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Capitulo Tres. ¿Que Me Sucede? Parte 1

La visita de su tío Yuri, hermano me or de su madre la llevaba a la academia a Anya en coche al paso de los años viendo a crecer a esa pequeña, se volvió tan sobreprotector al igual que lo es con Yor.

-Mi hermana me a contado que eras la mejor de tu clase.

- Mamá, me alaga demasiado, solo hago mi mejor esfuerzo no creo que lo sea.

- Estudias lo suficiente y eres un gran ejemplo para tu hermano para el futuro. —Le dice a lo que le hace feliz escucharlo.

Estacionando se en la en la banqueta casi unos cuantos metros de la entrada.  Abriendo la puerta, sale muy tranquila, a lo lejos estaba Damian, pasando con su grupo de dos amigos que siempre venían más pegado que un chicle, viendo que Anya estaba parada frente aún hombre apuesto de vestimenta elegante, se despide de él con un beso en la mejilla, lo que le hace arder del coraje viendo esa escena, lo que Yuri, se percata, viendo como su sobrina provocaba la atención y se dio cuenta de una cierta mirada, como alguien que no le gustaba compartir a nadie rodeo su brazo a la cintura de la joven, que no tomó nada fuera normal, una sonrisa pícara en sus labios, que fue directo a Damian, que casi estaba apunto de acercarse y enfretarselo pero su ego era más.

-¿Sucede algo? —le pregunta Emile.

-No es nada, vámonos. —dice echo una furia alejándose del lugar, y tras suyo iba Emile y Ewen.

Misión cumplida para Yuri, despejando se a la alimañas de su sobrina que desean otra cosa nada buenas.

En la hora de las clases, en el aula Cecile Hall, Becky, había pegado el folleto del festival en la pizarra lo que fue enloqueciendo a las chicas, como seria el proyecto de este año, los chicos como de costumbre no les parecía nada interesante y menos para uno que estaba tan metido en sus pensamientos, Damian Desmond, que se acordaba de la desagradable escena que aunque quería ignorar no lo lograba lo estaba haciendo que arderá de la ira que le inundaba en el pecho, y más tanto bla, bla, de la presidenta fijó un poco su vista hacia el folleto de ver los fuegos artificiales viniendo esa imagen.

Un amargo sabor se le hizo en la garganta, cuando esa encantadora sonrisa de esa pequeña era suficiente para el, deseaba que esos tiempo volviera. Pero eso era imposible, debía afrontar los retos que le daba la vida de adolescente que era agobiantes y más esa noche se comporto en alguien más que nunca se le pasó en la mente.

-Damian, que estas haciendo. —Dijo muy confundida. — Detente. —Se lo imploro.

- Súplica o grita lo que quieras  pero nadie podrá oírnos eso tenlo por seguro.

La tomaba de las muñecas y recargandola en la puerta, se acercaba a ella, pegando su cuerpo con la suya, sus ojos se topaban, sus labios casi rozando.

- Esta noche serás mía. —Susurrando le al oido lo que Anya, no entendía que quería decir con eso.

Casi rojo del rostro recobrando la cordura de ese día, cada detalle de lo hizo con Anya, lo dejaba sorprendido, nunca pensó atreverse, y que su primera experiencia sexual sería con esa niña, y darse cuenta también fue el primero lo que se percató, le arrebato la virginidad, lo que torturaba, quien nadie sabía que le sucedía a Damian, Anya quería leer su mente pero había quedado un acuerdo con Loid, que nunca volvería hacerlo por su bien suyo, lo que quiso darlo como sin importancia, pero aunque no quisiera admitirlo le interesaba lo que dar una miradita no haría daño a nadie, que al hacerlo. Un leve sonrojo en sus mejillas, intento ocultar su vergüenza, fue mala idea al hacerlo, esa imagen no se le quitaría de la cabeza.

Más tarde Damian estaba sentado en uno de los escalones que había fuera de la académia, observando a la nada y en la llevaba una paleta de hielo que fue llevándose lo a la boca, dando un mordisco, que lo sacó de sus pensamientos por el frío del hielo.

-¿Quién rayos inventaria el frío? —Dijo maldiciendo, lo que volvió hacerlo dando otro mordisco, aunque esto desquitarse no lo haría olvidar el amargo rato. —Porque. —Recordando lo de la mañana Anya abrazando ese hombre, que toparon mirada ambos.

Damian estaba molesto, pero nunca lo admitiría de que tenía celos, verla en brazos de alguien más que no fuera el, observando el cielo azul claro, las nubes blancas, un suspiro saliendo de sus labios le gustaría volver ser niño de nuevo, era menos complicado. Ser  adolescente eran nuevas sensación, retos, obstáculos que debía resolver por si mismo. Y la atracción hacia las mujeres, había unas insoportables, que deseaban tener el privilegio de ser la novia o futura esposa, pero esas cosas ni siquiera le venían en la cabeza, el quiere divertirse con sus amigos, hacer bromas y... Viniendo a la mente a esa joven de cabellos rosados que conocío en la niñez su impresión hacia ella cambió, tocando sus labios, ese beso que se dieron, esa mirada y sus palabras.

- También Te quiero Damian...

Un gran nudo en la garganta se formó, queriendo volver oír una vez más.

-Te... quiero... Anya... —Susurrando en silencio y a la nada, su unico testigo era la brisa que se fue llevandoselo esas palabras , guardando su gran secreto.

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