15. Huída
"Porque en la vida tropezarse está permitido y levantarse es obligatorio."
-Paulo Coelho
No me puedo concentrar en absolutamente nada.
No quiero saber nada de nadie. Ni de Leia ni de Matt. Quiero estar sola, más bien lo necesito. Casi me da un ataque al corazón cuando esta mañana, después de una noche llena de pesadillas he abierto la caja. Ahí están las cartas rosas de la pelinegra.
Voy sacando las cosas, mirando cada una detenidamente. Pero cuando entre lágrimas, aparto la foto de mis padres, no está. "Esa" maldita foto no está. Tiro el contenido de la caja al suelo, revolviéndolo todo, pero definitivamente, no se encuentra aquí. ¿Dónde está la foto con Andrew?
Hace unos meses
—¿Por qué sigues guardando esto? —susurró Leia con la voz aterciopelada mientras sostenía la imagen.
Andrew y yo sonreíamos, con las pupilas dilatas, mientras mirábamos a la cámara.
Contemplé la foto. Me traía tantas emociones... Aunque todas malas.
—Es el baúl de los recuerdos —respondí arrebatando la foto de sus manos y volviendo a dejarla en la caja —. Me ayuda a recordar.
Noté sus ojos sobre mí, analizándome.
—De verdad Leia. —Coloqué la caja en su sitio —. No es más que pasado.
Ella frunció el ceño, como si pensara que había una razón más profunda, pero no respondió.
—No se puede huir del pasado, ¿no?
—Guardar esa foto no te ayuda en nada. Deberías quemarla.
—Me ayuda a recordar —repetí en un gruñido —. Le detesto.
Pasé las manos por mi cuerpo, sintiendo cada golpe del pasado como si los recibiera en ese momento.
—Ven anda. —Leía me abrazó, apretándome contra su pecho.
—¿Se puede saber qué te pasa? —pregunta Matt sentándose a mi lado, pero no le respondo.
—Venga Alys... Alyson. —Clavo mis ojos en él, molesta —. ¿Te he hecho algo?
—¡Déjame! —exclamo levantándome de la silla, lo que hace que todo el mundo me mire, incluido el profesor.
—Smith. —Se dirige a mí, relajado —. A gritar al mercado. Ahora, recoge tus cosas y salte al pasillo. Aquí no se viene a alzar la voz.
Cojo mi mochila de mala gana, fulminando a Matt y saliendo, no sin antes cerrar de un portazo.
Me siento en el suelo, abriendo la mochila y sacando un libro. Dejo que la narrativa perfecta de Lauren Kate en Oscuros me saque de mi maldita realidad, imaginando que soy esa chica que traspasa sombras para recoger todos los fragmentos de un pasado en el que no se les tenía permitido amar. Paso las páginas una y otra vez, devorando el texto hasta que me olvido casi por completo de quién soy.
—Pero si es la friki. —Alzo la mirada.
Genial, por culpa de Matthew nadie se iba a aprender mi nombre.
Decido pasar de él, volviendo a centrarme en el libro que me resulta muchísimo más interesante que aquel chico de pelo negro con un séptum en la nariz.
—¿Qué lees? —pregunta mientras me quita el libro de las manos y lee la portada —. "Oscuros" a nosotros también nos lo han mandado.
Me levanto para arrebatarle el libro, a lo que se encoge de hombros y bufo. ¿Cómo que también se lo ha mandado? ¿Se piensa que soy imbécil o qué?
—Cuando te lo acabes podrías hacerme un resumen.
—Si tú diminuto cerebro no te da para leer dos frases juntas sin cagarte encima no es mi problema.
Suelta una pequeña risa, metiéndose las manos en los bolsillos.
—Ya entiendo la fijación de Matt contigo.
Este chico me está poniendo nerviosa. Lleva diez minutos plantado delante de mí, inmóvil, y cuando suena el timbre no se mueve. Me levanto, colgando la mochila a mi espalda.
—Solo ten cuidado friki —dice el chico rascándose la oreja cuando alguien tira de mí.
—¿Qué hacías hablando con Paul? —La voz de Matt es de enfado.
—Ni sé quién es.
No tengo cuerpo para esta situación. Hoy no.
—No te acerques a él. —Su tono es más de obligación que de consejo.
En vez de soltarle un "Que te den" a Matthew, prefiero levantarle el dedo pulgar antes de darle la espalda y caminar.
No debería haber venido. Pensé que me vendría bien. Había rebuscado en todos los rincones de la casa, sin resultado. Era una estupidez hacerlo de igual manera. La foto debería estar en la caja. Y si no estaba era porque alguien la había sacado de allí. ¿Para qué y por qué? Debería haberla tirado, quemado o roto.
Ahora anda en las manos de vete a saber tú quién. Si solo indagan un poco, sabrán quién soy. Sabrán todo lo ocurrido, todo lo que yo no sé. Si lo averiguan, yo tendré que irme. Ser señalada y sentenciada por los errores del pasado de los cuales muchos no tengo conciencia. Ser marcada como un cerdo de camino al matadero. ¿Me harán chantaje? ¿Lo harán volver? Ladeo ligeramente la cabeza mientras sigo caminando, viendo al rubio parado en el centro del pasillo, mirándome con preocupación.
Perdón Matthew, no es tú culpa. No me mires así.
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