Capítulo 16.
Maratón 5/5.
Volví a sentir como mi corazón se aceleraba y comenzamos a caminar.
Con mi mano derecha limpiaba las lágrimas que salían de mis ojos y me humedecían las mejillas, mientras lo hacía sentía como el aire fresco de los pasillos conseguía relajarme en mis pensamientos y tratar de hacer lo posible por no volverme loca. Miré por la ventana sumiéndome en el paisaje de fuera, sentía que era lo único que podía evadirme de mis pensamientos aunque, claramente volvían.
Me sentía exhausta, en muy poco tiempo habían sucedido miles de cosas; la llegada a Japón, conocer a mis nuevas amigas de las cuales ahora estoy dudando que lo sean –sobre todo por Kaori–, entrar en el club de voleibol femenino y ser aceptada por todos, convertirme en la profesora de los chicos de primero del club masculino, llevarme bien con los chicos de club masculino, casi ser agredida por una de mi clase y sus amigas arpías que habían intentado ser mis amigas el primer día, llorar en frente de Nishinoya, ver como Nishinoya se preocupaba por mí y caminar por los pasillos casi dada de la mano con él. Mi mente no podía procesar todos los sucesos que me había traído Japón.
Mi cabeza se preguntaba si seguiría siendo amiga de Kaori y Aoi, si me quedaría sola para siempre, si conseguiría sobrevivir a que otras personas de la clase tomaran el papel de Sakura e intentaran meterse conmigo, si conseguiría sobrevivir a que Nishinoya tuviera que ser llamado mi novio cuando no lo era.
– Deja de pensar o te explotará la cabeza –dijo Nishinoya despertándome de mis pensamientos.
– ¿Cómo lo sabes? –Pregunté levantando una ceja y oyendo una carcajada proveniente de él.
– Puedo oler el humo de tu cabeza –bromeó y cogí aire haciéndome la sorprendida continuándole la broma haciendo que él riera–. No, la verdad es que supongo que estarás exhausta, ninguna de tus amigas te defendió pero un chico del equipo masculino que casi ni te conoce y compartes clase con él lo ha hecho, estaría exhausto hasta yo –admitió haciéndome sentir un poco mejor, realmente este chico se preocupaba por mí o al menos sabía cómo entenderme–, no te preocupes por ello, seguro que si les importas vendrán a disculparse contigo o a decirte algo; así son los amigos –añadió haciendo que de alguna forma mi cuerpo se sintiera más ligero, como si le hubiesen quitado un peso de encima.
– ¿Por qué me ayudas? –Le pregunté intrigada, realmente nos conocíamos muy poco.
– Porque no soporto como la gente se mete con los demás, como ellas hacen lo posible para que yo no pueda ser feliz, es injusto –admitió y a la vez me sentí un poco mal porque sonaba como si yo fuera un juguete que utilizó para que ellas le dejasen en paz– y no malinterpretes, no te estoy utilizando para que se enfaden o me dejen en paz, de verdad estaba preocupado, sentía que te iban a matar contra la pared, las veía capaces –sonreí de lado.
Parecía que me leía la mente.
– Ya hemos llegado –anunció y entramos en la enfermería.
...
– Parece que no te has roto nada aparentemente, igual deberías de ir al médico por si es algo interno pero más bien parece la molestia –aseguró ella mientras lo escribía en una hoja–, iré a llamar a tus padres, vístete, vuelvo enseguida.
La enfermera se levantó de la cama y me abroché los botones de mi camiseta mientras observaba en el espejo una marca que tenía en el hombro y algunas que tenía en las muñecas. Me puse el suéter amarillo flojo del uniforme para ponerme el lazo rosa atado en la camiseta, por último me puse la chaqueta color que desconocía. Me puse bien las medias para después colocarme los zapatos y salir a la sala de espera donde estaba Nishinoya mirando al frente sumido en sus pensamientos, al verme de reojo giró la cabeza.
– ¿Qué tal? –Preguntó preocupado levantándose de un salto del sofá rojo en el que estaba sentado.
– Dice que no tengo nada roto, que lo que puede que tenga es la molestia pero igualmente debo de ir al médico por si acaso, ha ido a llamar a mis padres y seguramente a traerme hielo para las marcas de mis muñecas y mis hombros.
Nishinoya tomó mis muñecas y las observó haciendo que mi corazón latiera rápidamente debido a su gesto de cogerme las manos. Cuando le vi la primera vez pensé que era tímido con las chicas, estaba tan preocupado que quizás ni se acordaba de que era una chica. Miré sus ojos mientras me miraba las muñecas preocupado y me pude dar cuenta de que realmente Nishinoya era guapo y que mi primer día cuando me llamó la atención no eran tonterías.
Empecé a sentir algo en el estómago y no me podía creer que estuviera empezando a sentir cosas por Nishinoya, era imposible.
– Cada vez me siento más culpable, ¿y si ahora no puedes hacer voley? –Soltó mis muñecas y se llevó las manos a la cabeza.
Reí al ver su expresión.
– No te preocupes, a no ser que esté lesionada o esté mala no dejo de ir a entrenar –admití y sonrió.
– Parece que tenemos muchas cosas en común –dijo rascándose la nuca algo nervioso provocándome una sonrisa, sonaba a la típica frase que te decía un chico cuando intentaba ligar contigo.
– Aroa, ya avisé a tus padres –dijo la enfermera caminando hasta mí–, le he contado todo lo sucedido, tus compañeras van a ser expulsadas una semana y se alertará a todos de que quien siga las órdenes de Sakura será expulsado al igual que ella, por lo que no debes de preocuparte porque se vuelvan a meter contigo –me informó y solté el aire aliviada, me gustaba eso de que en este instituto fueran tan atentos–. Ya no podéis pasar a clase hasta el recreo así que podéis quedaros aquí o ir afuera, o estudiar, mientras que no molestéis (sabéis que esas son las normas). Toma el hielo y los pases de la enfermería para que no os castiguen, antes de que acabe el recreo debéis de entregármelos, si te vuelves a encontrar mal vuelves y llamamos a tus padres para que te lleven a casa –finalizó y asentí.
Le agradecí por su atención y nos sentamos en el sofá rojo para ponerme el hielo, como no podía ponérmelo en ambas muñecas Nishinoya tomó el hielo y me lo puso sobre ellas. Al principio me quejé porque ardían las heridas, algo que preocupó bastante a Nishinoya pero después sentí un gran alivio por el frescor del hielo.
– ¿Te duele? –Preguntó preocupado y negué con la cabeza.
– Me siento mucho mejor –admití y sonrió.
– Ya que tenemos tiempo, ¿por qué no nos conocemos? –Preguntó con una sonrisa que me hizo sonreír de vuelta.
Tenía buenas vibraciones de este chico.
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HEEEEY BITCHEEES!!! Después de estar casi un mes sin publicar os traigo un maratón de 5 capítulos en los que ya va avanzando la historia entre Aroa y Nishinoya!! *wiiii* Lo siento por estar tanto sin publicar, tenía mis ideas desordenadas aparte de que tuve el mes de julio bastante ocupado por lo que era casi imposible sentarse a pensar como organizarlo todo. Espero que os haya gustado! Ya volveré a la normalidad de subir aunque sea un capítulo por semana, después de este maratón tengo muchas ganas de continuar escribiendo n.n
Por cierto pronto cambiaré la foto de perfil de mi cuenta así que no os asustéis si la veis cambiada.
Os asmo<3
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