» Capítulo XXXXI [Parte 1]
7.5/8
Dejen muchos comentarios, que esto estará fuerte y me encantaría leer sus reacciones;)
Ahora sí, les dejo con el capítulo.<3
🥊🥊🥊
Jun Kenzaki
Si algo aprendió muy bien Jun Kenzaki fue a esconder sus emociones cuando lo requería, justo como lo hacía ahora.
Amaya lloraba en silencio desde que habían llegado al departamento que compartía con Kanako y, aunque él sintiera esa impotencia arremolinarse en su ser, queriendo únicamente gritar, romper todo lo que estuviese a su paso y dejar caer las lágrimas que se agolpaban en sus ojos, no hizo ninguna de ellas.
Su chica necesitaba de todo el apoyo que pudieran darle y él quería ser ese pilar en el que ella pudiera sostenerse sin temor a caer, por lo que debía de ser fuerte por ambos.
Al menos solo esta vez.
Los resultados no fueron buenos y la operación junto al tratamiento había fallado. Y ahora Amaya solo tenía un 40% de visibilidad en ese ojo. Según ella, lo que mayormente veía eran algunas manchas negras dispersas por este.
Pero, a pesar de eso, quería creer que en algún punto podrían hacer algo para remediarlo.
Se sentía muy culpable por lo que había pasado.
Amaya estaba recostaba sobre su pecho, con los puños aferrándose a su camisa que tenía infinitas arrugas debido a ello. Comenzó a acariciar distraídamente su cabello, enredando uno que otro mechón ondulado en sus dedos a la vez que, con su otra mano, palpaba la cadena de plata que ella le había obsequiado meses antes.
—Amaya—Decidió llamarla— ¿Recuerdas cuando me obsequiaste esto?
Sintió como su cabeza se elevó unos centímetros para observar lo que le mostraba, aunque su única respuesta fue un asentimiento.
—Me lo diste para mi cumpleaños—Musitó, aun enredando los mechones de cabello casi rubio entre sus dedos—. Un cuatro de julio ¿Lo recuerdas?
Ella nuevamente asintió.
—No podría olvidarlo—Susurró.
Y él tampoco podría, después de todo, ella siempre sabía cómo volver los momentos inolvidables.
—Ese día te entregaste a mí, Amaya. Días antes de la pelea contra Estados Unidos.
La sintió estremecerse debajo de su brazo y sonrió, aunque ella no pudiese verlo.
Si había algo tan satisfactorio para Jun, eso sería el causar esas reacciones en Amaya.
—Jun, justo ahora no me apetece que tengamos...
Cuando ella levantó la cabeza para encararlo, se dio cuenta de que su llanto había cesado y, aunque siempre quería hacerlo con Maya, justo ahora tampoco le apetecía.
No era el momento y ya habría tiempo para ello.
—No me refería a eso—Le dijo, la diversión latente en su tono de voz—. Sino que a ese día te viniste a vivir conmigo horas después de haberme dicho que me querías, Amaya. Ese día me entregaste tu corazón y te afirmé que tú siempre habías tenido el mío.
Ella limpió el borde de sus orbes con su dorso, antes de tocar la cadena de plata que colgaba de su cuello.
Jun se perdió en ella. Como siempre que la miraba.
Amaya era la chica más hermosa que él había conocido; con ese tono peculiar de cabello y lo alborotado que sus ondulaciones siempre se encontraban, lo pequeña que era su nariz y lo carnoso de sus labios rosados, o lo redondas que eran sus mejillas.
Sin embargo, fuera de su físico, era tan hermosa también por dentro. Decían que los polos opuestos se atraían, pero ella, que era igual de testaruda y orgullosa que él, lo había cautivado por completo.
¿Cómo se llamaba la ley de eso?
—Parece que ha pasado una eternidad desde ello—Le respondió— ¿A qué viene todo esto, Jun?
Él soltó un pesado suspiro.
—Sé que todo está jodido ¿Vale? Sé que parece que no va a mejorar, pero lo hará, Amaya. Lo hará—Musitó, sintiendo, de nueva cuenta, el temblor de las manos de Amaya cuando sujetó con sus puños su camisa negra—. Hemos pasado por tanto durante mucho tiempo, si pudimos salir de una, por supuesto que podemos salir de esta también.
—Pero...
Jun negó con la cabeza para interrumpirla.
—No quiero que digas nada si no es algo bueno, amor—La zanjó—. Eres Amaya Sanjo. Mí Amaya Sanjo—Una de sus comisuras se elevó en una sonrisa ladina cuando observó a Maya contener la respiración ante sus palabras—. Eres la jodida reina que puede tener el mundo a sus pies, comenzando conmigo.
Una sonrisa se abrió paso en su rostro, y Jun no pudo estar más feliz por ello.
—Te tengo a mis pies ¿Eh? —Bromeó ella.
—Creí que ya te habías dado cuenta.
Cuando Amaya rodeó su cuello con sus brazos, sintió una corriente eléctrica recorrer cada fibra de su cuerpo, desatando esas emociones desenfrenadas que solo ella podía causarle.
Estuvieron así, en silencio y con sus brazos rodeando al otro, durante el tiempo suficiente como para desear permanecer así por siempre.
—Feliz cumpleaños, amor—Susurró él.
—Lo recordaste.
La sonrisa de Jun se ensanchó cuando la vio a ella sonreír y aferrarse a su cuello.
—Jamás podría olvidarme de tu cumpleaños, Amaya.
Ahora Jun solo tenía que conseguir llevarla hasta su fiesta sorpresa.
🥊🥊🥊
Akira Azora
Akira siempre supo que su vida nunca sería fácil.
Akira y su familia se estaban yendo a la ruina.
Akira había perdido sus bienes materiales.
Akira había perdido a sus amigas.
Akira había perdido a su madre cuando esta se suicidó cortándose las venas.
Akira solo tenía la opción que su padre le estaba dando.
Sí, Akira tenía que casarse.
Pero ¿Quién iba a querer a Akira cuando no tenía nada?
Nadie quería a Akira... solo él.
Kojiro amaba a Akira.
Y, aunque Akira también lo amaba, lo había dejado para casarse con Takehito Sanjo.
Kojiro no iba a poder mantenerla. Takehito sí.
Kojiro era su jardinero. Takehito era uno de los empresarios más importantes, poderosos y adinerados de Japón.
Akira no amaba a Takehito.
Takehito tampoco la amaba a ella, pero ahora Akira tenía dinero, poder e influencias.
¿De verdad importaba el amor cuando tenía todo eso?
No importaba el amor. Mucho menos que Takehito se siguiera viendo con la chica a la que fue obligado a dejar para casarse con ella.
No importaba porque Akira no lo amaba.
No importaba hasta que comenzó a enamorarse de él cuando Takehito nunca le dio motivos para hacerlo.
No importaba porque ella podía amar por los dos.
Pero sí importó cuando esa chica se embarazó.
Y ahora tenía un problema. Takehito quería dejarla para irse con Azumi.
Akira no iba a permitirlo.
Akira no estaba cuerda.
Akira amenazó a Takehito con hacerle daño a Azumi si la dejaba.
Takehito le dijo que no era capaz de hacerlo.
Akira casi atropelló a Azumi cuando ella salía de su casa, estando embarazada.
Azumi comenzó a temerle a Akira y le dijo a Takehito que lo mejor sería que dejaran de verse.
Akira estuvo feliz cuando Azumi quiso marcharse con la bastarda en su vientre.
Akira deseó hacerle daño nuevamente a Azumi cuando Takehito no permitió que se marchara.
Takehito quería una hija.
Akira no había podido embarazarse porque Takehito no quería ni siquiera tocarla.
Azumi había dado a luz.
Akira tuvo un plan.
Akira quiso comprarle la bebé a Azumi.
Azumi no lo permitió.
Entonces Akira la mató.
O eso fue lo que creyó hasta que la vio salir de la casa de Takehito, dispuesta a contar su verdad.
Y a recuperar a la hija que ella le había robado desde hace dieciocho años.
***
¡Hola! ¿Cómo están? Pregunta: Del 1 al 10 ¿Cuánto se imaginaron este lado oscuro de los Sanjo?
Yo les dije que tenían secretos y a penas vamos revelando unos cuantos;)
¿Qué les pareció el capítulo? ¿Les gustó? ¿Tuvieron parte favorita?
¿Ya quieren leer la fiesta?
¿O prefieren saber toda la verdad?
¿Qué habrá sido de Azumi durante todos estos años?
¿Cuál es su verdad?
¿Por qué Takehito no se separó de Akira hasta ahora?
¿Qué hará Akira ahora que Azumi ha regresado?
¿Cómo tomará Maya todo esto?
¿Qué piensan de sus resultados?:(
Pregunta random y OBLIGATORIA xD: Si Maya y Jun tuvieran un hijo (Ojo, es una suposición, que apenas Maya tiene 18 y Jun cumplirá 17, son muy chiquitos) ¿Ustedes qué nombre le pondrían?
¡Por cierto! ¡HOY es 4 de JULIO! ¡Jun cumple años hoy!:')
Esta es la primera parte del capítulo final, así que denle mucho amor para ya leer el siguiente, que Jun, Maya y los chicos se nos van:')
¡Nos vemos pronto! ¡Los amo!
No se olviden de seguirme en mis redes para más contenido. Se los agradecería infinitamente.
¡Hasta el siguiente gong!
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