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013. accepting feelings

CAPÍTULO TRECE . . . !
▬ ❝ aceptando sentimientos ❞ ▬

















narra barbara
actualidad

Ya había anochecido desde hacía unas cuantas horas y seguía sin responder a los mensajes de Sebastián pues había un debate dentro de mi cabeza sobre qué sería prudente responderle.

¡Y lo peor de todo es que Natalia me dejó con la bronca y se largo! La muy tonta no sabía mandar mensajes y yo tenía que lidiar con su burrada ahora.

Bueno, la verdad yo también hubiera puesto ese mensaje si supiera que él jamás en la vida lo vería, pero ahora que lo hace, le miento la madre a mi amiga con todo el gusto del mundo.

—¿Qué le digo? —murmure para mi misma, caminando de un lado a otro.

Con el teléfono en la mano. Durante el resto de su stream lo veía pendiente al aparato, pero para mí fue más que obvio que no iba a recibir respuesta alguna; no después de lo que le mando Natalia.

Había tenido la idea desde hace rato de plantearle que no había sido yo la del mensaje, pero lo descartes tras pensármelo una hora; se iba a dar cuenta que le dije a alguien que habló con él y terminaría logrando que la confianza que habíamos creado entre nosotros se desmoronara, y no quería eso.

No debería sentirme así si yo no mande el mensaje, pero está en mi celular y básicamente es como si yo lo hubiese mandado.

—¿Por qué, Natito? —pase mis manos por mi rostro con frustración—. Pudo haberle mandado algo más, pero no: decidió mandarle un mensaje que ella escribió borracha.

Caminé hacia mi habitación, me senté en mi cama, y por fin me metí al chat de Sebastián.

[foto]

Para ti, amor de mi vida

Muak!😘

¿de vdd lo soy?

[foto]
| ⤷ tan preciosa como
siempre<3

8:49 p.m

pdn si te llegue a
incomodar.

9:00 p.m

nah, para nd

sentí hasta bonito

jskdjs

bno, entonces olvida
las disculpas

lo haré pero

si soy el amor de tu
vida???

👀

sigues en línea

contéstameeeee barbaraaa

9:06 p.m

okey, ya entendí 👍🏻



Si, bueno, no esperaba eso.

Tampoco lo quería dejar en leído, pero neta que me dejó en blanco.

Si quería coquetearme (como decía la loca de mi amiga), más bien parecía que quería matarme.

[...]

narrador omnisciente
actualidad

Lo único que corría por la mente del castaño era el típico: ¿por qué aquel mensaje me hizo sentir así?

Fácilmente pudo habérselo mandado alguien más y sin duda se reiría de él o ella y lo quemaría en sus streams para convertirlo en meme, pero no, le hizo sentir aquellas famosas mariposas las cuales jamás le habían llegado, claro, hasta hoy.

—Puras mamadas, güey —soltó el de bandana azul.

Se encontraba en medio de una llamada con su grupo de amigos (aunque a Roció jamás le había contado nada de nada con respecto a su fan, pero por alguna extraña razón se había enterado), los cuales últimamente estaban muy interesado en el tema de la pelirroja mazatleca.

—Mien, ni digas que no, te gusta —alegó Osvaldo, acomodándose el cabello.

—Pero no lo aceptas todavía —continuó la rubia, encogiéndose de hombros.

—No me gusta, verga —soltó Roier, con una risa fingida.

—Va, pues, ¿y por qué te pusiste así en el stream hoy, eh? —Roció alzó las cejas, divertida.

—Pues... —el de banda azul titubeó—. Pues porque me dió ternura —alegó, como si no fuera la gran cosa.

—Entonces dile que no te pareció y que no confunda las cosas, güey —dijo esta vez Aldo, obvio—. Pero eso también amerita que dejes atrás los coqueteos, Sebastián —lo señaló a través de la cámara, serio.

Las mejillas pálidas del muchacho se tiñeron de un claro rojo.

—Yo no le coqueteó —su voz se agudizó, mientras negaba con la cabeza.

—No mames tampoco, mierda —exclamó Osvaldo, imitando a Aldo, señalando al chico con uno de sus dedos.

—¿Nos quieres ver la cara de pen...? —Rivers fue interrumpida por Roier.

—No digas groserías —alzó un poco la voz.

—Iba a decir la cara de pensativos —comentó ella al instante—. No sé qué pensabas que iba a decir —se encogió de hombros.

—Ay, aja —Roier rodó los ojos con falsa irritación.

—Como sea —los interrumpió Roció esta vez—. Te gusta y punto.

—Escúchenme bien, los cuatro —el chico estaba confundido: ellos estaban en llamada desde antes y lo habían unido de repente, y si le sumamos a la presión que sentía... podía explotar en cualquier momento—. Le voy a seguir hablando porque me cae bien y porque ademas es una niña muy linda, pero no me gusta —remarcó las últimas tres palabras duramente.

Rivers se burló, tapándose el rostro.

—Pendejote, mien.

—Puto.

—Estas bien menso.

—¡Expulsado por puñetas!

Y así, Rivers dio un simple click y él fue expulsado de la llamada.

La boca de Sebastián se abrió con indignación.

—Me colgaron —se dijo a sí mismo.

Soltó un resoplido, acomodando su cabello tras la bandana azul con los dedos, frustrado.

Camino hacia su cocina y se metió a instagram; llevaba un chorro de tiempo esperando el mensaje de la pelirroja, y seguía sin obtener respuesta alguna de su parte.

—Puta madre —se dio ligeros y pequeños golpes en las frentes con su celular, cerrando los ojos con fuerza: soltó un bufido exasperado—. Ya pues, esta bien, si me gusta Barbara.

Y como si fuera magia, le llegó un mensaje de la susodicha.

—No seas mamón loco, el destino, güey —se rió de si mismo—. Estoy hablando solito, pinche esquizofrénico a la verga... pero la neta si soy, me gusta hablar conmigo mismo.

Se terminó por encoger de hombros y con una risita entre dientes contestó los mensajes de Barbie (no sin antes esperarse un par de minutos para no verse desesperado –aunque sí que lo estaba–).

Hablaron por un instante, pero la pelirroja ya no contestaba sus mensajes estando aún en línea.

—Güey —alargó la "e" con amargura, dejando el teléfono sobre la barra de su cocina—. Jamás me habían hecho esperar tanto por un perro mensaje.

Suspiró, colocó sus manos en su cadera y arrugó la nariz.

Tomó de nuevo su celular y sin dudar le dio click en el icono del teléfono, marcándole a la mazatleca.

[...]

narra barbara
actualidad

—Solo contesta, Barbara, como siempre lo has hecho —me dije a mi misma en un susurro, con la mano a medio camino a contestar la llamada—. Relájate y ya, no seas infantil.

Con la valentía a flor de piel le di en aceptar la llamada.

—Hola, Barbara —saludó Sebastián, provocándome un escalofrío.

En ningún momento quise mostrarme ante la cámara; me daba vergüenza todavía.

—Hola, Sebas —sonreí, aunque no me veía.

—¿Qué tal tus exámenes? —inquirió él, con una sonrisa en su bonito rostro.

Me gustaba que le diera importancia a mis cosas. Eso me decía que de una u otra forma le interesaba: no me importaba mucho en qué forma, si amistosa o de otra cosa, pero saber que tenía a alguien más que no fuera mi hermano y Natalia me aliviaba.

—Los pasé todos —respondí junto con una risita.

—¿Neta? —asentí—. ¡Vamo'! —soltó un gritito y alargó la última "o", dando brinquitos en su sitio.

De nuevo me hizo reír mientras él continuaba haciendo un especié de baile de celebración. Ya no le di importancia a lo demás y me mostré ante la cámara.

—¡Ya sé! —mantuve mi sonrisa—. Me siento muy feliz —él volvió a dirigirme toda su atención, estremeciéndome—. Gracias por ayudarme: sin tus tantas referencias a videojuegos no hubiera podido pasar ni la mitad.

—Cuando quieras, muñeca —me guiño un ojo, mientras usaba un tono de voz más grueso.

Reí, sintiendo mis mejillas arder ante el nuevo mote, y negué con la cabeza.

—Te debo una —mencioné, señalándolo.

Una sonrisa brillante se apareció en los labios del castaño.

—Agrégame a tus contactos, pues —volví a negar con la cabeza, sin decir palabra alguna: él lloriqueo, y su postura se asimiló a la de un posible berrinche—. Ándale, es que me siento bien raro hablando por instagram.

Arrugó su nariz con una sonrisa que aunque intentaba ocultar, era muy notoria.

—Y yo que te iba a regalar un vuelo para venir a verme —suspire, con falsa decepción.

—Tu tranquila eh, que eso lo puedo hacer yo después: —me señaló— aún no te salvas de mi.

Contuve la sonrisa que se me quería escapar de los labios—. Seguro.

Seguimos platicando más, me contó de su stream cómo ya era costumbre, y también se estaba haciendo algo de cenar.

—Acá ya se está bajando el calor, pero sigue estando cañón —solté.

Si bien en Mazatlán casi nunca hacía frío, si había ciertas épocas en donde la ventisca es más fuerte y helada, las gotas de lluvia caen del cielo por allá de finales de Octubre, y el agua del mar ya no era tan cálida como en el verano.

—¿Apoco? Pero si acá ya está más frío que caliente —me dirigió una sonrisa de lado—. Te perdonaré que no me quieras agendar (por ahora), pero tengo que ir a visitarte para comprobarlo.

—Te estaré esperando —me tire sobre el sofá—. Aquí.

—Lo digo en serio —mencionó, con un tono mucho más serio.

Me encogí de hombros, sosteniendo mi peso por medio de mis codos—. Yo también, Sebitas.

Él rió mientras negaba, bajando un poco su cabeza.

—No creo que vayas a decir lo mismo cuando esté afuera de tu departamento buscando posada —me señaló con la palita de madera con la cuál estaba cocinándose sus huevos rancheros.

—Ahora mismo te paso mi ubicación, ya compras tu boleto de avión cuando gustes —solté—. Pero cómpralo junto al baño, porque no quiero que te pase nada malo de que en tu interior o algo, tripón.

—Ja, ja, ja: muy chistosa, Barbie —tiré mi cabello hacia atrás, con diversión—. Pero no veo ningún mensaje, eh —lo vi tomar su teléfono—. Se que nunca lo harás, no tienes el valor para hacerlo.

Cerré los ojos un momento y sonreí, odio que me retén, sé que no lo dice en serio, pero igual no es de mi agrado que lo hicieran.

—Si lo hago —dije.

Él rió—. No lo haces, no puedes hacerlo.

—No me estés provocando, Sebastián.

Rápidamente me arrepentí a los segundos de aquello.

—¿Apoco te estoy provocando? —alzó las cejas, divertido—. No me imaginé que cayeras tan rápido, pensé que tendría que hacer más mi luchita.

—Olvídate que te agregue a mis contactos, y mucho menos esperes un mensaje mío.

—Solo digo, y ya no voy a insistir más, agrégame cuando tú quieras —terminó por guiñarme.

—Ándale pues, mijo.

A los minutos de terminar de hablar, ya casi de madrugada, tomé mi teléfono de nuevo y busqué el mensaje donde me dió su número, lo copié y lo agregué a mis contactos.

—Chingue su madre, solo se vive una vez —murmure para mi misma.

Que de algo sirva el carácter que herede de mi papá.

Le mandé mi ubicación y apagué mi celular, ansiosa.

A los minutos me dormí, no tenía tiempo para pensar más y mañana tocaba ir a la universidad de nuevo.

[...]

narra roier
actualidad

Estaba por quedarme dormido cuando de repente me llegó un mensaje. Al encender la lámpara junto a mi cama y tomar mi celular, con el rostro somnoliento, tomé mi celular y me di cuenta que se trataba de un número desconocido; rápido se dibujó una sonrisa en mi rostro al ver una cabellera pelirroja en la foto de perfil.

Entré al chat, lo primero que ví fue una ubicación junto a un sticker de Jenni Rivera con una pistola. Sin dudarlo agregue el número a mis contactos.

preciosa <3
❪ barbara ❫



Tras enviarle el sticker más tranquilo que encontré me adentré en la ubicación y me di cuenta de que vive cerca de la zona dorada, eso significa que, ¿estoy interactuando con una niña de dinero?

No, ella no estaría trabajando.

Bueno si, se está valiendo por sí misma, y eso es increíble: ella es simplemente una persona encantadora.

Y me había enamorado de ella.

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