🥀Capítulo 22-Luna de sangre🥀
Nunca sabrás cuando será la última vez que escuches un "Te amo" de la persona que amas.
La luna llena brillaba en el cielo, iluminando el castillo y el reino entero. Jungkook jadeaba, su rostro contrariado, mientras las contracciones de parto se intensificaban.
—Oh, luna sagrada —dijo agitado y en soledad pues Jimin había salido de la habitación para ir por el médico—. Protege a nuestro cachorro, guíanos en este momento crucial y que todo salga bien.
En las puertas del castillo, el reino entero que se había reunido, seguían entonando cánticos en honor al futuro príncipe. Sus voces se elevaban hacia el cielo, llenando el aire de esperanza y alegría.
—¡Viva el príncipe! —gritaban—. ¡Viva el rey y el rey consorte!
Dentro del castillo, Jungkook gemía, su cuerpo tensándose con cada contracción. A causa del dolor desesperante se puso de pie y al hacerlo sintió que más líquido resbalaba de su interior, al mirarse las ropas notó que había una mezcla de agua y sangre, y al ver el reflejo de la luna llena que antes era amarillenta, se sorprendió porque ahora era una luna roja, pero más que roja su lobo le gritaba que era una luna de sangre.
—Vamos... —Jadeó sintiendo que el oxígeno que entraba por la manguera conectada a su cuerpo no era suficiente—... Madre luna... Ayúdame a terminar esto que comenzamos con tanto esmero.
Sin embargo, en sus oídos resonó una voz que todo lobo reconocía, una voz dulce, seductora y protectora.
Era la voz de la madre luna.
"Todo tiene un precio, y aunque tú no hiciste el ritual de petición para ser transformado en gamma debo cobrar lo que un día entregué sin dudar."
—No... —susurró Jungkook.
En ese instante entró Jimin acompañado del médico y distintos auxiliares. Todos ellos lo ayudaron a subir a la camilla para después anestesiarlo, colocándole la anestesia epidural. Jungkook no sintió dolor porque su mente viajaba por aquellas palabras duras que le había dicho la madre luna. ¿Qué era lo que se iba a cobrar? ¿La vida de su cachorro? Esperaba con todas sus fuerzas que no, no soportaría perderlo.
Jimin sostuvo la mano de Jungkook todo el tiempo mientras la camilla avanzaba por los pasillos del castillo. También lanzó feromonas tranqulizadoras para ayudar a su esposo a que no estuviera nervioso, a que no tuviera dolor. Sabía que la anestesia ya lo estaba haciendo y no quería interferir con los procesos médicos, aun así decidió aportar con su poder de enigma para que Jungkook no sintiera dolor alguno.
Cuando entraron al quirófano, Jimin se situó junto a su esposo, su presencia una fuente de consuelo en ese momento de tensión. Los dos se miraron a los ojos, expectantes, ansiosos por conocer al pequeño que estaba a punto de nacer. El silencio entre ellos era denso, lleno de emoción y anticipación.
El semblante de Jungkook era preocupante, su rostro pálido y demacrado, reflejo de los sufrimientos que había padecido durante el embarazo. Sus mejillas, que alguna vez estuvieron rebosantes de vida y color, ahora eran sumamente delgadas y pálidas. Sus labios, antes carnosos y rosados, ahora eran delgados y de un color púrpura que hacía que Jimin sintiera un dolor agudo en el corazón. Sus brazos, antes fuertes y musculosos, ahora estaban delgados y frágiles, como si hubieran perdido toda su vitalidad.
Jimin acarició la frente de Jungkook, tratando de infundirle calor y consuelo.
—Todo acabará pronto —dijo, su voz suave y tranquilizadora—. Cuando te recuperes de la cirugía, te convertiré de nuevo en alfa.
Jungkook sonrió débilmente, su mirada llena de gratitud.
—Ujum... —murmuró, con voz apenas audible.
En ese momento, el monitor junto a ellos comenzó a hacer ruidos extraños, y el médico y el personal se alarmaron. Jimin, al notarlo, se puso de pie, su corazón latiendo con ansiedad.
—¿Qué sucede? —preguntó, su voz llena de preocupación.
Pero antes de que alguien pudiera responder, el sonido del llanto del hermoso cachorro inundó el quirófano, llenando el aire de alegría y emoción. Jimin se volvió hacia Jungkook, sonriendo.
—Ha nacido —dijo, con voz llena de júbilo—. Nuestro pequeño ha nacido.
Jungkook sonrió, su rostro iluminado por una luz de felicidad, y Jimin se inclinó para besarlo, su corazón lleno de amor y gratitud. El momento que habían estado esperando había llegado, y nada podría empañar la alegría que sentían en ese instante.
El llanto del pequeño príncipe resonó en el quirófano, tan fuerte y claro que incluso los que esperaban al otro lado de la puerta lograron escucharlo. Era un sonido distinto a otros cachorros, uno que anunciaba la llegada de algo especial. El personal médico lo supo de inmediato, porque el aroma de sus feromonas ya se sentía en el aire, una mezcla única y potente que solo los cachorros enigma poseían.
La casta enigma era una rareza, una bendición que pocos tenían la dicha de presenciar con sus propios ojos, pero ese pequeño ya había nacido con todas las características de su casta. Su cabello oscuro, suave y brillante, caía en suaves ondas sobre su frente. Uno de sus ojos era rosa, igual al de Jimin, mientras que el otro era gris oscuro, igual al de Jungkook. La mezcla perfecta, el fruto del amor del rey y el rey consorte.
La enfermera jefe, emocionada, abrió la puerta del quirófano y se dirigió a la multitud que esperaba ansiosa afuera. La manada del rey, quienes estaban ansiosos por saber qué estaba sucediendo.
—¡Anuncien al reino que un hermoso cachorro macho enigma ha nacido! —gritó la enfermera, eufórica—. ¡El rey y el rey consorte tienen un hijo!
Yoongi, Hoseok, Minho, Mabel e incluso el señor Dee celebraron riendo a carcajadas por el nacimiento exitoso del príncipe.
—¡Ha nacido! —gritó Yoongi, su voz llena de emoción—. ¡Nuestro pequeño príncipe ha llegado!
Hoseok y Mabel se abrazaron, llorando de alegría, mientras que el señor Dee sonreía, su rostro iluminado por una expresión de satisfacción.
—Es un momento histórico —dijo—. El nacimiento de un cachorro enigma es un regalo para el reino.
Minho, ansioso por compartir la noticia con el pueblo, se despidió de los demás y corrió por los pasillos del castillo hacia el balcón que daba a la explanada. La multitud que esperaba allí abajo era enorme, y Minho sabía que su voz debía ser lo suficientemente fuerte para llegar a todos.
—¡Un cachorro macho enigma ha nacido! —gritó eufórico, su voz resonando en el aire nocturno.
Bastaron pocos segundos para que los gritos de celebración del pueblo se escucharan, invadiendo el ambiente de regocijo. La multitud estalló en ovaciones y aplausos, mientras que los músicos que estaban esperando la noticia comenzaron a tocar una melodía triunfal.
La explanada del castillo se convirtió en un mar de danzas y risas, con todos los que esperaban allí abajo uniéndose en un baile nocturno en honor al nuevo príncipe de planeta lunar. La luna llena brillaba en el cielo, iluminando la escena con una luz mágica y sangrienta.
¿Cuánto tiempo durarían las celebraciones?
Mientras tanto, en el quirófano, Jimin sostenía a su cachorro por primera vez entre sus brazos. Podía sentir la fragilidad del pequeño, tan suyo, tan hermoso, tan inocente. Mientras lo sostenía se inclinaba para que Jungkook lo viera, al hacerlo una lágrima resbaló por su mejilla.
—S-Se-Se parece mucho a ti —dijo Jungkook mirando a Jimin a los ojos, es que el cachorro era idéntico al enigma puro.
—Lo sé, idéntico a...
—¡Majestad! —gritó el médico emocionado.
En seguida, se escuchó el llanto de otro bebé, Jimin y Jungkook se miraron a los ojos sorprendidos porque no sabían que tendrían gemelos, creían que tendrían un solo cachorro basándose en la voz de Jungmin cuando tenía menos del mes de gestación. Era otro bebé enigma, pero sus ojos no eran como los de Jimin, tampoco como los de Jungkook. Sus ojos eran rojos carmesí, y su rostro era idéntico a Jungkook.
Ese bebé, lloraba mas fuerte que el primero, al parecer había sacado incluso el carácter de su padre alfagamma.
—Jungkook, son dos... —murmuró Jimin emocionado.
—Las ecografías no mostraron nunca el crecimiento de los cachorros —dijo el médico—. Supongo que es debido a que el grosor de los sacos y la genética enigma lo impedía, estoy bastante sorprendido. Si hubiéramos interrumpido el embarazo en aquella ocasión hoy no estaríamos celebrando el nacimiento del par de príncipes.
—Q-q-quiero verlo... —dijo Jungkook en un hilo de voz.
El médico le entregó el segundo cachorro a Jimin. Ahora llevaba a uno en cada brazo, temiendo dejarlos caer, se inclinó hacia Jungkook para que pudiera verlos.
—Jungmin... —susurró viendo al pequeño con rostro de Jimin y ojos bicolor—. MoonRed... —susurró mirando al pequeño con rostro de Jungkook y ojos rojos carmesí—. Son... Her... Mosos...
—¿Puede alguien sostener a los cachorros? —preguntó Jimin, notando que algo andaba mal con Jungkook.
El médico pediatra los tomó para terminar de revisarlos. Jimin se acercó a su esposo, su corazón latiendo invadido de preocupación.
—¿Jungkook, estás bien?
—¡Necesito que apresuremos la sutura del vientre! —gritó el médico eufórico.
—La madre luna ha venido a cobrar lo que se le debe —dijo el lobo de Jungkook a Jimin a través de la telepatía pues Jungkook no podía emitir palabra alguna debido a la extrema debilidad.
—¿De qué hablas? Jungkook nunca le pidió nada a la madre luna. Fue la estúpida de Larimel...
—¡Jeon Jungkook! —gritó Jimin al ver los ojos desorbitados de su amado y al sentir un pinchazo en el lazo que habían formado durante años—. ¡Doctor! ¡¿Qué es lo que pasa?!
—A un lado, majestad. Necesitamos hacer la...
El sonido chirriante del pitido del monitor que marcaba los signos vitales de Jungkook resonó por toda la habitación, como un cuchillo que cortaba el aire y destrozaba el corazón de Jimin. En ese momento, el personal médico y Jimin entraron en un estado de caos y desesperación.
—¡No! —gritó Jimin, su voz llena de angustia—. ¡No puede ser!
El médico se acercó a él, su rostro serio y preocupado.
—Majestad, por favor, muévase —dijo—. Tenemos que iniciar la reanimación.
Jimin se apartó, su cuerpo temblando de miedo y dolor. Veía a los médicos y enfermeras moverse con rapidez y eficiencia, pero su mente estaba paralizada por la incredulidad y el terror.
Colocaron el desfibrilador en el pecho desnudo de Jungkook, haciéndolo saltar de la camilla en distintas ocasiones. El sonido de los electrodos y el olor a carne quemada llenaron el aire, mientras que Jimin sentía que su corazón se desgarraba en pedazos.
—¡Vamos, Majestad, vamos Jeon Jungkook! —gritaba el médico—. ¡Vamos, no se rinda!
Pero Jungkook no respondía. Su cuerpo yacía inmóvil en la camilla, su rostro pálido y sin vida. Jimin sentía que el lazo que los unía se desvanecía cada vez más, como si estuviera perdiendo a su esposo ante sus propios ojos.
No tenía tiempo para llorar, no todavía. El dolor que sentía en su cuerpo era demasiado intenso, demasiado abrumador. Veía detenidamente a su esposo ser reanimado, su corazón latiendo con una esperanza desesperada de que Jungkook volviera a él.
Pero los minutos pasaban, y el silencio en la habitación se hacía más pesado. Los médicos y enfermeras intercambiaban miradas preocupadas, y Jimin sabía que la situación era crítica.
—¿Por qué no responde? —preguntó Jimin, su voz apenas audible.
El médico se acercó a él, su rostro lleno de compasión.
—Lo siento, Majestad —dijo—. Estamos haciendo todo lo posible, pero....
Jimin no quería escuchar. No quería saber que su esposo podría no sobrevivir. No quería creer que podría perder a la persona que amaba más en el mundo.
Pero la realidad era cruel, y Jimin sabía que debía enfrentarla. Su corazón estaba roto, y su alma estaba muriendo. La pérdida de Jungkook sería demasiado para él.
—¡No! —Jimin comenzó a gritar desesperado—. ¡Madre luna, no te lo lleves!
El personal médico se sorprendió, todos estaban confundidos, pero al mismo tiempo comprendían el momento desgarrador que se estaba viviendo dentro de la sala de operación.
—Te lo ruego, Jungkook... Escúchame —Las lágrimas de Jimin comenzaron a caer encima del pecho desnudo de Jungkook mientras lo golpeaba con fuerza tratando de hacer que su corazón volviera a latir—. ¡Dijiste que todo estaría bien, dijiste que debía confiar en ti!... No me hagas esto, yo... No soy nada sin ti.
—Majestad, me temo que ya no hay nada que hacer.
—¡No me digas tonterías! —Rugió Jimin furioso—. ¡Jungkook es mío y no me puede dejar, no ahora!
La escena se convirtió en un caos, con el personal médico intentando calmar a Jimin, mientras el cuerpo inerte de Jungkook se enfriaba cada vez más.
—¡Apártense de mí! —Rugió Jimin con su voz de mando.
El personal médico se apartó con reverencia, quedándose todos quietos viendo la escena. Todos a excepción de una enfermera que salió para notificarle a Min Yoongi y Jung Hoseok lo que estaba sucediendo.
—¡Jeon Jungkook, te ordeno que respires! —gritó con su voz de mando al mismo tiempo que su lobo—. ¡¿Escuchaste?! ¡Tienes que obedecerme, soy un enigma puro y te estoy ordenando que no mueras!
La puerta para ingresar al quirófano fue abierta, aparecieron Yoongi y Hoseok, quienes se quedaron petrificados al ver la dolorosa escena. Sin embargo bastaron un par de segundos para que Yoongi cayera de rodillas, sentía un dolor profundo porque amaba a Jungkook con todo su corazón y sabía lo mucho que le ilusionaba ser padre, también sabía lo mucho que Jimin lo amaba. Todos en la habitación lo sabían.
—¡Min Yoongi haz algo! —gritó Jimin—. Tu siempre sabes qué hacer... —Lloró acariciando las mejillas de Jungkook y besando sus labios que ya estaban fríos—. Despierta mi amor, despierta mi vida, no me dejes... Te lo ruego...
»Jungkook sin ti... Sin ti no quiero vivir... Amor mío, mi alfa, mi gamma, mi todo... ¿Qué haré si te vas? No puedo solo...
—Jiminshi... —murmuró Hoseok acariciando la espalda de Jimin—. Tienes que dejarlo ir.
—¡No, es mío y yo soy suyo! —Hoseok apretó el hombro de Jimin obligándolo a girar el cuerpo.
—Ahora eres padre, tus cachorros te necesitan...
—Yo no quiero a esas cosas, me arrebataron a mi amor.
—¡Pues entonces Jungkook habrá muerto en vano! —gritó Yoongi mientras lloraba, poniéndose de pie—. Porque él deseaba ser padre y tener una familia feliz.
—¿Ah sí? Pues... Me ha dejado solo... —Sollozó y finalmente se terminó por quebrar, aceptando el hecho de que no había nada más que hacer. Dejándose caer en los brazos de Hoseok y Yoongi—. No soy tan poderoso, mi voz de mando no resucita muertos... Yo, rompí mi promesa para nada.
—¿Cuál promesa? —preguntó Yoongi.
—Le prometí que jamás utilizaría mi voz de mando con él... —Lloró amargamente.
La habitación se invadió de sollozos, lamentos y feromonas de luto. El rey Jeon Jungkook había muerto.
—Hora de muerte, 3:48 AM —dijo el médico finalmente.
Todos en el castillo escucharon la noticia y lloraron, al igual que el pueblo que estaba afuera pues les fue notificado que el rey coronado acababa de morir. La noche que se suponía que sería de dicha y regocijo terminó siendo una noche sangrienta en la que la madre luna tomó lo que le convino para saldar la deuda.
Bien dicen que nunca hay que pedirle nada a la luna...
Larimel, en el infierno, seguramente se regocijaba de alegría porque finalmente había logrado acertar en una parte de sus planes; asesinar a Jungkook sin tocarlo.
No me hablen ni me toquen, estoy triste😔
😔ÚLTIMOS CAPÍTULOS😔
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