🥀Capítulo 19-Embarazo🥀
Los meses siguientes fueron un torbellino de emociones y cambios para Jungkook. El embarazo había traído consigo una serie de antojos y caprichos que Jimin se esforzaba por satisfacer. Desde deseos irresistibles de comer fresas a medianoche hasta la necesidad imperiosa de escuchar música clásica en el jardín, Jungkook había experimentado todo tipo de sensaciones intensas.
Ya había cumplido ocho meses de gestación, y su panza era una prueba visible de su avanzado estado. La barriga prominente y redonda hacía que caminar se convirtiera en una tarea difícil, y Jungkook se sentía incómodo y torpe. Jimin, siempre atento y preocupado, no podía evitar sentirse ansioso por el bienestar de su amado.
—Si quieres, te cargo —dijo Jimin, ofreciéndole su brazo para apoyarse—. No quiero que te esfuerces demasiado.
Jungkook sonrió, ruborizado.
—Uh... Yo debería estar cargándote a ti. ¿Sabes? —Su voz se convirtió en un susurro—. Pero por mis caprichos de querer tener un bebé aquí estoy, sin poder ponerme de pie.
Jimin se rió suavemente, acercándose a Jungkook.
—No digas eso —dijo, besando su frente—. Eres fuerte y valiente. Y pronto tendrás a nuestro cachorro en tus brazos.
»Ya no te quejes, no sabíamos que el embarazo era posible... Bueno, lo intentamos, pero yo no sabía que debía activar mi fertilidad. —Se arrodilló frente a Jungkook, colocando ambas manos en sus rodillas—. Ahora ya lo sabemos y los próximos cachorros serán cargados en mi vientre.
—Gracias Jimin, yo... —Los ojos de Jungkook se invadieron de lágrimas—... No nací para llevar cachorros en mi vientre, crecí toda mi vida siendo alfa.
—Lo sé. —Jimin acarició la barriga de Jungkook, después depositó un tierno beso cerca de su ombligo—. Nuestro lobito nacerá pronto y todo esto terminará. Ven, dame la mano para ir al comedor.
—Sí...
—Y no llores, yo sé que puedes con esto y más.
Jimin ayudó a Jungkook a caminar, ofreciéndole su brazo fuerte y seguro para apoyarse. Juntos, avanzaron por el pasillo, cada paso lento y deliberado, como si estuvieran bailando un vals en cámara lenta. Sin embargo, de repente, la vista de Jungkook comenzó a nublarse, como si una niebla densa se estuviera cerniendo sobre él.
Sus piernas flaquearon, y su cuerpo se desplomó hacia adelante, como si hubiera perdido todo control sobre sus músculos. Jimin, alerta y desesperado, lo sostuvo en el aire, evitando que cayera al suelo.
—¡No, no, no! —gritó Jimin, su voz llena de angustia y terror—. ¡Jungkook, no me hagas esto!
Pero Jungkook ya no podía responder. Su visión se estaba oscureciendo, y su conciencia comenzaba a desvanecerse. Lo último que logró escuchar fue el grito desesperado de Jimin, llamando al médico con una voz que parecía venir de muy lejos.
—¡Médico! ¡Médico! —gritaba Jimin, su voz resonando en el pasillo vacío—. ¡Ayuda! ¡Necesito ayuda!
La escena se convirtió en un caos. Los sirvientes y guardias corrían hacia ellos, sus rostros llenos de preocupación y miedo. El médico llegó en un instante, su rostro serio y concentrado.
—¡Llevémoslo a la habitación! —ordenó el médico, mientras Jimin sostenía a Jungkook en sus brazos, su corazón latiendo desesperado.
La caminata que había comenzado con tanta esperanza y optimismo había terminado en tragedia. Jungkook yacía inconsciente en los brazos de Jimin, y sus lobos aullando en sus interiores, suplicando por el bienestar de Jungkook y del cachorro.
Cuando Jungkook abrió los ojos se dio cuenta de que tenía una máscara de oxígeno en el rostro, Jimin estaba sosteniéndole la mano y habló al verlo despierto.
—Que susto me diste, no... No vuelvas a desmayarte, Jungkook. —Lo abrazó con fuerza.
—¿Q-qué dijo el doctor? ¿Po-por qué me desmayé?
Jimin apretó la quijada, después sus ojos rosas centellearon en un color más intenso que antes.
—Sacaremos esa cosa en cuanto antes de tu cuerpo, el médico ya está preparando el quirófano para llevarte a la plancha y...
—¡¿Qué mierda estás diciendo, Park Jimin?! —gritó Jungkook quitándose el oxígeno del rostro.
—Oigan, el médico quiere saber cuando fue la última vez que comió Jungkook antes de meterlo a quirófano —dijo Hoseok al entrar a la habitación.
—No voy a entrar a... —Se ahogó a causa de la falta de oxígeno, después se colocó la máscara de nuevo y continuó hablando—. Dile al médico que no entraré a quirófano. ¿Dónde está Yoongi?
—Vengo llegando —dijo al cruzar la puerta y sonreírle a Hoseok, este le respondió la sonrisa de la misma manera, ambos ya se habían reconciliado.
—Yoongi.
—¿Sí?
—Quiero que saques a Park Jimin de mi habitación. —Todos se quedaron en silencio, mirándose y mirando a su rey confundidos—. ¿No me escuchaste? ¿Tengo que llamar a la guardia real para que lo haga por ti?
—Chicos, no es buen momento para pelear porque estás por entrar al quirófano —dijo Hoseok acercándose a Jungkook.
—¿Cuántas veces tengo que decirte que no ingresaré al quirófano? Llevaré este embarazo hasta que termine. No quiero arriesgar a mi bebé a que nazca prematuro.
—Estás siendo irracional, Jungkook. Debes escuchar al médico, su recomendación fue interrumpir el embarazo —dijo Jimin.
—No voy a hacerlo, tú sabes, tu lobo sabe lo mucho que amo a mi cachorro y no permitiré que le hagan daño.
—Nadie quiere lastimarlo, Jungkook —susurró Hoseok.
—¿Yoongi? —Jungkook lo miró con severidad y Yoongi sonrió.
—Jimin, sal de la habitación. El rey no quiere verte —dijo acercándose a Jimin.
—Ni se te ocurra Yoongi, no me voy a separar de Jungkook.
—No quiero tenerte cerca. Eres un peligro para mi hijo —dijo sosteniéndole la mirada.
Jimin se puso de pie suspirando al mismo tiempo que negaba con la cabeza.
—Traeré al médico para que te explique la situación. —Jimin depositó un beso en la frente de Jungkook y este lo empujo al mismo tiempo que gruñía a lo bajo.
—¡Y Park! —Jungkook gritó su nombre con todas sus fuerzas—. Lo que llevo en mi vientre es un cachorro, su nombre es Jungmin, no es una cosa. Hijo de puta.
Jimin siguió avanzando, comprendiendo que la había liado al llamar al cachorro de esa manera, pero no se detendría, quería que Jungkook estuviera bien y lo mejor era realizar una cesárea y colocar al cachorro en la incubadora hasta que madure bien.
—Ustedes dos. —Jungkook señaló a Hoseok y Yoongi—. Más vale que me ayuden a cuidar a mi cachorro, puedo escuchar al lobo de Jimin y está decidido a realizar la cirugía.
—¿Por qué no quieres hacerlo? —preguntó Hoseok acercándose a él.
—Porque no soportaría verlo enfermo, quiero que el embarazo sea un éxito y que madure bien en mi vientre.
—Comprendo. —Yoongi sonrió—. Cuidaré de ustedes, Jimin tiene que respetar tu decisión.
Hoseok asintió con la cabeza, no muy convencido.
Cuando Jimin regresó a la habitación acompañado del médico, se quedó parado en una esquina, observando cada movimiento con ojos atentos y llenos de angustia. Dejó que el médico se acercara a la cama donde Jungkook yacía, pálido y débil, para que le informara lo grave de la situación. Era crucial que Jungkook comprendiera la razón detrás del deseo de Jimin de interrumpir el embarazo.
—Está muy débil, majestad —comenzó el médico con voz grave y profesional—. El cachorro tiene una edad de ocho meses de gestación. Al realizar la cesárea, podremos ingresarlo a una incubadora y usted estará fuera de todo riesgo.
Jungkook, con una expresión de incredulidad y desafío, cruzó los brazos sobre su pecho. Sus ojos, aunque cansados, brillaban con una chispa de molestia.
—¿Riesgo? Solo tuve un desmayo —dijo, tratando de restarle importancia a la situación.
El médico intercambió una mirada significativa con Jimin antes de continuar.
—No fue un desmayo, majestad... —dijo el médico, eligiendo cuidadosamente sus palabras.
Antes de que pudiera explicar más, Jimin dio un paso adelante, su voz temblando ligeramente por la emoción contenida.
—Dejaste de respirar por treinta segundos —dijo Jimin desde la esquina de la habitación, su voz cargada de una mezcla de furia, miedo y preocupación. Estaba lanzando feromonas que llenaban el aire con su intensidad—. ¿Sabes lo que significa? ¡Moriste! No quiero perderte.
Jungkook miró a Jimin, sus ojos suavizándose al ver la desesperación en el rostro de su amado. La habitación se llenó de un silencio tenso, solo roto por el sonido de la respiración entrecortada de Jungkook. El peso de las palabras de Jimin cayó sobre él como una losa, y por un momento, la terquedad en sus ojos se desvaneció, reemplazada por una comprensión dolorosa.
—Jimin... —susurró Jungkook, extendiendo una mano hacia él.
Jimin se acercó rápidamente, tomando la mano de Jungkook entre las suyas, sus ojos brillando con lágrimas no derramadas.
—No puedo perderte, Jungkook. Eres todo para mí —dijo Jimin con voz quebrada, apretando la mano de Jungkook con fuerza—. Por favor, entiende que esto es lo mejor para ambos.
—¿Po-por qué ocurrió eso? —preguntó Jungkook al médico.
—Su cuerpo es demasiado débil, majestad.
—¿Débil? Soy un alfa, puedo con esto.
—No eres un alfa, eres un gamma. Eres débil, ya para con esto y entiende. No me obligues a utilizar mi voz de mando contigo —dijo Jimin soltando las manos de Jungkook y apretando los puños.
—Si utilizas tu voz de mando te echaré del castillo y pediré el divorcio.
—¿Sabes que puedo utilizar mi voz de mando para que hagas todo lo que yo quiero, Jeon Jungkook? —cuestionó acercándose a la cama.
—No lo harías, prometiste que jamás la utilizarías en mi contra. —Los ojos de Jungkook se invadieron de lágrimas, pero en su pecho había dolor y decepción—. Creí que estábamos juntos en esto, creí que protegerías a nuestro cachorro junto conmigo, pero ya veo que el único que en verdad lo ama soy yo.
—Jungkook... —Jimin se agarró el cabello con desesperación—. Eres todo lo que tengo, sin ti mi mundo se haría trizas.
—¡Es que no va a pasarme nada! A partir de hoy estaré hospitalizado hasta que el bebé esté maduro. Yo sé que ser ochomesino es complicado, más en los lobos porque es el momento en el que la maduración de la casta y los pulmones se completa.
—Voy a utilizar mi voz de mando contigo —Jimin soltó un gruñido—. No me importa que me odies.
—Si lo haces sabrás que estoy haciéndolo en contra de mi voluntad. Sabrás que en el fondo soy infeliz. ¿Médico, es posible finalizar el embarazo?
—Será complicado, majestad. Sin embargo no es imposible.
—Pues lo haré, tendré un embarazo feliz.
—Jungkook...
—Sé que te preocupas por mí porque me amas, pero me gustaría que también amaras a nuestro Jungmin.
—Y lo amo, los amo...
—Entonces, tranquilo mi amor. Yo tengo todo bajo control. —Sonrió y Jimin suspiró.
—Haga lo que Jungkook dice, yo... Iré a respirar aire fresco —dijo Jimin con voz temblorosa, tratando de mantener la compostura.
Al decir eso, salió de la habitación, sus pasos resonando en el pasillo vacío. Cada paso que daba parecía más pesado que el anterior, como si el peso de sus emociones lo estuviera aplastando. Estaba molesto y triste, una mezcla de sentimientos que lo abrumaba. La preocupación y el miedo se arremolinaban en su mente, creando un torbellino de pensamientos oscuros. Tenía miedo de que algo le sucediera a Jungkook, un miedo que lo consumía desde lo más profundo de su ser.
No toleraría perderlo porque lo amaba, incluso más que a su propia vida. El solo pensamiento de un mundo sin Jungkook era insoportable. Se detuvo un momento, apoyándose contra la pared, tratando de calmar su respiración agitada. Cerró los ojos y dejó que el aire fresco llenara sus pulmones, esperando que eso aliviara un poco el dolor en su pecho.
Con un suspiro profundo, abrió los ojos y miró al cielo, buscando consuelo en el azul celeste. Sabía que tenía que ser fuerte, por Jungkook y por él mismo. No podía dejar que el miedo lo paralizara. Se enderezó y comenzó a caminar de nuevo a la habitación donde estaba Jungkook, decidido a darle fin a todo ese drama innecesario.
—Doctor, detenga el embarazo. No puedo permitir que algo le suceda a mi esposo.
—¿Qué dices, Jimin? —preguntó Jungkook con voz temblorosa.
—Soy el rey regente, en estos momentos tengo más autoridad que tú y estoy ordenándole al médico que realice la cesárea.
—Ja, muy gracioso. —Jungkook oscureció la mirada—. Min Yoongi, sácalo del castillo.
—Pero... Jimin es el rey regente y...
—Me importa un pepino que sea el rey regente, yo soy el rey coronado y estoy ordenando que lo eches del castillo.
—No seas imprudente, Jungkook —masculló Jimin.
—¡Vete, vete por favor!
Jimin sintió un golpe en el corazón, ver a Jungkook tan débil, rogándole que se marchara, queriendo mantener a su cachorro en el vientre. A sus amigos de su lado y la decepción en sus ojos.
—Bien, llámame cuando cambies de opinión.
Jimin salió de la habitación azotando la puerta y Jungkook comenzó a llorar desconsolado.
¡¡¡Hasta aquí el capitulooooooo!!!
Si la historia te está gustando me ayudarías mucho recomendando subasta de omegas a un amigo.🫂💓🫶🏻
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro