Tiempo atrás, durante el viaje de Jimin...

El señor Dee se dirigió al lago lunar a realizar el ritual para hablar con la madre luna, siguiendo cada protocolo. Colocó velas e inciensos encima de la pequeña balsa que flotaba en el agua tranquila.

Después comenzó a aullar con los ojos cerrados, esperando a que el espíritu de la madre descendiera y poder hablar con ella.

Luego de tres aullidos desgarradores, la madre luna apareció. Era tan hermosa, su rostro fino parecía de porcelana y su piel brillaba en un tono único. Era una deidad, la más sagrada para los lobos.

—Hola, Dee. ¿Por qué me buscas? —Su voz tan suave y melodiosa.

—Madre luna... —Tragó saliva nervioso—. Que honor tenerla ante mí.

—Bueno, estás realizando el ritual de petición. Supongo que quieres pedirme algo. ¿Qué es lo que quieres?

—Yo no quiero nada, madre... Es solo que quiero informarte un pecado que se ha cometido.

—¿Pecado?

—Te han mentido... Se trata de una hechicera fallecida, Larimel. Ella invocó tu nombre hace tiempo solicitando que el rey alfa Jeon Jungkook se convirtiera en Gamma, pero madre, Jeon Jungkook no pidió eso. Vengo ante ti para pedirte que no cobres ese favor, nuestro rey es inocente.

La madre luna sonrió con compasión.

—Comprendo, pero he dado de mi poder sin dudarlo. —Suspiró—. Me temo que debo cobrarle el favor con lo que se me prometió.

—¿Qué se ha prometido, madre?

—A cambio de convertir al rey Jungkook en un gamma y que lleve un embarazo exitoso se me ha otorgado la vida del rey.

—Madre... Park Jimin y Jeon Jungkook se aman y estaban destinados a encontrarse, tú los hiciste destinados...

—Eso ya lo sé, mi querido. —Sonrió—. Me enfurece saber que fui engañada. Así que, te ayudaré.

—¿Qué es lo que quiere a cambio?

—Nada, al parecer la vida de Larimel ya fue tomada. —Volvió a sonreír—. Digamos que es un remedio que le obsequio a Park Jimin de corazón, pero eso será posible solamente si sobrevive ante la muerte de Jeon Jungkook.

—¿A qué se refiere?

—Jimin deseará la muerte cuando fallezca Jungkook debido al lazo. Si él muere, entonces no será posible el resurgimiento de Jungkook. Lo impediré.

—¿Y cómo se llevará a cabo el resurgimiento, madre?

—Hazlo beber lágrimas de fénix. —Sonrió de oreja a oreja—. Las mismas que bebió su padre, Jeon Namjoon. Cuando muera habrá pagado mi deuda y al resucitar yo habré cumplido mi promesa, todos ganan.

—¿Hay algún truco atrás de esto, madre?

La luna se agachó, metiendo las manos al lago, después salieron húmedas con un frasco llenó de agua, esa agua comenzó a brillar de manera mágica y asombrosa.

—Sí, quiero que cuando Jungkook resucite les des a beber a ambos este frasco.

—¿Qué es, madre?

—Necesito que el enigma puro cuide mi planeta, si sobrevive a esta prueba le otorgaré la eternidad junto con su destinado.

—¿Esto es...?

—El elixir de la vida, el agua de la eternidad. Ah, por cierto. Jimin no debe saberlo, si se entera que le daré una oportunidad a Jungkook no dudaré en llevármelo al mundo de los muertos para siempre. —Sonrió, después de eso desapareció de la vista del señor Dee.

El hechicero aprovechó la ausencia de Jimin para reunirse con Jungkook en secreto. La habitación estaba iluminada solo por la luz de una vela, creando un ambiente íntimo y conspirativo. El señor Dee comenzó a hablar, su voz baja y seria.

—Señor Jungkook, es hora de que sepa la verdad. La madre luna ha hablado, y su palabra es ley.

Jungkook asintió, su mirada intensa. Sacó una libreta y comenzó a anotar cada palabra del hechicero, trazando un plan para asegurarse de que todo saliera a la perfección.

—Yo siempre obtengo lo que quiero, señor Dee —dijo Jungkook, su voz llena de determinación.

Min Yoongi estaba escuchando con atención, como había sido ordenado por Jimin. No se separaría de Jungkook, y escuchó todo en silencio.

—Será peligroso, Jungkook —advirtió el señor Dee—. Si no funciona...

Yoongi sintió un nudo en la garganta. La idea de perder a Jungkook era insoportable.

—Tiene que funcionar —dijo Jungkook, su mirada firme—. Tenemos la palabra de la madre luna. Ahora solo necesitamos conseguir lágrimas de fénix. Cuando inicie labor de parto, las beberé.

Yoongi se estremeció al pensar en el riesgo que corría Jungkook.

—¿Y si algo sale mal? —preguntó, su voz nerviosa.

Jungkook sonrió, su expresión tranquilizadora.

—¿Estás diciendo que me amas? —preguntó, su voz llena de diversión.

El señor Dee soltó una leve risita.

—Hoseok no puede saberlo —dijo Yoongi, desviando el tema de conversación—. Si se entera, capaz y suelta la lengua. No sabe ser discreto.

Jungkook asintió.

—Bien, entonces es un secreto de nosotros tres. No importa lo complicado que se ponga, promete que cuidarás de Jimin e impedirás a toda costa que... Impedirás que muera —dijo Jungkook.

Yoongi asintió, su mirada seria.

—Obviamente —dijo—. Y tú promete que volverás.

—Tengo que volver —dijo sonriendo—. No puedo dejar a mi esposo e hijo solos.

La habitación se llenó de un silencio emotivo, porque los tres hombres estuvieran unidos por un secreto sagrado. El destino de Jungkook estaba sellado, y solo el tiempo diría si su plan funcionaría.

—Tiene que ser incinerado —dijo el señor Dee—. Para que resurja como el ave fénix tiene que ser incinerado y el resurgimiento será luego de tres meses de haber muerto.

—Eso es demasiado tiempo —murmuró Jungkook preocupado—. ¿Y si Jimin se enamora de alguien más?

—¿Tan inseguro eres, Jeon? —cuestionó Yoongi y Jungkook cruzó los brazos.

—Aunque soy fascinante, todo puede pasar...

—Serán tres meses, nadie olvida a su destinado en tan poco tiempo.

—Bien, entonces así le haremos. —Jungkook sonrió con tristeza—. En cuanto vaya a dar a luz lo buscaré para beber las lágrimas de fénix.

—De hecho no importa cuando las beba, majestad —dijo el hechicero—. Si las bebe hoy o un día antes de morir, surtirá el mismo efecto.

—Lo sé, pero no quiero tomarlas y que estén tanto tiempo en mi sistema y en el sistema de mi cachorro...

—Comprendo. Si ese es el plan entonces me iré a buscar las lágrimas de fénix. —Sonrió—. Y recuerden no mencionarle nada de eso al rey Jimin.

—Por supuesto —contestó Jungkook.

—Mis labios están sellados.

Y así, guardaron el secreto durante todo el embarazo.

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