó una ceja. - ¿Qué le pasa?
- ¿Qué quieres de ella? ¿Qué eres tú de ella? - eran las principales preguntas que tenía.
Él sonrió. - Es complicado lo nuestro.
- ¿Lo nuestro?
- Verás.. - se bajó de la mesa - Cuándo éramos más.. jóvenes, ella, uff.. - miró hacia arriba soltando un suspiro - Era una puta. - me miró.
- ¿Una qué? - expresé sin creerlo.
- Como dije. Ella.. vestía ropas muy cortas, faldas, tops, tú sabes. Y.. ella estaba obsesionada conmigo. Quería estar conmigo. Pero yo era su amigo. Y no quería lastimarla. - pasó unos momentos - Un día ella trató de.. mm.. ¿Cómo decirlo sin sonar vulgar? - miró hacia abajo pensando - Como sea, quiso aprovecharse de mi inocencia.
Lo que oía no lo podía creer. Ella no podía ser así.
- Ella tenía la mente.. retorcida, no sabía lo que hacía, era una chiquilla, la comprendo. Yo, caí en sus encantos, tengo que admitirlo. Ella me prometió que estaríamos siempre juntos, pero se cambió de escuela por el necio de su padre, y nunca más la pude volver a ver. Hasta ese día dónde nos conocimos - sonrió.
- No tiene sentido. Ella no quiere saber nada de ti. - comencé a dar vueltas desesperado - Mientes.
- No miento. Ella se está haciendo la víctima solo para que le creas a ella y sedas también en sus inevitables encantos. - cruzó sus brazos - Puedo mostrarte mi conversación con ella. Ella me pide que la vea, pero yo le digo que espero que sea algo importante. - sacó su teléfono, se acercó y me mostró la conversación.
"Goku, ¿Crees que podríamos vernos? Te extraño y en serio quiero verte. Quiero hablar contigo."
"No lo sé Bulma, siempre dices eso y terminas botándome."
"No te preocupes, te veo en 10 minutos en el parque."
Alejó su teléfono de mi. No podía creer lo que acababa de leer. No podía asimilar las cosas.
Recuerdos de haberla visto en una pijama corta hace un tiempo atrás llegaron a mi mente. Luego del baño. Oh no.
No, no podía ser, son muy pocas pruebas, esa no pude ser ella.
- ¿Sigues sin creerme? - lo volví a mirar. - Anda, vé y pregúntale dónde estuvo la semana pasada y con quién en el parque que está a dos cuadras de tu casa. Aunque te dirá con nadie, pero ya sabes que no es cierto.
- No puedo procesar esto. Ella no es así.
- Lo es. Ella lo más probable que quiera de ti es sólo tu dinero. Es por eso que me desahogo en este lugar, porque no la tengo como ella prometió. No sé, pero parece que sólo quiere aprovecharse de ti. No quiero romperte el corazón.
Luego vinieron recuerdos cuando le cumplía cada capricho suyo.
- Ella me ama aunque no lo demuestre. Yo solo quiero que seamos felices. Pero ella se aferra a quedarse contigo por su papi estricto que cree que es una santa. - dijo con desagrado - Todo cambiará pronto.
- ¿A qué te refieres?
- A nada. Solo.. que ella pronto se aleje de ti y venga conmigo. Donde ella pertenece.
- Ella no es una puta. - apreté los puños de rabia.
- Parece que no la conoces. Pero está bien, es solo cuestión de tiempo para que te des cuenta de la clase de perra que ella es. - se dirigía a la salida, hasta que paró - Por cierto, es muy buena fingiendo ser otra persona, como te dije, no sabes cuantas caras tiene. - dio por terminado y se fue.
Nuevamente recuerdos me golpearon. Lucero.. Bulma.. la misma persona..
Oh mierda.
No sabía qué hacer. Me sentía confundido.
¿En quién me estaba fijando?
¿Con quién vivía?
¿Quién es Bulma Briefs realmente?
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