¡Hades! ¡Son mis caballeros!
Siete en punto de la tarde
En él santuario.
Milo había subido hacia él templo del Patriarca, había algo que le preocupaba y necesitaba que Athena disipará sus dudas.
Milo: ¿Señorita Athena? - preguntó de rodillas ante él trono, poco después llegó la diosa con su semblante dulce cómo siempre se mostraba.
Athena: ¿Que sucede Milo? - preguntó preocupada por su caballero. Era raro ver al Escorpio dorado preocupado aunque se lo tratase de ocultar.
Milo: hay algo que me preocupa mucho contorno a todo ésto señorita - dijo con él rostro inclinado más lo levantó al ver a Saori en frente suyo y ver cómo ella misma se arrodillaba en frente de él.
Athena: ¿Que te preocupa?, Sabés que puedes confiar en mí - le pregunto mientras le sonreía con dulzura.
Milo: es sobre todo él asunto de Hades, señorita, se que usted no nos obligo a aceptar pero... No estoy muy seguro de lo que vamos a hacer...
Athena: si no quieres participar esta bien no tienes porque sentirte mal por eso, siempre podemos pedir la ayuda de Aldebarán para ésto - le dijo sonriendo.
Milo: gracias pero no es eso. Lo que sucede es que me preocupa mucho lo que vayan a decir los chicos cuando se enteren del teatrito que se armó en su ausencia.
Athena: no tienes porque preocuparte por eso Milo, los chicos los aman y estoy segura que entenderán la situación siempre y cuando los jueces no sé pasen de la raya con ustedes...
Milo: muy bien, si usted lo dice yo le creo - dijo poniéndose de pie.
Athena: bien, ahora a dormir porque mañana empieza él espectáculo Milo.
Milo: si le deseó feliz noche - dijo poniéndose de pie para hacerle una pequeña reverencia a la diosa y se fue de ahí más tranquilo.
A la mañana siguiente.
Milo sé encontraba despertando cómo normalmente lo haría y sé dirigió al baño para tomar una ducha. Algunos minutos más tarde salió del baño y se vistió para después salir hacia la cocina, pero grande fue su sorpresa al ver a Radamanthys sentado en él sillón de su casa para después verlo a él.
Milo: ¿desde hace cuánto tiempo estas aquí? - pregunto confundido.
Radamanthys: eso no importa, sólo debo decirte que vine por tí para llevarte al templo del señor Hades dónde nosotros vamos a vivir juntos por este tiempo...
Milo: ¡¿qué?! - gritó.
Radamanthys: sí, si queremos convencer a Demeter sobre esta farsa debemos vivir juntos ¿No?
Milo: Athena jamás dijo algo sobre salir del santuario y menos de abandonar mí templo.
Radamanthys: bueno eso lo resolvemos ahora que los dos se encuentran juntos así que anda camina - le dijo empujandolo con dirección al templo del patriarca.
En él templo del patriarca.
Athena: ¡Tú no puedes hacer esto Hades! - le gritó.
Hades: Athena, tú accediste a ayudarme, así que tienes que terminar de hacerlo.
Athena: pero no recuerdo haber dicho que te daba permiso de sacar a mis Santos del santuario y menos para llevarte los a tus dominios - dijo de brazos cruzados.
Hades: Athena por favor, si queremos hacer que esto funcione así debe hacerse...
Athena: ¡Hades!, ¡Son mis caballeros!
Hades: y es mí esposa la que está en juego, ¿acaso no puedes entenderlo?
Athena: hay... - dijo frotándose la entre ceja con frustración.
Radamanthys y Milo llegaron junto con los demás caballeros que estában algo confundidos a Athena no le quedó de otra más que decírselo para que pudieran estar más tranquilos, no los iba a dejar ir del santuario así que llegaron a una solución oh para Hades la única solución y así se quedaron en él santuario. Lo malo de esto era que los soldados eran unos chismosos de lo peor y posiblemente le dirían a los demás caballeros que hubieron huéspedes en él santuario.
En Escorpio.
Milo iba con una almohada y una sábana con dirección al cuarto de visitas dónde Radamanthys se quedaría.
Milo: muy bien, aquí está la almohada y la sábana para que te tapes - le dijo dándose la.
Radamanthys: no me gusta mucho la luz...
Milo: puedes cerrar las cortinas y apagar la luz si se te apetece, eso sí no más no me rompas nada - le advirtió.
Radamanthys: no te preocupes yo ya estoy acostumbrado a la oscuridad así que - dijo y cerró las cortinas y de un movimiento rápido dejó él cuarto a oscuras Milo un poco nervioso empezó a retroceder ya que no veía nada, pero al dar tres pasos topó con Radamanthys.
Milo: Ah...! - gritó del susto.
Radamanthys: tranquilo soy yo. Pero ahora que estamos a solas ¿qué te parece si nos ponemos al día?
Milo: lo siento mucho pero si vamos a hablar de algo será en la sala, a mi si no me gusta la oscuridad - dijo nervioso.
Radamanthys: ¿y porqué No?, si en la oscuridad pueden pasar un sin fin de cosas Milo - le susurró en él oído y Milo se apartó bruscamente de él.
Milo: ¿qué quieres? - pregunto nervioso.
Radamanthys: nada sólo quería hablar contigo para saber cómo te a ido en la vida, ya llevamos un buen tiempo sin hablar...
Milo: bueno pues si a estado todo bien...
Radamanthys: Ah bueno... - se quedaron en silencio por un momento.
Milo: ¿quieres comer?
Radamanthys: eh... si... - respondió y se fueron hacia la cocina.
En Aries.
Aiacos: ¿no haz cambiado nada?
Mü: no, aún me sigues cayendo mal Aiacos
Aiacos: que malo. Y yo que te extrañe - le dijo sonriendo.
Mü: idiota - le respondió y se dio la vuelta para entrar a su habitación.
Aiacos: ¿dónde voy a dormir?
Mü: ¡afuera! - le gritó desde su habitación mientras le tiraba una frasada y una almohada para seguidamente cerrarle la puerta en la cara con desagrado.
Aiacos: ¡que malo eres corazón, no te recordaba así! - le gritó para molestar.
Mü: ¡cierra la boca imbécil! - le gritó desde dentro.
Aiacos sólo se hecho a reír y se dirigió al cuarto contiguo al del borreguito, pero cerró con seguro no fuera a ser que él santo de Aries le agarrar a la locura y fuera a reventar le la la cabeza con él martillo.
Continuará...
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