Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

Capítulo 10

Capítulo 10

ABELARDO

Llego a casa a una velocidad que nunca me imaginé correr en un auto dentro de un residencial donde habitan familias con niños pequeños, qué imprudente de mi parte. Estaciono el automóvil frente a la casa y salgo tras tomar mi portafolio del asiento trasero, tomo mis llaves del bolsillo interior de mi portafolio donde siempre las coloco y abro, ciertamente la actitud del padre de Iris me dejó muy confundido, no entendí su hostilidad. Entro a la casa y voy directo hacia las escaleras y me dispongo a subir cuando soy interceptado por mi padre Rafael.

— ¿Se puede saber por qué a esta hora? —me dice saliendo de la cocina con su bata de seda roja de andar en casa sobre su pijama de franela azul con osos grises.

—Estaba con Iris. —le contesto sin nada de ánimos por hablar con él.

— ¡Oh! Eso sí es una sorpresa. —contesta y como no puede acabar mi tortura papá Alejandro baja por las escaleras, así que estoy acorralado hasta que ellos se rindan.

— ¡Quiero ir a mi habitación! ¿Puedo? —les digo de un modo en el que nunca les había hablado.

­— ¡Ey! ¡Fíjate cómo nos hablas joven! —me reprende papá Alex, ya que papá Rafa se ha quedado mudo y con la boca abierta. — ¿Qué te puso de ese humor? ¿A qué debemos esta insolencia?

—Yo no sé de qué humor hablas, y no estoy siendo insolente, solo no quiero hablar. —les respondo y ellos se me quedan mirando con caras de horror. — ¡Demonios! ¿Por qué me miran como si hubiese matado a alguien?

— ¿Lo hiciste? —me cuestiona papá Rafael, y yo bufo de lo absurdo de su pregunta.

—Obviamente no, ¿parece que me hubieses programado para eso? —le respondo y ellos se miran uno al otro.

— ¡OK, TODOS TRANQUILICÉMONOS! —alza la voz papá Alejandro, nunca lo había escuchado alzar la voz, ¿o sí? Tengo una leve imagen de papá Alejandro gritando en mi cabeza, una imagen que así como llega se va. Seguramente notan mi cara de desconcierto por lo que acabo de ver, porque ambos me miran preocupados.

—Cariño, ¿te sientes bien? —me pregunta papá Alex que es quien está más cerca de mí.

—En realidad no, no sé cómo me siento. —les digo relajando mi postura.

— ¿Quieres contarnos qué pasó? —me incita papá doctor mientras me guía de vuelta a la sala de estar para que los tres nos sentemos en los sofás.

—Estábamos muy bien, Iris y yo, estábamos platicando y cenando pizza en su casa, la llevé después del trabajo, porque su padre estaba en un viaje, y no quería que tuviera que pasar por otro mal momento como el del viernes. —miro a papá Rafa para que me entienda a que me refiero. Él asiente pero guarda silencio para que yo siga con mi historia. —Así que estábamos hablando y cenando cuando se escuchó ruido en la puerta de entrada, y enseguida entró su padre arrastrando su maleta y riendo preguntando si había pizza, pero cuando me vio su cara cambió, me miró con hostilidad, como las caras que me dan en los juzgados los criminales y sus abogados, eso me dejó... —medito un poco la palabra, porque nunca antes me había sentido así, bueno desde que conozco a Iris, me ocurre más seguido así que supongo que sí es la palabra que busco. —...confundido, porque yo no conocía a la eminencia en cirugía hasta el día de hoy, Iris nos presentó pero su hostilidad no disminuyó en lo absoluto hacia mí, por el contrario se fue del comedor, haciendo mucho ruido en la escalera y dando un portazo, Iris se disculpó por él, y me dijo que nunca había sido así de grosero, así que mejor me fui, era obvio que la eminencia medica no me quería cerca.

—Entonces eso es lo que te tiene así, la hostilidad sin fundamento del doctor Sandoval. —me dice papá psiquiatra más como una afirmación que como una pregunta.

—Es que es lo que no entiendo, presenta una clara aversión hacia a mí, pero permitió que Iris estuviera años en una relación con un abusivo. —me dejo caer sobre el sofá, es como si todo a mi alrededor se empezara a ver rojo.

—Bueno, hijo también debes tener en cuenta que su padre nunca supo de los abusos por parte del niño bonito y que seguramente lo conocía de antes en el trabajo, donde dudo mucho que sepan cómo es. —me alienta papá Rafa sentándose junto a mí. —Solo dale tiempo para que te conozca y nunca más te verá mal.

—Tienes razón papá, seguramente debe ser eso, que no me conoce absolutamente nada. —les respondo y me enderezo y froto mi cara con las manos.

—Entonces Iris y tú, ¿están saliendo? ¿Son novios? —pregunta con sonrisa en la cara el hombre que me creo.

—Bueno, yo... creo que sí. —le digo tras vacilar un momento, porque no estoy seguro de que en algún momento hayamos dicho que somos una pareja.

—Creo que tomaré eso como un sí. —se burla de mí mi padre, así que sonrío y ellos me miran con los ojos muy abiertos. — ¿Eso fue una sonrisa?

—No, fue un gas. —les digo burlándome de ellos y se quedan tan pasmados que no puedo evitar empezar a reírme de ellos. Lo que obviamente ocasiona que se miren uno al otro y después a mí, pero sus caras son de tal asombro que no puedo dejar de reír.

— ¡RAYOS! ¡¿Quién eres y qué hiciste con mi AB?! —me dice Rafy con cara de alegría total.

Continuo riéndome, parece que no puedo parar. —Todo es culpa... —más risas —... de Iris. —Sigo riéndome y empieza a dolerme la cara y el abdomen. —Ella es la culpable.

Los dos no pueden evitar contagiarse de mis descontroladas risas y se empiezan a reír conmigo. Seguimos por unos minutos más los tres riéndonos sin poder parar, nunca había reído tanto, Iris sin duda despierta muchas cosas nuevas en mí. Por fin dejamos de reír, y nos sentamos más relajados sobre los sofás.

—Dime hijo, ¿qué más sientes cuando estas con Iris? —me pregunta papá dos, o sea papá Alejandro.

—Bueno, con ella todas las cosas son diferentes, es como si no pudiese apartar la mirada de ella, como si todo lo que hago lo hago pensando en ella, y cuando estamos platicando es tan natural hablar con ella, porque ella sabe lo que soy y no me trata diferente, con ella realmente me siento como si fuese una persona real. —ambos cruzan un par de miradas y vuelven a mirarme. —Ella me sacó por primera vez una risa o una sonrisa, cuando la beso quisiera quedarme así para siempre, poder quedarme así de cerca con ella, cuidarla y que nadie más la quiera porque es mía.

—AB, hijo, ¿te das cuenta de que estás enamorado de ella? —me dice papá dos, mientras yo dejo de pensar en ese momento en la pizzería en el que me atreví a besarla.

— ¿Eso es enamorarse? —le pregunto y el asiente.

—Sentir que todo lo que haces lo haces por ella, cuando haces algo pensar en ¿qué pensaría ella de eso? Cuando esa persona se vuelve el centro de tus pensamientos, es porque estás enamorado. —lo miro entre emocionado y preocupado, porque ¿qué pasa si ella no está enamorada de mí? ¿Y si nunca llega a enamorarse de mí? —Claro hijo que con enamorarse conlleva un cierto riesgo. El riesgo de no ser correspondido o de una separación aunque exista cariño por parte de ambos.

— ¿Creen que Iris se enamore de mí? —les pregunto experimentando una sensación que nunca había sentido antes... miedo. Ambos se miran y se dedican una mirada cómplice antes de responderme.

—Creo que ella ya está enamorada de ti, hijo. —miro a papá Rafael con dudas y él me sonríe. — Si no fuera de ese modo ella no habría aceptado seguir contigo a pesar de que le dijiste lo que eres.

—Cualquier otra persona habría salido corriendo en cuanto le dijiste que no eres humano, de cierto modo tu padre y yo teníamos nuestras dudas cuando nos dijiste que le dirías que eres una creación mía. —los dos se miran y se toman de las manos. —Creemos que ella siente eso mismo por ti. Creemos que es la indicada para ti.

Cuando dice eso último algo dentro de mi cabeza se enciende con una inquietante luz naranaja.

— ¿Indicada para mí? ¿Indicada en qué sentido? —les digo intuyendo hacia donde se dirige esta conversación.

—La indicada para compartir la vida contigo, casarse, formar una familia. —me dice papá Rafael con una de sus deslumbrantes sonrisas en el rostro. Yo bufo y otra vez empiezo a ver todo rojo.

— ¿Cómo va a ser la indicada para mí? ¿Qué le puedo dar yo? ¡No soy un humano papá, yo no puedo darle hijos, no puedo tener intimidad con ella, soy una máquina! ¡No puedo amarrar a Iris a tener una vida limitada conmigo, ella merece tener a alguien que le pueda dar todo lo que ella quiere, no a una máquina como yo! —nunca me había alterado de este modo, creo que todo lo que Iris provoca en mí no es del todo bueno.

—Pero cariño, hay otras opciones. Si ella de verdad llega a amarte y te acepta así, pueden formar una familia adoptando. Hay muchos niños solos en el mundo que necesitan del amor que se les puede dar. —me dice a la desesperada papá uno.

—Papá, pero ¿qué pasará cuando Iris quiera tener hijos propios? —le digo desesperado porque ahora temo perderla, Iris es especial, hace que todo para mí parezca diferente, ¿qué pasaría si no estuviera más en mi vida? ¿Volvería a mi vida aburrida y monótona de antes? —No podría dejarla ir más adelante.

—AB, tranquilízate, estas sacando conclusiones precipitadas, creo que debes seguir poco a poco con tu relación con Iris. Las cosas poco a poco irán tomando su forma. Ahorita puedes creer eso, de que Iris querrá hijos propios, pero cómo puedes estar seguro si no has hablado de ello con ella, y tal vez pueda ser algo abrumador para ella si se lo plateas tan pronto. —me dice papá Alejandro con su voz tranquila de terapia. —Hijo, estas experimentando sentimientos y sensaciones nuevas, es normal que te abrumes, solo llevémoslo con calma y trabajemos en ello.

— ¿Me vas a dar terapia? —le pregunto entre divertido y horrorizado.

—Sí, si así lo quieres, es normal que tus emociones estén desbordadas no sabes cómo manejarlas, incluso algunas aún no logras identificarlas. —me dice con esa mirada de concentración que a la vez transmite algo que te hace tranquilizarte.

—No estoy del todo seguro de querer platicarle todo a mi padre. —le digo y él me regala una de sus sonrisas cálidas.

—Tendremos confidencialidad médico-paciente. Te lo prometo. —me responde y no puedo negarme porque sé que lo único que quiere es ayudarme y tal vez así pueda seguir con Iris, como ellos dicen, quizá puede ser la indicada.

—De acuerdo, aceptaré la terapia. —Los dos me sonríen y papá Rafael me abraza fuerte. —Papá, suéltame. ¡Ya no soy un niño!

—Lo sabemos cariño, pero siempre serás mi niño. —me dice y planta un beso en mi frente. —Te amamos.

Los capítulos de AB son tan diferentes, ¿no les gusta leer sobre él?

Karly

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro