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🌹Capítulo 13-Mal padre🌹

Cuando Jimin respondió la llamada de Larimel, estaba furioso. Había estado conduciendo a toda velocidad por el bosque, sin importarle que las ramas estrellaran el cristal del vehículo. El viento golpeaba su rostro y el ruido de las ramas rompiéndose era ensordecedor, pero Jimin no se detuvo. Estaba demasiado enfocado en llegar a Jungkook, en encontrarlo y protegerlo.

Las llantas del automóvil terminaron ponchándose y el aceite se derramó, provocando que el vehículo quedara varado en medio del bosque. Jimin se detuvo bruscamente, el impacto fue fuerte. Pero Jimin no se preocupó por el daño, solo se preocupaba por Jungkook.

En ese momento, la llamada de Larimel entró a su teléfono. Jimin respondió de inmediato, su voz era firme y resoluta.

—¿Dónde carajos está Jungkook? —preguntó, sin siquiera saludar.

La voz de Larimel era suave y calmada, pero Jimin podía escuchar la malicia detrás de ella.

—Solo quería informarte que Jungkook está conmigo.

Jimin se sintió como si hubiera sido golpeado en el estómago. Eso significaba que las palabras de Minho eran ciertas, esperaba muy en el fondo que todo aquello fuera una confusión.

—¿Dónde está? —preguntó, su voz era firme, pero se podía escuchar la desesperación detrás de ella.

Larimel se rió, su risa era como un eco en la mente de Jimin.

—No te preocupes, Jimin. Jungkook está en buenas manos. Está con su padre —dijo, su voz era llena de desprecio—. Pero lo importante aquí es que te llamo para hacer un trueque...

Jimin se sintió como si estuviera viviendo una pesadilla. No podía creer que Larimel estuviera detrás de todo eso y que estuviera utilizando a su esposo como cebo para conseguir algún beneficio.

Se bajó con decisión del automóvil junto con Yoongi y Hoseok. Quienes negaban con la cabeza al ver que automóvil no tenía reparación, al menos en ese momento les llevaría horas arreglarlo.

—¡¡¡No me toques los putos huevos, Larimel!!! —Jimin gritó—. ¡Te voy a encontrar, te voy a atrapar y te voy a hacer pedacitos con mis dientes! —Finalizó la llamada sin escuchar lo que la bruja quería decirle porque ya sabía la ubicación de Jungkook y porque ella no era rival para él.

—¿Qué hacemos? —preguntó Yoongi.

—Vamos a transformarnos, síganme. El rastreador ya me dio su ubicación, estamos muy cerca.

Dicho eso, Jimin se transformó en un enorme lobo de casi seis metros de altura, era una bestia enorme y majestuosa. Su pelaje era blanco como la nieve y sus ojos brillaban como estrellas en la oscuridad. Su transformación fue instantánea, como si su cuerpo hubiera sido diseñado para cambiar de forma en un segundo. Yoongi también se transformó en un enorme lobo de cuatro metros de altura, su pelaje era negro como el carbón y sus ojos brillaban como ascuas en la oscuridad. Hoseok se transformó en un lobo del mismo tamaño que Yoongi, su pelaje era gris como la piedra y sus ojos brillaban como la luna en un cielo nocturno.

Los tres corrieron con habilidad por el bosque, sus pasos eran silenciosos y sus movimientos eran fluidos. No necesitaban ayuda de la guardia real, no necesitaban ayuda de nadie porque eran enigmas poderosos y a decir verdad, cualquiera que se pusiera en su contra perdería. Era absurdo retarlos, era como si alguien se atreviera a desafiar a los dioses mismos. Su poder era inmenso, su velocidad era inigualable y su agilidad era impresionante.

Pero lo que los tenía inquietos era la debilidad de Jungkook, pues era un gamma, tan frágil como el cristal. Su condición lo hacía vulnerable a los ataques de cualquier casta, y Jimin, Yoongi y Hoseok sabían que tenían que protegerlo a cualquier precio. No podían permitir que Jungkook sufriera daño alguno. Tenían que encontrarlo antes de que fuera demasiado tarde, tenían que protegerlo antes de que fuera lastimado.

Así que corrieron con todas sus fuerzas, sus corazones latiendo con fuerza y sus pulmones quemando con el esfuerzo. Corrieron por el bosque, sus pasos sonando como truenos en la distancia. Corrieron hacia la batalla, hacia la lucha por proteger a Jungkook y derrotar a Larimel, Namjoon y sus secuaces. Estaban listos para enfrentar cualquier peligro, estaban listos para luchar hasta el final.

—¡No me vengas con jodidos cuentos! —gritó Jungkook, su voz llena de desprecio y rabia, mientras escupía el rostro de Larimel en un acto de pura indignación. La saliva de Jungkook impactó en la mejilla de Larimel, pero ella no se inmutó. En su lugar, se limpió el rostro con una sonrisa sarcástica, como si el gesto de Jungkook fuera un cumplido.

Larimel había terminado de dibujar un círculo con especias mágicas alrededor de Jungkook, un alfa fuerte lo sostenía adentro del círculo para evitar que se escapara. El alfa era enorme, con músculos que parecían de piedra, y su mirada encantada por la hechicera era tan fría como el hielo. Jungkook se debatió contra él, pero el alfa era demasiado poderoso. Lo sostuvo con facilidad, como si fuera un juguete.

Larimel se apartó cuando terminó de crear el campo de fuerza, un brillo de satisfacción en sus ojos. El campo de fuerza era un metro de diámetro, y nadie podía acceder a él sin el consentimiento de la hechicera. Jungkook estaba atrapado, a la vista de todos, pero completamente aislado. Era como si estuviera en una burbuja de vidrio, invisible y vulnerable.

—No puedes escapar, Jungkook —dijo Larimel, su voz era suave y melódica, pero llena de amenaza. —Estás a mi merced. Y pronto, Jimin estará aquí, y hará lo que yo quiero.

Jungkook se rió, una risa amarga y desesperada.

—Jimin no es estúpido —dijo, su voz llena de convicción. —No hará lo que ustedes quieren. Él es un enigma puro, no un títere.

—Veremos —dijo, su voz era llena de confianza. —Veremos si Jimin es lo suficientemente inteligente como para hacer lo que es mejor para él, para ti y para su cachorro.

—¿Seguro que esto detendrá a los enigmas? —preguntó Namjoon un poco dudoso, dirigiéndose a Larimel.

—Solo yo puedo deshacer el hechizo, Namjoon —respondió, su voz era segura y confiada. —Cuando te regrese el reino tendrás que darme un territorio para gobernar, así seré la reina de los hechiceros.

Namjoon asintió.

—Por supuesto, eso lo tienes asegurado desde el día que me regresaste a la vida y yo nunca olvido mis promesas —dijo, su voz era llena de convicción.

Pero Jungkook no estaba de acuerdo.

—¡¿Ah no?! —cuestionó en un grito agudo, su voz llena de dolor y desesperación. —¡Pues olvidaste tu promesa de padre alfa, olvidaste proteger a tu cachorro! —Lágrimas gruesas escurrieron por las mejillas de Jungkook, su cuerpo se sacudía con sollozos—. Olvidaste cuidarme, padre... —susurró con voz apenas audible.

—No digas tonterías... —Le contestó con voz fría y calculadora.

—Me abandonaste, me dejaste solo y vulnerable. ¿Cómo puedes hacerme eso? ¡Sigo siendo tu hijo, tu cachorro sin importar la edad que tenga! ¡¿Por qué me lastimas?!

Namjoon apretó los puños, su mente estaba alterada y cegada por su propia ambición. Creía que todo lo que estaba haciendo era por el bien del reino y de su hijo. No se daba cuenta del daño que estaba causando, no se daba cuenta de la devastación que estaba dejando a su paso.

¿Cuánto daño le puedes hacer a alguien que dices amar sin saberlo? ¿Y cuando te darás cuenta del daño hecho? ¿Hasta que sea demasiado tarde como para pedir perdón o remediarlo? La pregunta resonaba en la mente de Jungkook, lo destrozaba porque él jamás haría algo así para lastimar a su propio hijo.

—Alfa —dijo Namjoon, dirigiéndose al alfa que estaba encerrado en el círculo con Jungkook—. Marca su cuello.

Esas palabras terminaron por destrozar el corazón de Jungkook. ¿De verdad había dado esa orden? ¿De verdad acababa de ordenar que le marcaran el cuello? Las piernas de Jungkook temblaron, estuvo a punto de caer de rodillas, pero el alfa que había recibido la orden de Namjoon asintió con rostro serio y determinado.

—Si m-me marcas Jimin va a matarte... —titubeo el pelinegro.

—Si te marca, Jimin va a sufrir y eso es exactamente lo que quiero. ¡¿Qué esperas?! ¡Marca el cuello de mi hijo, ahora! —gritó Namjoon.

El alfa se acercó a Jungkook, su mano que era grande y fuerte lo tomó por los hombros, el gamma se retorció tratando de apartarse, un intento absurdo y nulo pues su fuerza era mínima a comparación del alfa porque era demasiado fuerte y poderoso. Lo sostuvo con facilidad, como si fuera un juguete. Sus colmillos emergieron envueltos de saliva, aproximándose al cuello de Jungkook...

No había marcha atrás, al igual que Jimin en el pasado fue mordido.

La marca del alfa era como un hierro candente, que quemaba la piel de Jungkook y lo dejaba sin aliento. Que lo hacía gritar de dolor, su cuerpo se sacudía con convulsiones. La marca era como un sello de propiedad, que lo convertía en un objeto, en un juguete personal.

No era un omega, pero era un gamma y los gammas podían ser marcados por alfas, Jungkook era en ese momento propiedad de aquel guardia real hechizado y la única manera para dejar de serlo era que se borrara la marca con el paso del tiempo o que el alfa muriera.

Jimin se quedó sin aliento al sentir que el cuerpo de Jungkook fue invadido por un par de colmillos, el dolor en su corazón y en cada parte de su ser se hizo presente como una oleada de fuego que lo consumía todo. Era como si su propio corazón estuviera siendo desgarrado, como si su alma estuviera siendo arrancada de su cuerpo. Pero no dejó de correr. Al contrario, aumentó la velocidad, como si el dolor y la desesperación lo estuvieran impulsando hacia adelante.

Corría al mismo tiempo que aullaba impotente, su voz era un lamento que gritaba en medio del bosque, un grito de dolor y desesperación que parecía sacudir los árboles mismos. Al mismo tiempo, sus lágrimas humedecían su pelaje. El dolor era tan intenso que parecía haberse apoderado de todo su ser, como si fuera una entidad viva que lo estuviera consumiendo por dentro.

Pero no solo Jimin estaba sufriendo. El pequeño cachorro en el vientre de Jungkook también estaba sintiendo el dolor de su padre, como si la marca dolorosa estuviera siendo transmitida directamente a su pequeño corazón. El cachorro lloraba ante la agonía de su padre, su pequeño cuerpo se sacudía con convulsiones, como si estuviera siendo golpeado por una fuerza invisible. Los tres estaban sufriendo.

Pero la revancha sería extraordinaria. Jimin lo sabía, lo sentía en lo más profundo de su ser. La ira y el dolor que sentía en ese momento se convertirían en una fuerza poderosa, una fuerza que lo impulsaría a buscar justicia y venganza por lo que le habían hecho a Jungkook. La revancha sería su guía, su motivación, su razón de ser. Y cuando finalmente la obtuviera, sería como un torrente de fuego que consumiría todo a su paso, dejando atrás un rastro de destrucción y justicia.

—Ya casi llego, mi amor... —murmuró Jimin.

(. . .) La historia se repite y no estoy soportando alabestiaaaaaaaaa!!!!!

Quise subir este capítulo hasta el viernes, pero como ando con tiempo avancé bastante en la trama, tal vez pronto me ponga a subir un montón de capítulos para finalizar la historia. O tal vez no, todo depende de cómo fluyan las cosas.

Gracias por leer y recomendar Subasta de Omegas y todo lo que escribo, es un abrazo a mi corazón.🫂❤️‍🩹❤️

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