003. missing
↯ CAPÍTULO TRES . . . !
▬ ❝ desaparecida ❞ ▬
narrador omnisciente
horas atrás
—Yo solo opinó que viva Paulo Londra —mencionó Aldo, juguetón—. ¿Tú que dices mi Roier?
El chico no lo resistió más y se tiro a reír: a los pocos segundos Osvaldo lo siguió, con su típica risa. Era obvio que ambos entendían el chiste (al igual que cierto muchacho que solo soltaba insultos por lo bajo al saber que no debió haberles contado nada unas horas atrás).
No era como si Sebastian (en redes mejor conocido como Roier) se pusiera a ver todos los mensajes que le mandaban por Instagram, pero aquella personita que le contaba día tras día lo que pasaba o no con ella, él como se sentía y tomándolo como un diario personal había comenzado a formar parte de su rutina de una rara manera.
Estos últimos días, aunque se escuche ridículo, habían sido los más graciosos de su corta vida. La pelirroja le había enviado una foto de su pie, donde un quemador le había, válgame la redundancia, quemado. «¿Qué es un quemador?» se preguntó a sí mismo al ver con una mueca lo que fácilmente podía compararse con una gran picadura de mosquito.
Por algún motivo se había preocupado por su bienestar, pues entre mensajes le había puesto un "arde como la cola, pero no te preocupes, estoy bien". Eso, extrañamente, le había parecido tierno.
No tenía ni idea que le estaba pasando.
—Síguele, pinche Nahualdo —señaló con el dedo índice a la cámara, con la expresión seria.
—¿Qué, güey? Yo solo digo que me gusta Paulo Londra —se encogió de hombros.
—Al Roier le mama Paulo Londra —le siguió la broma Osvaldo, recargado en su silla aún con la sonrisa divertida en los labios.
Y sin más ambos se soltaron a reír a carcajadas nuevamente.
No debí contarles, se repetía una y otra vez Sebastian, con las manos en el rostro.
—¡Ya, culeros! —grito, sobresaltando a sus dos amigos con lentes.
—Es que... no mames, Roier —Aldo trató de aguantar la risa, siéndole casi imposible.
Y digamos que las risas de fondo de El Mariana no le ayudaban mucho.
—Ya cállense —el de la bandana azul empezaba a desesperarse.
¿Las bromas pararon? No, claro que no: para ellos la novedad y diversión del momento era la pelirroja fan de Paulo Londra, y claro, su amigo que no se perdía desde hace días todos y cada uno de sus mensajes.
Jugaron un buen rato, tanto que llegó un punto donde el de la banda azul se despidió de sus amigos no sin antes recibir más burlas de su parte como toda buena despedida.
—Ahora si me siento cansado, perros —dijo, recargando su barbilla en sus manos—. Y ya es tarde: ustedes deben de descansar y dormir, pa' que mañana no anden como zombies —dijo, soltando una pequeña risa al final.
Esta vez había hecho stream mucho más temprano que de costumbre para así apagar igualmente temprano. Se dio cuenta de qué entre sus seguidores hay demasiada gente que estudiaba o trabaja: no quería que por su culpa al día siguiente se lamentasen por haberse desvelado.
Por alguna razón había empezado a empatizar en ese aspecto, además que aquello también le beneficiaría pues así se levantaría temprano para ir al gym: era una buena decisión.
Se despidió de su chat como ya era de costumbre y apagó. Fue a su cocina, tomó una de las barras de cereal que estaban en su alacena y se dedicó a degustarla con normalidad. No pasó tanto tiempo cuando su teléfono vibró: se trataba de un mensaje.
Dejó su barra a medio comer de lado y tomó su celular con más rapidez de la acostumbrada. Lo desbloqueo de igual forma solo para descubrir que era un mensaje por parte de su amigo Aldo. No era la persona que se imaginó, claramente.
Por un momento se imagino leyendo algún mensaje especial de agradecimiento por hacer stream y además apagar temprano; nada de eso sucedió durante las siguientes dos horas en las cuales el streamer estuvo pegado a su teléfono, pendiente a las notificaciones de Instagram.
Cuando su teléfono sonó una vez más, esperanzado lo tomó y observo la barra de notificaciones. La emoción e intriga en sus ojos desapareció al darse cuenta que solo era una simple mención.
—Me estoy volviendo loco, güey. Qué pedo —se dijo a sí mismo, alejando el aparato de él.
Se percató una última vez de no haber recibido nada importante antes de ir a su sala de estar a paso rápido. Llegó y prendió el televisor frente a él, era el momento de distraerse.
—Puras mamadas, ya no voy a leer ni un pinche mensaje —se dijo a sí mismo en voz alta, recargando su espalda en el respaldo del sofá—. Ni que fuera un diario, a la verga.
[...]
Así pasaron un par de semanas, y aún no recibía ni un mísero hola de aquella pelirroja fanática numero uno de Paulo Londra.
Ni uno solo.
Trataba de dejar aquel tema a un lado, aunque terminaba siendo imposible para él, pues parecía que la chica se le había tatuado en el cerebro. Se la pasaba haciendo conclusiones que ni siquiera (quizás) eran ciertas.
Por ejemplo:
"Seguro tiene una semana pesada"
"¿Y a mi que? No tiene por qué interesarme"
"¿Y si le paso algo?"
"A lo mejor está estudiando para los exámenes"
¿Lo peor? Es que ni siquiera estaban a esas alturas del semestre, lo cual hacía que esta última teoría perdiese algo de credibilidad.
Ya empezaba a repetirse que estaba perdiendo la cabeza, porque no tenía razón para estar así de interesado en los mensajes de una desconocida, y se afirmó a él mismo que si le llegará a mandar un mensaje no lo vería por absolutamente nada del mundo.
¡Ring!
Quizá exagero, pero el corazón de Sebastian dio un vuelco al oír ese tono.
Negó súbitamente con la cabeza. Era un mensaje claramente, y solo por pura curiosidad vería si se trataba de un amigo suyo.
tbh_barbie: holaa tripón. No manches, apenas me doy un respiro de esta perra vida de estudiante, mira, haz de cuenta que...
¡No, no, no! Por nada del mundo leería ese mensaje, le daba muy igual todo lo relacionado con su vida y demás.
¿Verdad?
[...]
narra bárbara
actualidad
—Ya lo decidí, voy a darme de baja —suspire con cansancio.
Estaba harta.
—¿Qué? ¿Del trabajo? —la voz repleta de felicidad de Natalia me hizo alzar las cejas, curiosa—. ¡Ya era hora!
—¿Eh? —fruncí el ceño, ajustando mi coleta—. ¡No! Me refiero a la escuela... y a la vida en general.
Natalia rodó los ojos.
—Si serás, güila —abrí la boca con indignación—. ¿Por qué no utilizas toda esa feria de las tarjetas que te dieron?
Sonreí falsamente, cruzando mis piernas.
—Porque si lo hago, algún día me van a pedir ayuda y si no quiero ayudarles me van a recriminar toda la feria que tome de las tarjetas —me encogí de hombros—. Y yo no estoy pa' esos jales.
—Buen punto —asintió, con una ligera mueca en los labios.
Nos quedamos en silencio un par de segundos hasta que suspire de forma dramática, intentando cortar el tenso ambiente que se había formado.
Ambas teníamos problemas con nuestros progenitores, así que nos comprendíamos demasiado.
—¿Sabes que es lo peor? —la morocha me miró expectante, esperando por mi respuesta—. No he visto ni un solo stream de Roier por el trabajo y la escuela.
Lloriquee.
—¿Es en serio? —Nat negó, con una sonrisa.
—Muy en serio —dije cabizbaja, con un puchero en los labios.
—Me quedaría a consolarte, amiguita, pero me espera mi mamá en la casita —se acercó a mi y besó cariñosamente mi frente—. Te veo mañana, ¡adiosito!
La acompañe hasta la puerta y volví a mi sofá, tirándome como costal de papa a este. Tome mi teléfono de la mesa frente a mi con rapidez y me adentré a la app morada, rosa y anaranjada después de tanto tiempo: siendo más concreta, al chat de cierto chico sin tripa.
holaa tripón. No manches,
apenas me doy un respiro de
esta perra vida de estudiante
mira, haz de cuenta que la escuela
me consume en la mañana, el
trabajo en la tarde (ósea, saliendo
de la escuela), y por último llegó a
dormir a mi casita
lit, no hago nd mas
lo pensé así deq muchísimo
y creo que renunciaré a mi vida
de estudiante y trabajador (sirve
que así solo te dedico a ti mi
valioso tiempo)
hoy no fui a trabajar y creo que
me van a terminar corriendo
pero me da muy igual si lo hacen
de todos modos ya estoy
hasta el copete de ese
lugar
mira mira
lo mandé a hacer
[foto]
Le envié una foto mía frente al espejo con una camisa blanca que mande a personalizar de él junto a una banda azul parecida a la suya. Lo poco que podía verse de mi rostro resultaba un completo horror pues tenía las ojeras muy marcadas: mi cansancio relucía en mi rostro completamente exhausto.
diosito santo, mis ojeras
se ven súper mal
la eliminaría, pero como estoy
hablando sola y ni la vas a ver,
no me preocupo mucho
esta bonita la camisa vdd?
bno
como dicen en mi casita
aquí se rompió una taza y
cada quien pa su casa
ya lo dejo en paz (me voy a
echar un sueñito) ahí le
notifico cuando me
despierte, tripón
lo amo <33
No resistí más y me quede completamente dormida (que era lo que necesitaba en ese momento), esperando que al despertar tuviese una notificación sobre que Roier prendió stream.
Hace mucho que no lo veo por falta de tiempo y sé que aliviaría mis problemas de un modo u otro.
Todos menos los económicos.
Un par de horas después me desperté y revisé mi teléfono como siempre, apenitas me acababa de llegar una notificación: el Tripoier estaba en stream.
Ya recargue energía (bastante de hecho), estoy lista para cuatro (o hasta más) horas de stream: me da igual si mañana voy a la escuela y a trabajar.
Ellos no me hacían feliz como Sebastian.
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