CAPITULO 6
-¿Mike?-
-Evan, lo siento ¿Los desperté?-
-No, tanto-
Eran las cuatro de la madrugada, me preparaba para cumplir con mi rutina de las últimas semanas. Cuarenta minutos es lo que demoraba en recorrer el camino desde la casa de Evan hasta el hospital. Evan se acercó palmeando mi espalda y presionando mi hombro mientras que con la mano libre sacaba un vaso de la alacena para servir un poco de agua.
-¿No crees que lo tomas muy en serio hijo? Ni siquiera sabes quién es- dijo mientras bebía.
-Sólo sé que ha estado sola desde que la conocí. Nadie ha ido a verla o preguntar siquiera. Su teléfono móvil tampoco sonó- dije mostrando que lo traía conmigo -la policía siquiera se preocupó por volver a hacer preguntas o ver si ya despertó, ¿Qué puedo hacer? ¿Abandonarla y que se repita la historia?- dije soltando todo de una vez.
Me podía en sobre manera el hecho de verla allí tan indefensa, no podía abandonarla, me sentiría tan o más culpable que los cobardes que la lastimaron de esa manera.
-Hijo- dijo Evan sosteniendo mis hombros -No puedes ir tras cualquier mujer que sea golpeada jugando al súper héroe y salvándola para esperar el agradecimiento o tal vez que despierte y se enamo...-
-Evan ¡por favor!- me frustró e irritó su comentario-¿Por quién me tomas?-
-Deja el recuerdo de tu madre en paz, deja de verla en cada mujer-
-Te equivocas, ¿Cuántas veces me has visto hacer esto? ¿Cuántas otras mujeres has conocido en mi vida? Quiero verla despertar, saber que está segura y luego desapareceré de su vida- dije acercándome a la puerta de salida.
-Recuerda lo que acabas de decir, porque si no lo haces tú, te lo repetiré, palabra por palabra- terminó de sentenciar soltando el agarre de mi brazo.
-Te preocupas demasiado, estaré bien papá- dije con un abrazo y un guiño mientras me acercaba a la motocicleta.
Hoy era mi día libre, podría pasar más tiempo a su lado. Sus heridas del rostro y las internas habían mejorado conforme lo indicado por el médico. Sólo restaba esperar que despertase y no sé por qué pero presentía que ese día era el día. Llegué al hospital y saludé a las enfermeras que ya me conocían de tanto rondar a Alexa, era todo lo que sabía.
¿En verdad nadie estaba preocupado por ella?
¿Sería tan apática como para que nadie se preguntase que habría sido de ella en estas dos semanas?
-¡Mike!- gritó al verme una enfermera.
-Mel... com...- me interrumpió tomándome del brazo y corriendo hacia la habitación de Alexa.
Mi corazón parecía desbocado. Como si fuera a salir de mi pecho de un momento a otro.
¿Qué había pasado? Empeoró o acaso ¿despertó?
-Alexa- dijo Mel con los ojos cristalinos dejándome frente a la puerta de su habitación.
Había despertado, sus ojos marrones parpadeaban intentando acostumbrarse a la luz del lugar. Los monitores sonaban igual que siempre, pero ella había despertado, no medí mis actos ni pensé en las consecuencias, tan sólo.
-¡Volviste!- dije en un suspiro y me lancé prácticamente sobre ella.
Supe que se asustó porque su pequeño cuerpo se tensaba bajo el mío. Me separé al instante y pude ver su mirada entre asustada e interrogante. Intenté rozar su mano mientras me sentaba en una silla junto a ella.
-Sólo asiente o niega con la cabeza, no te esfuerces, ¿entendido?-
La vi asentir y un alivio incomparable se apoderó de mí.
-Los doctores vendrán enseguida a controlarte, Mel ya fue a buscarlos- sonreí acomodando un mechón de su cabello.
Asintió levemente y yo que tenía tantas preguntas para ella, mi corazón raramente estaba acelerado pero mantendría mi promesa con Evan, me aseguraría de que estuviera bien, a salvo y volvería a mi vida.
-¿Tienes idea o recuerdas quién soy?- pregunté y asintió, una sonrisa traicionera se formó en mis labios, me recuerda, eso es algo bueno.
-Está bien, ¿vives sola?- asintió.
-¿Tu familia vive aquí contigo?- negó y eso explicaba porque nadie la había buscado.
Pero tampoco su móvil había sonado, ¿Qué clase de familia se mantiene tanto tiempo incomunicada?
-Bien, ahora, ¿Tu familia es de Estados Unidos?- negó y eso si explicaba por qué no se comunicaban con ella tan seguido.
-¿Crees que puedas hablar cuando te retiren todo lo que tienes conectado?- rodó los ojos y asintió y juraría que vi una pequeña mueca de risa entre el respirador y la mascarilla que llevaba puesta.
-Iré por el médico... no... te... muevas...- dije guiñando y sí señores, ahí estaba su primer sonrisa y fue provocada por mí.
Esto es malo, estoy feliz, estoy bien y mi cora...
-¿Evan?- dije sorprendido.
-¿Y dices que desaparecerás de su vida así nada más?- su mirada traspasaba por completo mi alma -Hijo mío, estás perdido- sonrió y golpeó mi espalda amigablemente -¿Dónde ibas?-
-Por el médico, despertó, está bien, la hice sonreír- terminé de decir con un hilo de voz, pendiente de qué tipo de comentario haría Evan esta vez.
-¿La hiciste sonreír? ¿De qué momento hasta aquí vas haciendo sonreír a recién salidas del coma?- sonrió y me di cuenta que había cambiado su manera de pensar y creo que sé quién fue, y claro, allí estaba la autora de tal milagro.
-¡Mamá Susan!- sonreí y fui a abrazarla.
-Tan feliz mi muchacho ¿Y eso que late con fuerza qué es?- dijo colocando su mano en mi pecho.
-Mamá Susan si eso no late deberías preocuparte- contesté tratando de restarle importancia.
-Si late de esta manera también hijo, parece qu...-
-Mamá Susan, te amo pero ya déjalo ¿sí?- me miró confundida y volvió a ver con ojos acusadores a Evan.
La verdad era que yo mismo me hallaba dentro de una marea de sensaciones y pensamientos que no podía colocar en su lugar, ya hasta había olvidado que iba a buscar a su médico.
-Mike- oí a Mel a mis espaldas.
-Mel, perdón yo...-
-Ya está con ella en la habitación, está valorando y viendo si podemos desconectar la mayoría de los monitores para realizar los chequeos y poder dar inicio a la rehabilitación- explicó paciente ante la mirada curiosa de Evan y Susan.
-¿Son los padres de Alexa?- preguntó acercándose más a mí.
-No, son mis padres adoptivos, Evan y Susan- dije presentándolos.
-Un gusto, pero Mike, pudiste saber por qué nadie vino siquiera a averiguar o llamaron- inquirió preocupada.
-Según le pregunté ella vive sola aquí, su familia no es de Estados Unidos-
-¿Amigos de trabajo, gente que se preocupe, vecinos?- siguió preguntando.
-Nada, no quise llamar tampoco, creía que alguien iba a aparecer pero nada, quizás y ¿sea algo reservada?- intenté justificar.
-Veremos, mientras más rápido la desconectemos mejor para saber quién es Alexa Bronx-
-¿Bronx?- me sonaba familiar su apellido.
-Sí, así figura en la documentación que conseguimos de su bolsa-
Llegamos hasta la habitación y el médico la seguía examinando, le explicó que probarían retirarle los aparatos para ver como reaccionaba, le explicó paso a paso como le ayudaría para que no le molestara ni doliera tanto su recuperación, se volvió a nosotros, a mí ya me conocía de sobre manera pero mis padres....
-¿Familiares de Alexa?- preguntó y Mel sonrió.
-Doctor White, no son familiares, son los padres de Mike, los familiares de Alexa están lejos y no se han comunicado, parece ser de otro país y está aquí por trabajo pero solamente ella- resumió la historia de manera precisa Mel.
Durante las próximas horas procedieron a retirar el respirador y otros monitores del cuerpo de Alexa, mis padres y yo la observábamos expectantes detrás del vidrio, por momentos parecía costarle mucho respirar pero era fuerte, si señores, era una guerrera. Dos horas más tarde pude entrar a verla.
-Hola, bienvenida guerrera- dije sonriendo mientras me sentaba junto a ella.
-Hola, héroe- replicó sonriendo y la voz ronca dañada por el respirador.
Nos quedamos viéndonos fijamente y sonriendo levemente, juraría que su rostro estaba sonrojado pero debía ser sólo consecuencia de algo de lo que le habían quitado o algún medicamento, o eso quería creer, Dios que aquella mujer aún después de lo que pasó y las cicatrices, era, es hermosa.
«Mike amigo, estás en problemas» pensé negando con una sonrisa en los labios.
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