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» Capítulo XVIII

Kath Ishimatsu.

Kath lanzó una mirada extraña a dónde Amaya y Jun estaban parados. No podía deducir a simple vista si discutían o no, aunque por el aspecto que el púgil tenía, sí que podía asegurar que estaba bastante cabreado.

—¿Siempre actúa así? —Quiso saber Kath, mirando a Sayuri y a Rin.

La primera solo suspiró pesadamente.

—Definitivamente—Respondió—. Siempre actúa antes de pensar, ¿No, Rin?

—Siempre ha sido así—Contestó la castaña—. Y es que ayer estaba preocupado por Maya. Puedo asegurar que jamás lo habíamos visto en semejante estado como en el que se encontraba.

—¿Qué Maya no le dijo que estaría en mi casa? —Preguntó Yahisa, confundida.

—Pues al parecer no.

Sayuri miraba como su hermano y su mejor amiga salían de allí, aun con las miradas expectantes de todos en el lugar.

Por otro lado, Kath no dejaba de pensar—Cada vez que observaba a Kenzaki— que tenía un parecido impresionante con el chico que ella siempre veía. Sacudió la cabeza y mejor decidió enfocarse en las chicas.

—¿A él le molesta que ella vaya a tu casa? —Preguntó, incrédula—. Vaya, que controlador resultó ser.

A Rin se le escapó una risita, mientras que Yahi negó con la cabeza y, cuando estuvo a punto de responder, su hermano se le adelantó:

—Le molesta que Mayis esté a menos de tres kilómetros de mí—Bromeó, con una sonrisa ladina y a la vez divertida.

—Hombre tenía que ser—Farfulló Sayuri, sacudiendo la cabeza.

Y, sin embargo, ella miraba con un brillo especial en sus esmeraldas a cierto pelinegro que estaba haciendo sparring con Kawai— A quién Rin veía, obviamente—.

—Solo espero que no vayan a separarse de nuevo, les costó mucho dejar su orgullo de lado para comenzar a salir—Imploró Rin—. Aún recuerdo como estaba Jun el año en el que Maya se alejó de él. Y no. No fue nada bonito.

—Quién lo diría—Musitó Kath.

—Pero que no se lo recuerden, ¿Eh? —Dijo Sayuri, enarcando una ceja—. Que lo va a negar rotundamente porque tiene una imagen de idiota arrogante que mantener.

Las risas no se hicieron de esperar.

—Pues Kenzaki debe de entender que Maya tiene sus propios problemas como para lidiar ahora con sus celos por mi hermano—Recitó Yahisa, muy firme—. Y, si no lo hace, ese es su problema.

—Oye, que tiene motivos para estar celoso de mí, ¿Eh? —Incordió Inoue—. Soy un tío bastante guay.

—Pobre Maya—Susurró Rin—. Es como si el mundo se le estuviera viniendo encima...

🥊🥊🥊

Jun Kenzaki

—Me parece maravilloso que me mintieras, cuando yo estaba preocupado por ti, mientras tú estabas en la jodida mansión de Inoue.

—Discúlpame—Siseó la castaña, dolida—. Lamento no querer involucrarte en mis problemas sabiendo que tú tienes los tuyos.

Jun la había liado.

Nuevamente.

Lo supo cuando vio los ojos de Amaya despojarse de todo ese brillo que había adquirido nada más verlo y como ahora se encontraban acuosos.

Pudo notar también que se notaban hinchados como si hubiera...

—¿Estuviste llorando? —Le preguntó, cambiando abruptamente el tema.

La expresión sorprendida en el rostro de Amaya confirmó sus recientes sospechas. Pero, ¿Qué había pasado para que ella hubiera estado llorando?

—Eso da igual.

Sí, definitivamente esa no era la Amaya Sanjo que conocía.

Su Amaya le hubiera respondido algo como: «¿Y a ti que te importa, capullo arrogante? No es tu problema.» O: «No voy a llorar por nada, mucho menos por ti, Jun. Así que ni siquiera lo pienses.»

—Estuviste llorando—Afirmó—. Lo sabía. Sabía que debía de sacarte de allí.

—Akira Sanjo se te adelantó en eso.

Jun la miró, dubitativo e incrédulo, intentando comprender sus palabras.

—Me sacó de la mansión, Jun—Le dijo Amaya, mirándolo a los ojos.

—¿Te... sacó? —Repitió sin creerlo—. ¿Por qué mierda hizo eso?

—Porque no soy una Sanjo y ya no me quería allí.

Esa frase le cayó como un balde de agua fría a Kenzaki.

No supo al instante que decir o cómo reaccionar, sin embargo, cuando vio los ojos de Amaya; cuando vio en ellos lo mucho que lo necesitaba, hizo a un lado sus celos, orgullo y ego herido, y solo le dijo:

—Vámonos de aquí, Amaya.

Kenzaki enamorado, definitivamente era otra persona.

No tardaron mucho en salir del Centro, incluso pudo sentir la mirada extrañada que le proporcionaban sus compañeros de equipo, pero ninguno iba a lograr detenerlo.

Así que mejor ni siquiera lo intentaron.

Además, él era un genio. Tenía un don nato y podía darse el lujo de no entrenar.

Al menos por hoy.

Caminaron por unos minutos en completo silencio, uno a la par del otro y, mientras la mirada de Amaya estaba al frente, Kenzaki— Como siempre— la miraba a ella.

Pudo notar como sus manos temblaban un poco y las tenía sujeto a la orilla de su camiseta para que dejaran de hacerlo, o como sus ojos se veían brillosos por las lágrimas que retenía en sus orbes.

No le gustaba ver a la castaña en ese estado, le... dolía.

—Amaya—La llamó.

La mencionada dirigió sus ojos castaños a sus grises y elevó un poco las cejas, sugerentes. Kenzaki le extendió su mano, incitándola a que la tomara y se alegró internamente cuando su novia lo hizo. Pudo sentirlas frías aun en pleno verano.

Ella no estaba bien y él podía notarlo.

La conocía demasiado bien.

—¿Por qué no fuiste a mí mansión? —Le preguntó, intentando sonar calmado, aunque por dentro ese tema lo molestaba bastante—. ¿Por qué no fuiste conmigo?

De alguna manera veía la situación como si Amaya hubiese preferido a Inoue y no a él.

—No quería agobiarte, Jun—Respondió la chica, mirando el suelo conforme seguían caminando. Algo impropio de ella, quien siempre tenía la cabeza en alto.

—Tienes mala leche, Amaya, créeme que sí, pero nunca podrías agobiarme, eso te lo aseguro.

Por alguna razón, eso hizo sonreír a la castaña, lo cual supuso un logro para Jun.

Al menos había evitado las peleas a menudo tal y como se lo prometió a sí mismo.

—Creí que seguías enojado...—Susurró.

Kenzaki soltó un largo suspiro y metió su mano libre en el bolsillo delantero de su pantalón al mismo tiempo que sus ojos grises bailaban por todo el lugar, observándolo y tratando de hacer tiempo para responder a la pregunta.

Cerca del centro no había casi nada, solo un camino de terracería que conducía a la ciudad, a cada lado de este había unos cuantos árboles y un poco de pasto a sus pies.

Nunca se imaginó estar recorriendo un camino así, mucho menos a pie.

Vaya ironía del destino.

—Y lo estoy—Aseguró, muy digno—. Estoy enojado contigo por mentirme diciendo que estás bien y también por haberte ido a pasar la noche en la mansión de Inoue.

—Si sabes que también allí vive Yahisa, mi mejor amiga, ¿No?

—Y en mi mansión igual viven Rin y Sayuri, que también son tus mejores amigas, Amaya.

Jun tenía un talento nato para voltear siempre la situación a su favor.

Siempre había sido así.

Amaya se soltó abruptamente de su mano, lo cual le sorprendió mucho al pelinegro.

—Pues si estás molesto conmigo no tiene caso que sigamos con esta charla—Mustió la castaña, dándose media vuelta para darle la espalda. Kenzaki enarcó una ceja ante eso—. No quiero, ni necesito más problemas, Kenzaki. Tengo suficiente y te aseguro que, por un momento, creí que podría contar contigo para sostenerme.

«Kenzaki.»

Allí estaba de nuevo la maldita señal que le indicaba que seguía cagándola por mucho que intentara no hacerlo. Sabía perfectamente que, cuando Amaya no le llamaba por su nombre, era porque la estaba cabreando. Y mucho.

Jun exhaló un suspiro, completamente frustrado.

Amaya seguía dándole la espalda y había comenzado a caminar lejos de él, así que Jun reaccionó rápido y comenzó a seguirla.

—Amaya—Le llamó—. Yo no quería...

—¿Sabes lo que significa la confianza, Kenzaki? —Le cortó Amaya y se volteó para encararlo, los ojos grises sobre ella.

Su cabeza subió y bajó una vez, en un asentimiento.

—Pues no lo parece—Espetó la castaña. Jun sentía que cada vez la estaba alejando de él más y más—. Porque, si realmente supieras lo que es tener confianza en alguien, no estaríamos teniendo esta conversación.

—Una vez me dijiste que era tu novio—Siseó, apretando los dientes—. ¿Cómo querías que reaccionara a que mi novia estuviese durmiendo en el mismo espacio que su ex?

—¡Te mentí, ¿Vale?! —Confesó ella, cosa que lo tomó desprevenido por completo—. Ese día fue lo primero que se me ocurrió para que te alejaras de mí.

—¿No fue tu novio?

Incluso el propio Jun se sorprendió de que su tono de voz sonara tan ansioso y de hubiese avanzado tan rápido a donde estaba ella. Amaya negó con la cabeza, confirmándole lo que ya le había dicho.

—No, Jun. No lo fue—Repitió y lucía asombrada de que Jun solo le hubiese respondido eso—. Ya te dije, solo quería que te alejaras de mí...

—¿Y ahora me quieres lejos, Amaya?

—No.

Eso fue todo lo que Kenzaki necesitó para tomar con su mano el mentón de la chica y acercarla a él para besarla.

No podía estar mucho tiempo sin ella.

Así de jodido estaba.

Sus labios danzaban con ahínco y rapidez contra los de la chica, intentando sentir cada parte de ellos. Su sabor era demasiado familiar para él, así como su textura. Eran suaves, carnosos pero delicados a la vez.

—Amaya—Musitó él una vez estuvo a unos centímetros de ella. Habían dejado ya de besarse. La castaña le enarcó una ceja para que continuara hablando—. Ven conmigo.

—¿Qué?

—Que vengas a vivir conmigo—Aclaró—. No necesitas regresar allí con Inoue, mucho menos al lugar en el que te echaron. Me tienes a mí y yo te aseguro que voy a ser ese apoyo que necesitas para sostenerte.

Vio como la chica le sonrió antes de que llevara su mano a una de sus mejillas y la acariciara.

—No sé cómo siempre me convences, Jun—Confesó, en medio de una risita.

Eso era un en el idioma de Amaya, por lo que Kenzaki inclinó la cabeza hasta llegar a la altura de Amaya y dejar un beso en su frente.

—Ya no tienes nada de qué preocuparte, yo me encargaré de todo a partir de ahora, Amaya.

Solo él mismo sabía el alcance que su palabra «Todo» podría tener, y quizá muy pronto lo descubriríamos.

Porque sí, con Jun Kenzaki siempre era así:

«O ganas por completo, o lo pierdes todo.»


***

¡Holaaa!

¿Qué les pareció el capítulo?:D

El siguiente será narrado desde la perspectiva de Maya pues la lucha contra los estadounidenses ya está a nada de llegar...

¿Tienen teorías de lo que pasará más adelante?:3

¡Hasta el siguiente gong!

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PD: No me dejó poner mi precioso banner xD

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