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Capítulo 23

Entré a la habitación sin previo aviso, ella saltó del susto y la impresión.

- ¿Qué demonios? - susurré. - ¡Prometiste no volverlo a hacer! - grité al charco de sangre debajo de ella, manchando las sábanas incluyendo sus piernas.

- Lo siento. - fue lo último antes de caer al piso cerrando los ojos.

Lo bueno fue que pude sostenerla antes de que tocara el manchado del piso. Se había desmayado.

No lo pensé dos veces y salí del cuarto aun teniendola derramando sangre por sus brazos, y claro, manchando mi ropa también.

Salí de la casa y la metí al asiento del copiloto, rápidamente entre a mi lado correspondiente. Prendí el carro y sin esperar más prendí camino hacia algún hospital.

A cada segundo le echaba un vistazo sin dejar de perder la vista al camino y no perder el equilibrio, la sangre seguía brotando desde sus brazos manchando su cuerpo, eso me ponía muy nervioso, casi hasta darme ganas de vomitar.

Quería hacer algo para intentar detenerlo, pero si dejaba el timón podríamos tener un accidente y eso solo empeoraría las cosas. Pero en serio quería hacer algo ya.

Al primer semáforo rojo aproveché y empecé a buscar algo dentro del carro que pueda ayudarme a detener o por lo menos evitar que siguiera saliendo más sangre. Pero nada daba lo que quería, solo cosas inservibles que tenía, en serio debo darle una limpieza a este carro, pensé. Lo único que encontré fueron pañuelos que no dude y puse sobre su brazo, instantáneamente los pañuelos se tornaron rojos, los tuve que tirar porque ya no servían.

Tuve que dejarla porque la luz cambió y tenía que seguir manejando.

Cuando volví a darle otro vistazo, pude notar su piel más pálida de la que acostumbra estar, eso terminó por preocuparme peor, y sin importar que haya policías cerca acelere el paso, de igual forma no faltaba mucho.

- Oye.. si me escuchas.. no te mueras, ¿Esta bien? Ya falta poco. - me quite la casaca como fuera posible, y con una mano en el timón y la otra sujetaba mi prenda, trataba de atarlo a sus brazos o aunque sea cubrirlos para que dejara de derramar todo de sangre o aunque sea solo se detuviera.

Al llegar me estacione donde sea, rodee el carro hasta llegar donde estaba ella, la saque del carro intentando no ser tan brusco, pero si que sea rápido.

- ¡Necesito a alguien! ¡Una camilla! - grité captando la atención de la gente que había alrededor, todo se horrorizaron al ver la sangre que manchaba mi ropa y goteaba en el piso.

Unos enfermeros llegaron con la camilla y me dijeron que la ponga sobre la misma. Todo pasó muy rápido, hasta el punto que me dijeron que no podía seguir con ellos y me pidieron que esperara. No sabía cómo trabajaban las cosas aquí, no me quedaba más que hacer caso.

Pero no quería sentarme. No podía quedarme tranquilo sentado sabiendo que ahora ella estaba luchando entre la vida y la muerte.

(...)

- ¿Cuánto tiempo lleva haciendo este tipo de cosas? - me interrogó el médico que la revisaba.

- No tengo la menor idea, solo soy su hermanastro. - digo, él no me miro muy convencido - Soy su hermanastro desde la semana pasada.

Eso pareció convencerlo por completo.

- Solo la he visto hacerlo dos contando esta vez. ¿Por qué la pregunta?

- Es algo que necesitamos saber, usted sabe que el cortarse es una forma de alivio, ¿No?

- No podría responderle con certeza porque nunca lo he hecho, pero tengo entendido que sí. - respondí con sinceridad total. - ¿Cómo está ella? Que tan malos son los cortes?

- Le seré honesto y responderé en orden para que sepa mas o menos como trabajan las cosas. Es posible calcular mal la profundidad de un corte, haciéndolo tan profundo que requiera puntos o, en casos extremos, hospitalización. - dijo viendo sus notas - En este caso, la señorita Bulma requerirá puntos en sus brazos.

Carajo.. dijo mi mente.

- Necesitará reposo por.. uno o dos días a lo mínimo, no quedaran marcados de por vida, pero si quedará cicatriz por un buen tiempo. - volvió a decir.

- Gracias.. - no sé cuánto tiempo había pasado, pero podía jurar que ya estaba amaneciendo. - ¿Está ella despierta en estos momentos?

- Lo está, ¿Desea verla? - asentí con la cabeza. Él me hizo una señal para seguirlo, y así lo hice.

Llegamos hasta una puerta, él la abrió y me dio pase para entrar. Cuando entre el doctor se fue dejándome a solas con ella, y un incómodo silencio.

Me acerqué hacia la camilla donde se encontraba ella mirando sus dedos sin prestarme atención.

- Quiero irme a mi casa. - dijo de pronto - No quiero estar aquí. - me miró - ¿Puedes llevarme?

Tragué saliva al verla mirarme de esa forma.

- No es posible llevarte hoy. - me senté en el borde de la cama.

- ¿Por qué no? - preguntó ella.

- Tienes que reposar por lo menos dos días aquí para que pueda llevarte a tu casa. Luego necesitarás tratamiento. - le respondo intentando no sonar molesto por la reciente o no tan reciente burrada que había hecho. Porque en realidad seguía enojado por lo que hizo. Mordí mi labio para evitar estallar, creo que hasta sentí el sabor metálico de la sangre resbalar por mi lengua.

- Jamás pensé terminar aquí. - soltó un suspiro.

- ¿Creías que hacer ese tipo de cosas era un juego? - tranquilo Vegeta.. no la asustes...

- No.., no..., es solo.. - rozo sus dedos - Nunca medí las consecuencias. Hacía las cosas por hacer.

- ¿Por qué? - quise saber.

- Bueno.. hay algunas cosas que todavía no sabes sobre mi vida.

- ¿Qué cosas son?

- Si sabias que me cortaba desde antes, ¿No?

No respondí.

Luego de esa larga conversación pude darme a enterar que su padre era un completo hijo de.. no diré más, cuando hasta yo pueda llegar casi igual o hasta peor, no voy a criticar sabiendo en la posición que estoy yo.

Pero.. ¿Con su propia hija? No gracias.

Es decir, llámenme hijo de puta o del mismísimo diablo, pero no sería capaz de lastimar a mi propia hija, no a mi propia sangre, eso ya es.. insensible por parte de uno, aunque no lo soy, pero jamás lo sería con mi hijo o hija. Aunque nunca haya tenido una buena imagen paterna toda mi vida, no sería posible hacerle daño a mi sangre.

Y acerca de su madre no tenía idea alguna, siempre pensé que estaba de viaje y eso, la verdad es que nunca antes me había interesado su vida, ni lo que pasaba con ella, sin embargo, ahora es la excepción.

Verla llorar hizo estrujar algo dentro de mí, me contaba lo que su papá le decía a ella entre lágrimas, también me habló de Launch y el no verla durante mucho tiempo, a su única amiga, fue otro problema también. Muy en el fondo quería ayudarla, aunque sea difícil admitirlo.

Las horas se fueron volando, tuve que irme por que no iba a llegar a tiempo, no dormí para nada, aún así no tenía sueño, aunque ya en sí no lo estaba, tenía que ir e informar su falta el día de hoy y al día siguiente.

Estando en clase fue todo muy aburrido. No tenía ganas de nada, extrañamente no podía dejar de pensar en su estado, quizás sea porque literal, quedé traumado, otra razón no creo que haya.

Todo había pasado tan rápido en esos momentos que hasta había olvidado la razón verdadera del por qué ver a ese tipo la otra vez hizo que se sintiera mal.

- ¡Oye!

- ¡¿Qué?! - me exalté.

- Te estoy hablando hace rato, pareciera que estoy hablando solo. - se quejó Raditz.

- Agh.. no.. nada.. sólo estoy cansado. - recosté mi cabeza sobre la mesa fingiendo tener sueño.

- ¿No dormiste? - negué - ¿Por qué? - no respondí - Mierda.. no me digas que Bulma y tú ya... - dejó de beber su bebida para verme solamente.

- ¡No! Cabeza de nuez. Aún no. - él soltó un bufido - Sólo no podía dormir, es todo. - por más que a Raditz le cuente todo, no le iba a decir lo que pasó la noche anterior, siento que es algo de no contar a todo el mundo.

- Yo dormí cómo un bebé. - sonrió vanidoso.

- Ya imagino. Tremendo bebé llorón que eres.. - sonreí al ver su reacción queriendo comenzar una pelea.

- Olvídalo. Terminaremos discutiendo de quién es el más bebé, y no quiero eso, si provoco otra pelea llamarán a mis papás y.. - dejó de hablar para ver a un punto detrás de mí.

- ¿Qué sucede? ¿Por qué esa cara de culo? - volví a sonreír burlón.

- No estoy para tus fregaderas. - gruño - Mira atrás quién está. - susurró sólo para que yo escuchara.

Con flojera, me volteé a ver atrás. Y lo que mis ojos pudieron ver quién era todo dentro mío se congeló.

Era Launch, ella estaba allí charlando con otros dos tipos amigablemente.

- Es nuestro momento. Vamos. - se levantó de la silla en la que estaba sentado apunto de correr. Rápidamente lo sujeté de la cuellera y lo obligué a sentarse a la fuerza. - ¡¿Qué haces?!

- ¿A dónde vas?

- ¿Qué no es obvio? - al ver mi aspecto rodó los ojos - Sólo voy a charlar un poco. No voy a armar un escándalo.

- Te conozco Raditz, te creo capaz de todo. - no dejé ni suavicé el agarre a su camisa.

- ¿Oh, en serio? - sonrió - No me hagas reír ahora. No quiero ir a la carcél y deberías estar agradecido de que estoy salvando tu pellejo también.

No sé cómo, pero se liberó de mi agarre corriendo. Maldecí bajo y lo perseguí.

La campana sonó, indicando que el receso había terminado, quería irme, pero Raditz no tenía las mismas intenciones que yo.

- Ya terminó la hora. - le digo, pero él me ignora. Molesto, lo vuelvo a agarrar de la cuellera de su camisa y lo obligo a verme. - Hablas despúes, tenemos que irnos ya. - iba a arrastrarlo hasta los salones si era necesario.

- ¿Ahora te preocupas por las clases? - alzó una ceja burlón - ¿Desde cuándo, eh? - no respondí - ¡Oh cielos! - echó una carcajada dejando caer su cabeza hacia atrás - No me digas.. ¿Que te estás enamorando de ella? - insinuó.

- ¿Qué?

- Claro.., por eso tan.. preocupado ¿No? ¿Es por eso también? ¿El porqué no pudiste dormir anoche? ¿Por pensar en ella? - lo solté bruscamente.

- Estás demente. - crucé mis brazos molesto - ¿Sabes qué? Haz lo que quieras, ya no me importa.

Rió - ¿Ahora que sé tu secreto me permites todo? ¿En serio? - echó otra carcajada.

- Eres un imbécil si crees que esa mugrosa me gusta.

- No lo creo, lo sé. - alzó una ceja - Te gusta Bulma Briefs.

- Piensa lo que quieras, son sólo estúpideces lo que dices.

- Eso no era lo que concordamos Vegeta.. - volvió a reírse.

¿Me estaba viendo la cara de idiota? Oh no.

- Hoy, en la fiesta de Grace, apuesto que asistirás. Daré fin a esto. - digo sin médir mis palabras.

- ¿A que te refieres?

- Me voy a acostar con ella.

- ¿Con Bulma?

- Exacto.

- ¿De verdad? Te creo incápaz de hacerle daño. - cruzó sus brazos.

- Si me consigues 1 gramo de cocaína para hoy puedo lograr mi objetivo.

- ¿Sólo uno?

- No digas más. Es para ella, no para mi. -lo sostengo del cuello y lo arrastro hasta los pasillos para que nadie nos logre escuchar, aunque no haya nadie - ¿Tenemos un trato? - muestro mi mano.

- Con tal no ser involucrado en nada, hecho. - estrechamos nuestras manos, luego él tomó su camimo y yo el mío esperando que ya sea noche.

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