Habían comenzado los entrenamientos duros, esos entrenamientos que te dejaban agujetas hasta en la parte que nunca te imaginarías que tendrías agujetas en tu vida. Se acercaban las Inter High, la competición más importante del año que determinaría si íbamos a los nacionales o no. Habíamos mejorado mucho desde la última vez, ya se caían menos balones y nos hacíamos daño con tal de recibir el balón para que el otro equipo no nos ganase de ninguna forma.

Hoy era el día que nos darían los uniformes nuevos y estaba ansiosa ya que Sayaka me había dicho que tenía una sorpresa muy importante para mí.

La verdad es que estos días había estado muy dolorida, no sólo por los entrenamientos que en sí eran agotadores ya que teníamos que hacer muchos ejercicios de físico a lo largo de cada entrenamiento y dolía bastante. Estaba dolorida porque Sayaka me había puesto a entrenar seguimiento del bloqueo y otras cosas que normalmente entrenaría un libero, nunca me explicó por qué debía entrenarlo; me puso a hacerlo y yo lo hice. Debido a estos entrenamientos tenía casi todas las partes de mi cuerpo llenas de marcas y moratones por el contacto con el suelo de la cancha.

–¿Nerviosa por saber cuál será la sorpresa? –Me preguntó Aoi con una sonrisa.

– Un poco, ¿tú crees que será algo malo? –Le pregunté y me pellizcó el brazo, cosa que me quejé.

– Tonta, ¿cómo va a ser algo malo? De verdad, me dan ganas de darte tortas por pensar tan mal de la gente –bromeó y sonreí.

Habían pasado como unas dos o tres semanas después de haber hablado con ellas y haber solucionado todo, desde eso todo volvió a la normalidad e incluso estamos más unidas que antes. Aunque últimamente no podíamos estar mucho tiempo las tres juntas, teníamos que concentrarnos para las competiciones y cuando nos veíamos en clase o fuera siempre nos animábamos para continuar adelante a pesar de las dificultades; eso era lo que más me gustaba de ellas.

– ¿Qué tal lleva Hinata tus entrenamientos? –Preguntó Aoi claramente interesada por su querido amado.

– Les veo muy cansados, algo me dice que están teniendo incluso entrenamientos más duros que los nuestros –le informé y abrió los ojos como platos.

– ¿Cómo es eso posible? Pensaba que lo nuestro no podía superarse –dijo realmente sorprendida de lo duro que podría llegar a ser.

– Pues parece ser que se puede superar –añadí mientras cerraba mi taquilla de los zapatos y avanzábamos hacia las clases–. A pesar de todo intentan dar lo mejor de ellos para poder mejorar y tengo que admitir que han mejorado bastante, ¡ya casi no se les caen los balones al suelo! Para mí eso es todo un logro –admití y Aoi sonrió bastante feliz.

– Eso quiere decir que eres una buena profesora –admitió Aoi mientras me agarraba del brazo–. Hablando de profesoras...

– Sabía que ibas a sacar ese tema –reproché mientras ponía los ojos en blanco y ella soltaba una carcajada al ver mi reacción.

– ¿Qué tal Nishinoya con las clases particulares que le estás dando? Qué envidia me das, ya me gustaría darle clases a Hinata –admitó con un puchero y sonreí.

Una semana después de volverme a hablar con Kaori y Aoi, Nishinoya me pidió por favor que le diera clases de literatura e inglés que era las peores asignaturas que llevaba y que si suspendía no le dejarían ir a voley; obviamente acepté al saber que le dejarían sin voley, no me parece nada justo que se quedé sin voley y porque bueno, él me cae bien y me apetecía ayudarle. A cambio me dijo que me ayudaría con otra asignatura si es que lo necesitaba.

– La diferencia es que a mí no me gusta Nishinoya –añadí y ella levantó una ceja.

– Eso se lo cree cualquiera pero yo no –reí por su cara y negué con la cabeza pensando en lo loca que estaba.

– Voy a ignorar lo que acabas de comentar –agregué y puso los ojos en blanco–. Va bien, se sabe todo lo del examen por lo que no hay problema, seguro que aprueba –le informé y ella sonrió.

– Se está poniendo las pilas porque tú le estás dando clase –me pinchó para que me cabreara.

Y hablando del rey de Roma...

– ¡Buenos días! –Exclamó animadamente y nos saludó con la mano.

– Buenos días Noya, ¿qué tal llevas el examen? –Le preguntó Aoi y la miré para matarla con la mirada.

– Yo creo que seguro aprobaré, estoy más tranquilo de lo que me imaginaba –admitió él muy seguro de sí mismo y sonreí de lado cuando me miró.

– Es que mi amiga es una máquina de profesora, ¿verdad? –Le pegué un codazo.

– ¿Te quieres callar? –Le susurré mientras ella se quejaba de que le había golpeado.

Miré a Nishinoya el cual reía por mis actos y me avergoncé un poco de lo que acababa de hacer.

– Me alegro de que lleves bien el examen –admití y sonrió–, más te vale aprobar –le dije y el levantó el dedo pulgar a modo de que todo iba a estar bien.

...

– Chicas, tenemos malas y buenas noticias –nos informó Sayaka mientras nos reuníamos alrededor de ella.

– Sayaka, empieza por las buenas por favor –le dijo Yui y esta movió la cabeza para afirmar que eso haría.

– ¡Ya tenemos los uniformes nuevos! Son iguales que los del equipo masculino, después de pedirlos durante mucho tiempo lo hemos conseguido –todas empezamos a aplaudir contentas–. Iré diciendo el número, nombre y apellido de la persona junto con la posición para que vuestro mánager os lo entregue. Número uno, Michimiya Yui, capitana, rematadora lateral –empezó por Yui, la cual abrió el plástico pudiendo ser la primera en observar que de verdad los uniformes eran iguales a los de los chicos, me daba envidia que fuera la primera en tener su uniforme–. Número dos, Izumi Yuuna, vicecapitana, colocadora –le dio su uniforme–. Número tres Konoe Nao, bloqueadora central –le tendió el suyo–. Número cuatro Aroa López, libero.

Atraje las miradas de todas mientras recogía mi ropa y la observaba.

Estaba en mis adentros realmente emocionada, ni siquiera me creía que fuera verdad lo que estaba viendo, no sólo era la primera de segundo en la numeración sino que era la libero, ¡era la libero! Por fin había conseguido aquello que tanto me había costado y tenía ganas hasta de llorar de la emoción que tenía encima.

Saqué mi uniforme de la bolsa y observé detenidamente cada detalle. Era de color naranja, la parte de arriba era una camiseta normal pero con asilla ancha como suelen llevar los equipos femeninos, el cuello era un poco en pico, a los lados tenía como unas curvas en el diseño que estaban pintadas de negro –en los uniformes de las demás eran igual pero los colores invertidos–. Los pantalones eran como los que tenía de voley pero naranjas y por los lados lo mismo que la camiseta. El cuatro era grande de color blanco.

La verdad es que el uniforme era bastante bonito.

– Vaya señorita, ¡estarás contenta! –Escuché la voz de Aoi detrás mía mientras yo estaba sumida en el uniforme y lo bonito que era.

– ¡Estoy tan contenta que podría vomitar ahora mismo! –Bromeé y ella rió cosa que provocó que me riera con ella.

– Pues póntelo ya para ver que tal te queda y no sé si te habrás enterado pero... ¡Sayaka me ha puesto de central, ambas hemos conseguido lo que queríamos!

No pude evitar abrazarla de lo alegre que me sentía por ella y de lo alegre que me sentía de mí misma.

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HEEEEY BITCHEEES!!! ¿Qué tal estáis? Yo deprimida, mañana vuelvo a clase después de las vacaciones de verano, ¡no quiero madrugar! En fin, mando ánimos a todas las que estén igual que yo, ya os contaré que tal el primer día, espero que no sea malo.

Os dejo en el vínculo externo la foto del uniforme de Nishinoya para que sepáis que el de Aroa es de la misma forma sólo que las mangas de la camiseta son de asilla ancha y los pantalones son más cortos y pegados.

¿Os está gustando? Tengo muchas ganas de continuar escribiendo y subiendo esta historia, espero que todo salga como yo quiero para estar contenta por haber invertido tiempo en ella<3

Cada vez somos más 3,3K, ¡eso me hace tan feliz! No pensé que llegaría a tanto (aunque hace poco me di cuenta de que historias de Nishinoya solo hay una más aparte de la mía por lo que tampoco es un gran logro si lo piensas xD)

Os asmo con todo mi corazón, sois las mejores<3