Capítulo 11
Bulma
"Mañana no irás a la escuela" esas fueron las palabras de mi padre que jamás en mi vida esperé oírlas.
Mi padre siempre se empeñó en darme una buena educación, se esforzaba en siempre hacerme tener buenas calificaciones, y si no, su castigo era un buen regaño acompañado de unos horribles jalones en el cabello. Siempre me hacía tener en mente lo importante que eran los estudios y terminarlos, pero ahora, no había entendido el por qué me dijo que no fuera a la escuela el día siguiente.
Y lo hice, no fui a la escuela, le pedí explicaciones, pero él solo me respondió que teniamos que salir. Eso me extrañó bastante, la última vez que salí con él había sido en mi cumpleaños número 5 al parque de diversiones, claro, cuando aún estaba mi madre.
Se me hizo la gran ilusión que por fin había dejado la depresión atrás y se había dado cuenta de la tanta falta que le hacía a su hija pasar un día con su padre solos.
Pero toda esa ilusión se fue a la borda cuando me pidió que me vistiera lo más formal posible.
¿Lo más formal posible?
Fue cuando entendí, que muy probable era alguna reunión en su trabajo en la que tenía que asistir la familia de cada trabajador como mi padre.
No pude evitar sentirme mal, en verdad pensé que se había tomado el día libre sólo para nosotros dos. Pero.. ¡Que cabezota! Era obvio que él jamás iba a retornar a la antigua vida que teníamos, para él, lo único importante en su vida era su trabajo, y yo, sobraba en esa conversación.
Pero mi sorpresa fue otra cuando llegamos a un lujoso restaurante cerca a la playa. ¿Una reunión en la playa? No lo sé.
Me pregunto que será tan importante para que haya dejado su trabajo un día y me haya hecho faltar a clases.
Ambos entramos al lugar, seguí a mi papá hasta una mesa que se encontraba en una esquina donde se podía apreciar las olas de la playa.
Y mi otra impresión fue encontrar a una bella mujer de cabello negro sentada leyendo algo, portaba un bonito vestido rojo vino. Le daba cerca de unos cuarenta, casi igual que mi padre.
Tomamos asiento. Ella nos miró, y sonrió. Era muy linda. Su trigueña piel hacían verla más bonita. Y un brillo en sus ojos mieles me hizo ponerme un poco nerviosa cuando me miró.
— Bulma. Quiero presentarte a Soledad.
Me miró de arriba hacia abajo, no expresó nada, solo sonrió. ¿Qué significaba todo esto?
— Un gusto en conocerte Bulma. Tú padre me contó mucho sobre ti. Aparte de que eres su más adoración.
Si claro, ajá. Su mayor adoración.
— Un gusto también en conocerla señora Soledad. - respondo sonriendo con amabilidad.
— Oh no, solo llámame Sole.
— Está bien, Sole.
Miré a mi papá esperando una explicación a todo esto. No entendía nada y la verdad todo esto me había empezado a marear.
— Soledad es mi nueva pareja.
¡Que! ¡¿Qué dijo?! ¿Pareja?
No tengo nada en contra de que mi padre tenga pareja, pero todo esto fue tan rápido que me costó asimilar todo. ¿Cómo no me había dado cuenta?
— ¿Qué? — fue lo único que salieron de mis labios.
— Sé que no te lo esperabas. Soledad y yo nos conocemos hace casi nueve meses, llevamos saliendo hace un mes. Perdón si no te lo comenté antes, no encontraba el momento adecuado, pero, aquí estamos.
Voltee a ver a la mujer. No me desagrada nada la idea de que mi padre salga con alguien. Tal vez ahora si se ablande conmigo y me tenga más consideración.
— Me alegra mucho. — vuelvo sonrío.
Después de ordenar lo que queríamos, pasamos la mayor parte de la tarde conversando, bueno, eran más mi padre y ella, yo hablaba unas cuantas veces que mi padre me incluía, y en todas esas me obligaba con la mirada a hablar como si fuera un testamento. Algo largo en pocas palabras.
Cuando llegamos a casa, él cargaba una sonrisa, hace tiempo que no lo veía así.
— ¿En serio la amas? — me atrevo a preguntar.
Él me ve.
— Si, es una mujer muy hermosa, ¿La viste?
— Claro, es muy bonita. — limito a decir.
— Ahora, toma un baño y vete a dormir, mañana recuperarás tus clases.
Subí las escaleras, llego a mi habitación y me encierro. Me deshago de la ropa y me doy un baño, salgo y me dispongo en cambiarme, me tiro en mi cama y abrazo mi almohada.
"¿Una nueva madrastra?"
Y así con esos pensamientos, me quedo dormida.
(•••)
2 días después (Aquí ya nos saltamos la parte del capitulo 10 xd)
— ¡Te vas a morir!
— ¿Porqué siempre es necesario que te quedes media hora después que acaban las clases? — le reclamo a Launch por teléfono mientras bajaba del auto de mi padre y comienzo a dirigirme a la entrada en busca de ella.
— Los mejores chismes ocurren en salida amiga mía. Te cuento cada detalle, al igual que tú a mi, cuando nos encontremos en la biblioteca, adiosito.
Y sin más, terminó la llamada, me le quede viendo la pantalla de mi teléfono confundida, ¿Nuevo rumor? No me extraña de esta escuela pero, ¿A que se refería con que yo también le de detalles?
Supongo que me quedare con la duda unos minutos antes de llegar a la biblioteca.
Subí las escaleras hasta llegar al segundo piso. En la entrada me encuentro a Launch chequeando algo en su teléfono, me acerco a ella, me ve, y sonríe, pero no una común en ella, sino una más.. pícara.
— ¡Te tengo! — me jala del brazo y me arrastra por los pasillos hasta llegar a uno de los baños cerca.
— ¡Hey! ¿Qué sucede contigo? ¿Así me recibes? — me quejo mientras me sentaba en el lavado con mis piernas colgando.
Ella me ve emocionada, muerde su labio y habla:
— ¿Desde cuando te acuestas con Ouji?
Bien, eso bastó para ahogarme con mi propia saliva tras lo dicho por ella.
— ¿De que rayos estas hablando Launch? ¿De donde sacaste eso?
— ¿Eso es un si o un no?
— ¡Obvio no! Jamás lo haría.
Ella me mira como si no creyera ninguna de mis palabras aún cargando su tonta sonrisa.
— Ayer en la salida te vieron a ti y a Vegeta entrar al salón de Ciencias muy apresurados. Todos dijeron que tú y el tuvieron sexo.
— ¡¿Qué?!
Oh vamos, acababa de salir de un embrollo y ahora me vienen con otro.
— Pero yo te creo si me dices que no. No te preocupes, cualquiera que diga o hable de eso lo voy a callar con un puño en la cara. —mostró su puño y sonrío. — Aunque me lo creía muy imposible, te conozco y sé que no eres de las chicas que son aceleradas.
— Claro.
— Bueno, aquí huele a muerto, ¿Nos vamos?
Sin duda lo que Launch me acababa de decir me había dejado petrificada, y en la mayor parte, asqueada, ¿Cómo pueden inventar eso?
Me desvíe de Launch y termine en el primer piso.
Me adentre a uno de los baños, sé que estuve en uno antes, pero en verdad olía mal.
Enjuague mi rostro, había empezado a hacer calor.
Pero de pronto, escucho unos pasos acercarse, supuse que era Launch o alguna chica más para entrar y hacer sus necesidades, pero no. Mi sorpresa fue otra al verme ahora contra la pared y siendo sujetada fuertemente de mi brazo.
— ¡Oye! ¡Déjame! — comencé a forcejear, tenia que ser justo en esa zona.
— Shh.. — era un chico. Y lo peor, es que no lo conocía. — Me enteré que andas con Vegeta, ¿Es eso cierto?
Nunca antes había visto a este chico, tenia el cabello alborotado castaño, sus ojos eran azules pero mucho más oscuros que los míos.
Su aliento apestaba a droga, intenté alejarlo de mi pero me era imposible, tenia mucha más fuerza que yo.
— ¡No me toques! — agarró mis manos con fuerza y las golpeó contra la pared, solté un jadeo cuando ahora sujeto las dos con una sola mano. ¿De donde sacaba toda esa fuerza?
— Tal vez no me conozcas, yo tampoco te conozco, pero.. desde que me enteré que andabas con Vegeta, no pude evitar sentirme atraído, ese imbécil me robó a mi novia solo para sus juegos, entonces me puse a pensar ¿Porqué yo no puedo hacerlo con la suya? — mi cuerpo enteró tembló cuando una de sus manos pasó por el dobladillo de mi camisa celeste. — Y no puedo negar que tienes un buen cuerpo. Disfrutaré en parte.
— ¡Estás loco! ¡Voy a gritar!
— ¡Cállate! - una fuerte cachetada impactó contra mi mejilla izquierda. Haciendo que calle. — Prometí ser compasivo contigo, pero si te pones de esa forma tendré que hacerlo por las malas.
— ¡No me voy a dejar! Maldito desgraciado.— comencé a moverme como gusano intentando escapar de la acorralada.
— Joder. — miró hacia abajo. — Si sigues moviéndote así, no me voy a controlar.
Hice fuerzas como pude e intenté zafarme del fuerte agarre en mis muñecas, pero no podía, me sentía muy débil.
Lo miré a los ojos curiosa. Sus ojos estaban rojos, tenia pequeñas ojeras no muy notables a simple vista. Fue que comprobé que sí, el chico estaba drogado.
Su mano se metió dentro de mi camisa. Me tenso y me vuelvo a mover.
— ¡No! ¡Déjame!
— ¡Cállate! si no quieres que te vuelva a golpear. — sujetó fuertemente con su mano libre mis cachetes, apretando. Luego, con la misma mano que sujetaba mis manos, agarro un puñado de mi cabello y me arrastraba con fuerza en dirección a las duchas al fondo.
Intenté separarme como pude.
— ¡Me lastimas! ¡Suelta!
Trate de retroceder, pero él seguía con sus firmes pasos hasta una ducha.
— ¡Ayuda! ¡Ayuda por favor! - comencé a gritar esperanzada en ser escuchada por alguien. Él hizo chocar mi espalda contra la pared, jadeo de lo doloroso que fue.
Fue sorprendente volver a recibir otra cachetada por su parte. Me mareo un poco, dolían mucho sus golpes, tanto, que siento que voy a desmayar. Dejé de gritar cuando sentí temblar mis piernas apunto de fallar y hacerme caer.
— Bien, así me gusta, ahora.. — sus asquerosas manos se metieron bajo mi camisa. - Comencemos con la acción.
Intentaba reunir fuerzas para poder golpearlo y salir de aquí, no debía seguir gritando si no me iba a volver a golpear e iba a perder la conciencia y ahora si estaría muerta.
— Por favor., Detente, no tengo la culpa que Vegeta haya... — susurraba con la cabeza apunto de estallar de tantas vueltas. Estoy segura que en cualquier momento voy a empezar a llorar al sentirme tan vulnerable.
— Shh.. — acercó su rostro al mío, pero no para darme un beso, sino, comenzó a besar mi cuello.
— ¡No! ¡No por favor! ¡Basta! — comencé a llorar. Hice puños e intente alejarlo, no sentía mis piernas, por lo tanto no podíamos darle un patada. — ¡Ayuda! ¡Ayuda por favor!
Ya no me importaba si me golpeaba o no, quería que se detuviera, era asqueroso y peor aún estaba asustada, muy asustada. Mi cuerpo comenzó a temblar de los nervios.
¿Dónde esta la Bulma agresiva?
— ¡Te dije que te calles! — bastó un último golpe por parte suya para hacerme caer y cerrar mis ojos al instante, no volví a ver o oír nada desde entonces.
(•••)
El extraño e irritante ruido del palo del reloj provocó que me inquiete. Sentí mis ojos muy pesados, me costó abrirlos, pero al final lo logré pero con esfuerzo. Lo primero que vi cuando abrí mis ojos fue el techo blanco, mi mirada siguió divagando por todo el lugar donde me encontraba. Me senté en la cama confundida, ¿Dónde estaba?
Espera.. ¿Una cama?
Agache la mirada, no era mi cama. Y mucho menos mi habitación. Yo no tengo soldaditos verdes en una repisa junto con un muñeco de Hulk molesto.
— ¿Dónde estoy?
Comencé a desesperarme, me levanté de la cama y me dirigí hacia la primera puerta que encontré debido a que habían dos. Necesitaba escapar de donde sea me encontraba. Pero fue una gran sorpresa ver como una persona salía de la puerta en la que me dirigía con una gran capa de vapor por detrás y que solo portaba una toalla cubriendo su cintura para abajo, y otra adicional que secaba su mojado y despeinado cabello.
— Despertaste. — habló el indeseable Vegeta.
— ¡¿Dónde estoy?! ¡¡Qué me hiciste?! ¡¿Qué pasó?! — grito mientras camino dando vueltas intentando no verlo.
— Oye, tranquila. — pero no. Los recuerdos de hace no sé cuanto tiempo habrá pasado volvieron a mi mente, un chico, yo, y que estaba apunto a violarme. Sin darme cuenta, había comenzado a derramar lágrimas.
— Él.. ese chico. — retrocedía intentando recordar más. — Él.. él me estaba.. él estaba.. — las palabras salían arrastrando. Sentía mi voz quebrarse al imaginarme lo peor.
Pero, él se acercó a mi y tomó mi rostro entre sus manos, obligándome a que lo vea.
Mi cuerpo volvió a temblar.
— No pasó nada Bulma, él no te hizo nada.— aseguró.
— No, no, no, Vegeta.. él me golpeó, él.. él me estaba tocando.. él iba a.. — miré a un punto inespecifico, volví a callar al ser interrumpida.
— Bulma, mírame. — no le hice caso. Seguía llorando desconsoladamente. - Bulma, joder , mírame — no me quedó de otra que voltear a verlo con los ojos llorosos y rojos. — Él no te violó, no lo hizo, llegué a tiempo antes que pasara. — dijo sin despegar sus ojos de los míos mostrando ser honesto.
— ¿Tú llegaste? — él asintió.
Un gran alivio se apoderó de mi, pero no podía creerlo, mi cuerpo no dejaba de temblar, ¿En que momento pasó? ¿En verdad me salvó de ese tirano?
— ¿De.. de verdad? — lo miro directamente a los ojos esperando que sus palabras sean en verdad sinceras.
— Te estaba buscando para lo de Mate, pero no te encontraba, se me dio buscarte por los baños, fue que te escuche gritar, cuando entré te vi inconsciente en el suelo de las duchas y con ese tarado encima. — guardó silencio un momento. — Llegué a tiempo, si hubiera llegado tarde tal vez.. tal vez si hubiera pasado algo. — me soltó.
Solté el aire que había acumulado.
— ¿Y que le pasó?
— No te preocupes por él, está en un lugar mejor. — sonrió cruzando sus brazos.
— ¿A.. a que te refieres? — mi voz tembló al pensar lo peor.
— JAJA no pienses que lo maté. Bueno, casi pero, lo mandé al hospital. — volvió a sonreír como si eso fuera lo más normal y la mejor manera de haber prevenido algo como eso.
— Pero.. pero..
— Hey, ya no importa que pasó, lo que importa es que en verdad no pasó a mayores y que ahora estás bien.
Era cierto. Me importaba un pepino como quedó ese chico, el mismo chico que me lastimó e intentó violarme.
No pude evitar alegrarme, no me había pasado nada, no llegó a violarme, era un gran alivio, un pequeño cosquilleo se apareció en la parte baja de mi estómago, pero no me importó, no me importaba nada ahora, Vegeta me salvó de ese tipo, y no podía sentirme más alegre que nunca.
Pero no pude evitar sentirme sucia, ese chico de todas formas me había tocado.
Pero por lo menos no llegó a mayores. Desde ahora me voy a prometer a no volver ir a algún sitio sola. No quería volver a pasar por eso.
No volveré a caer en manos equivocadas. Me defenderé como pueda, no dejaré que nadie nunca más vuelva a tocar mi cuerpo involuntariamente.
Alcé mi mirada encontrándome con la de Vegeta.
— Gracias.. — le dije en voz baja. Pero no. — ¡Gracias Vegeta! - la alegría volvió apoderarse de mi cuerpo, di un pequeño brinco y lo abrace con fuerza. — Muchísimas gracias.. — dije cerca de su oído.
Él rodeó mi cintura con sus brazos.
— Es lo menos que podía hacer, me estás ayudando en algo que es realmente importante para mi.
Inesperadamente, volví a llorar. Oculte mi rostro en el pequeño espacio entre su cuello y hombro.
— Oh no, no vuelvas a llorar. — se separa de mi. — Odio ver a las mujeres llorar. — sonríe pasando su dedo pulgar por mis mejillas, ya que mis lágrimas resbalaban por allí. Fue un lindo gesto.
— Perdón.. — me las limpié yo sola. — Es que.. aún no puedo creerlo. — lo volví a ver.— Gracias de verdad, no sé como agradecerte.
— No hay nada que agradecer, ese tipo ya me tenia cansado y ya desde hace un tiempo ya quería romperle los dientes.
Una nueva faceta de Vegeta que en verdad no conocía, un lado tierno y gentil.
Sonreí.
— De igual manera, muchas gracias. — volví abrazarlo. — Debe haber algo para agradecerte.
— No..
— Si.. — me separo de él. — Vamos.
Él arquea una ceja divertido.
— ¿Un beso es mucho?
Me sonrojo al instante, y golpeo su brazo levemente mientras él ríe.
Bueno, volvió a ser el mismo.
— Tú nunca cambias.
— ¿Es un si?
— Nop. — me cruzo de brazos. — Y olvídalo, igual, gracias.
— Sabía que lo ibas a rechazar.
Me volteo dándole la espalda, había olvidado e ignorado por completo que Vegeta había salido de bañarse y acababa de abrazar su torso desnudo. Que bochornoso. Y lo peor, que no podía negar que se le veía extremadamente bien así.
— ¿Dónde estoy? — le pregunto aún dándole la espalda. Estaba tan concentrada en lo que había pasado que había olvidado en donde estaba.
Un momento.
No estoy en la escuela.
Debería estar en clases.
¡Diablos!
Me volteo a verlo nerviosa.
— Te traje a mi casa, no te podía despertar ni con una trompeta. ¿Te drogó o algo? — negué. — De igual forma, no quería estar en clases, y no podía dejarte tirada o llevarte a enfermería, estaba cerrada para ese entonces. Y como las clases aún no empezaban, te traje a mi casa, bienvenida a mi habitación.
Carajo. Mi papá se va a enterar que no estoy en clases. Me va a matar. Tengo que volver.
— ¿Qué hora es?
— Las diez.
— ¡Diez!
Es muy tarde. No me van a dejar entrar.
— Y estás en lo cierto. — habló él.
— ¿Eh?
— Sé que pensabas en volver. Pero ya sabes que es más de las diez, y no permiten la entrada amenos que vayan tus padres.
¿Es un brujo o algo?
— Bueno si.. eso pensaba. — agache la mirada.
— Te puedes quedar. Y vemos que hacemos para entretenernos. Mis padres no están. — mordió una galleta que sacó de por ahí.
— No lo sé. Mi papá se va a molestar si se entera que no estoy en clases.
— Pero tiene que entender tu situación. Digamos que no despertaste hasta medio día por el golpe. Y ahora estás con un trauma gigante por que ese tipo te iba a hacer daño.
— ¿Y como le explico en donde estuve?
— Una amiga te ayudo. Listo. Asunto arreglado. — aplaudió una vez
— No puedo creerlo. — cruce mis brazos intentando buscar otra excusa.
— Entonces.. ¿Te quedas? ¿O te vas? — me miró mientras se metía otra galleta a la boca sin quitarme la mirada de encima.
¿Estaría mal quedarme con un chico a solas en una casa en día de clases?
— Mm... — pienso. Lo miro y sigue sin dejar de mirarme esperando mi respuesta. Ternura. — Esta bien. Me quedo.
Él sonrió. — Bravazo. Hiciste la mejor opción.
— Y.. ¿Me puedes hacer un favor? - él alza una ceja. — ¿Te puedes poner una camisa o algo? — mis mejillas se tiñeron de rojo ya que mi mirada viajo solo un segundo a su torso desnudo de manera indeseable.
Él sonríe pícaro. — ¿Te gusta?
— ¡No!
Me volteo, él ríe y escucho que entra al baño. Luego de minutos veo que sale ya cambiado.
¿Qué puede salir mal?
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