El castillo era majestuoso, sus torres y almenas parecían tocar el cielo. Con más de setenta pisos, era un laberinto de pasillos, salones y habitaciones, cada uno con su propia historia y misterio. En el corazón del castillo, oculta entre las sombras, se encontraba la clínica. Sus paredes de piedra estaban cubiertas de enredaderas y antiguos grabados. El aroma a hierbas medicinales flotaba en el aire, mezclándose con el olor a medicamentos actuales que eran más avanzados.
Jungkook yacía sentado en la cama, su piel pálida contrastando con las sábanas blancas. Vestía una bata de hospital, su cabello oscuro cayendo sobre su frente. El médico, un anciano de mirada sabia, le había canalizado las manos, conectándolo a un suero que fluía desde una bolsa transparente. El líquido vital recorría sus venas, preparándolo para la transformación que estaba por venir.

Hoseok y Yoongi estaban sentados frente a la camilla en un sofá cómodo observando cada movimiento del médico, mientras que Jimin veía el exterior por la ventana. No quería hacerlo, estaba haciéndolo en contra de su voluntad, por amor a su alfa.

—Está todo listo —dijo el médico—. Puede comenzar cuando quiera, alteza.

Hubo un silencio en la habitación.

—¿Jimin? —Jungkook lo llamó.

—De acuerdo... —susurró girándose para avanzar hacia Jungkook.

Con cuidado se sentó al borde de la cama, sosteniendo las manos de su alfa con delicadeza, llevándolas hacia sus labios para darle un tierno beso.

—Todo estará bien —murmuró Jungkook, sus ojos brillantes.

—El día que te conocí mi vida cambió de una manera impresionante, dejé de ser un omega sin nombre para ser llamado Jimin, dejé de ser un omega desprotegido para tener un alfa que me protegería de cualquier peligro, dejé de ser un omega sin amor para ser amado.

»Me cuidaste, me amaste y lo sigues haciendo Jeon Jungkook. —Jimin acarició la mejilla de su esposo—. En el pasado, cuando a causa de mi naturaleza me lastimaste con tu cuerpo porque creciste mientras teníamos una noche pasional te molestaste contigo mismo por ser quien me hería.

»Recuerdo haberte rogado, suplicado que me tomaras, pero no lo hiciste por órdenes médicas, no lo hiciste porque me querías cuidar. No lo hiciste porque a pesar de que yo anhelara un momento erótico junto a ti. Sabías que al hacerlo me harías daño.

—Jimin...

Hoseok y Yoongi se pusieron de pie incómodos porque sabían para dónde iba esa conversación. Así que salieron tratando de no hacer ruido.

—Te amo más que a mi propia vida. Ahora soy fuerte, poderoso, lo sabes y todos lo saben. ¿Pero de qué me sirve esa fortaleza si no puedo usarla para protegerte? ¿Crees que quiero verte sufrir? No necesito cachorros para ver frutos de nuestro amor porque el simple hecho de ver tu sonrisa cada mañana al despertar es la prueba viviente de que nuestro amor está siendo fructífero.

»Puedes enojarte, puedes odiarme, incluso dejarme, pero yo, mi querido, apuesto, fuerte y hermoso alfa; no voy a convertirte en gamma.

El médico se quedó petrificado, segundos después salió de la habitación dejándolos solos. Jungkook apartó las manos de Jimin sonriendo con sarcasmo y arrancándose el suero de las muñecas con brusquedad, provocando que la sangre manchara las sábanas y causando la preocupación de Jimin.

—Me dijiste que lo harías.

—Me arrepentí, no quiero que sufras porque te amo.

—Si me amaras concederías mi petición.

—¿Tú lo harías? ¿Me convertirías en un gamma aunque eso implique la posibilidad de perderme?

»Porque si serías capaz de permitir mi sufrimiento entonces, tal vez no me amas con la misma intensidad que yo te amo a ti.

—Vete. —Apretó la quijada sintiendo que la sangre le hervía de coraje, de impotencia.

—Eres caprichoso porque creciste siendo príncipe, porque nunca nadie te había dado un no por respuesta. Lamento ser yo quien te niegue algo, porque te juro que quiero darte el mundo entero.

—Jimin. —Jungkook tragó saliva y contuvo las lágrimas—. Quiero estar solo.

—¿Estás seguro? —preguntó mirándolo a los ojos.

—Sí...

Jimin se puso de pie, acercándose a su alfa y tomándolo del mentón con suficiente fuerza para que lo viera directamente y de esa manera poder deslizar los labios con sutileza en contra de los suyos. Jungkook soltó una lágrima en medio del beso y tomó la camisa de Jimin con ambas manos moviendo los labios en sincronía porque comprendía finalmente que su enigma no lo quería convertir porque lo amaba.

—¿Te espero en nuestra habitación? —preguntó Jimin en un susurro cerca de los labios de Jungkook.

—Sí, iré en un momento.

—Estaré esperándote —luego de decir eso depositó un tierno beso en la frente del alfa y salió de la habitación, dejándolo solo.

Jungkook se tocó el vientre con tristeza, es que el simple hecho de pensar en que iba a tener un cachorro con Jimin y que este no se había logrado porque lo había echado del castillo aquel día dejándolo a la merced de los alfas que contrató su padre, eso lo hacía sentir culpable. Esa era la razón más importante por la que quería un cachorro, no era para reemplazarlo porque sabía que nada podría hacerlo, sin embargo le hacía ilusión tener un hijo con su destinado.

El creía que el vientre de Jimin era infértil porque lo habían intentado bastantes veces y nunca obtuvieron resultados positivos. Así que la única manera de ser padres era convirtiéndose en un gamma.

El alfa se limpió las lágrimas bruscamente poniéndose de pie y yendo a la ventana de la habitación, mirando la enorme luna llena que iluminaba planeta lunar.

—Madre luna, de verdad quería un hijo...

—¿Estás dispuesto a cambiar tu naturaleza? —Escuchó la voz de su lobo fuerte y clara.

—Por supuesto, además podría regresar a ser un alfa si Jimin lo desea.

—Es muy riesgoso.

—Lo sé, pero de verdad lo anhelo.

—La madre luna concederá tu petición.

—¿Cuál petición? —No hubo respuesta—, ¿Lobo, cuál petición? —Volvió a preguntar—. Yo no he pedido nada...

—Majestad. —El médico entró a la habitación—. Creo que debería ir a descansar, las luces de la clínica serán apagadas.

—Me cambio y salgo —dijo Jungkook y el médico asintió con la cabeza.

Dos años atrás...

La noche de la muerte y resurrección de Jimin.

—¡¿Entiendes la gravedad del asunto?! —cuestionó Namjoon en un grito agudo golpeando el pecho de Yoongi con el dedo índice.

—Claro, Jimin resultó ser un enigma puro. Puedo sentir su aroma imponente, yo no puedo hacerle frente. Lo mejor es pedirle disculpas y...

—¿Un rey pidiendo disculpas? Ja, no me hagas reír, Yoongi.

—Le hiciste mucho daño, yo... Yo iba a ayudarlo, pero creí que estaba muerto —confesó—. Jungkook es feliz con él, si yo que soy su primo puedo compadecerme de sus sentimientos. ¿Por qué tú que eres su padre no puedes?

—Porque el reino va primero, Min Yoongi.

—Jungkook ha elegido a Jimin por encima del reino, creo que eso no está en discusión. —Yoongi cruzó los brazos.

—Ve y convéncelo, utiliza su voz de mando y ordénale que...

—No. —Yoongi interrumpió al rey—. No volveré a manipular a Jungkook, me retiro.

—¡No puedes hacerme esto, Yoongi! —gritó Namjoon—. ¡Jimin quiere hablar mañana en el comedor real, necesito tener las cosas bajo control!

—Pues lo harás sin mí porque ya no quiero obedecerte. He elegido ayudar a mi primo porque he visto su sufrimiento.

—Maldito —masculló el rey Namjoon.

Yoongi dio la media vuelta dirigiéndose a la habitación de Jungkook para hablar con él y con Jimin. Necesitaba pedirles disculpas.

Mientras tanto, el rey Namjoon se fue en búsqueda de su guardia más cercano, pidiéndole que lo llevara a la mansión de Larimel, una de las hechiceras más poderosas que conocía y que había ayudado durante siglos a la familia real.

El rey subió a su limusina, el camino hacia aquella mansión alejada era empedrado, lo hacía temblar en su asiento y quejarse pues el vino que estaba bebiendo se derramó en el suelo.

Al llegar, un sirviente, vestido con ropas oscuras y mirada inquisitiva, lo condujo hasta la entrada de la mansión. Las puertas de madera crujieron al abrirse, revelando un vestíbulo sombrío. El rey inhaló el aroma a incienso y madera antigua mientras avanzaba.
Larimel lo esperaba en la sala principal. Su cabello negro como la noche caía en cascada sobre sus hombros, y sus ojos centelleaban con una sabiduría ancestral. El rey se inclinó ante ella, sintiendo la energía mágica que emanaba de su presencia.

Ella era hermosa, media un metro con setenta centímetros, sus ojos color verde aceituna, su piel canela, unas curvas de encanto que cautivarían a cualquier mortal, voz aterciopelada y encanto natural.

—¡Queridísimo Jeon Namjoon, rey de planeta lunar, linaje de alfas, el alfa que nació siendo omega! —lo saludó la hechicera.

—No me recuerdes eso, Larimel. —Chasqueó la lengua molesto.

—Un chascarrillo, cariño. ¿A qué has venido? Supe que tu hijo acaba de asesinar a un montón de alfas a causa de su omega. ¿Tu visita tiene algo que ver con eso?

—Ese omega resultó ser un enigma puro.

—¡¿Qué?! —cuestionó sorprendida—. Toma asiento, esta conversación será interesante.

Namjoon relató la amenaza que representaba el enigma puro para él y para su reino. Además de externar la necesidad de un hechizo poderoso para protegerse. Larimel escuchó atentamente, sus dedos trazando patrones invisibles en el aire.

—Si te ayudo tendrás que pagarme mucho dinero, Namjoon.

Namjoon asintió. Estaba dispuesto a sacrificar lo que fuera necesario para salvarse y para hundir a Jimin. Larimel cerró los ojos y comenzó a recitar un antiguo conjuro. Las velas parpadearon, y el aire se cargó de electricidad, de pronto hubo un silencio que pareció eterno. El rey veía a la hechicera murmurar en un idioma extraño a medida que se ponía de pie y buscaba entre sus libros la respuesta a la petición que había recibido. Ella se detuvo cuando tomó de entre sus pociones un pequeño frasco con un líquido transparente que contenía pequeños brillos mágicos en su interior.

—El ave fénix muere en un espectáculo de llamas y combustión, y después se regenera de las cenizas. —Explicó al entregarle el frasco al rey.

—¿Qué es esto?

—Son lágrimas de fénix. —Sonrió mostrando todos los dientes—. Por lo que veo el enigma puro es peligroso y podría querer venganza, mi querido Namjoon. Por eso, lo más probable es que mueras.

—¿Morir? No podría matarme, soy el rey.

—La luna rosa que brilla esta noche es la más clara señal de que ese enigma es poderoso. —La hechicera suspiró—. Y el aura que percibo alrededor de tu cuerpo me indica que morirás pronto.

—¡¿Qué tonterías estás diciendo, bruja?! —Namjoon se puso de pie molesto.

—Te digo la verdad. —La sonrisa de los labios de la hechicera nunca se desvaneció—. Morirás, pero si bebes las lágrimas del fénix vas a resucitar.

—Esto es absurdo.

—Absurdo es que un rey le pida ayuda a alguien como yo.

—Los hechiceros beta han servido a la familia real por años.

—Sí, pero solo cuando están desesperados. ¿Está desesperado, majestad? —Arqueó una ceja—. De ser así, beba las lágrimas y asegúrese de que cuando muera lo incineren porque solamente de esa manera podrá resucitar de las cenizas, al igual que un fénix.

Hubo un silencio en la habitación, Namjoon observó el frasco con las lágrimas, escaneando el líquido como si tuviera sistema de zoom en los ojos.

—¿Y luego qué? —preguntó finalmente.

—Yo iré por sus cenizas, las robaré y lo traeré a mi mansión. Después podremos ir por ese enigma. —Suspiró—. Solamente necesito una muestra de su cabello.

—¿Del mío? —preguntó Namjoon.

—Del suyo para resucitarlo y del cabello del enigma y de su hijo para embrujarlos. ¿Cree poder darme eso?

Namjoon respiró con pesadez, después se arrancó un par de cabellos entregándoselos a la hechicera, ella los metió en una bolsa transparente.

—Le diré a un sirviente que le traiga los cabellos de Jimin y Jungkook... ¿Cuando me tomo las lágrimas?

—En cuanto antes. —La hechicera sonrió—. Una vez que las haya tomado no importa que muera hoy o en cien años, usted resucitará siempre y cuando su cuerpo sea incinerado.

—Detallaré en mi testamento que quiero eso.

—Estamos en contacto, majestad... —La hechicera extendió la mano y Namjoon la estrujó—. Y en cuanto a mi paga...

—Te enviaré oro hoy mismo, y te daré más cuando todo esto tenga efecto.

—Perfecto.

—Una cosa más. ¿Me aseguras que obtendré la victoria si sigo lo que me pides?

—Lo aseguro, mis hechizos nunca fallan.

—Excelente.

Namjoon se despidió de la hechicera, saliendo de la mansión luciendo más seguro de lo que llegó. Al subir a la limusina destapó las lágrimas de fénix y las bebió. En ese momento sintió un extraño calor recorrer su cuerpo, tenía miedo, pero por una fracción de segundo sintió que lo que estaba haciendo era correcto.

—Cuando lleguemos al castillo envía al notario real a mi habitación, haré unas modificaciones en mi última voluntad.

—Sí, majestad —contestó el chofer.

—También quiero que la guardia real custodie mi habitación y... Busca algún bebé inocente, el hijo más joven de alguna criada del castillo. Mañana tendré una discusión acalorada y planeo usarlo como protección.

—Por supuesto, majestad.

—Espero que mis planes salgan bien... —murmuró.

Mi Nam, yo te amo, pero aquí me caes mal.

Hierba mala nunca muere y el bato fue listillo😩🥴 ¿Creían que no tendría un as bajo la manga? Si aparte de guapo y sabroso era un rey que sabía la existencia de los enigmas. Ash ya me enojé, que injusta es la vida con algunas personas.

Dato: El nombre de la hechicera es el nombre de una lectora Laryrodriguez25 💓🤌🏻

Larimel va a dar muchos, muchooos problemas.😤

Por cierto, Jimin se echó para atrás y no quiso preñar al Jungkoooooooookkkkk!!!😱

Espero que te esté gustando la historia, de verdad que se vienen cosas bonitas🌚

Dije que actualizaría el viernes, pero actualicé antes porque el capítulo pasado tuvo 100 votos y no me gusta hacerlas esperar😭🤌🏻 Tengo mucha responsabilidad afectiva, las quiero.💓

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Arriba mi ama, mi apá y la chona jajaaaayyy!🤠