Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

Capítulo 10

— ¿Bulma? — hablé aun sin creer que la tenía en frente.

Pero, mis expectativas fueron otras. Al ver a otra chica de cabello azul.

— ¿Bulma? ¿Buscas a Bulma?

¿Qué?

— Launch.. eh..— diablos, me ilucione por gusto. — Si. La estoy buscando, ¿La has visto?

— No, yo también la estoy buscando, y no la encuentro. La llamé varias veces, y no me contesta.

— ¿Tienes su número? ¿Me lo puedes dar?

Ella me miró con desconfianza.

— ¿Estas loco? No.

— ¡Oh vamos! No seas así..

— Ni loca te voy a dar el número de mi amiga. Que ella te lo de.

— Agh, nunca más te voy a volver a llamar.

— ¡Ni me importa!

— ¡Ustedes dos! ¡Salgan de la biblioteca ya!

Oh genial. Justo cuando parecía que me había librado de la vieja loca.

Ambos, echos furia, nos fuimos. Al llegar a la salida. Ella tomó otro rumbo, y yo bajé las escaleras.

Nada de mujeres, ¿Recuerdas?

Lo sé, por cinco putos meses.

Pero tendrás dinero, ¿Recuerdas?

Es la mejor parte.

Llegué al patio, y me encontré a Raditz.

— ¿La encontraste?

— No. ¡No está! Ni Launch que es su amiga sabe.

— ¿Launch? ¿En dónde esta? La necesito para un polvo.

Lo miré con cara de "En serio" y él se encogió de hombros.

— Tengo ganas. No me puedes culpar.

— Segundo piso.

— Gracias viejo.

Y como un bebé yendo por su mamá para que le dé de amamantar, se fue. Dejándome solo.

¿Qué otro lugar iría? ¿A donde iría si fuera Bulma?

Que estúpido. Ni soy mujer y ya quiero parecer ella. Tremendo imbécil.

Busque entre los baños, busque en casi todos los salones del primer piso, luego del segundo, luego el tercero. Y nada.

Faltaban cinco minutos para que las clases comiencen, y no había rastros de ella. Ademas que la mayoría ya había llegado y ahora se me iba a dificultar.

Fue entonces que las clases comenzaron.
No la vi en el primer periodo, ni en el quinto.

Fue entonces que me di cuenta, ella no había asistido a clases.

(•••)

— Raditz. ¿Me puedes llevar a mi casa?

Él asintió.

— ¿Bulma no vino?

— No.

— Que raro. Ella nunca falta.

— Bueno.. siempre hay una primera vez.

— ¿Y porque no vas a su casa?

— No sé donde queda.

— Podemos preguntarle a Launch.

— Esa mujer ni el número de Bulma quiere darme.

— Yo tengo mis encantos. Lo que pasa es que los tuyos ya pasaron de moda.

— Si aja, tremendo envidioso que eres.

— ¡Hey! Haré como si no oí nada. — se estacionó a medio camino. — Marquemos.— puso su teléfono encima de su pierna izquierda. Y lo puso en altavoz.

— ¿Raditz? — se oyó la voz de Launch.

— Buenas señorita. ¿Como ha estado? — sonrió.

— ¿Se te ofrece algo?

— Mmm.. como ahora lo pides así.

— No me voy acostar contigo otra vez.

— No llamaba para eso, es para otra cosa.

— ¿Otra cosa? ¿Condones?

Soltó un suspiro.

— ¿Dónde vive Bulma?

— Oh.. no lo sé.

— No te hagas nena, sé que sabes dónde vive, eres su mejor amiga por algo.

— No lo sé de verdad. ¡Y no te diré nada de igual manera! ¡Adiós puto!

Y colgó.

Raditz se quedó con la boca abierta.

— ¿Me llamó puto?

— Si.

— Me las va a pagar muy caro esa mocosa.

Sonreí.

— Te dije. Ni tus encantos de puto asco pudieron.

— Estúpido. Por lo menos tengo a mi perra personal.

— Como si quiera yo una.

— Bueno, no hay de otra, a tu casa. ¿Irás hoy a las carreras?

— No lo creo.

Cuando el auto se detuvo en frente de mi casa. Me bajé del auto, Raditz y yo nos despedimos, y se fue. Entré a mi casa, y ni un alma merondeaba, como siempre. Subí las escaleras y entré a mi habitación. Busqué mi computadora portátil y empece a divagar en mil y un páginas para entretenerme.

(•••)

Al día siguiente. Volví a la biblioteca. La bibliotecaria me miró con desaprobación, pero no me dijo nada. Sonreí.

Pasé nuevamente por los largos pasillos. Y aun así no la veía.

Uno.. dos.. tres... cuatro pasillos. Y nada.
¿Habrá vuelto a faltar?

Al momento que quería llegar al quinto, unos murmullos llamaron mi atención.

— No puedo hablarte ahorita, estoy en la biblioteca... — guardó silencio un momento. — Lo sé.. — otra vez. — Y lo haré, le voy a sacar esa información. Nadie lo va a impedir. Muy probable es que lo vea hoy en la noche.

Era Bulma, estaba sentada, recostaba su espalda contra la pared, y hablaba bajo para que nadie la oyera.

— Bien.. chau.

Un momento.. ¿A quien vería esta noche?

Ella se levantó, e iba a irse. No iba a desaprovechar mi única oportunidad, así que salí de donde estaba y me iba a acercar.
Pero como siempre, la vida me hizo una mala jugada, hace ratos vi un letrero, piso mojado.. y yo no le hice caso. Entonces, me caí estúpidamente.

Ella se dio cuenta, se espantó y me miró con preocupación.

— Dios mio Vegeta.. ¿Te encuentras bien?

Y claro, que mejor que humillante a ti mismo que cayéndose vergonzosamente enfrente de la chica que quieres conquistar.

— Hey.. — me levanté rápidamente, y sonreír, como si nada hubiera pasado.

Ella me miró extrañada.

— ¿Podemos hablar?

Eso la tomó por sorpresa. Y luego asintió.

— Pero.. ¿Te parece mejor otro lugar? Por que hace ratos la bibliotecaria está que me mira con cara de querer echarme de aquí hace rato.

Ella volteó a ver a la mujer cuarentona que nos observaba desde hace un buen rato. Ella tomó rápidamente mi brazo y me sacó de la biblioteca con pasos duros y rápidos.

Tranquila mujer.. ni que se fuera acabar el mundo.

¿Que quieres?

Respira Vegeta.. recuerda que tienes que estar tranquilo, calmado.

¿Estás molesta conmigo?

Ella me miró con cara de.. ¿En serio?. Me limite a encoger mis hombros. Si lo sabia. Pero, necesitaba confirmarlo.

Y si no, pues, me esta haciendo un drama por gusto.

— Si. Lo estoy.

Bien. Aquí voy.

—¿Porqué?

Ridículo, lo sé. Pero.. ¡Vamos! Estoy tratando de ser lo más calmado y paciente posible.

— ¿No es obvio? ¡Tú mandas a tus amigos a molestarme! ¿Sabes lo molesto que es tenerlos detrás tuyo hablando cochinadas sobre ti?

— Pero.. ¿Porqué piensas que soy yo quién los manda?

Joder, que ganas me daban de tomarla por los hombros y decirle que es mentira y son unos inútiles, imbéciles, tarados, buenos para nada, y traidores.

¿Qué puedo decir? Soy impulsivo.

— Todos ellos me lo dicen. — dijo.

— ¿Y en serio les crees?

— ¿Qué quieres que piense? ¿Creerte? ¿A ti? ¿Qué eres uno igual que ellos?

— ¿En verdad tienes esa imagen de mi? — cierta decepción se hizo presente en mis palabras, cosa que ella notó.

— Si. — confesó.

Pasé una mano por mi cabello, y lo jalo. Intentaba no notar mi desesperación.

— Bueno, no confías en mi, eso está más que claro, no me conoces, ni yo a ti, tienes tus razones para estar enfadada conmigo. Y no te culpo. Es.. normal. Pero, desde ahora te voy informando, y desmentir todas esas cosas, por que son una mentira, todo eso es una farsa.

— ¿Y debería creerte?

— Por mi.. sí, pero, por ti.. no lo sé. Y eso ya sería problema tuyo, yo vine aquí a decirte que todo eso es mentira, te están tomando el pelo, ellos te molestan por que saben que eres presa fácil, todos ellos son unos fregados, y lo hacen sólo para hacerme quedar mal ante ti.

Wow, ¿En serio acabo de decir todo eso yo?
Me siento maduro.

— Pero... ¿Porqué a mi? ¿Porqué me hablaste?

— Mm.. — piensa, piensa. Te está creyendo. — Ya sabes, necesito refuerzo en matemáticas, ¿Y a quien más podía elegir que a ti? Eres super buena, explicas muy bien, tienes mucha paciencia, ¿Qué mas puedo pedir?

Sus mejillas se tiñeron de un color carnesi. Luego, agachó la mirada.

— Tú decides si creerme o no. — iba a retirarme. La cantidad de estudiantes comenzaba aumentar. Y eso podría ocasionar problemas.

Y justo en el momento en el que pensé que me iba a detener y decirme que me creía y que volvería a ser todo como antes, fue todo lo contrario. Caminaba tan lento esperando ese momento, que casi estaba por caerme. Me llego a reincorporar y salgo de ahí bajando las escaleras.

Puto Raditz, me contagió su obsesión por las películas de romance.

Bajo las escaleras rápidamente, en la entrada me encuentro con Raditz, quien se acerca a mi preocupado.

— ¡¿Y?! ¡¿Se besaron?!

Mi mueca de asco se activó.

— ¿Que tontería dices?

— Lo siento, la emoción.

— Todo lo que tengo que hacer por tu culpa.

— ¿Mi culpa?

— Por la apuesta genio.

— Oh claro, lo había olvidado, ya me estaba imaginando que en verdad estabas enamorado de ella.

¿Más estúpido no puede ser?

— Ahí vienen los demás, vamos con ellos. — me dice él, y ambos, nos acercamos hacia ellos.  Evitando todo el tema anterior.

(•••)

Me encontraba saliendo de mi última clase con bastante pereza. Todos salían con esmero de volver a sus casas. Mientras yo, mi caso era todo lo contrario, pero tampoco quiero estar en la escuela.

El maestro me había dado algunos trabajos extra, no había entregado completamente mi tarea debido a que no me sabia la mayoría, pero me dijo que era un avanze. Y me dio esa oportunidad. Dentro de 7 días  daré ese examen, y si para entonces Bulma sigue enojada conmigo, estoy jodido.

Bajo las escaleras sin mucha prisa. Colgando mi mochila en mis hombros. Pero de pronto, escucho que alguien me llama.

¡Vegeta!

Me volteo a ver de quien se trataba.
Conocida, pero no Bulma si eso pensaban.

¿Qué? respondo sin mucho interés.

Se trataba de Pares, era capitana de las porristas de la escuela. Se le podía dar el título de chica atrevida, o adelantada — en sentido de andar en chico en chico.—  Pero no, es todo lo contrario, a pesar de ser popular sólo por ser la capitana y una de las chicas más "Bellas" del instituto, no es de eso. Pero eso no quita que sea una fresa y frenética.

Haré una fiesta en mi casa el Viernes por la noche. Es mi cumpleaños así que.. me entregó una tarjeta de invitación. La recibí. También puedes invitar a alguien más si gustas.

Veré que puedo hacer. sonreí.

Te espero, adiós. hizo un ademán con su mano derecha y se fue.

Miré la tarjeta morada. Luego, la guarde en el bolsillo de mi chaqueta y seguí bajando las escaleras.

Justo en el momento que iba a terminar de bajar todas las escaleras en forma de caracol, alguien chocó fuertemente contra mi, provocando que pierda el equilibrio por un momento y de un paso en falso. Cuándo pude volver a mi postura erguida. Me gire a ver quien fue el responsable de casi hacerme caer.

En el mismo momento que iba abrir la boca boca, calle repentinamente al ver de quien se trataba.

¡Vegeta! Justo te estaba buscando. — ahora si era Bulma.

— ¿A si? — hablé sarcástico.

Discúlpame hermoso y sensual Vegeta por haber chocado contigo.

— ¿Tienes unos minutos?

— ¿Para?

— Pues.. necesito hablar contigo. — susurró lo último, no pasaba ni más de cinco minutos hablando y ya habíamos captado la atención de los pocos que estaban presentes. Eso la incómodo por lo visto. Tomé su brazo y la llevé hacia el salón de Ciencias que quedaba a pocos salones, pero lo suficientemente aislado de todos esos insectos.

— Soy todo oídos.

Tomó aire, luego lo soltó.

— Te creo.

— ¿Mmh?

— Que te creo.

Si supiera que por dentro estoy haciendo un extraño baile, ¡Lo había conseguido!

— ¿En serio?

— Si, y tienes razón, perdón si actúe como una chiquilla de quince.

Sonreí.

— Tú tranquila,  ya pasó.

— Y también perdón por haber chocado contigo.

— Tú tranquila, ya pasó. — repetí divertido. — Además, tenemos un trato, ¿Lo recuerdas?

— Lo sé.

Cambié de tema.

— ¿Tienes tiempo ahora? El maestro me dejó algunos trabajos.

Ella mordió su labio y miró hacia otro lado preocupada.

— Lo siento. No puedo. Necesito cosas que hacer en mi casa. Mañana por la mañana puedo ayudarte.

— Me parece bien.

— ¿En la biblioteca?

— No, esa vieja al parecer ya le estoy hartando de solo ir y joder a quien sea.

— ¿Joder a quien sea?

— Olvídalo. ¿Te parece en las gradas como la otra vez?

—  Perfecto. Entonces ahí nos vemos.

Pasó por mi lado, y una idea retorcida pasó por mi mente. Antes que saliera, pasé mi mano por su cabello recogido en una coleta. Ella pegó un pequeño chillido y se volteó a verme enfadada, yo sonreía divertido al ver como quedó su cabello.

— ¡¿Qué rayos te pasa?! ¡¿Porqué lo hiciste?!

— Perdón. Se me salió. — reí un poco alzando las manos rendido.

— Eres un idiota. — y sin más, salió del salón.

¡Oh mierda! Se me olvidó preguntarle por qué faltó ayer. Bueno, será mañana.

Vas por buen camino Vegeta. No estas yendo nada mal.

Luego de unos minutos hablando solo, salgo del salón con una sonrisa triunfante hacia la salida, donde supongo, que está Raditz.

Al llegar me lo encuentro leyendo algo en su teléfono, suelto un silbido intentando llamar su atención. Él se da cuenta, y me ve. Sonríe, y yo me acerco a él.

— ¿Porqué tardaste tanto?

— Tuve un percance.

— Y por casualidad.. ¿Ese percance se llama Bulma Briefs?

¿Era él acaso un adivino?

— Si. ¿Cómo sabes?

— Apuesto que aún no te haz enterado del nuevo rumor.

— ¿Rumor? — dije sin creer. — ¿Qué tan rápido corren? — me dije a mi mismo.

— Mucho más rápido de lo que se demora un pedo en salir de mi trasero.

— No seas cochino. Ya dime, ¿Qué es?

Tomó aire. Y habló:

— Dicen.. que Bulma y tú, tuvieron sexo en el salón de Ciencias.

Mierda.

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro