Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

Extra #3

Extra #3 | Infancia y Polainas

10 años antes de la línea original.

La emoción que Maya irradiaba era tanta, que podría derretir incluso las más gruesas capas de hielo que se formaban en los lagos cuando el invierno estaba en su esplendor.

Era hoy.

Hoy, después de tantos meses, vería a los hermanos Inoue. Y tenía demasiadas cosas que contarles, sobre todo, a Isa. Su mejor amiga.

Bajó corriendo las escaleras, ganándose un buen regaño por parte de su nana, sin embargo, eso no le pudo importar menos. Cuando llegó a la sala, decidió tomar asiento en uno de los espaciosos sillones para esperar que llegaran.

No sabía cuanto había estado allí, simplemente existiendo, hasta que escuchó el timbre principal sonar, Maya, en su emoción, no pudo evitar levantarse de golpe y emprender la carrera hasta la gran puerta de madera que se alzaba, ahora, frente a ella.

Cuando la abrió, ni siquiera pudo detallar a los Inoue, porque fue Yahiko quien entró rápidamente a su hogar mientras frotaba sus brazos con sus manos y tiritaba de frio.

—¡Dios! —Exclamó con fuerza, antes de estornudar con la misma intensidad. Su nariz se encontraba roja como la de Rodolfo el reno y su cabello castaño estaba despeinado debajo del gorro de lana negro. Maya rio mentalmente ante eso— ¡Vaya que hace frio! ¡Me estaba congelando las polai...!

—¡No metas a Dios es tus cosas y ni se te ocurra terminar la grosería que estabas por decir! —Le reprendió la pequeña Yahisa con la mirada Jamaica firme sobre su hermano.

Maya ya no pudo evitar la risita que brotó de sus labios e, inmediatamente, corrió la corta distancia que había entre cada uno para tomarlos a ambos entre sus brazos y demostrarles cuanto los había extrañado.

—Deja que lo diga—Pidió la castaña—, no importa porque al fin están aquí. Los había extrañado tanto.

—Conste que Mayis lo ha dicho, ¿eh, Yahi? —Bromeó Iko, elevando las cejas en un baile extraño que ocasionó que su hermana frunciera la nariz—. Se me estaban congelando las polainas allí fuera —Susurró—. ¿Por qué no nos dejaban pasar?

La fuerza que Maya ejercía en el abrazo disminuyó un poco y en su joven rostro se notó la incredulidad acerca de lo que Iko acababa de decir.

—¿No les dejaban pasar? —Preguntó, enfocando su mirada en su mejor amiga.

Ella, aunque con pena, negó ligeramente.

—Nos dijeron que no te encontrabas en casa y que no vendrías pronto—Respondió—. Pero Iko no se lo creyó, así que se le ocurrió la idea de escabullirnos por donde nos habías enseñado y es como estamos aquí.

—Soy un tío genial, no tienes ni que recordarlo, hermanita.

Ante el extraño guiño de ojo del chico, ambas no pudieron evitar reír.

Entonces, escucharon pasos provenir desde lo más alto de la escalera, ocasionando que Maya sintiera un escalofrío recorrer su pequeño cuerpo y que, casi por instinto, tomara las manos de los hermanos con fuerza.

—¿Qué ocurre? —Musitó Isa con creciente preocupación al ver la misma en los ojos castaños de su amiga.

Amaya sabía, perfectamente, de quien se trataba. Y lo que le haría si la viera con los Inoue bajo su techo.

No podía permitirlo.

—Vamos al lago—Dijo rápidamente—. Está perfecto para patinar.

—¡Pero habíamos quedado en ver películas de navidad! —Chilló el pequeño Yahiko—. ¡Y comer palomitas! ¡Muchas palomitas!

Y, con un simple intercambio de miradas, Maya supo que Yahi había descifrado todo.

—¡El que llegue de último es un huevo podrido! —Exclamó, antes de echarse a correr por donde Maya les había enseñado meses atrás—. Y no vale hacer ruido.

—¡Por mis polainas, lo que faltaba!

Está de más decir, que aquel había sido Yahiko.

Amaya estaba segura de que escuchó un fuerte grito justo cuando la puerta trasera se cerró detrás de ella, tanto, como el hecho de que quien había sido fue su madre. Pero eso no importaba, o no lo haría durante el tiempo que estuviese con los hermanos, porque ahora ellos eran su válvula de escape y todo lo que implicaba a su familia había pasado a segundo plano.

Incluyendo el hecho de que hoy, justo hoy, sus padres cenarían con una de las familias más importantes de Japón.

—¡Yo no quería estar afuera! —Confesó Yahiko, sentándose sobre la blanca nieve mientras se cruzaba de brazos—. ¡Hace mucho frío!

Entonces, para sorpresa de ambas castañas, le dio un mordisco a la zanahoria que había sacado del bolsillo de su chamarra amarilla.

Yahi también tenía una chamarra del mismo color, con jeans claros y botas negras. Parecían mellizos.

—¿De dónde has sacado eso? —Le preguntó su hermana con incredulidad— ¿La trajiste contigo desde casa?

—Un mago nunca revela sus secretos—Fue lo único que respondió antes de seguir comiendo su zanahoria.

—No tiene remedio—Suspiró la pobre Yahisa mientras miraba al cielo.

Estuvieron ambas chicas en silencio, simplemente observando a Yahiko comer su zanahoria con concentración y devoción, hasta que a Maya se le ocurrió la idea de hacer realidad lo que les había dicho antes de que salieran huyendo de su casa.

—Tengo patines en esa bodega—Les comentó, señalando la pequeña construcción a unos varios metros de ellos—. ¿Qué les parece sí...?

—¡Hagamos una carrera de patinaje! —Incitó Yahiko—. ¡El que llegue de último le tendrá que cumplir un deseo al ganador!

—Me gusta cómo suena—Opinó Maya.

—Pero Yahisa no juega.

Maya frunció las cejas.

—¿Por qué?

—Porque no sé patinar—Confesó Isa—. E Iko mucho menos. Así que no sé como es que pretende ganarte.

—¿Qué no crees en los milagros, hermanita?

—No en uno que puedas cumplir tú, la verdad.

La estruendosa carcajada de Maya les hizo dar un respingo, sin embargo, no dijeron nada. Les gustaba mucho verla así. Completamente feliz, aunque sea solo un momento.

—Pues yo voy a ganarle a Mayis—Aseguró el castaño, mirando a la aludida con firmeza y seguridad en sus ojos Jamaica—. Apuesto mil yenes a que sí.

—No tienes dinero—Le recordó Isa.

—Apuesto mis zanahorias a que sí—Corrigió.

—Yo apuesto...—Comenzó a decir Maya, llevando un dedo sobre su mentón y su otra mano dentro de su gabardina roja—... las galletas que me regañaron por tomar de la cocina.

—¿Te las robaste?

Maya negó ante la pregunta de su mejor amiga.

—Solo las tomé porque me corresponden—Señaló—. Si Kanako puede tener ¿Por qué yo no?

—¡Tu demuestra quien manda! —Apoyó Iko, antes de que fueran por sus patines a la bodega.

—Vale, vale—Dijo Yahi, regresando al tema central con una sonrisa—. Yo seré el árbitro, pónganse en sus posiciones y esperen a mi señal.

Yahiko y Maya no rechistaron, simplemente cumplieron la orden que Isa les dio y esperaron su señal. La verdad era que el resultado siempre fue mas que evidente, sobre todo, cuando Iko no pudo ni avanzar un solo metro al resbalar y quedar tendido sobre el hielo.

Sus zanahorias ahora eran de Maya, quien no dudó en compartirlas con ambos mientras reían y jugaban a lanzarse bolas de nieve... hasta que vieron, a lo lejos, a dos niñas, una con gabardina marrón claro y la otra con gabardina color verde esmeralda y botas cafés acercarse a donde ellos.

—¡Te dije que había escuchado algo, Sayuri! —Escucharon que exclamó la castaña mirando a la pelinegra cuando no estaban tan lejos—. ¡Y no me creíste!

—No siempre debemos de seguir los ruidos que escuchemos, Rin—Rebatió ella.

—¿Crees que sean espíritus navideños del bosque que rondan por aquí?

—¡No somos espíritus! —Gritó Yahiko de vuelta— ¡Por mis polai...!

—¡Ni se te ocurra! —Le reprendió Yahisa.

—¿Quieren venir a jugar? —Invitó Amaya— ¡Tenemos zanahorias!

—¡Tienen zanahorias, hermana! —Gritó Rin antes de arrastrar a Sayuri hasta ellos— ¡Amo las zanahorias!

Entonces, comenzaron a jugar como si aquello de los espíritus navideños no hubiera sucedido jamás.

—¿Ya viste? —Preguntó Yahi cuando ambas estaban escondidas detrás de un árbol para evitar que una bola de nieve lanzada por el bando enemigo las impactara— ¿Sabes quien es ese niño que lleva tanto tiempo de pie en el mismo lugar?

Maya frunció el ceño, volteando disimuladamente su mirada al lugar que la Jamaica señalaba y, de pronto, sintió como sus labios se curvaban hacía arriba.

Un gorro de lana oscuro, como sus cabellos, los aprisionaba y una gabardina color gris plomo cubría su pequeño cuerpo. Sus manos estaban escondidas en las bolsas delanteras, mientras observaba todo con detalle desde su posición.

—Es él—Respondió ella a su mejor amiga, encontrando sus ojos a lo lejos—. Está aquí.

—¿Quién?

La sonrisa de Amaya no desaparecía de su rostro.

—El niño que me prometió que estaría siempre en primera fila.

Años después, supo que esa promesa fue cierta. Que ella siempre estuvo en primera fila para apoyar a aquel chico que, ahora, era su esposo y padre de sus hijos.


***

¡Holaa! ¿Cómo están? Del 1 al 10: ¿Cuánto disfrutaron leerlos de nenes?:(

¿Cuál fue su momento favorito?

¿Cuánto amaron a los chicos?

¿Alguna vez sabremos de dónde saca las zanahorias Yahiko?

¿Quisieran otro extra? ¿Acerca de qué?

Hoy les digo hasta pronto, porque vendrán con todo en 2022 con su versión independizada.

¡Muchas gracias por seguir acompañando a Jun, Maya y a mí hasta aquí! ¡Los amo!❣

No se olviden de seguirme en mis redes para más contenido. Se los agradecería infinitamente.

¡Hasta el siguiente gong!

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro