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Capítulo 46.

Aroa.

Cogí mi maleta y la colgué sobre mi hombro. Las demás me miraban, al parecer era una de las únicas que aparentaba tranquilidad después de casi haber perdido y de que ninguna hiciera nada por ganarlo. Las miré queriendo decirles que eran unas cobardes y que tenían que luchar por lo que querían pero, ni tenía fuerzas para decírmelo a mí misma.

– Perdón –dijo Nao y miré hacia un lado apartando la mirada.

– Ahora no es el momento de pedir perdón, ¡¿qué era lo que te pasaba?! –Exclamó al borde de la locura Yui, ella era una de las pocas que normalmente guardaba la calma. Estaba totalmente impresionada por lo que había sucedido en el partido.

Miré a Aoi y sentí que miraba a un fantasma.

Solo jugó el primer set y salió a la mitad más o menos. Todo le salía mal, yo creía que era por los nervios del partido o algo más pero, parte de culpa era de Nao, aunque Aoi estaba fatal hoy. Me fijé una de las veces y estaba con la cabeza agachada, medio llorando en el banco con nuestro mánager al lado.

– Vayan a cambiarse, ahora hablamos detenidamente –dijo Sayaka y me encaminé sola al vestuario.

Pasé por delante de los chicos sin dirigirles ni siquiera la mirada. Necesitaba llegar al baño, tenía muchas ganas de desahogarme y no pensaba hacerlo delante de nadie. Quería cambiarme y quería quedarme fuera respirando el aire limpio.

Pero debía apoyar a Nishinoya.

– ¡Aroa! –Exclamaron a la vez Kaori y Nishinoya.

Oí un eco, realmente ni distinguí las voces; creí que eran ellos.

Continué caminando y alguien me cogió por la muñeca parándome en seco.

– ¡Ey, no me ignores! –Exclamó una voz bastante conocida.

Me giré a verle y comencé a llorar, sin previo aviso las lágrimas surcaban mis mejillas. Nishinoya me tomó por la cabeza y me pegó a su pecho para después abrazarme mientras me dirigía a la izquierda para no interrumpir el paso y que nadie me viera.

Comencé a temblar en su pecho y él me masajeó la espalda.

– Nishinoya... –me tembló la voz y él hizo un ruido con la boca para que me callara.

– Entiendo que pasa, lo vi todo –susurró para tranquilizarme.

– Me duele todo, ¿cómo voy a jugar el próximo partido? –Le pregunté mientras intentaba centrarme en los latidos de su corazón para relajarme.

– Vas a poder; tú puedes con todo –me dijo y levanté la cabeza de su pecho.

– Deja de hablar de ti –le dije media molesta y sonrió.

Me daba igual estar fea, me daba igual ya que él me aceptaba de cualquier forma.

– No tengo fuerzas para levantarme yo, ¿cómo voy a levantarlas a ellas? A la mínima me voy a querer rendir –admití.

– Estás equivocada –le miré confusa–, te estás dejando llevar por ellas, ellas están haciendo que te rindas. Tú quieres continuar, llegar a los nacionales y las demás... las demás a la mínima quieren rendirse; ese es vuestro fallo.

Realmente tenía razón. En el equipo las más optimistas éramos Yui, Nao y yo. Aoi lo era a veces pero, era de esas que a la mínima se rendía rápido y hoy lo había demostrado. Todas estaban nubladas, todas estaban nubladas por los nervios y no sabían cómo controlarlos, algo que me atacaba mucho, ¿acaso era sólo la única que iba a luchar para ganar?

Quería soltarles que podíamos llegar a más, que tenían que luchar conmigo.

– ¿Y qué hago? –Pregunté al borde de la desesperación.

– Cambiarte, eso debes hacer –respondió y le miré algo raro–. Tienes tiempo, descansa y ya veréis que habrá forma de solucionar todo.

Tomé su consejo.

– Iré al vestuario, tú vete a cambiarte o llegarás tarde a tu partido –dije cuando estaba algo más relajada–. Estaré ahí para apoyarte –cerré la mano en un puño y sonreí.

– ¡Lo que tú digas! –Exclamó e hizo la seña de un militar.

Le di un beso en la mejilla y fui caminando al vestuario.

Comencé a desvestirme para colocarme la ropa con la que había llegado. Al ponerme los pantalones de chándal negros y la camiseta blanca guardé las rodilleras junto a las coderas. Oí como alguien entraba por la puerta pero me limité a ponerme las zapatillas de nuevo.

Alguien muy conocido pronunció mi nombre y me giré para responder.

– Perdón –fue la primera palabra que salió de su boca.

Escuché sus palabras y saqué de mi mochila el cepillo del pelo.

– ¿Por qué te rindes tan rápido? –Le pregunté a Nao después de su disculpa.

– Estaba tan nerviosa... ¡nuestras compañeras no hacen nada por luchar y me dejé llevar por ellas! –Exclamó exhausta y dejó caer su cuerpo en el banco, al lado de mis cosas–. Después, estaba tan nerviosa porque no parabas de tirarte y hacerte daño en el suelo que no pensaba en nadie y sólo le colocaba a Aoi, la cual sufría por el bloqueo del otro equipo que, encima, te perjudicaba totalmente. Me siento fatal –admitió al borde del llanto y aparté mis cosas a un lado para sentarme. Coloqué mi mano sobre su hombro y le sonreí.

– Me duele todo pero, ¿sabes? Creo que podemos arreglar esto, tenemos que conseguir que luchen o jamás llegaremos a nuestra meta; hay que convencerlas –admití y ella me miró a los ojos. Le limpié las lágrimas.

– Creo igual que tú –dijo Yui asustándome–, de alguna forma hay que llenarles la cabeza de confianza.

Sonreí contenta de que ellas me apoyaran.

Acto seguido me levanté para peinarme el pelo y dejarlo suelto, lo iba a tener tanto tiempo recogido que me dolería al finalizar el día, nunca llegué a entender por qué mi pelo a veces era tan sensible. Guardé el cepillo en el bolso y me lo colgué en el hombro.

Me acerqué a ellas y les di un abrazo.

Salimos juntas del vestuario para animar a los chicos que empezarían en media hora.

...

Nishinoya era totalmente increíble, había hecho algunas recepciones en las que no había podido evitar gritar o gritar su nombre para animarle.

El partido había sucedido rápido, ya que el otro equipo era mucho más débil comparado con Karasuno. Ahora estaban descansando un poco ya que tendrían el segundo en un rato y teníamos a la misma vez el nuestro, era totalmente imposible poder animarnos esta vez.

Tenía la sensación de que ambos íbamos a estar bien.

Entramos corriendo al vestuario para cambiar nuestras ropas y poder entrar rápidamente a jugar el partido. Una vez estuve les dije a las chicas que saldría, tenía que aprovechar el momento para poder hablar con Nishinoya un rato.

Dejé el bolso en nuestro lugar correspondiente y corrí hasta la cancha donde estaban los chicos comenzando a calentar las articulaciones mientras hablaban o bebían agua. Les veía realmente felices y sobretodo; confiados para el siguiente partido.

– Creo que me suena esa chaqueta –admitió Nishinoya y sonreí.

Con las prisas me había olvidado mi chaqueta y Nishinoya me había prestado la suya ya que tenía frío a pesar de que iba en pantalón largo. Aunque la gente diga que unos cuantos centímetros no se nota; se notan, las mangas me quedaban largas.

Pocos minutos después aparecieron mis compañeras y fui hasta ellas; nos tocaba vencer a todo lo que se nos interpusiera.

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HEEEEY BITCHEEES!!! ¿Qué tal estáis? ¡FELIZ AÑO NUEVO! Dejé un pequeño comentario en el tablón, igual os voy a agradecer mucho ahora porque, ¡voy a subir ya todo el final! Queda un capítulo más y el epílogo junto con los agradecimientos que haré, ya que lo tengo todo (menos el epílogo que ya lo tengo pensado por lo que lo escribiré rápido) lo voy a subir de una vez completo para no hacer esperar más. Otra cosa, atentas a la "historia" que dejé el otro día link, subiré ahí una foto con las portadas de lo nuevo para este año en wattpad.

Estoy muy emocionada porque voy a terminar una historia totalmente completa, ¡wiiii! La otra que tengo es una de 3 libros y aún voy por el tercero, por lo que acabar Aprendiendo a volar es un reto para mí, ¡es una buena forma de empezar el nuevo año!

Ahora volvemos a vernos chicas con el último capítulo, espero que os guste el final.

Os asmo<3


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