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🌹Capítulo 11-Presa fácil🌹

El hombre de las montañas nevadas sintió una ráfaga de viento que anunciaba que el invierno ya estaba ahí. El aire frío le cortaba la piel como cuchillas, recordándole que debía actuar rápido si quería sobrevivir.

Desesperado comenzó a moverse, cayéndose de la silla en la que lo tenían amarrado. Las cuerdas que lo sujetaban eran gruesas y apretadas, pero su determinación era más fuerte. Necesitaba liberarse, aunque sea la mordaza que cubría sus labios. Pues si llegaba a hablar podría entonar magia antigua y pedirle al frío que le ayude.

Finalmente cayó de la silla, golpeándose en el proceso, pero solo hasta unas horas después pudo quitarse la mordaza. Al hacerlo se relamió los labios, sintiendo el sabor metálico de la sangre, y entonces entonó unas palabras en latín.

—Frigida, magnifica potentiam tuam et me libera.

Repitió siete veces aquellas palabras, su voz resonando en el sótano oscuro y húmedo. Entonces, las cadenas en sus manos y pies se rompieron con un sonido ensordecedor. Sonrió, se puso de pie, avanzó con paso un poco tembloroso al campo de fuerza mágico que había creado Larimel para evitar que saliera del sótano. Extendió ambas manos tocando el campo de fuerza, emitiendo de sus palmas una luz ultravioleta que destrozó aquella prisión mágica.

Inhaló aire contento porque se sentía libre luego de estar durante un mes encerrado en aquel sótano. El aire fresco llenó sus pulmones, dándole una nueva energía. Sus ojos brillaban con determinación mientras salía disparado directo al castillo, directo a avisar y contar el plan que Larimel, Namjoon y Rose tenían. Sabía que no tenía mucho tiempo, pero estaba decidido a detenerlos y salvar a su gente.

Horas atrás...

Jungkook leía la nota que Larimel le entregó, tenía el ceño fruncido, su rostro reflejaba incredulidad y enfurecimiento. No podía creer lo que estaba leyendo. ¿De verdad Rose pensaba que creería sus palabras? Confiaba en Jimin más que en nadie y su lobo le indicaba que había sido únicamente suyo, que aquella noche no le había puesto los cuernos. Además lo había escuchado todo mientras estaba en la cama del hospital, sabía que Jimin jamás le haría daño.

Jungkook enfureció, apretando la hoja en una bola arrugada que arrojó al suelo, furioso. La nota se deslizó por el piso, como si fuera una serpiente venenosa que se escondía de su ira.

—¿Todo bien, majestad? —preguntó Larimel tomando la nota del suelo y abriéndola, leyéndola sin consentimiento del rey.

Jungkook se sintió invadido, como si Larimel hubiera entrado en su mente sin permiso.

—¿¡Por qué lees lo que no te incumbe?! —cuestionó en un grito agudo, su voz resonó en la habitación como un trueno.

Larimel se disculpó, pero Jungkook no la escuchó. Estaba demasiado enfurecido.

—¿Dónde está Jimin? —se preguntó en voz alta, como si esperara que alguien le respondiera.

Larimel sabía la respuesta, pero no se atrevió a hablar hasta que Jungkook la miró directamente.

—Ha ido al cuartel general con el señor Hoseok y Yoongi —dijo finalmente.

Jungkook asintió, su mente ya estaba trabajando en un plan.

—Mmm... Comprendo, allá la señal telefónica es mala, supongo que tendré que esperar a su regreso para contarle y pedirle la cabeza de Rose —dijo, su voz era como un susurro, pero Larimel sabía que era una amenaza.

La nota de Rose había sido un error, un error que podría costarle la vida. Jungkook no perdonaba a los traidores, y Rose había traicionado su confianza. La venganza de Jungkook sería cruel y justa.

—¿La cabeza de la señorita Rose? Ella es amiga del rey Jimin y ahora que he leído la nota puedo comprender que ambos se entienden —dijo Larimel, intentando razonar con Jungkook.

—¡No digas estupideces, criada! —gritó Jungkook poniéndose de pie, sacando a flote el carácter de alfa mimado que se le había desarrollado a lo largo de los años. Su voz resonó en la habitación, haciendo que Larimel se encogiera.

—Lo siento, majestad —dijo Larimel, bajando la mirada en señal de sumisión.

—Mi lobo habría detectado la infidelidad de parte de mi esposo —continuó Jungkook, su voz llena de ira—. Rose dice mentiras y es por eso que quiero su cabeza.

Larimel se atrevió a mirar a Jungkook a los ojos, intentando entender su reacción.

—¿Y no le gustaría ser usted quien se la arranque? —preguntó, su voz era suave, pero llena de curiosidad.

Jungkook sonrió con sarcasmo, su expresión era una mezcla de burla y desdén.

—¿Yo? —repitió, como si la idea fuera absurda—. Estoy embarazado y soy un gamma, no podría hacerlo.

Larimel asintió, sabiendo que Jungkook no estaba en condiciones de enfrentar a Rose físicamente.

—Eso lo sé, majestad —dijo—. Pero usted tiene a la guardia real... Tal vez si se presenta en donde Rose lo ha citado puede encarcelarla y enviarla a la guillotina.

Jungkook consideró la idea por un momento, su mente trabajando en un plan.

—Es buena idea, pero no quiero salir del castillo sin mi esposo —dijo finalmente—. Me es muy difícil estar fuera del nido.

—Su alteza real, Park Jimin de Jeon no va a asesinar a Rose —dijo—. Ella creció a su lado, lo más probable es que le dé un fuerte castigo y ya.

Jungkook suspiró, su expresión era una mezcla de frustración y determinación.

—En todo caso, será mi decisión al final —dijo.

Larimel asintió, sabiendo que Jungkook no cambiaría de opinión fácilmente.

—Vete, quiero estar solo —dijo Jungkook finalmente.

—Sí, majestad.

Larimel se sentía decepcionada pues esperaba una reacción distinta de parte de Jungkook. Le molestaba pensar que no se cumpliría el plan, pensar en que el rey no iría a encontrarse cerca del bosque con la omega.

Iba caminando por el pasillo, cabizbaja cuando escuchó la voz del rey Jungkook atrás de ella.

—Llama a la guardia real, iré a capturarla yo mismo —dijo Jungkook, su voz era firme y decidida.

Larimel sonrió de oreja a oreja, sabiendo que el plan estaba en marcha.

—Po-por supuesto, majestad —dijo, y se apresuró a cumplir la orden de Jungkook.

Los alfas de la guardia real eran soldados gobernados por nadie más, ni nadie menos que Larimel, la astuta y poderosa bruja que había estado planeando la caída de Jimin y Jungkook durante meses había comenzado a tejer una red de intriga y engaño para devolverle el reino a su cliente, Namjoon. Y para lograrlo, había encontrado la manera de controlar a los alfas de la guardia real, aquellos guerreros fieros y leales que protegían a Jungkook con sus vidas.

Con un susurro en el oído, un gesto imperceptible, Larimel les daba distintos embrujos para que hicieran su voluntad. Y ellos, sin saberlo, se convirtieron en marionetas en sus manos, listos para cumplir cualquier orden que les diera. Eran cinco alfas los que custodiaban a Jungkook aquella tarde, cinco guerreros fuertes y capaces que creían estar protegiendo al rey, pero en realidad estaban bajo el control de Larimel.

Jungkook, ajeno a la trampa que se cernía sobre él, creía que estaba protegido, que nada podía sucederle mientras tuviera a sus leales guardias a su lado. Pero la realidad era muy diferente. En ese momento, se encontraba en el lugar más peligroso de su vida, pues acababa de caer en la trampa de la hechicera, perdería no solo el reino, sino también la vida y a su cachorro, ese pequeño ser que crecía en su interior y que era su razón de ser.

La ironía era cruel. Jungkook, el rey que había sido protegido por su esposo y su guardia real durante tanto tiempo, ahora se encontraba a merced de la ambición y la codicia de Larimel. Y si no se daba cuenta a tiempo, podría ser demasiado tarde. La trampa estaba tendida, y Jungkook era el cebo perfecto.

Llegó al lugar en donde Rose lo había citado, un antiguo parque inhabitado que parecía haber sido olvidado por el tiempo. La naturaleza había comenzado a reclamar el espacio, y las plantas y los árboles crecían salvajemente, como si intentaran cubrir los restos de la civilización que una vez había florecido allí. El parque estaba muy cerca del bosque, aquel lugar donde Jimin había corrido desesperadamente años atrás, tratando de escapar de los alfas que el rey Namjoon había contratado para torturarlo.

Jungkook se detuvo en la entrada del parque, su mirada recorriendo el espacio como si intentara absorber cada detalle. Los columpios viejos balanceaban suavemente en la brisa, como si estuvieran bailando al ritmo de una música inaudible. Las cadenas que los sostenían crujían y chirriaban, creando un sonido que era casi musical. Pero a Jungkook no le pareció musical, le pareció siniestro.

Sintió un escalofrío en el cuerpo cuando observó el parque, sus instintos de alerta se activaron de inmediato. Algo no estaba bien, algo no estaba como debía estar. Su lobo, ese ser astuto y salvaje que habitaba en su interior, se agitó y gruñó, como si también hubiera detectado el peligro.

Jungkook se llevó la mano al vientre, donde su cachorro crecía y se desarrollaba. De repente, se sintió vulnerable, recordando que su cuerpo no era lo suficientemente fuerte para proteger a su hijo. Su vientre endureció, como si su cuerpo estuviera preparándose para la lucha, para defenderse contra cualquier amenaza que se acercara.

Estaba en problemas, estaba en peligro, y su lobo lo detectó. Jungkook sabía que no debía estar allí, que no debía haber ido solo. Pero había sido demasiado confiado, demasiado seguro de sí mismo. Ahora, se daba cuenta de que había cometido un error, un error que podría costarle la vida.

Huye, Jungkook. Algo anda mal.

Jungkook tragó saliva, miró su reloj y entonces decidió romper el silencio.

—Al parecer Rose no va a llegar —comentó girándose para avanzar al vehículo que los había llevado hasta ese lugar.

—Alto —dijo Larimel con voz fría.

—¿Qué pasa? —cuestionó Jungkook sin voltear a verla, pero deteniendo su paso.

—Rose no vendrá. —Afirmó.

El tono en la voz de Larimel llamó la atención de Jungkook, este volvió a girarse para encararla.

—¿Cómo sabes que no vendrá? —Alzó las cejas.

—Lo sé porque yo sé lo ordené.

Jungkook, tienes que salir de aquí. —Volvió a escuchar a su lobo, quien lo estaba alertando.

—¿Le ordenaste a Rose? ¿Por qué harías algo como eso?

—Sigo órdenes del rey.

—¿Órdenes del rey? —Jungkook parpadeó sorprendido—. ¿Jimin ha ordenado que la ayudes?

Larimel se carcajeo.

—No hablo de ese impostor, yo hablo del verdadero rey de planeta lunar.

—Estás hablando falacias en contra de la corona, eso merece la muerte. ¡Guardias, arréstenla!

—¡Non movere! —gritó Larimel haciendo brillar las puntas de sus dedos en un tono verde iridiscente.
Los guardias se quedaron en quietud, como si hubieran sido petrificados.

Jungkook observó la escena en silencio, tragando saliva nervioso. Estaba acorralado como un ratón en una ratonera. Inconscientemente llevó ambas manos a su vientre tratando de proteger a su cachorro del mal. Su lobo gruñó en su mente, como si también estuviera asustado. Jungkook sabía que estaba en peligro, que su vida y la de su cachorro estaban en juego. Tenía que pensar rápido, tenía que encontrar una manera de escapar. Pero ¿cómo?

—¿Q-quién mierda eres? —cuestionó Jungkook con voz titubeante, su mente estaba trabajando para entender la situación.

—Una leal servidora de Jeon Namjoon, legítimo rey de planeta lunar —dijo Larimel, su voz era como un cuchillo que cortaba el aire—. Y estoy aquí porque quiero recuperar el trono lunar para entregárselo.

Jungkook se rió, su sonrisa fue como un escudo que intentaba protegerlo del peligro.

—Suerte con eso —dijo, su voz llena de desdén—. Mi padre está muerto.

Larimel lo miró con profundidad, como si estuviera intentando leer su mente.

—¿Estás seguro? —preguntó, su voz era como un susurro.

Jungkook asintió, su mente estaba trabajando para recordar los detalles de la muerte de su padre.

—Sí, lo estoy. Yo mismo le arranqué el corazón. —A pesar del momento, seguía manteniendo la voz firme.

Larimel sonrió, su sonrisa fue como un golpe en el estómago de Jungkook.

—Amárrenlo —le ordenó a los guardias.

Ellos se acercaron a Jungkook dispuestos a tomarlo por la fuerza, él notó que estaban bajo un hechizo pues sus ojos estaban desorbitados y emanando el mismo color verde que los dedos de Larimel.

—¡Corre, Jungkook. Tenemos que proteger a nuestro cachorro! —Su lobo gritó desesperado en su mente.

En ese momento, Jungkook tomó un respiro profundo y comenzó a correr directo al bosque para perderse entre los árboles. Su corazón estaba latiendo con fuerza, su mente estaba trabajando para encontrar una manera de escapar. Sabía que no podía dejar que Larimel y sus guardias lo atraparan, no podía dejar que le hicieran daño a su cachorro.

Larimel sonrió contenta, ordenándoles a los alfas que se quedaran en quietud, que lo dejaran tomar ventaja porque después todo terminarían atrapándolo.

—No hay salida —dijo con seguridad—. Lo tengo justo donde lo quería, Jeon Jungkook ha sido una presa fácil.

Jungkook no se detuvo a pesar de tener piernas frágiles y de sentir que le ardían todos los músculos a causa del grande esfuerzo que estaba haciendo. Él siguió corriendo, su corazón estaba latiendo con fuerza, su mente estaba trabajando para encontrar una manera de escapar. Sabía que su vida y la de su cachorro dependían de ello.

Y de pronto, como si el tiempo se hubiera detenido, Jungkook tuvo un dejavú... Corriendo en aquel mismo bosque en el que corrió Jimin cuando era omega, cuando era un joven vulnerable y asustado que huía de los alfas que lo perseguían. Corriendo en aquel bosque en el que su Jimin había sufrido tanto, en el que había sido perseguido y herido.

Jungkook se sintió como si estuviera reviviendo ese momento, como si estuviera en el lugar de Jimin. Podía sentir el miedo y la desesperación que había sentido su esposo, podía sentir el dolor y la soledad que había experimentado.

¿Le esperaba el mismo destino? ¿Estaba condenado a sufrir lo mismo que Jimin había sufrido? La idea era aterradora, pero Jungkook no se detuvo a pensarlo. Siguió corriendo, su corazón latiendo con fuerza, su mente trabajando para encontrar una manera de escapar.

Pero no podía sacudirse la sensación de que estaba siguiendo los pasos de Jimin, de que estaba reviviendo su historia. El bosque parecía estar lleno de recuerdos, de ecos del pasado que lo perseguían. Jungkook se sentía como si estuviera siendo arrastrado por una corriente de tiempo, como si estuviera siendo llevado de regreso a un momento que había pensado que había dejado atrás.

¿Le esperaba el mismo destino?

OMAIGAAAAAADDDDDD Y COMIENZA A SONAR LA CANCIÓN ESA DE... Do you get deja vu????😭😭😭😭😭😭😭😭😭😭😭😭😭😭😭😭😭😭😭

Bueno, bueno, bueno, el Jungkook no creyó el plan de Rose, pero el menso terminó yendo a "encontrarse" con ella para darle un estate quieto, finalmente el mal está triunfando.

Porfavorrrrrrrrrrrrrrrrr señores que no pase nada malooooooooo 😵‍💫😵‍💫😵‍💫😵‍💫😵‍💫😵‍💫😵‍💫😵‍💫😵‍💫😵‍💫😵‍💫😵‍💫

Ya sé que van a decir que yo tengo el control de esto, pero cuando escribo los personajes hacen lo que quieren conmigo.🫣

FINALMENTE JUNGKOOK SÍ FUE UNA PRESA FÁCIL, PERO CUANDO JIMIN SE ENTERE QUE SE AGARREN PORQUE NO CREO QUE PERMITA QUE LE PASE LO MISMO QUE ÉL VIVIÓ.

Traducciones:

Latín: Frigida, magnifica potentiam tuam et me libera.
Español: Frío, magnifica tu poder y libérame.

Latín: Non Nom moveré.
Español: No se muevan.

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