Capitulo 8. Mi Dulce Anya
El profesor hizo los equipos para el proyectos de Historia, para su suerte la parejita les tocó juntos Anya y Damian, lo que debían sacar la mejor calificación y debían escoger un gran tema para exponer, lo que se encontraban en la biblioteca.
- Disculpame por mi actitud de antier.—Dice Anya, abrazando el libro que llevaba, lo que Damian suspira.
- Tonta. —Responde. — Lo que pasó ese día fue una nueva experiencia para ambos, pero creo que eso nos ayudará para la próxima saber cómo reaccionar esta vez. — Ocultando el lleve sonrojo en sus mejillas, lo que causó que una sonrisa se dibujar a en sus labios de la chica.
-No puedo creer que prefiera esa fenómeno que a mi. —Decía la joven de cabellos largo y dorados ojos azules y piel blanca, quejándose con el grupo de dos chicas que la acompañaban siempre sobre el tema de Damian y Anya.
-Calmate lumieth.
-Pudiendote fijar en otro chicosuper mejor. —Menciona la castaña de anteojos redondos, pelo quebradizo y alborotado, lo que hizo pensar a lumieth, fijando su mirada en nada menos de un joven más grande que ella de cabellos oscuros, ojos oscuros del mejor de su rango, una sonrisa llena de malicia tramando en algo.
Entres los pasillos caminaban.
-El tema de los faraones me parece interesante. —Comenta Anya alargando a Damian.
- Bueno te tocó con un gran experto. - Dijo con orgullo.
-Así es. —Le da un beso en la mejilla lo que lo saca de sorpresa, lo que se ruboriza.
- ¡No hagas eso!
- No te gustó.
-Cla-claro que me gustó. —Dijo avergonzado por su reacción. —Sólo es que si haces eso no queré dejarte ir jamás. —Desviando la mirada, lo que la pelirroja la pone feliz al oírlo.
-Antes que me vaya quieres que comamos juntos en algún lugar. —Le sugiere.
- ¿Me estas invitando a comer? —le dice.
- No será de lujo pero algo sencillo no te hará mal. —Le cometa.
-Poniendo atrás de ella, rodeando sus brazos alrededor de su cuello y recargando de lado de su mejilla izquierda. — Tonta.
Acercando su mano y acariciando su cabeza como si se tratase de un niño pequeño.
- Te quiero... —Susurra con suavidad dulce mente, que Damian, traga saliva al escucharla decircelo.
- Y-yo también te quiero... —le responde.
Lo que escuchan a lo lejos paso aproximándose, viendo las dos figuras acercarse, dejo atónito a ambos chicos casi en blanco, dejándolos sin palabras.
-Cuanto tiempo sin vernos Damian—dice Demetrius Desmond con su singular mirada sería, lo que el chico cambia su faceta, Anya, no sabe como reaccionar y pone su típica cara rara mirando ambos hermanos.
- No es maravilloso forger. —Una sonrisa llena de malicia se dibujaba con descaro.
-¿Que te refieres Lumieth? —Le pregunta sin entender nada.
- En un futuro tu y yo seamos pariente cercanas.
-¿Que quieres decir con eso? —Habla Damian intrigado con la pregunta de la chica.
-lumiteh estamos saliendo. —Comenta el mayor dejando atónitos a la pareja.
-¿Debes estar bromeando? —Responde el chico asqueado y sin poder imaginarselo.
-Hay damian, no te pongas celoso que este saliendo con tu hermanito mayor. —Diciendo en un tomo de burla.
-Yo celoso, en tus sueños querida. —Dice, abrazando Anya. — La única que podría celarme es ella. —Haciendo que esta se volteara, para besarla frente de los presentes y luego separar su labios del uno al otro. — Que te quede claro, aunque formes de la familia, tu no eres bienvenida a la nuestra entendiste. —Tomando de la mano Anya y llevándose la de ahí, dejándolos.
-Que grosero.
-Está me la pagas Damian. —Cerrando su mano izquierda.
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Inesperada sorpresa Melinda Desmond, apareció en el instituto donde asistían sus hijos, en la puerta entrada estaba parada, a lado estaba la limusina junto al chofer donde Damian viendo a lejos a su madre, queriendo regresar se junto Anya, pero su hermano mayor que venía llamó la atención de la mujer.
-¡Damian! —lo llamó Melinda, quien el chico furioso, no tuvo opción que hacer caso al final era su madre.
Caminaba directamente junto a la chica que al ver a la mujer podía reconocerla, había pasado un tiempo que no la veía desde que era una niña, lo que Yor le había prohibido acercarsele, la intuición maternal o femenino, solo pudo recordar de los recuerdos de su madre cuando se conocieron por primera vez Forger y Demond, Anya había prometido no leer las mentes desde lo que pasó y no deseaba hacerlo, cuando vio en las memoria de ese hombre esa noche, sabiendo porque atacaron su hogar, que pudo alcanzar es abrazarlo del brazo con temor.
-Pudo sentir la inquietud de la chica. —Tranquila solo saludaremos y tendremos la tarde para nosotros te lo prometo.—Asintio con un leve sonrisa esa la hacia sentir aliviada pero no podía ponerse nerviosa.
- Ya pensabas ignorar a tu propia madre. —Dijo sintiéndose ofendida por el comportamiento de su hijo menor.
-Me disculpó por mi actitud. — Haciendo una reverencia. — Pero es extraño que verla por estos alrededores.
-Quería conocer a la futura novia d emi hijo. —Dijo, para luego fijar sus ojos en la pelirroja, que se aferraba a Damian sin tener el valor de mirarla. —Debe ser afortunada.
-Ya la conoce madre es Anya Forger.
- Pero que dulzura, que grande estas. —Comenta. —La última vez era una costa tan chiquita. —Sus palabras la hicieron recobrar ese recuerdo que prefería tener enterrado lo que el miedo fue inundado, y apretando se más a él.
-Nos debería disculpar pero Anya no se siente bien, y vamos de salida.
-Tan rápido.—Haciendo un puchero. —Yo pensaba invitarlos al teatro.
-Que maravilla. —Dijo con voz chillona Lumieth, lo que voltearon.
-¿Quién es? - Preguntó Melinda.
-La novia de Demetrius. —Responde Damian en un suspiro.
-Porque ninguno de los dos me dicen nada. —Se quejo. —se supone que somos una familia.
-Lo lamento madre. - Se disculpa. —Pero apenas comenzó mi relación, iba darles esta noticia a diferencia de Damian, yo si los considero. —Cerrados u quijada con rudeza y molesto por las palabras de su hermano mayor.
- Buenos olvidemos todo, borrón y cuenta nueva.
- Dejando aun lado el mal rato, encantada señora en ir al teatro o que piensas tu Anya. —Mirando a la pelirrosa que seguía temerosa.
-No debes aceptar si no quieres. —Le susurra Damian.
- Pero sería muy grosero de mi parte rechazar su invitación. —Responde, fingiendo una sonrisa lo que era obvia que se diera cuenta que lo estaba haciendo por el, lo que la hacía ver muy dulce, pero a la vez mal.
- ¿Que dicen? —Les pregunta Melinda a los chicos.
- Pero Anya no tiene ropa indicada para ir a ese tipo de lugares. —Queriendo salvar a su chica desde este embrollo.
-Ese no será problema, podemos ir a comprar uno.
-¡Pero yo no tengo dinero! - Contesta.
-Ese no será ningún problema querida. —Le dice. — Las hijas d emis hijos deben verse de lo mejor.
-La fortuna de estar con un Desmond, siempre tener lo mejor. —Habla el mayor.
-Es un alago.
-Yo no puedo aceptarlo, aunque sea la madre de Damian. —Dijo con firmeza rechazando el regalo.
-Deberías estar agradecida. —Dice lumieth. —Sentirte bendecida de tener el lujo de gran regalo que te están dando, que ni en tu oaoetica viva podrías tener.
- No tendré joyas, ni lujos como ustedes, pero tengo algo que es más valioso que todo el dinero.
- ¿Y que es...? —Habla melina cruzando los brazos y mirada molesta.
-Mi familia. —Responde orgullosa, lo que Damian, recuerda a esa pequeña jugando en el parque con su perro Bond y su madre abrazada del brazo de su padre mientras empujaban la carriola.
Una sonrisa se dibujo en sus labios.
- Vámonos Anya. —Dijo apartándose de ahí, pasando aun lado de la mujer que lo trajo al mundo.
-¡Damian! —Lo llama Melinda. —Pero que rayos haces.
- Tomando mis decisiones por una vez en mi vida. —Le contesta.
-Es ofensivo, que siendo amable, rechazará mi regalo. —Comenta frustrada. —Escucha Damian, tu estas acostumbrado otro tipo de vida, si sigues a su lado solo te traerá vergüenzas. —Anya cerró los ojos sabiendo que esas palabras doliera era la realidad su estatus no eran el mismo su mundo de vida era distinto. — Tu familia solo quiere lo mejor para ti.
- ¿Cuál familia? —Responde con indiferencia. — lo que e visto durante mis años es soledad, no recuerdo un día, que han estado cuando ma lo e necesitado, así que no me vengas con eso.
-Damian...
- Solo lo diré una vez así que escuchen los dos. —Poniéndose serio. — Que si estar a su lado debo obedecer a sus mandatos, se equivocaron, solos esperen que cumpla la mayoría de edad me encargaré de mis necesidades trabajando por mi mismo si eso debo barrer calles. —Dejando sorprendida a Melinda abriendo sus ojos en par. — Anya a sido más familia que ustedes. —Se retira sin decir más, dejándolos en silencio.
- Damian, no debiste decirle eso a tu madre. — Le dice la chica sintiéndose muy mal por ellos.
- Solo les dije la verdad, aveces las palabras duelen más que un golpe.
- Yo no quiero ocasionar te problemas y tiene razón tu madre tu mereces algo mejor. —Se detiene, lo que no podía creer lo que estaba escuchando.
- Dándose la vuelta. —Te lo dije una vez y te lo volveré a repetir. —Respirando hondo. — Solo te necesito a ti y a nadie más, eres la única persona que has vizto mis peores versiones de mi. —le comenta. —Si yo quisiera alguien de mi estatus social me hubiera quedado con la esa tipa, pero no fue de esa manera, te escogí a ti, y soy feliz estando a tu lado porque no comprendes eso.—La abraza.
-
Sus palabras provocaron que rompiera en llanto. —Tengo miedo que cambies de opinión un momento y abandones Anya.
- E sido un tonto en el pasado lo admito, pero te prometi que cambiaría y seguiré haciendo, solo te me paciencia.
- Yo te quiero tal como eres. —Sus ojos llorosos y esa mirada tan dulce de esa pequeña que cuando la vio por primera vez y cautivo su corazón, lo hacía de nuevo.
-Detesto que hagas eso. —Sonrojado y desviando la mirada. — Pero... soy feliz de haberte conocido.
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