🥀Capitulo 21- Última cena🥀
¿Habías escuchado alguna vez la frase: Paz antes de la tormenta...?
36 semanas de gestación, un día antes de la cesárea programada del rey Jeon Jungkook.
La panza de nueve meses de Jungkook estaba por reventar, le contó a Jimin que las patadas de Jungmin no lo dejaban dormir y tampoco estar en una sola posición porque comenzaba una lucha molesta dentro de su vientre. Desde el día en que casi perdían al cachorro no volvieron a escuchar su voz, tampoco a su lobo, pero el médico dijo que esa era una buena señal porque significaba que el cachorro no detectaba peligro alguno y por eso no se comunicaba con sus padres.
Jungkook insistió en que hicieran una cena en la habitación real con la manada, Yoongi, Hoseok, Minho, la madre de Yoongi e incluso invitaron al señor Dee. A pesar de que Jungkook comería desde la cama porque estaba en reposo absoluto todos asistieron. ¿Y cómo no hacerlo? Si aparte de ser amigos y familia era los reyes de ciudad lunar.
Jungkook era adorable ante los ojos de Jimin con su barriga redonda, cuando lo ayudaba a ducharse su corazón moría de ternura porque verlo en ese estado lo hacía sentir el hombre más afortunado del mundo. Daría cualquier cosa por verlo sonreír, no quería fallarle, trataría de no volver a hacerlo en el futuro. Jungkook era el mayor vicio de Jimin, desde que lo conoció y corrió a abrazarlo mientras la luna rosa brillaba sobre ellos decidió que viviría y moriría por él.
—¡De verdad! —Yoongi se carcajeó—. La primera vez que miré a Jimin estaba embobado, arrojaba un aroma a omega bastante chillante y fastidioso, pero atractivo. ¡No me juzguen! Así que fui a saludar.
—Recuerdo que aquella vez Jungkook casi te arranca el brazo —soltó Jimin, riendo al recordar ese momento
—Es mi omega —Yoongi estaba imitando la voz de Jungkook y todos se estaban carcajeando—. No lo vuelvas a tocar, es una orden.
—Estaba celoso —dijo Jungkook finalmente—. Jimin siempre, incluso cuando era omega era bastante atractivo.
Jimin se sonrojó.
—Recuerdo que en el orfanato los alfas anhelaban tomarlo, yo tuve que inventar que era mi omega y que lo marcaría antes de ser vendidos en la subasta de omegas —dijo Minho.
—Oh sí, me acuerdo.
—Pues a todos esos malditos los maté y les arranqué las lenguas —dijo Jungkook sonriendo.
—Ah sí, fui testigo de eso —contestó Yoongi—. Ese día me di cuenta que de verdad amabas a Jimin.
—¿De verdad hiciste eso, Jungkook? —preguntó Hoseok.
—Yoongi me ayudó bastante, él los encontró uno a uno.
—Ajá, soy bueno encontrando.
—Si que son vengativos chicos...
—Lastimaron mucho a mi bebé —dijo Jungkook sonriendo—. Volvería a hacerlo una y mil veces.
—Ese es amor del bueno, salud por nuestros reysitos... —dijo Mabel, ya estaba bastante ebria.
—Creo que ya es hora de irnos todos a dormir —dijo el señor Dee—. Mañana temprano ingresa el rey a quirófano y necesita descansar.
—Sí, vámonos. —Minho se puso de pie, después salió a llamar a algunos sirvientes para que se llevaran los platos y restos de comida de la habitación.
—Bueno, esta es nuestra última cena sin un bebé en el castillo —dijo Jimin, riendo—. Mañana a esta hora el castillo estará inundado de llantos de nuestro cachorro.
—¡Chicos! —gritó Minho al regresar corriendo a la habitación.
—¿Qué, qué, qué pasa? —preguntó Yoongi.
—Están llegando alfas, omegas y betas a las afueras del castillo. Todo están pendientes del nacimiento del príncipe.
—¡¿Qué?! —preguntó Jungkook emocionado—. Quiero ver...
—Puedo llevarte en mis brazos al balcón —susurró Jimin.
—Vaya, son muchos. Desde aquí los puedo ver —comentó Hoseok desde el balcón.
—Llévenles agua y comida de mi parte —dijo Jungkook—. Que estén bien mientras esperan y cuando nazca el cachorro anuncien que ya nació frente a todos.
Y así se hizo. Los miembros de la servidumbre real les llevaron comida, agua y bocadillos a todos los ciudadanos que estaban esperando la llegada del príncipe de planeta lunar.
Cuando Jimin y Jungkook se quedaron a solas en la habitación el embarazado con su enorme panza no dejaba de moverse. Jimin, sintiéndose desesperado por no poder ayudarlo decidió abrir las ventanas de par en par para que el aire natural recorriera la habitación, después se puso a tararear una canción mientras masajeaba los chamorros de Jungkook.
Finalmente, el cachorro se quedó en quietud y Jungkook llamó a su esposo para que se tumbara en la cama junto a él.
La luna llena iluminaba la habitación real, sus rayos bañando a Jimin y Jungkook en una luz suave y sensual. Estaban acostados en la cama, sus cuerpos entrelazados, y de la nada sus labios se unieron en un beso lujurioso. La pasión ardía entre ellos, y Jungkook no podía resistir la tentación de acariciar el miembro de Jimin, deseando una noche pasional.
Pero Jimin, sintiendo su erección crecer, se detuvo, recordando la condición delicada de su esposo.
—Espera —dijo, su voz baja y ronca—. No podemos.
Jungkook se sorprendió, su rostro contrariado y sus labios rojos.
—¿Por qué no? —preguntó, con su voz llena de deseo.
Jimin sonrió, su mirada era tierna, tan tierna que podía derretir cualquier cubo de hielo.
—Porque debemos cuidar al cachorro —dijo, acariciando el vientre de Jungkook—. No quiero correr riesgos. Además mañana es la cesárea.
Jungkook suspiró, pero entendió. Jimin se acomodó abrazando a su esposo con muchísimo amor antes de aclararse la garganta y lanzar feromonas que ayudarían a inducirle el sueño a su amado.
—Voy a contarte un cuento para calmarte —dijo, sonriendo.
Jungkook se rió, su rostro estaba relajado porque lejos de molestarse por no tener una noche pasional con Jimin, se sentía feliz porque lo hacía para cuidar de Jungmin.
—¿Un cuento? —preguntó, sorprendido.
Jimin asintió, sonriendo tan radiante que sus dientes brillaron bajo los rayos de la luna que se filtraban por las ventanas.
—Sí, uno de tus favoritos...
Mientras lo contaba, Jimin masajeaba la cabeza de Jungkook, sus dedos hábiles y suaves.
—Había una vez... Un hermoso y caprichoso príncipe que no seguía órdenes ni siquiera de la madre luna, sin embargo. Un día conoció a un plebeyo acostumbrado a seguir órdenes de todos... —Jungkook sonrió—. El príncipe caprichoso cayó enamorado del plebeyo asustadizo y un día, cuando menos lo esperaron se unieron en matrimonio...
—Espera, Jimin. Te saltaste la parte del go, go, go. Eres malísimo contando historias —murmuró Jungkook riendo.
—¿Quieres ser tú quien cuente esa parte?
—El hermoso príncipe no pudo esperar a tomar al plebeyo entre sus brazos y hacerlo suyo. Quería gritar a los cuatro vientos que le pertenecía, inclusive depositó su semilla dentro de él aquella misma noche, la habitación del príncipe se invadió de feromonas y gemidos... Desde aquella ocasión nadie se atrevió a cortejar al plebeyo porque de hacerlo el príncipe les arrancaría la cabeza.
—¿Todavía lo harías? ¿Le arrancarías la cabeza a alguien si me corteja?
—Por supuesto —contestó Jungkook—. Incluso si muero, regresaría de la tumba nada más para asegurarme de que nadie bese esos lindos labios.
Jimin sonrió.
—¿Puedo continuar? —Jungkook asintió con la cabeza—. Luego de tantos desafíos aquel par de enamorados lograron concebir un hijo. Pero las cosas no fueron tan clichés como pensaríamos, pues resulta que el príncipe caprichoso, ahora rey era quien portaba en su vientre al hermoso fruto de su amor... —Jimin sonrió al ver que Jungkook se había quedado profundamente dormido—. Descansa vida mía, mañana será un día difícil y hermoso.
Jimin cerró los ojos quedándose dormido junto a Jungkook, agudizando sus sentidos porque sabía que la hora de recibir al cachorro estaba por llegar.
Jungkook se despertó de repente, su rostro contrariado y en sus labios una mueca de dolor que nunca antes se le había visto hacer.
—Jimin... —dijo, su voz estaba llena de ansiedad—. Creo que... creo que están empezando las contracciones.
Jimin se despertó instantáneamente, su rostro preocupado.
—¿Qué? —preguntó, sentándose en la cama y tallándose los ojos.
—Te-tengo un dolor bastante extraño en mi cue... Ah... Madre Luna... Esto si que duele.
—Debería llamar al médico. —Jimin se iba a poner de pie, pero en ese momento sintió que algo le mojaba las nalgas.
Jungkook amplió los ojos de par en par al mismo tiempo que contenía el aliento.
—No me digas que rompiste aguas... ¡Madre Luna, ya va a nacer, joder!
Jimin se puso de pie, frenético para encender la luz, después verificó el tanque de oxígeno de Jungkook para ver que el aire estuviera corriendo bien por la manguerilla conectada a su nariz.
—Estoy bien, cariño...
—Jungkook, me iré un minuto pero regresaré con el médico y con una camilla para ir al hospital real. ¿De acuerdo?
—De acuerdo, no te preocupes. —Sonrió.
—¡Ya vuelvo! —Jimin salió de la cama en calzoncillos.
—¡Te amo! —gritó Jungkook y Jimin sonrió mientras corría por el pasillo porque alcanzó a escucharlo.
La noche tranquila se convirtió en una noche de urgencia y preocupación. La espera había terminado.
El cachorro estaba a punto de nacer.
YA VA A NACER AAAAAAAAAHHHHHH
BEBÉ IS COMING!!!!
Bienvenidas al baby shower, deja aquí tus regalos!!!!!!! 🎁 🍼🧃🧸🛍️
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