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» Capítulo XXII

Amaya

Miraba incrédula al que una vez consideró como su padre, mientras este bebía plácidamente de su taza de té. No podía creer que le hubiese dicho aquello y estar tan tranquilo.

—¿Entonces...— Comenzó a decir ella— me acabas de decir que quieres que me case con Jun? ¿Por qué?

Takehito negó.

—Te he dicho que me gustaría ver que algún día te casaras con Kenzaki. Que me gustaría llevarte yo al altar.

Maya sacudió la cabeza y enarcó una ceja con extrañeza.

—¿Por qué? —Repitió—. Jun y yo somos jóvenes, él aún está en los inicios de su carrera y casarnos no está en los planes de ninguno. No estamos listos para eso. No sé si algún día estaremos listos para eso.

El señor Sanjo dejó salir un largo suspiro.

—Porque no sé cuánto tiempo me queda, Amaya— Respondió—. Porque, aunque tenga todo el dinero del mundo, no puedo comprarme más instantes de vida. Y realmente me gustaría estar presente el día en el que decidas casarte.

—¿Te sucede algo? —Se apresuró a preguntar en cuanto vio el rumbo que todo estaba tomando— ¿Por qué de pronto me dices todo esto? Ni siquiera soy tú hija. Lo has dicho desde que me senté aquí en primer lugar, entonces, ¿Por qué todo esto? ¿Por qué no decirle esto a Kanako?

—Eres mi hija, Amaya— Dijo, sus ojos cristalizándose de inmediato. Sin embargo, no perdió la compostura en ningún momento—. Quizá no biológica, pero siempre te consideré como tal. Y he hecho lo que debí de hacer desde un principio.

Maya vio como Takehito comenzaba a rebuscar en su maletín algo y, cuando al fin lo tuvo y se lo extendió para que lo tomara, se dio cuenta de que era una carpeta.

—¿Qué es esto?

Takehito sonrió un poco cuando ella comenzó a hojear los papeles y cada vez su cara demostraba lo mucho que aquello la había sorprendido.

—La mitad de todo lo que tengo es tuyo, Amaya—Anunció—. Como siempre debió de haber sido.

-

Kanako: ¿Podemos vernos?

Maya: ¿Ahora?

Kanako: Es urgente.

La castaña suspiró al leer el mensaje antes de que sus dedos teclearan la respuesta.

Maya: Vale.

Maya: ¿Dónde te veo?

Kanako: En el estadio. Te veo allí en una hora.

Maya no respondió, sin embargo, comenzó a encaminarse hasta allí después de recibir la noticia de que era heredera de media fortuna Sanjo.

Cuando llegó al estadio de boxeo, Kanako aún no había llegado, por lo que se sentó a esperarla en la fuente en la que una vez apostó con Yahiko.

Si daba un vistazo atrás, parecía que todo lo que vivió había sucedido hace una eternidad.

No asimilaba que, después del camino que recorrió, hubiese llegado hasta aquí. No asimilaba que se había ganado unas amigas geniales, o que tenía a un gran novio. Y, aunque lo único que le faltaba era poder boxear a sus anchas, siempre podía darle puñetazos a Kenzaki hasta que eso ocurriera.

Y, hablando de Jun, decidió enviarle un texto para que no se preocupara, sobre todo cuando no había dejado que él la llevara a reunirse con Takehito.

Era muy intenso respecto a eso. La cuidaba más que a nada.

Comenzó a teclear el mensaje con calma, sin embargo, su mente divagaba en los miles de posibilidades de temas sobre los que Kanako pudiera querer hablar con ella.

Maya: Kanako quiere hablar conmigo. Aún no regreso.

La respuesta de Jun fue inmediata, lo que la hizo sonreír.

Jun: Ten mucho cuidado. ¿Quieres que vaya por ti cuando termines?

Amaya sintió una pequeña opresión en el pecho, como cuando uno tiene el presentimiento de que lo siguen. De que algo malo puede pasar.

Sus ojos castaños barrieron el lugar en busca de cualquier anomalía y, para su sorpresa, no encontró ninguna.

Amaya: Descuida. Yo iré por mi cuenta cuando termine.

Tenía que quitarse ese presentimiento primero.

Amaya: Te quiero, Jun.

De todas las personas a las que les pudo haber dicho que los quería, jamás pensó que fuera a Kenzaki a quien lo haría. Nunca creyó que ese idiota con el que tanto discutía cuando niños, que le regalaba miradas de suficiencia—Pero que ponían sus piernas a temblar— o que le decía que no cambiaría, ni siquiera por ella. Lo hizo.

Se ganó su cariño, su amor. Cada parte de ella.

Cambió por ella.

Y la amaba sobre todas las cosas.

Amaya: Nos vemos más noche.

Su respuesta fue inmediata y, al verla, su corazón comenzó a latir con frenesí. Le comenzaba a gustar esa sensación.

Jun: También te quiero.

Jun: Llámame por cualquier cosa y llegaré en cinco minutos, te lo aseguro.

Pero ella no le respondió, puesto que había visto llegar a Kanako junto a Ryuu. Tomados de la mano.

—¡Cielo santo! —Chilló ella cuando la pareja de jóvenes se acercó un poco más y pudo detallar el rostro hinchado y enrojecido de Kanako— ¿Qué mierda te pasó?

—No es... nada importante—Musitó la chica y enfocó su mirada en el boxeador— ¿Puedes venir por mí luego?

Maya vio como algo brilló en los ojos del chico que conoció de pequeños y quiso sonreír al ver que ese mismo brillo comenzaba a notarse en la mirada de Kanako.

—Claro—Le contestó—. Hasta luego, Amaya.

—Nos vemos, Ryuuji.

Cuando el chico desapareció lo suficiente de su vista, Maya escuchó como Kanako soltó un suspiro.

—¿Quieres hablar de ello?

Kanako le negó con la cabeza.

—Primero quiero disculparme.

Maya soltó un jadeo, sorprendida.

—¿Qué?

—Eso, quiero disculparme—Repitió—. Yo... sé que tú no decidiste enamorarte de Jun, y él mucho menos de ti. No estoy segura si él lo hubiese decidido de esa manera, de ser así.

—¿Eso es tu disculpa, Kanako? —Preguntó la castaña, enarcando una ceja—. Porque te aseguro que tiene más pinta de ser un insulto disfrazado.

La aludida la miró con frustración.

—¿Cómo quieres que me disculpe? ¿Eh, Amaya? —Retó— ¿Quieres que me arrodille y suplique? ¿Eso quieres?

—No he dicho eso.

—Pues eso parece. Es más, ni siquiera soy yo quien debe de disculparse porque, al final de cuentas, quien se estuvo besando con mi prometido mientras estaba conmigo eres tú—Le acusó, completamente furiosa—. Y sé que te dije que apostaras por Jun, pero solo estaba comprobando si eras capaz de traicionarme. Y lo hiciste. No perdiste la oportunidad de meterte con él.

Maya se levantó de la orilla de la fuente, furiosa.

Justo ahora solo quería estampar su puño en la cara hinchada de Kanako.

—No lo vas a superar jamás, ¿Verdad?

—¿El qué? —Siseó y pasó su dorso por debajo de su nariz— ¿El que te...?

Pero Maya no la dejó continuar, puesto que la interrumpió para decir:

—El que me haya preferido a mí.

Por un momento, ninguna de las dos dijo algo más, simplemente estaban allí, una de pie frente a la otra mientras se miraba con fijeza. La tensión era tanta, que no se podría saber quién la rompería al dar el primer golpe.

La verdad es que un golpe le hubiese dolido menos a Kanako, porque las palabras que Amaya diría a continuación, la destrozarían.

Y luego de eso no iba a haber vuelta atrás.

—No sé a qué mierda estás jugando, Kanako—Espetó, muy firme—. Y espero que no estés desquitando tu maldito coraje con Ryuu, porque no se lo merece. No se merece que jueguen con él—Y, cuando Kanako intentó decir algo, Maya la ignoró y siguió hablando—: Y, ¿Sabes algo? Jun y yo nos vamos a casar, no sé cuándo, pero lo que sí sé es que esta vez sí será porque él quiere.

Dicho esto, se dio la vuelta y comenzó a caminar sin rumbo fijo, puesto que solo quería alejarse de allí.

Un estrepitoso ruido interrumpió su andar apresurado y se obligó a levantar la mirada, topándose con una chica de cabellos sumamente cortos y de un extraño color rosáceo, ojos ambarinos la miraban con diversión y su cuerpo, enfundado en una maya de ballet negra, le impedía seguir su camino.

—¿Quieres moverte? Estás estorbando el camino.

Pero la chica no hizo nada más que reír.

—Es un gusto conocerte, Amaya Sanjo.

Maya entornó los ojos.

—No puedo decir lo mismo—Intentó hacer a un lado a la chica, más esta no se lo permitió—. Te he dicho que te quitaras, carajo.

La chica sonrió y eso solo hizo incrementar la furia de Amaya.

No era su mejor día, y la desconocida solo lo empeoraba.

—Vas a acompañarme—Siseó la chica al mismo tiempo que tomaba con brusquedad el brazo de la castaña.

Sin embargo, esta vez, fue turno de Maya para reír, antes de soltarse con fuerza del agarre y preparar sus puños en posición de combate.

Pero se sorprendió al ver que la contraria hacia lo mismo, e incluso pudo notar que no tenía fallas en su postura.

—¿Quién, mierda, eres?

La sonrisa de la chica se extendió por todo su rostro cuando respondió:

Shadow.

Amaya casi no pudo esquivar el golpe, pues la había agarrado desprevenida, no obstante, cuando la chica comenzó a dar de puños, Maya los devolvía a toda velocidad.

Sus puños comenzaban a doler e incluso pudo jurar que vio como una hilera de sangre brotaba de ellos cuando impactó contra la piel desnuda del rostro de Shadow. Y estaba segura de que lo mismo le pasó a la chica cuando, en un nuevo descuido, su puño impactó contra su mandíbula.

Aprovechando el descuido, que la ventaja que ella le dio a la chica, propició; logró lanzar un uppercut al mentón y con un straight de izquierda bastó para que la de cabellera rosácea cayera al suelo.

Inconsciente.

Maya se apresuró a salirse de allí, podía sentir como todo su rostro palpitaba de dolor, sus pulmones ardiendo cada que quería respirar—No había llevado su medicina con ella— y como el sabor metálico de la sangre le brotaba de los labios, sin embargo, con sus manos temblorosas la limpió y siguió corriendo lo más rápido que podía.

Porque estaba segura que ella no estaba sola. Y lo que menos quería era que la encontraran para acabar con lo que Shadow no pudo.

🥊🥊🥊

Jun Kenzaki

—¿Dónde...? —Jun no pudo completar la frase pues tan solo al verla sintió que todo en su cuerpo dolía— ¿Qué mierda te hicieron? —Estaba aterrado ante la imagen de su chica, sangrando y con golpes por todo el cuerpo— Amaya... ¿Qué te hicieron?

Vio como la chica negaba con la cabeza y se sentaba con mucho esfuerzo en la cama que compartían.

—No fue nada.

—¿Qué no fue nada? —Escupió, enojado—. Dime quien fue, porque te juro que ahora mismo voy y...

Shadow—Susurró la castaña, sabiendo que no le podría mentir—. Era una chica, ni siquiera sé de dónde salió.

Jun apretó los puños de la rabia, su mandíbula estaba tensa y su ceño fruncido. Solo quería hacerlos pagar por lastimar a quien él más quería.

—Pero yo sí.


***

¡Holaaa! ¿Cómo están? <3

¿Les gustó el capítulo? ¿Tuvieron momento favorito? ¿Cuál fue?

¿Qué opinan de Kanako? ¿Se esperaban eso?

Yo sé que les dije que Kanako no sería la mala, pero lo ameritaba. Así que si ya saben como soy, para qué me creen. xD

¿Qué opinan de lo que está pasando entre ella y Ryuu? ¿Tienen hipótesis de lo que pasará con ellos?

¿Quién es esa chica que se hace llamar Shadow y que golpeó a nuestra reina?

¿Creen que Maya le dio batalla?

¿Qué hará Jun al saber quién es?

¿Sabrá Jun que Amaya le dijo a Kanako que algún día se casarán? ¿Cómo lo tomará si se entera? ¿Lo aceptará? ¿Se casarán?

¿Por qué Takehito hizo aquello? ¿Por qué tanto interés en llevarla al altar?

Coméntenme todas sus teorías de lo que creen que pasará en los próximos capítulos porque cada vez nos acercamos más al final y me gustaría saber que expectativas tienen;)

No se olviden de seguirme en mis redes para más contenido. Se los agradecería infinitamente.

¡Hasta el siguiente gong!

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